26 Jul

1. La Búsqueda de Sentido y la Pregunta Filosófica

1.1. ¿Cómo orientarnos en el mundo?

Los seres humanos nos encontramos en medio de un mundo sin haber pedido venir a él. Nos vemos obligados a relacionarnos con las cosas que nos rodean y a decidir cómo queremos vivir. Pero necesitamos orientarnos. Cuando carecemos de puntos de referencia, todo lo que nos rodea aparece como un caos, y nuestro caminar se produce a ciegas, en la oscuridad. Vamos perdidos, desorientados. Hemos sido arrojados al mundo sin que nadie nos diga lo que tenemos que hacer ni nos haya dado una brújula para orientarnos en él. Es verdad que nacemos con un código biológico y en medio de una familia y una sociedad que nos señalan posibles caminos. Sin embargo, lo que nos caracteriza como humanos es que cada uno hemos de decidir y construir por nosotros mismos la vida que queremos vivir y de la que somos los principales responsables.

Pero no solo el desasosiego nos lleva a hacer preguntas. Aun desorientados, nos admiramos de lo que nos rodea, que no sabemos qué es, pero ante lo cual nos asombramos. Y el asombro también provoca la pregunta. Para que el mundo que nos rodea deje de ser un caos, es decir, un conjunto de cosas y estímulos sin sentido, y se convierta en un cosmos, en un hogar habitable por el ser humano y bello, no tenemos más remedio que buscar respuestas a las grandes preguntas que todos nos hacemos sobre el sentido de lo que existe y de nuestra propia vida.

Para poder orientarnos en el mundo, para poder vivir, nos hacemos estas preguntas de naturaleza filosófica. Y la reflexión filosófica sobre este tipo de preguntas, en las que nos cuestionamos el ser y la existencia, recibe el nombre de metafísica.

1.2. ¿Qué hace que una pregunta sea filosófica?

Los rasgos más destacados que caracterizan a las preguntas filosóficas son:

  • Radicales: Cuestionan las cosas en su raíz, sin quedarse en las meras apariencias.
  • Cuestionan lo evidente: Adoptan una actitud de desconfianza ante lo obvio y someten a crítica las opiniones dominantes.
  • Buscan razones: Las respuestas deben ser razonables, basarse en argumentos y ser susceptibles de discusión y crítica racional.
  • Universales: No se restringen a campos o aspectos concretos de la realidad, a diferencia de las preguntas de las ciencias.
  • Abiertas: Nunca pueden contestarse de un modo definitivo; no hay límites en el cuestionamiento filosófico.
  • Buscan respuestas en diálogo: El diálogo es necesario para pensar mejor y problematizar nuestra experiencia.
  • Surgen de la necesidad de sentido: Los seres humanos necesitamos dar sentido a nuestra experiencia, pero este sentido debe ser buscado y dado por cada uno de nosotros a través de la reflexión personal.

1.3. ¿Qué preguntamos cuando preguntamos por el sentido?

La palabra «sentido» se relaciona estrechamente con el significado y se utiliza indistintamente en varios contextos:

  • Comprensión, significado: Buscar las causas o razones que hagan comprensible un hecho.
  • Conexión: Preguntar por la relación de algo con las demás cosas que lo rodean. La búsqueda del sentido de nuestra vida a menudo implica construir un relato que conecte los distintos aspectos de nuestra experiencia.
  • Finalidad, dirección: Entender el propósito o la razón por la que hacemos algo. El conocimiento de las intenciones del hablante ayuda a comprender el significado de lo que dice.
  • Valor: Reflexionar sobre la valía de algo, especialmente cuando las circunstancias o el uso abusivo de palabras pueden disminuirlo. Preguntarnos por el sentido de la vida a menudo es preguntarnos por su valor.

Cuando se pierde o no se encuentra un sentido que dar a la vida, esta falta de sentido se experimenta como desolación o desasosiego.

2. La Pregunta por el Ser y las Diversas Respuestas Filosóficas

2.1. ¿En qué coinciden todas las cosas?

Como seres vivos, nos relacionamos con las cosas que nos rodean, formando nuestro mundo. El mundo en que vivimos es un mundo de significaciones. Si todas las cosas son, surge la pregunta inevitable: ¿qué es el ser? Para vivir y orientarnos en el mundo, debemos preguntarnos por el ser de las cosas. Aristóteles convierte en disciplina filosófica el estudio de los entes en cuanto entes, del ser en cuanto ser: la metafísica.

Se han distinguido tres enfoques dominantes en la pregunta por el ser:

  • La filosofía griega y medieval se centró en el ser en sí mismo.
  • La filosofía moderna se enfocó en el conocimiento del ser.
  • Desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, la filosofía se ha ocupado especialmente del análisis del lenguaje sobre el ser.

2.2. ¿Y si lo que hay no fuera más que materia?

Los primeros filósofos observaron la realidad y se preguntaron si existía un principio último del cual proceden todas las cosas. Pensadores como Tales (agua), Anaxímenes (aire), Heráclito (fuego), Empédocles (los cuatro elementos) y Demócrito (átomos) consideraron que el sustrato último de la realidad era material. También creyeron que los fenómenos naturales están regidos por regularidades, leyes y una racionalidad (logos), y no por la voluntad caprichosa de seres externos.

Las teorías que explican el origen de las cosas a partir de la materia se llaman teorías materialistas. El materialismo defiende que la materia constituye la única realidad, regida por leyes naturales. El materialismo dialéctico, siguiendo a Marx y Engels, considera que la materia es el sustrato de toda realidad, en continuo desarrollo y evolución, fruto de las oposiciones entre sus elementos interrelacionados.

2.3. ¿Y si lo que hay no fuera más que ideas o espíritu?

Platón pensaba que las cosas sensibles, al estar sometidas al cambio y la multiplicidad, no constituyen el verdadero mundo. La auténtica realidad, para él, debe ser inmutable, eterna e inmaterial: el mundo de las ideas. Las ideas son la esencia de las cosas sensibles, y el orden del mundo sensible proviene de un dios ordenador que toma las ideas como modelo.

Las teorías idealistas explican la realidad desde las ideas, atribuyéndoles primacía sobre los seres materiales. Hegel representa el idealismo absoluto, donde la verdadera realidad es la Idea, el Espíritu, el pensamiento creador de la Razón.

3. Profundizando en el Ser y sus Modos

3.1. ¿El ser es? ¿Y la nada?

Parmenides distingue dos tipos de conocimiento:

  • El que proporcionan los sentidos: conocimiento de aspectos observables, mudables y aparentes.
  • El conocimiento intelectual: universal, que va más allá de lo sensible y es el único auténtico.

Según Parmenides, la nada ni es ni puede ser pensada. El cambio y la pluralidad son aparentes y no pueden ser objeto de conocimiento. Solo el Ser es; lo demás es pura apariencia. Solo del Ser es posible el conocimiento verdadero.

3.2. ¿Hay distintos modos de ser?

Aristóteles introduce distinciones clave:

  • Sustancia/accidentes: El ser propiamente dicho se dice de la sustancia (el individuo particular y concreto), que existe por sí misma. Los accidentes son propiedades que residen en una sustancia y no pueden existir independientemente.
  • Materia/forma: Las sustancias materiales están compuestas de materia y forma. A diferencia de Platón, Aristóteles niega que las formas existan separadas de las sustancias.
  • Potencia/acto: Explica el cambio o movimiento como el paso de la potencia al acto.

Aristóteles distingue dos tipos de cambio:

  • Cambio accidental: Cambian los accidentes, permanece la sustancia.
  • Cambio sustancial: Una sustancia deja de ser lo que es y se convierte en otra cosa.

3.3. ¿Hay fantasmas?

Preguntar por los fantasmas es preguntar por su esencia o por su existencia. Karl Popper distingue tres mundos:

  • Mundo 1: El mundo de las entidades físicas.
  • Mundo 2: El mundo de los fenómenos mentales.
  • Mundo 3: El mundo de los productos de la mente humana (ideas, teorías, obras de arte).

Popper afirma la realidad de los objetos de los mundos 2 y 3, los cuales no pueden reducirse al mundo físico. Con esta teoría, admite la existencia de objetos reales que no son corpóreos.

4. La Filosofía Moderna: El Conocimiento y la Realidad

4.1. Los dualismos de Descartes

Descartes define la sustancia como aquello que existe por sí mismo e independientemente de cualquier otra cosa. Solo Dios, como sustancia infinita, cumple esta definición. Descartes también admite dos tipos de sustancias finitas:

  • Sustancia pensante (res cogitans): Nuestra mente, cuya esencia es pensar. La duda sobre todo lo demás nos lleva a la certeza de nuestra propia existencia como seres pensantes («Pienso, luego existo«).
  • Sustancia extensa (res extensa): La realidad material, cuya esencia es la extensión en el espacio. La existencia de Dios garantiza que nuestras ideas y percepciones corresponden a un mundo exterior material.

Para Descartes, el ser humano es un compuesto de cuerpo (máquina regida por leyes físicas) y alma (mente). El problema de la relación entre mente y cerebro sigue siendo central en las ciencias cognitivas actuales.

4.2. ¿Y si todo fuera uno?

Las teorías monistas afirman que toda la realidad es una. Parménides sostenía que solo existe el Ser, único e inmóvil. La filosofía neoplatónica, con Plotino, afirma que el principio de todo es el Uno, la unidad absoluta, trascendente al ser mismo. Del Uno surgen todas las demás realidades.

El panteísmo identifica a Dios con la naturaleza. Spinoza, siguiendo a Descartes, considera a Dios como la única sustancia infinita, cuyos atributos (pensamiento y extensión) constituyen la esencia de la realidad. La realidad es un todo con un orden necesario, donde el orden de las ideas es el orden de las cosas, y este orden inmanente es Dios.

4.3. ¿Y si todo procediera de una pluralidad de elementos?

Los atomistas griegos (Leucipo y Demócrito) pensaban que la realidad está formada por partículas indivisibles, materiales y extensas: los átomos, que se mueven eternamente en el vacío. Esta doctrina influyó en la física moderna.

Leibniz ofrece una concepción pluralista con las mónadas: sustancias simples, individuales e indivisibles, centros de fuerza y energía. Al no tener extensión, no interactúan entre sí. Cada mónada representa el universo, y la armonía de la realidad ha sido preestablecida por Dios, salvaguardando la individualidad y el carácter personal de Dios.

5. La Experiencia Religiosa y la Cuestión de Dios

5.1. ¿En qué consiste la experiencia religiosa?

La presencia de lo sagrado es un rasgo constante en todas las culturas. Los seres humanos somos capaces de reconocer la presencia de algo trascendente en ciertos objetos, seres o incluso en otros humanos. Nuestra existencia está abierta a una realidad trascendente que confiere sentido al cosmos y a la propia vida. La participación en lo sagrado implica una comunicación con lo trascendente, individual o colectiva, que se realiza mediante símbolos y exige un modo de vida y comportamiento específicos.

5.2. ¿Qué respuestas caben ante la pregunta sobre Dios?

Las respuestas se clasifican en:

  • Ateísmo: Niega la existencia de Dios. Para Nietzsche, Dios representa la unidad y el fundamento de la vida; su negación lleva al nihilismo. El ateísmo positivista (Hume) considera la creencia religiosa una respuesta al miedo a lo desconocido.
  • Agnosticismo: Sostiene que la razón humana no puede conocer lo que está más allá de lo experimentable. No niegan la existencia de Dios, sino la posibilidad de conocerla.
  • Deísmo: Admite a Dios como creador, pero rechaza su presencia o intervención en el mundo.
  • Fideísmo: Admite la existencia de Dios solo por la fe, ya que la razón es incapaz de descubrirla. Ockham distingue entre conocimiento racional (basado en la experiencia sensible) y fe (basada en la revelación divina).
  • Teísmo: Considera que la razón puede descubrir la existencia de Dios, quien se revela al ser humano. El teísta mantiene una relación personal con Dios que impregna toda su vida. La tradición mística busca la comunicación directa o la unión con la divinidad.

5.3. ¿Existen razones para admitir que Dios existe?

Existen argumentos que pretenden demostrar la existencia de Dios o considerarla la hipótesis más razonable:

  • Argumentos racionales o demostraciones: El argumento ontológico de Anselmo de Canterbury parte de la idea de Dios como ser perfectísimo para demostrar su existencia.
  • Argumentos causales: Parten de la observación de fenómenos empíricos y aplican el principio de causalidad para inferir una primera causa.
  • Argumentos morales: La existencia de un orden moral exige la existencia de Dios. Kant considera la existencia de Dios un postulado necesario para que el ámbito moral tenga sentido y concilie moralidad y felicidad.

La creencia en Dios ha fundamentado normas morales, aunque esta visión es discutida desde posiciones ateas.

6. El Ser Humano como Ser Técnico

6.1. Lo natural y lo artificial

Los primeros indicios de nuestros antecesores homínidos están asociados a la aparición de instrumentos. El trabajo se orienta a la producción de objetos artificiales y se convierte en técnica cuando se hace de manera sistemática y se acompaña de reflexiones teóricas.

Los rasgos generales de la técnica incluyen:

  • Exigencia de habilidad, más allá de la pura experiencia o el ensayo y error.
  • Implicación de reglas en su ejecución, aproximándola a un oficio.
  • Capacidad para elaborar artificios, que imitan a la naturaleza pero se distinguen de ella.

Lo natural se opone a lo artificial. Son naturales las cosas que se mueven, crecen o reproducen por sí mismas (causas internas). Son artificiales las cosas cuyo principio de cambio no está en ellas mismas.

Tanto Platón (alegoría del demiurgo) como Aristóteles (teoría de las cuatro causas: material, formal, eficiente y final) se inspiraron en la labor de los artesanos y la técnica para abordar temas centrales de la metafísica.

6.2. El ser humano como ser técnico

Como subraya Ortega y Gasset, los seres humanos somos, sobre todo, seres cuya naturaleza implica ir más allá de lo natural. Somos un proyecto de vida que se va haciendo a sí mismo, y en ese proceso la técnica desempeña un papel fundamental. La técnica es creada por el ser humano y modifica su propia circunstancia. No creamos solo para satisfacer necesidades básicas, sino para hacerlo de manera más rápida y eficaz. Los productos de la técnica nos diferencian al permitirnos ir más allá de esas necesidades, generando nuevas posibilidades y transformando radicalmente nuestra vida en comparación con otros animales.

6.3. La técnica como desvelamiento

Heidegger reflexionó sobre la técnica, mostrando cierta hostilidad hacia la visión moderna que la reduce a una dimensión instrumental. Para él, la técnica es también un desvelamiento, un modo en que el ser humano colabora en convertir en existencia lo que está latente en la naturaleza. La técnica guarda relación con la verdad; para los griegos, la técné era la producción de lo verdadero en lo bello (poiesis).

La técnica moderna surge de una «exigencia» del ser humano a la naturaleza para que entregue su energía acumulada, «provocándola» para que muestre sus posibilidades latentes.

7. Reflexión Filosófica sobre la Tecnología

7.1. Etapas de la tecnología

La tecnología ha adquirido un papel crucial en nuestras vidas, impactando la condición humana y exigiendo una mayor reflexión. Existen dos enfoques principales:

  • Reflexión humanista: Se centra en el papel de la tecnología en la vida humana y sus implicaciones éticas.
  • Reflexión analítica: Analiza la tecnología en sí misma como práctica humana con objetivos definidos.

Se distinguen tres grandes períodos en el desarrollo tecnológico:

  • Fabricantes de instrumentos: Guiados por ensayo y error, mejorando gradualmente.
  • Artesanos: Técnicas más elaboradas, reglas específicas, especialización y control del proceso de invención.
  • Técnicos e ingenieros: Separación entre obrero y técnico (ingeniero), con prestigio social. La tecnología se liga profundamente a la ciencia, y el técnico se dedica a la invención y el diseño. La aparición de la máquina supuso una ruptura radical.

7.2. Ciencia, tecnología y filosofía

La tecnología puede definirse como el conjunto de instrumentos fabricados para atender necesidades, pero también como una visión del mundo. Se relaciona estrechamente con la ciencia, pero se diferencia de ella:

  • La técnica tiene más que ver con la razón práctica, la toma de decisiones y la resolución de problemas.

7.3. La tecnología como saber práctico

Un problema filosófico central de la tecnología es su vínculo con la razón práctica y los problemas morales, tanto en los medios como en los fines. Si bien la técnica puede ser vista como neutral en cierto sentido, en otro no lo es.

El diseño, acción orientada por fines, es crucial. Los requisitos del diseño técnico se aplican a la razón práctica:

  • Adecuación entre medios y fines: Es necesario reflexionar sobre los fines perseguidos.
  • Eficiencia: Realizar la acción de la manera más sencilla y eficaz.
  • Sostenibilidad: Considerar los recursos disponibles y la intervención a medio y largo plazo.
  • Cálculo de costes y beneficios: Especialmente en inversiones costosas.
  • Abordaje multidisciplinar: Los problemas tecnológicos suelen ser complejos y abordados por equipos, lo que requiere fórmulas democráticas de toma de decisiones para evitar el control por grupos de presión.

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