15 Jul

Literatura Religiosa

Dentro de la literatura bélica o falangista de la época, aparece la literatura de carácter religioso. Esta tiene un gran auge en los años cuarenta porque los autores creen en lo que escriben; es decir, no es un sentimiento impostado, sino una fe incuestionable, fruto del período de posguerra. Durante la República, los católicos experimentaron ataques como el asesinato de sacerdotes, la quema constante de iglesias, etc. Debido a esto, la Iglesia se alía con el bando sublevado y se erige como nuevo pilar. Toda la novela de los años 40 está inspirada por la moral católica, aunque se permite cierto problematismo, como la infidelidad del marido, quien finalmente regresa al hogar aceptando el valor familiar. Por otro lado, la mujer no es infiel en estas obras, o es un recurso muy escaso, pues los valores transmitidos enfatizan su papel como madre.

Ejemplos de Inquietud Religiosa en la Literatura

  • Dámaso Alonso, miembro de la Generación del 27, con su obra de tono existencialista Hijos de la ira.
  • Blas de Otero, autor de poesía inconformista, cuyos primeros libros revelan una honda fe religiosa. Aunque se le suele considerar un ejemplo de literatura desarraigada, sus inicios no fueron así.
  • Alfonso Sastre, cuyo teatro inicial también fue de afirmación y religioso.

Los años 40 estuvieron marcados por esta tendencia: muchos escritores que más tarde abrazarían el inconformismo, en sus inicios fueron autores «de derecha» influidos por la ortodoxia católica.

Neoimperialismo

Como ejemplo de este estilo, destaca José María Pemán, monárquico, cuya trayectoria literaria incluye una etapa de obras de este carácter, como La santa virreina, que busca recuperar la imagen de Isabel la Católica. Pronto, la inevitable ideologización de su literatura desaparece en favor de fórmulas más tradicionales como la comedia. Pemán es un claro ejemplo de teatro coyuntural.

Garcilasismo y Espadaña

Es una corriente poética que toma como referencia a Garcilaso de la Vega (renacentista), caracterizada por una poesía formalmente muy cuidada. En los estudios literarios, es habitual señalar dos corrientes poéticas en los años 40, basadas en dos revistas de la época: Garcilaso y Espadaña. De esta escisión se derivan:

  • La poesía arraigada, asociada a Garcilaso.
  • La poesía desarraigada, vinculada a Espadaña.

Esta idea es, sin embargo, muy reductora, ya que existían otras tendencias. Aunque históricamente esta dicotomía es la más enseñada, en Espadaña también escribieron poetas garcilasistas y viceversa. No es, por tanto, una clasificación exacta.

Garcilaso

  • La forma del soneto.
  • Tema del mundo bien hecho, lo positivo de la vida y el paisaje castellano, el amor.
  • Clave formalista, con José García Nieto, considerado el mejor sonetista de este siglo.
  • Es una revista madrileña.
  • Los poetas más o menos garcilasistas buscan la perfección formal, reflejo del equilibrio y la vida.

Espadaña

  • Nace en León.
  • Reúne a poetas como Eugenio G. de Nora, quien expresa una visión de la vida incómoda e incomprensible, a menudo con una queja política subyacente.
  • Es una tendencia contraria a los garcilasistas, porque la poesía aquí es de queja y protesta ante lo que sea, una queja general ante la vida y el sufrimiento.
  • Esto se explica por el contexto histórico de la posguerra civil y la Segunda Guerra Mundial.
  • Optan por vocablos poco poéticos, romper los esquemas métricos y una actitud disconforme ante la vida.

La Prolongación del Surrealismo

Sombra del paraíso (1944) de Vicente Aleixandre representa la recuperación del surrealismo anterior a la Guerra Civil, marcando una ruptura con la literatura de la Generación del 27. Este surrealismo encuentra así una prolongación. Aleixandre fue un referente poético para los jóvenes aspirantes a escritores, al igual que Baroja lo fue para la novela. El surrealismo es la corriente vanguardista más duradera y la que mayor impacto cultural tuvo.

Hay autores que comienzan afines a este tipo y se radicalizan en un futuro. Así es la trayectoria literaria de:

  • Carlos Edmundo de Ory, cuya trayectoria literaria se radicalizará hacia el experimentalismo de los años 70. Este autor amplía progresivamente su apuesta por lo rupturista y renovador, aunque en los 40 aún no se puede hablar de experimentalismo, sí de una nueva cosmovisión que trasciende la poesía garcilasista o la desarraigada. Su lenguaje muestra una originalidad próxima al surrealismo.
  • Eduardo Cirlot, quien apuesta por la renovación con una poesía imaginativa cercana al surrealismo.
  • Miguel Labordeta, poeta aragonés quizás más relevante que los dos anteriores, también con faceta política. Practica una literatura innovadora, como Sumido 25, una obra entre realista y existencialista.

El surrealismo tendrá su prolongación en el llamado Postismo, con una revista homónima, donde destacan autores como Fernando Arrabal. Solo se publicó un número debido a problemas con la censura.

Literatura Conformista

Esta literatura no plantea dudas, problemas o inquietudes, sino que busca sosegar al lector, hacerlo reír, etc. Aunque el resto de la literatura comentada pudiera parecer de desasosiego, esta tendencia no es la habitual: se inclina hacia el sosiego y una interpretación positiva del mundo y la vida.

Novela Intelectual

Compleja, no pensada para el lector convencional. Un autor representativo es Pedro de Lorenzo. Se eliminan personajes, trama, acción, tiempo y espacio, quizás recordando las obras de Azorín. El panorama de posguerra dificultaba el acceso a la literatura extranjera, como la novela occidental de los años 20, considerada la edad de oro del género narrativo. La escasez de acceso a obras clave de la literatura universal limitó la capacidad de esta literatura intelectual para generar una manifestación de valor comparable.

El Desarraigo

La poesía y la novela de esta época reflejan una idea de disconformidad y no afirmación. En poesía, el desarraigo comienza con Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso. Esta obra representa la recuperación de una voz poética de un autor que había permanecido silente. Rompe los esquemas de la poesía de la época con un léxico duro, falta de rima y temas hasta entonces considerados inapropiados para la poesía. Autores de Espadaña, como Eugenio G. de Nora, también muestran esta dureza expresiva y temática que choca con la vertiente tradicional.

Hijos de la ira no es el único modelo que representa esta nueva poesía y la conciencia existencial, la insatisfacción o la amargura, pues estos temas ya parecían estar en el ambiente. Un ejemplo es Poemas del toro (1943) de Rafael Morales, su primer libro, con el que ganó un premio equivalente al Nadal, y que ya demuestra todas estas características. De hecho, un soneto titulado «Plaza desierta» incluye en sus catorce versos adjetivos como «desierta, ensangrentado, olvidado, tormentoso, fría, ajena, muda, cruenta». En definitiva, un léxico o lenguaje áspero y agresivo, poco habitual en el mundo de la poesía de la época.

Barroquismo Andaluz: El Grupo Cántico

El Grupo Cántico se forma en Andalucía y tiene como representante máximo a Pablo García Baena. Otros miembros destacados son Juan Bernier y Ricardo Molina. Es un grupo más o menos compacto que desarrolló una producción homónima. Apuesta por la brillantez lingüística, un barroquismo expresivo y un sentimiento religioso estético que no se profundiza como lo hacen los autores de Espadaña. En los años 70, Guillermo Carnero, representante de los Novísimos, recupera este grupo con una antología. El lector de la época encontró gusto en Cántico, convirtiéndose en una manifestación relevante de los años 40 y 50.

Literatura Fantástica

Con manifestaciones aisladas como: El bosque animado (1943) de Wenceslao Fernández Flores, escritor anterior a la guerra, quien se refugia en una embajada durante el conflicto. Después de la guerra, escribe dos novelas: El sistema Peregrín y El bosque animado. Esta última es peculiar por su fantasía galaica, donde animales y árboles hablan. Son personajes inanimados o no racionales que se expresan como seres humanos, y de fondo se aborda la sociedad gallega. Galicia, un territorio muy pobre, aparece como telón de fondo en la novela. Esta fantasía se inserta en el marco realista de los años 40.

Tremendismo

La retórica tremendista no puede separarse de una auténtica angustia existencial. Para algunos críticos, es difícil entenderlo como un género o un suceso común, pues puede ser tanto una retórica al uso en la época como una manifestación de angustia vital general. Comienza en 1942 con La familia de Pascual Duarte, aunque algunos críticos sugieren que pudo haber iniciado en los años previos con la literatura belicosa sobre la guerra, si bien entre estos autores hay quienes adoptan un punto de vista contrario y positivo.

Una interpretación crítica ya superada establece una supuesta relación entre el tremendismo y la protesta social. Se argumentaba que, al no poder realizarse una protesta explícita en esa época, los autores utilizaban un tono duro para reflejar la disconformidad social, sorteando así los mecanismos de censura. Esta es una interpretación defendible, pero equivocada.

Los autores de los años 40 carecían de referencias claras. La poesía del 27 y la posterior imitaban o seguían un modelo determinado que se alejaba de esta propuesta. De igual manera, el teatro era el mismo que el anterior, aunque incorporando alguna temática histórica de recuperación del imperio.

El Tremendismo en la Novela

En la novela, el problema es diferente. La novela de preguerra no ofrecía mucho como género tradicional; Ortega y Gasset incluso interpretó su «muerte». Para que el género sobreviviera, debía centrarse en la forma de escribir, adoptando el estilo vanguardista que, sin embargo, nadie siguió. Después de la Guerra Civil, se seguía a Baroja, pero era un autor mayor que, aunque referente de la mejor novela anterior a la guerra, estaba agotado. La novela de los años 40-50 aún conservaba el recuerdo de Baroja.

Así surge el tremendismo: al no poder seguirse el modelo de Baroja, Cela proporciona el nuevo referente. Es una moda a la que se incorporan otras novelas tremendistas que apuestan por lo más degradado y sórdido, hasta donde la censura lo permitía. Se llegaba a límites como los asesinatos intrafamiliares. Nosotros los muertos: relato del loco Basilio, de Sánchez Camargo, es un ejemplo radical del tremendismo de la época. Es el regodeo en aspectos más violentos, soeces y desagradables, una prolongación del naturalismo.

El tremendismo fue una moda, no una expresión de descontento social. Se necesitaba un modelo, y Cela lo proporcionó. Cela, en cada obra, buscaba innovar. El tremendismo es, en este sentido, una moda que, aunque no sorprendente, fue ampliamente seguida.

Interpretaciones de La familia de Pascual Duarte

Justificación Social

Esta fue la interpretación mayoritaria en el pasado. Durante décadas, se vio esta obra como una manifestación de la violencia de la posguerra, es decir, un producto de la Guerra Civil donde Pascual es un hombre cuyos actos son fruto de estas circunstancias. Ya en los años 40 se pretendía disculpar a Pascual como personaje:

  • Gregorio Marañón escribe el prólogo de una de las ediciones defendiendo que Pascual «es buena persona».
  • Sobejano afirma que Pascual es una víctima y un buen hombre. Argumenta que solo dos o tres de los actos violentos son culpa directa de Pascual: la muerte de la yegua es un acto mecánico, y el asesinato de la perra se debe a un intento de descargar la violencia sobre este animal, al no atreverse a matar a su madre o a su mujer en ese momento. Igualmente, interpreta el asesinato de la madre como una reacción hacia el origen de su vida.

Estas justificaciones se prolongan durante los años cincuenta y sesenta, pues la interpretación literaria se orientaba hacia la idea de los condicionamientos sociales.

Matización sobre el posible reflejo de la violencia de la Guerra Civil

Es poco probable que esto sea así, ya que la muerte de la madre es anterior a la guerra en la cronología de la obra. Se cree que Cela proyecta su propia figura reprimida en la de Pascual o que lo hace por justificación literaria. De todas maneras:

  • El campo es reflejado como brutal, algo propio de Cela, que busca lo decadente.

Culpabilidad del Régimen Republicano

Se cree, por coincidencia de fechas, que Pascual es liberado de la cárcel cuando la República decreta una amnistía para los presos (debido a la gran cantidad de reclusos políticos, se declara la apertura de las cárceles, liberando a muchas personas, no solo por cuestiones ideológicas). Esta teoría culpabiliza este hecho histórico, pues se teoriza que, tras su liberación, Pascual vuelve a matar.

Teatro de los Años 50

  • Manejo de elementos clásicos.
  • Decorado único.
  • Personajes de la burguesía (clase media-alta).
  • Diálogos vibrantes de cierta calidad literaria.
  • Cambio en los temas: ahora más próximos a la realidad del espectador. Esto se debe, en parte, a una mayor libertad, aunque aún controlada, que permite abordar ciertas cuestiones.
  • Claves ideológicas como el regreso de la monarquía.

Juan Ignacio Luca de Tena estrena la obra Dónde vas, Alfonso XII, que fue adaptada al cine. Es una obra puramente anecdótica, basada en una canción popular sobre este monarca. Tiene una segunda versión, Dónde vas, pobre de ti, de carácter histórico-ficcional. Ambas obras cuentan con numerosos personajes (hasta 50), algo impensable hoy en día para representaciones diarias. La segunda es un alegato a favor de la monarquía, ya que el autor, marqués y monárquico, deseaba la restauración. Al morir Alfonso XII en la obra, un actor grita «¡Viva Alfonso XIII!», el siguiente en la línea sucesoria. Es una obra de reivindicación monárquica, permitida en la época, aunque la censura seguía activa.

La propuesta del perdón y la reconciliación respecto al conflicto bélico, aunque solo en algunos autores.

El Drama y la Comedia en los Años 40

En los años 40 predominaban las comedias, salvo excepciones como Historia de una escalera, que era un drama. En esta década, aparece la comedia convencional, el teatro de derechas, con autores como:

  • Joaquín Calvo Sotelo, miembro de la familia Calvo Sotelo (cuyo asesinato fue detonante de la Guerra Civil), fue un autor de éxito.
  • Edgar Neville, autor teatral y de cine. El baile es su comedia de los cincuenta que trata el paso del tiempo.
  • Ruiz Iriarte: El landó de seis caballos trata sobre unos ancianos que han decidido que el tiempo no pasa, viviendo como si aún fueran los tiempos de la monarquía. También tiene otras obras sobre infidelidad.
  • José López Rubio: sus obras alcanzan su «edad de oro» en los años 50. Abordan con dramatismo el paso del tiempo y la irrealidad, donde uno se mueve con más agrado que en la realidad. Su obra más conocida es Celos del aire, que plantea de nuevo la infidelidad matrimonial, aunque en términos amables y con un desenlace no problemático. Una de sus obras más profundas es Las manos son inocentes, donde una pareja planea asesinar a un rico para quedarse con su dinero, sin saber que este se suicidará y les dejará su fortuna.

Novela de los Años 50

La novela de los años 50 también contó con escritores preocupados por la evolución formal, buscando algo distinto y más elaborado. Estos autores no siempre están valorados hoy en día, pues a menudo se considera Tiempo de silencio como el inicio de la «nueva novela». Sin embargo, antes de Tiempo de silencio ya se observan cambios:

  • Aparición de la fragmentación del relato: La linealidad del relato, utilizada anteriormente, da paso a un proceso que en España habría comenzado con obras como La colmena. Esta fragmentación del relato alterna los tiempos, exigiendo un mayor esfuerzo al lector, acostumbrado a la linealidad decimonónica.
  • Desaparición de la historia clásica: Se prefiere no contar una historia clásica con principio y final, sino tomar como referencia una serie de puntos sin necesidad de narrar la historia completa. Se busca una «foto fija» de la realidad, no retratar toda la trayectoria vital del personaje.
  • Nuevo tratamiento de las voces: El tratamiento de las voces del relato se distancia del tradicional. Anteriormente, solo existía una voz narrativa (primera o tercera persona; la segunda persona se había explorado en Francia con obras como La modificación, pero no en España). Ahora, varias voces exponen su realidad.
  • Cambios tipográficos: En el libro tradicional, todo se escribía en letra redonda. En esta época, se introducen cambios tipográficos dentro del mismo párrafo, alternando la redonda con la cursiva (por ejemplo, cursiva para el tiempo pasado, redonda para el presente).

Novela de los Años 60: La Novela Metafísica

Quien agrupa este tipo de novela es Manuel García Viñó, quien publica en 1964 un libro que intenta demostrar la existencia de novelas que ya anticipaban estas características. Este tipo de novela pretendía abordar realidades no tangibles, espirituales, con un estilo depurado. Los autores poseían una formación amplia y una técnica avanzada, lo que representa un interesante propósito de renovación en los años 60. Los cauces narrativos de este tipo de novela no son relevantes.

Características de la Novela de los Años 60

  • Novelas fragmentarias: Se caracterizan por una división en fragmentos.
  • Relato reflexivo, existencialista y literario: El narrador reflexiona sobre la literatura y sobre la vida, un doble componente. Son novelas extensas debido a este carácter, necesario para la expresión.
  • Acumulación de elementos: Se acumulan elementos por su relevancia para el autor.
  • Desaparición del personaje característico: El personaje carece de psicología. Entra en conflicto el mundo de lo «anormal»; el personaje muestra desequilibrio o el retrato psicológico desaparece, buscando más la reflexión teórica.
  • Desaparición del tiempo lineal: Hay una fusión de pasado y presente. No existen circunstancias que obliguen a los eventos a suceder. El lector es quien recompone los fragmentos y organiza el material de la novela. La lectura es complicada y requiere un lector exigente.
  • Dificultad intrínseca: La dificultad es parte de la escritura de la época debido a todas estas características mencionadas. Se exige un lector preparado.
  • Discusión del concepto de novela: Se llega al extremo de que no se tiene una novela en el sentido tradicional, sino la desintegración de esta como género. Se escriben «antinovelas» que proponen la destrucción del género, lo que conducirá a la experimentación de la siguiente década.
  • Abundantes referencias culturales: Es un tipo de novela culturalista.
  • Presencia de humor e ironía: Elementos que no se encontraban en el realismo anterior.
  • Relación con el realismo mágico hispanoamericano: Debido a la aparición de elementos ilógicos en las historias.

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