24 Dic
Seminario de Argumentación y Debate: La Retórica Aristotélica
Aristóteles: Filósofo y Científico
- Filósofo y científico griego.
- Discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno.
- Abordó temas como: Lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, política, estética, retórica, etc.
- Algunas de sus ideas fueron novedosas para la filosofía de su tiempo; hoy forman parte del sentido común de muchas personas.
El Arte de la Retórica
Aristóteles desarrolla una «Teoría acerca de la persuasión» en tres libros.
Concibe el discurso como un mensaje, en el cual se pueden distinguir tres elementos clave: Emisor, Mensaje y Receptor.
- Libro del Emisor del mensaje (Orador)
- Libro del Receptor del mensaje (Público)
- Libro del Mensaje (Discurso)
Libro Primero: El Emisor del Mensaje (El Orador)
Definición de Retórica
Retórica: «Es la facultad de conocer en cada caso aquello que puede persuadir».
«Es la disciplina que estudia las formas y las propiedades de un discurso».
En este sentido, el orador debe descubrir en cada caso particular el modo de persuasión apropiado (El emisor define la retórica y el mensaje).
Objeto de la Retórica
«No es el objeto de ningún otro arte, pues cada uno de los demás enseña y persuade respecto de sus propias materias…, pero la retórica puede conocer respecto de cualquier asunto propuesto, aquello que es apto para persuadir.»
El Principio de lo Verosímil
La retórica se basa en el Principio de lo Verosímil, es decir, en demostrar mediante el razonamiento aquello que la gente cree posible.
Para ello, se vale de una lógica intencionalmente poco rigurosa (la lógica que dicta el sentido común).
Esto queda expresado en la siguiente regla aristotélica:
«Más vale un verosímil imposible que un posible inverosímil»
Aristóteles cree que, para persuadir, es necesario contar a la gente aquello que cree posible (lo que la gente quiere oír o lo que fácilmente va a creer) aun cuando esto sea imposible, que contar lo que de hecho es posible, pero no será creído.
Retórica, Verdad y Justicia
Como técnica, «La retórica puede persuadir respecto de la verdad y de la justicia, y sus contrarios con igual fuerza».
A nuestro juicio, la retórica no debe utilizarse en pos de fines deshonestos, caprichosos o ilegítimos.
La verdadera y más eficaz persuasión es aquella que se funda en la verdad, que tiene asidero en la realidad y se encamina al bien.
«Las buenas razones persuaden por ellas mismas cuando son verdaderas, ya que toda verdad ilumina el entendimiento, y la voluntad se adhiere libremente a ella como un bien que la perfecciona».
Según Aristóteles:
«Pero la verdad y la justicia son más poderosos que sus contrarios» (Aristóteles, Ética a Nicómaco)
Operaciones de la Retórica
Fases, herramientas u operaciones necesarias para construir el discurso:
- La Invención (Inventio)
- La Disposición (Dispositio)
- La Elocución (Elocutio)
1. La Invención (Inventio): Hallazgo, Descubrimiento y Creación
Se trata de encontrar las pruebas o argumentos necesarios para persuadir durante el discurso (su contenido).
Supone un método sistemático para hallar las formas argumentativas más eficaces; lo espontáneo e intuitivo no produce buenas razones, según Aristóteles.
La Inventio tiene dos finalidades:
- Lógica (Convencer)
- Psicológica (Emocionar)
A. Convencer (Logos)
Para convencer se requiere de un aparato lógico de pruebas que permitan persuadir al oyente mediante el poder del razonamiento puro (la «fuerza lógica» de los argumentos).
En este caso, no se consideran las características anímicas del oyente, sino solo su capacidad de razonar.
Existen dos tipos de pruebas o argumentos que el orador puede usar en su discurso: las extratécnicas y las técnicas.
A.1. Pruebas Extratécnicas
Son aquellas que «no han sido compuestas por nosotros, sino que ya existían».
Se encuentran fuera del orador, el cual solo puede usarlas, pero no inventarlas. Incluyen:
- Leyes, contratos, fallos, confesiones, juramentos, testigos.
- Juicios emitidos por hombres ilustres y proverbios (citas, referencias, etc.).
A.2. Pruebas Técnicas
Son aquellas que «se pueden preparar por nuestra propia industria y con método».
Son las que debe aportar el orador a partir de su propio razonamiento, aquellas que el orador crea o inventa. Para lograr persuadir, «se demuestra mediante ejemplos o entinemas; no existen otros medios fuera de estos».
El Ejemplo
Constituye una inducción; es decir, de un objeto particular se infiere la clase y luego de esta clase se deriva un nuevo objeto particular que es empleado en lugar del primero.
Se trata de un argumento por analogía cuya persuasión radica en la similitud de características entre hechos distintos.
El Entinema
Del griego: «Que ya reside en tu mente».
Constituye una deducción en la cual se calla, pero se sobreentiende, alguna de sus premisas, involucrando así al auditorio (Aristóteles lo denomina el silogismo retórico).
El entinema es un silogismo fundado en premisas verosímiles y generales, que son verdaderas la mayor parte de las veces, pero no siempre. Permite al orador persuadir a partir de lo que el público piensa.
Ejemplo: «Todos los motores viejos son altamente contaminantes, esta flota de buses tiene más de 10 años; luego, estos buses son muy contaminantes y deben retirarse».
Tipos de Premisas para Entinemas
Las premisas que dan lugar a los entinemas pueden ser de tres tipos:
- Los Indicios Seguros: Hechos evidentes a los sentidos y al pensamiento; un indicio necesario, verdadero e irrefutable; un primer principio o axioma.
- Lo Verosímil: Se refiere a aquellos hechos sobre los cuales la gente está generalmente de acuerdo, el sentido común, la opinión general que se tiene sobre algo.
- Los Signos: Hechos que nos sirven para hacer entender algún otro hecho; sin embargo, para que el signo sea probatorio se requieren signos concomitantes que lo apoyen.
B. Emocionar (Ethos y Pathos)
Este es el elemento psicológico del arte de la retórica, pues aquí se pretende adaptar el discurso a las características de personalidad del oyente.
Para conmover, es necesario pensar el mensaje según la disposición, carácter y pasiones del receptor, con el fin de determinar las pruebas subjetivas y morales apropiadas para persuadir.
Como dice Aristóteles: «Hay que procurar que el orador esté en cierto estado de ánimo y que los oyentes crean que se haya de algún modo dispuesto con respecto a ellos, y, además, que estos se encuentran dispuestos de alguna manera».
Estas pruebas psicológicas se dividen en dos clases: el carácter moral del orador y las pasiones.
B.1. El Carácter Moral (Ethos)
Se refiere a los atributos del orador que lo hacen digno de ser creído y escuchado con agrado, «porque a las personas buenas les creemos con más y mayor rapidez, principalmente en aquello que no hay evidencia sino una opinión dudosa».
El orador debe descubrir lo que el público espera de él.
Características que otorgan Credibilidad al Orador
Aristóteles define tres características que otorgarán autoridad moral y credibilidad:
- Prudencia
- Justicia
- Benevolencia
Todo esto debe manifestarse con una buena reputación (siendo honesto y mostrando autoridad) y personalidad (humildad, simpatía, alegría).
B.2. Las Pasiones (Pathos)
Se refieren a los sentimientos de aquel que escucha (el oyente).
Según Aristóteles: «Se persuade por medio de la disposición de los oyentes cuando fueren conmovidos por el discurso; porque no juzgamos de igual manera cuando estamos tristes que cuando estamos alegres, o cuando amamos que cuando odiamos…, pues son las pasiones la causa de que los hombres difieran en su juicio, porque ellas los transforman diversamente».
Las pasiones en el público son un dato esencial que el orador debe manejar para exaltar en el oyente algún sentimiento.
Están determinadas, en gran medida, según los siguientes criterios:
- Edad y sexo.
- Condición social, económica, política o religiosa.
- Experiencias de vida relevantes que hayan marcado a la audiencia.
2. La Disposición (Dispositio): Ordenación y Distribución
Una vez que se han descubierto los argumentos lógicos y psicológicos apropiados para persuadir, es necesario determinar el lugar y orden que estos ocuparán en el discurso (dónde decirlos).
La Dispositio constituye el aspecto formal del discurso y se divide en cuatro secciones:
- Exordio
- Narración
- Demostración
- Epílogo
El Exordio y el Epílogo constituyen básicamente un llamado a los sentimientos y su función es conmover. La Narración y la Demostración son un llamado a la razón y su función es convencer.
2.1. El Exordio (Introducción)
Es una introducción en la cual el orador anuncia el plan del discurso que va a seguir. Paralelamente, intenta «seducir al auditorio y hacerlo su cómplice», despertar su curiosidad y obligarlo a estar atento, volverlo receptivo e inclinarlo a su favor.
Aristóteles señala: «Al oyente hay que hacerlo benévolo o irritarlo, mantenerlo atento o distraerlo… los oyentes prestan atención a los asuntos de importancia, a los personales, a los que son dignos de admiración y a los agradables; por consiguiente, es necesario hacer ver que el discurso versa sobre asuntos de esta naturaleza».
2.2. La Narración (Exposición de Hechos)
En la narración, el orador relata los hechos y expone lo sucedido.
Debe ser verosímil, claro y breve, y debe preparar el terreno para la argumentación. Es un llamado a la razón y su función es convencer.
2.3. La Demostración (Argumentación)
Se comienza por definir la causa a ser discutida y luego se exponen los argumentos en relación con ella.
Este es el lugar donde se desarrollan las pruebas objetivas o lógicas (el convencer). Sin embargo, no hay que descuidar lo referente al emocionar.
2.4. El Epílogo (Conclusión)
Finalmente, en el epílogo se retoma y resume lo anteriormente expuesto y se finaliza el discurso utilizando todos los recursos para emocionar al público e inclinarlo a favor del orador.
El epílogo consta de cuatro partes:
- Disponer bien al oyente con respecto a uno mismo y mal para con el adversario.
- Amplificar y atenuar lo que corresponda.
- Excitar las pasiones en el oyente.
- Traer nuevamente las cosas a la memoria.
3. La Elocución (Elocutio)
En esta parte se trata de elegir las palabras adecuadas para expresarse, de adornar el discurso con expresiones tales que los argumentos sean más persuasivos, y de hallar cómo decir las cosas.
La Elocutio constituye la parte estética del discurso y está centrada en el lenguaje, tanto oral como corporal.
Cumple la función de vestir y vivificar el razonamiento, logrando convencer y emocionar.

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