12 May
San Agustín de Hipona (354-430)
Problema de la realidad, el conocimiento y Dios
San Agustín es uno de los principales representantes de la filosofía patrística. Su pensamiento combina elementos del platonismo y del cristianismo, concibiendo a Dios como la verdad suprema y el origen de todas las realidades. Inspirado en Platón, sostiene que las ideas eternas e inmutables existen en Dios y sirven como modelo para la creación del universo.
En relación con el conocimiento, distingue entre el conocimiento sensible, basado en la percepción y limitado a lo material, y el conocimiento inteligible, que se obtiene a través de la razón y la iluminación divina. Según él, el conocimiento verdadero se encuentra en el alma cuando está en comunión con Dios.
La verdad más elevada es el amor a Dios, al que se accede mediante la fe y la razón. San Agustín desarrolla una visión fundamental sobre la Trinidad, explicando que Dios es una única sustancia con tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, lo que influenció profundamente la teología cristiana.
Problema del ser humano y la moral
San Agustín tiene una visión dualista del ser humano, distinguiendo entre el cuerpo material, imperfecto y corruptible, y el alma, inmortal y vinculada a Dios. El alma posee tres facultades principales: la memoria (relacionada con el Padre), el entendimiento (ligado al Hijo) y la voluntad (asociada al Espíritu Santo).
El pecado original es central en su pensamiento, ya que rompe la armonía entre el ser humano y Dios. San Agustín sostiene que la humanidad hereda el pecado de Adán y solo puede alcanzar la salvación mediante la gracia divina. Desarrolla una visión teológica que justifica la necesidad de la redención a través de Cristo.
El ser humano tiene libre albedrío para elegir entre el bien y el mal. Sin embargo, solo puede alcanzar la auténtica libertad si sigue a Dios. Quienes eligen el mal se condenan, mientras que quienes buscan a Dios pueden alcanzar la salvación.
Problema del mal
San Agustín distingue entre el mal moral, que es la ausencia de bien en las acciones humanas, y el mal físico, que es una consecuencia de la imperfección del mundo material. Sostiene que el mal no tiene una existencia propia, sino que es la privación del bien. Dios permite el mal para lograr un bien mayor y no lo causa directamente, por lo que su existencia no contradice su bondad ni su omnipotencia.
Política
San Agustín interpreta la historia como un proceso teleológico, en el que los acontecimientos se dirigen hacia la salvación divina. Distingue entre dos tipos de personas:
- Aquellos que aman a Dios por encima de todo, formando la Ciudad de Dios.
- Aquellos que aman los bienes materiales y terrenales, formando la Ciudad Terrenal.
Ambas ciudades están en constante conflicto, representado en la historia en eventos como la caída de Roma. Sin embargo, al final de los tiempos, la Ciudad de Dios prevalecerá, dando sentido al desarrollo histórico.
Esta visión influenció el pensamiento medieval, justificando la supremacía de la Iglesia sobre los intereses materiales.
Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
Problema de la realidad y el conocimiento
Tomás de Aquino sigue la tradición aristotélica, concibiendo la realidad como la unión de materia y forma. Afirma que existen distintos grados de realidad, desde los seres materiales hasta los seres inmateriales como los ángeles y Dios.
Para Santo Tomás, el conocimiento se obtiene a través de los sentidos y el intelecto. La experiencia sensible proporciona información sobre el mundo, pero la razón permite alcanzar verdades universales. Distingue entre conocimiento natural (basado en la razón) y conocimiento sobrenatural (revelado por Dios).
Su pensamiento es clave para la escolástica, sintetizando la filosofía aristotélica con la teología cristiana.
Problema de la moral
Santo Tomás sostiene que el ser humano tiene un fin último: alcanzar la felicidad eterna en Dios. La ley natural, que es la participación de la razón en la ley divina, orienta las acciones humanas hacia el bien.
Distingue entre tres tipos de leyes:
- Ley eterna: Orden divino que rige el universo.
- Ley natural: Principios morales que el ser humano puede conocer mediante la razón.
- Ley humana: Normas creadas por la sociedad para el bien común.
El libre albedrío permite elegir entre el bien y el mal, y la virtud es esencial para vivir conforme a la ley natural. Santo Tomás distingue entre tres tipos de virtudes:
- Virtudes teologales: Fe, esperanza y caridad.
- Virtudes cardinales: Prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
- Virtudes morales: Hábitos que perfeccionan la voluntad.
Su ética influenció profundamente la doctrina moral de la Iglesia.
Filosofía Política: Hobbes, Locke y Rousseau
Thomas Hobbes afirmaba que el Estado es una creación social cuya función es garantizar el orden y la seguridad. Según él, en ausencia de un gobierno fuerte, la vida humana sería caótica, con un conflicto constante entre individuos motivados por sus propios intereses. Para evitar esto, los ciudadanos deben ceder parte de su libertad al Estado, que impone reglas y leyes.
Locke, en contraste, consideraba que el Estado debía garantizar derechos naturales como la vida, la libertad y la propiedad. Creía en la división de poderes y en un gobierno limitado, evitando la concentración del poder en una sola entidad.
Rousseau, por su parte, introdujo la idea del contrato social, en el que la voluntad general debía prevalecer sobre los intereses individuales. Sostenía que el Estado solo es legítimo si representa la voluntad del pueblo.
Problema de Dios en la Filosofía
A lo largo de la historia, la existencia de Dios ha sido un tema de debate filosófico. San Anselmo de Canterbury formuló el argumento ontológico, según el cual Dios es el ser más perfecto imaginable y, por lo tanto, debe existir, ya que la existencia es una cualidad de la perfección.
Santo Tomás de Aquino propuso cinco vías para demostrar la existencia de Dios, basadas en la causalidad, el movimiento y la finalidad del universo. Su enfoque era más empírico y aristotélico.
En la modernidad, Descartes retomó el argumento ontológico y lo reformuló dentro de su racionalismo, afirmando que la idea de un ser perfecto implica necesariamente su existencia. Sin embargo, filósofos como Hume y Kant criticaron estas pruebas, señalando que la existencia no puede deducirse solo mediante el pensamiento lógico.
Comparativa: Hume vs. Descartes
Problema de la existencia de Dios
- Hume: Criticaba los intentos de demostrar la existencia de Dios mediante la razón. Consideraba que los argumentos ontológicos y cosmológicos no eran válidos, ya que la existencia no puede ser deducida lógicamente. Además, su empirismo impedía aceptar algo que no pudiera ser experimentado directamente.
- Descartes: Defendía la existencia de Dios como una verdad necesaria. Argumentaba que la idea de un ser perfecto en nuestra mente debía haber sido puesta por un ser realmente perfecto, es decir, Dios. Para él, Dios era garantía del conocimiento y de la verdad del mundo.
Diferencia clave: Hume era escéptico respecto a la existencia de Dios y rechazaba las pruebas racionales, mientras que Descartes veía a Dios como un fundamento esencial del conocimiento.
Problema del conocimiento (Epistemología)
- Hume (Empirismo radical): Sostenía que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial. Distinguió entre impresiones (percepciones directas) e ideas (copias de las impresiones). Según él, no existen ideas innatas ni verdades universales, solo asociaciones de ideas basadas en la costumbre. Además, dudaba de la posibilidad de alcanzar el conocimiento absoluto.
- Descartes (Racionalismo): Creía que la razón es la base del conocimiento. Aplicó la duda metódica para descartar todo lo incierto, hasta llegar a una verdad incuestionable: «Pienso, luego existo». A partir de ahí, construyó su filosofía basada en la certeza matemática y en la existencia de Dios como garantía de la verdad.
Diferencia clave: Hume rechazaba la certeza absoluta y consideraba el conocimiento como algo incierto y limitado a la experiencia. Descartes, en cambio, buscaba verdades indudables a través de la razón.
David Hume (1711-1776) y el Problema del Conocimiento
Hume fue un filósofo empirista que sostuvo que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial. Rechazó las ideas innatas y distinguió entre impresiones (percepciones vívidas y directas) e ideas (copias débiles de las impresiones).
Además, criticó la causalidad, argumentando que no podemos percibir una conexión necesaria entre causa y efecto, sino solo una sucesión constante de eventos. Según él, la creencia en la causalidad es un hábito psicológico y no una verdad objetiva.
Este escepticismo llevó a Hume a dudar de la posibilidad del conocimiento absoluto. Su pensamiento influyó en Kant, quien intentó superar estas limitaciones en su filosofía trascendental.
René Descartes (1596-1650) y la Epistemología
Descartes fue un racionalista que buscó una base segura para el conocimiento. Aplicó la duda metódica, rechazando todo aquello que pudiera ser falso, hasta llegar a una verdad indudable: «Pienso, luego existo».
A partir de esta certeza, construyó su sistema filosófico, defendiendo que el conocimiento verdadero proviene de la razón y no de los sentidos, los cuales pueden engañarnos.
Para demostrar la existencia de Dios, Descartes utilizó un argumento basado en la idea de un ser perfecto. Afirmó que, dado que tenemos la idea de perfección en nuestra mente, esta debe haber sido puesta por un ser perfecto, es decir, Dios.
Su filosofía estableció las bases del racionalismo moderno y tuvo un gran impacto en la ciencia y la metafísica.
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