22 May
La Construcción del Estado Liberal en España (1833-1874)
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, España se vio inmersa en un profundo conflicto político y social que marcó el inicio de la construcción del Estado Liberal. Dos posturas políticas antagónicas emergieron: los carlistas (conservadores que defendían a Carlos María Isidro como heredero del trono, en oposición a la Pragmática Sanción) e isabelinos (liberales que pretendían el cambio de Estado mediante la monarquía de Isabel II).
Estas dos posiciones protagonizaron la Primera Guerra Carlista (1833-1840), un conflicto civil que finalizó con la derrota de los carlistas, en parte debido a las discrepancias internas entre transaccionistas e intransigentes. La guerra concluyó en 1839 con la firma del Convenio de Vergara o Abrazo de Vergara entre liberales y absolutistas.
Las Regencias y la Consolidación Liberal (1833-1843)
Regencia de María Cristina (1833-1840)
Durante la regencia de María Cristina, se creó un gobierno de transición que asesoraba dicha regencia. Sin embargo, sus reformas fueron insuficientes y produjeron numerosas revueltas para acceder al gobierno.
Tras estas revueltas, la regente mandó formar gobierno al progresista Juan Álvarez Mendizábal (1835), quien inició una reforma para acabar con el Antiguo Régimen, lo que conllevaba una gran desamortización eclesiástica. Tras las protestas por la destitución de Mendizábal, María Cristina se vio obligada a volver a otorgar el gobierno a los progresistas, con José María Calatrava al frente.
Calatrava convocó unas Cortes Constituyentes y promulgó la Constitución de 1837, de carácter liberal y más progresista que la anterior. En las elecciones posteriores ganaron los moderados, y sus reformas hicieron que los progresistas se sintieran apartados del sistema, lo que los llevó a la insurrección y obligó a la regente a exiliarse.
Regencia de Espartero (1840-1843)
La regencia y el gobierno recayeron en manos del general Baldomero Espartero en 1840. Sin embargo, su autoritarismo generó descontento. En 1843, tras un levantamiento de los moderados, apoyados por la mayoría del pueblo, Isabel II fue declarada reina de España, adelantando su mayoría de edad.
El Reinado de Isabel II (1843-1868)
El reinado de Isabel II estuvo marcado por la alternancia entre moderados y progresistas, aunque con una clara hegemonía moderada.
- Década Moderada (1844-1854): Los moderados promulgaron la Constitución de 1845, de carácter liberal moderado, que centralizaba el poder y limitaba las libertades. En 1851, se firmó el Concordato con la Santa Sede, según el cual el Gobierno se comprometía a mantener a la Iglesia a cambio de su apoyo a Isabel II.
- Bienio Progresista (1854-1856): Este gobierno moderado entró en crisis y, en 1854, se produjo la Vicalvarada, un levantamiento progresista contra los moderados, dirigido por Leopoldo O’Donnell para acceder al poder. Los progresistas establecieron la Ley de Desamortización de Madoz, pero el gobierno solo duró hasta 1856.
- Gobiernos Unionistas y Moderados (1856-1868): Se convocaron elecciones, ganadas por los unionistas, liderados por O’Donnell (1858-1863). Años más tarde se produjo el regreso de los moderados.
Esta inestabilidad política, la corrupción y el malestar social latente llevaron al Partido Demócrata, al Progresista y al Unionista a firmar el Pacto de Ostende (1866) para poner fin a la monarquía isabelina.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
En 1868 se produjo la revolución conocida como «La Gloriosa», la cual obligó a Isabel II a exiliarse. El general Francisco Serrano, como nuevo regente, proclamó la Constitución de 1869, de carácter progresista y democrático, que establecía el sufragio universal masculino.
En busca de un nuevo monarca, Amadeo de Saboya fue proclamado rey en 1871, pero abdicó en 1873 debido a los movimientos contra la monarquía, como las protestas y levantamientos de la población republicana, la oposición de carlistas y conservadores, y el inicio de la Guerra de los Diez Años en Cuba.
Se inició entonces la Primera República Española en 1873 con el presidente Francisco Pi y Margall, quien fue sucedido poco tiempo después por Nicolás Salmerón, y finalmente por Emilio Castelar. Este gobierno republicano tuvo que hacer frente a la guerra en Cuba y a la inestabilidad interna (cantonalismo, tercera guerra carlista). La Primera República cayó con el pronunciamiento militar del general Arsenio Martínez Campos en 1874, lo que supuso el regreso de los moderados al poder y el inicio de la Restauración Borbónica.
Transformaciones Socioeconómicas del Estado Liberal
La construcción del Estado Liberal no solo implicó cambios políticos, sino también profundas transformaciones en la sociedad y la economía española.
Reforma Agraria Liberal
Los gobiernos liberales realizaron una reforma agraria que puso fin al régimen señorial, lo que supuso el acceso a la compra de tierras y la roturación de nuevas. Esto provocó un aumento de la población y una reestructuración de la propiedad agraria.
Expansión Industrial
La expansión industrial española se inició en Cataluña en el siglo XIX, con el sector algodonero. En 1833 se instaló la primera máquina de vapor, impulsando la mecanización. Aunque esta industria tuvo que hacer frente a la escasez de carbón y a la debilidad del mercado español, lo que provocó una débil demanda. Hacia 1874 se inició una nueva fase expansiva gracias a la mecanización, la renovación de la estructura industrial y el surgimiento de numerosas colonias industriales.
Desarrollo Minero y Financiero
- La Ley de Minas (1868) permitió la liberalización del sector de la minería, aumentando la demanda de carbón y hierro, y provocando la expansión del sector con numerosas exportaciones.
- A partir de 1840 se establecieron la Ley de Reformas Monetarias y la Ley General de Ferrocarriles, aunque las crisis provocaron que las acciones ferroviarias se pusieran en bolsa.
- La aparición de la Ley de Bancos y las Sociedades de Crédito marcó el inicio de la modernización del sistema financiero español. En 1856 surgió el Banco de España.
Cambios Sociales y Laborales
Las leyes impulsaron la igualdad jurídica de todos los ciudadanos: todos los grupos sociales pagaban impuestos y tenían iguales derechos. Las diferencias sociales se basaban en la riqueza, dando lugar a una sociedad de clases. Los estamentos quedaron atrás y surgieron las clases dirigentes, medias y populares. Desaparecieron los mayorazgos y los señoríos jurisdiccionales.
La industria moderna trajo una nueva organización del trabajo: patronos y obreros, quienes tomaron conciencia de clase. Surgieron los campesinos que trabajaban como jornaleros, quienes llevaron a cabo un movimiento obrero para mejorar sus condiciones, debido a que la introducción de máquinas había causado pérdidas de puestos de trabajo. Se produjo el éxodo rural en busca de empleo en la ciudad.
En este contexto, surgió la AIT o Primera Internacional (1864) y, de su mano, dos nuevas ideologías: el anarquismo y el socialismo. Ambas luchaban por la abolición de la explotación, criticaban las desigualdades del capitalismo y proponían un modelo social más igualitario.
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