08 Nov

La Teoría de las Ideas y el Dualismo Ontológico

La **Teoría de las Ideas** de Platón tiene su origen en las enseñanzas de Sócrates, quien afirmó que solo comprendemos las cosas particulares porque previamente poseemos la idea general que las define. El **dualismo ontológico** cuestiona la realidad, observando una diferencia fundamental entre las cosas tal y como las percibimos por los sentidos y las ideas que de ellas tenemos mediante la razón.

Esto llevó a Platón a distinguir entre dos modos de ser o dos mundos:

  • El Mundo Sensible: Está constituido por todas las cosas que vemos y tocamos. Este es el mundo material que percibimos con los sentidos y que está formado por cosas particulares que son imperfectas, cambiantes y perecederas.
  • El Mundo Inteligible: Compuesto por realidades inmateriales que no se pueden captar con los sentidos, sino únicamente mediante la razón. Sus realidades son universales, perfectas, eternas e inmutables.

La respuesta que da Platón sobre cómo se relacionan los dos mundos es la **teoría de la participación**. Las Ideas son los modelos o arquetipos, y las cosas sensibles son copias imperfectas de esas realidades ideales. Platón explica esta relación mediante el mito del **Demiurgo**.

Esto da lugar a la jerarquía de las ideas, donde las ideas más particulares dependen de otras más generales. En la cúspide se encuentra la **Idea del Bien**, y las demás ideas son comprensibles gracias a ella.

El Dualismo Epistemológico y el Camino al Conocimiento

El **dualismo epistemológico** diferencia la existencia de dos modos de conocer:

  • Doxa (Opinión): Conocimiento imperfecto que proviene de la percepción de las cosas sensibles, alcanzado por medio de los sentidos. Es conocimiento sobre apariencias.
  • Episteme (Ciencia): Verdadero conocimiento de la realidad que se alcanza por medio de la **Razón**.

Continuando con la **ascensión dialéctica**, esta se define como el proceso de alcanzar el conocimiento verdadero mediante la razón, guiados por un filósofo que, tras salir de la caverna, ayuda a otros a llegar a las Ideas.

Además, la **teoría de la reminiscencia** explica que el alma, inmortal y proveniente del mundo de las Ideas, al encarnar olvida ese conocimiento. Aprender es recordar lo que el alma ya sabía, como muestra Sócrates al hacer que un esclavo “recuerde” el teorema de Pitágoras.

En conclusión, la filosofía de Platón se fundamenta en un dualismo entre el mundo sensible y el inteligible, el cuerpo y el alma, y la opinión y la ciencia. Las Ideas son la verdadera realidad, y el alma, al recordarlas y ascender racionalmente, se libera del mundo sensible para alcanzar la contemplación del Bien, fuente de toda verdad y realidad.

Antropología Platónica: Cuerpo, Alma e Inmortalidad

El Dualismo Antropológico

La reflexión antropológica de Platón parte de su visión dualista de la realidad. Así como existen el mundo sensible y el inteligible, el ser humano está compuesto de **cuerpo** y **alma**. Esta dualidad explica su naturaleza: limitado por lo material, pero capaz de elevarse mediante la razón hacia el conocimiento y la perfección del alma.

El **dualismo antropológico** de Platón sostiene que el ser humano está compuesto por:

  • Cuerpo sensible: Mortal y corruptible.
  • Alma inmaterial: Incorruptible y eterna.

Las pasiones del cuerpo nos atan al mundo sensible, mientras que el alma constituye nuestra verdadera esencia y, liberada mediante la razón y el cultivo de la vida interior, puede acceder al conocimiento de las Ideas y alcanzar la verdadera libertad. Platón hace referencia a que «el **cuerpo es la cárcel del alma**»: sus pasiones nos atan al mundo sensible, mientras que la verdadera libertad consiste en que el alma, cultivando la razón y dominando los deseos, se libere y se acerque al conocimiento de las Ideas.

Inmortalidad y Reencarnación

El alma es **inmortal**, pertenece al mundo de las Ideas, no se corrompe ni muere. Su inmortalidad se evidencia en la **reminiscencia**, que permite recordar conocimientos previos al nacimiento, y en su simplicidad, ya que, al carecer de partes, no puede descomponerse como el cuerpo.

La **teoría de la reminiscencia** explica que el alma, inmortal y proveniente del mundo de las Ideas, ya conocía las Ideas antes de unirse al cuerpo. Al encarnarse olvida ese conocimiento, y conocer consiste en recordarlo mediante la razón. Esto permite reconocer nociones universales, como la Justicia o el Bien, demostrando la inmortalidad del alma y su vínculo con el mundo inteligible.

Esto se relaciona con la **teoría de la reencarnación**, que sostiene que el alma inmortal, tras la muerte, puede unirse a un nuevo cuerpo. Su renacimiento depende de la vida anterior: una existencia virtuosa permite un cuerpo noble, mientras que la indulgencia en pasiones atrae cuerpos inferiores. Este ciclo se repite hasta que el alma se purifica completamente y retorna al mundo de las Ideas, recuperando su estado original y contemplando las verdades eternas.

Las Tres Partes del Alma

Platón distingue tres partes del alma humana:

  • Alma Racional (Logistikón): Inmortal, vinculada al mundo de las Ideas, gobierna las demás partes y permite acceder al conocimiento.
  • Alma Irascible (Thymoeidés): Mortal, sede de pasiones nobles como el valor y el honor.
  • Alma Concupiscible (Epithymetikón): Mortal, sede de deseos y apetitos corporales.

Cada persona se comporta según la parte que predomine. Esta división servirá a Platón para relacionar tipos de alma con tipos de ciudadanos en su Estado ideal, como muestra la **alegoría del carro alado**: el auriga (alma racional) guía a los dos caballos (alma irascible y concupiscible).

En conclusión, la antropología de Platón refleja su visión dualista: el ser humano está compuesto por cuerpo y alma, opuestos en naturaleza y destino. La vida humana es un proceso de liberación y purificación del alma: cultivando la razón y la virtud, esta puede superar las pasiones, alcanzar la libertad auténtica y retornar al mundo de las Ideas, su origen y lugar de plenitud.

Ética Platónica: La Virtud como Armonía del Alma

Platón explica su concepción **ética** a través de la **alegoría del carro alado**, donde el alma racional actúa como auriga que debe guiar y dominar a las otras dos partes del alma, representadas por los dos caballos que tiran del carro: el irascible y el concupiscible. El alma racional debe gobernar con prudencia y mantener el equilibrio entre las tres partes. Solo así se alcanza la **virtud**, entendida como el orden y la armonía interior del alma.

Cada parte del alma tiene una virtud propia:

  • El Alma Racional, que pertenece al mundo de las Ideas, alcanza la **sabiduría o prudencia** (phrónesis).
  • El Alma Irascible, sede del valor y las pasiones nobles, alcanza la **valentía** (andreía).
  • El Alma Concupiscible, ligada a los deseos corporales, alcanza la **templanza** (sophrosyne).

Cuando cada parte cumple correctamente su función bajo el gobierno de la razón, el alma alcanza la **justicia**, que para Platón es la virtud suprema. Ser justo equivale a tener un alma ordenada y equilibrada, en la que la razón dirige y las demás partes obedecen de forma armoniosa.

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