14 Dic

La Novela de Posguerra

La guerra civil supuso una ruptura total con la literatura anterior y fue un hecho determinante en la vida cultural posterior. Una de las consecuencias más importantes de la guerra fue el exilio de un gran número de escritores, que configuraron la España peregrina.

La Novela Existencial de los Años Cuarenta

Durante los primeros años de la posguerra se produce un estancamiento del género narrativo. Se publican novelas triunfalistas que relatan la guerra desde el punto de vista de los vencedores. Sin embargo, surge en la década de los 40 dos novelas con una visión crítica de la realidad: La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, y Nada (1945), de Carmen Laforet.

La familia de Pascual Duarte inicia la corriente denominada tremendismo.

Nada, la novela más existencialista de todas, cuenta la estancia de la protagonista en Barcelona para estudiar en la universidad. Allí se encuentra encerrada en un mundo burgués, asfixiante y paralizador que le provoca angustia e insatisfacción.

La Novela Social en los Años Cincuenta

A principios de los 50 se produce un renacimiento del género narrativo. El primer impulso lo proporciona otra vez Camilo José Cela (1916-2001), con La colmena (1951). Es una novela sin apenas argumento: en el Madrid de posguerra, más de 300 personajes muestran, a través de múltiples y pequeños fragmentos, su vivir cotidiano, lleno de miseria y de penurias.

Su estructura y perspectiva narrativa adelantan algunas innovaciones posteriores: el protagonista colectivo, la ausencia de un final preciso, que lo convierte en una novela abierta, y el desorden cronológico de los capítulos.

También influye Miguel Delibes (1920), el autor de El camino (1950), en el que emplea un estilo sobrio y sencillo para retratar el mundo rural castellano. Las ratas (1962) también es relevante en este contexto.

Los narradores de la generación del medio siglo parten de un contexto de la literatura muy delimitado: la literatura debe reflejar y denunciar la situación social. El escritor es un ser comprometido con su sociedad. Debe ser solidario con el sufrimiento humano y luchar por una transformación del mundo. Como consecuencia, la estética dominante es la del realismo.

Características

  • Un narrador oculto, que desaparece del relato y pretende reflejar la realidad de un modo imparcial, como si lo viera registrado con una cámara cinematográfica.
  • Los personajes carecen de análisis psicológico.
  • Predominio del diálogo sobre la narración.
  • Estilo sencillo y fácilmente comprensible.
  • Protagonista colectivo.
  • Tiempo y espacio concentrados, con temas centrados en los problemas sociales contemporáneos.

La Novela desde los Años Sesenta

En los años 60 se conjugan varios factores que determinarán un cambio de rumbo en la novela. Por un lado, la sociedad española experimenta una transformación importante. Por otro, se produce el agotamiento de la novela social y la irrupción de un nuevo modelo narrativo inspirado en los grandes novelistas extranjeros del siglo, como Joyce, Kafka, Proust y Faulkner.

Nuevos Modos de Contar

La novela de los años 60 no abandona la reflexión crítica sobre la sociedad española, incluso la amplía a aspectos como los tópicos arraigados en la mente española. Pero su representación formal es radicalmente novedosa.

Del Testimonio Social a la Experimentación

La novela que cambió el rumbo de la narrativa castellana en estos años fue Tiempos de silencio de Luis Martín Santos (1964). Aunque el contenido es de carácter social, incluye grandes novedades a través de una visión intelectual de la realidad y de una profunda renovación de las técnicas narrativas.

Los autores de la primera promoción de posguerra incluyen a Miguel Delibes, escritor de técnica tradicional, quien sorprendió con su novela Cinco horas con Mario (1966), y Gonzalo Torrente Ballester, entre otros.

Los novelistas de la generación del medio siglo, como Juan Goytisolo, teórico y cultivador de la novela social, pasan a defender la renovación narrativa con la publicación de Señas de identidad (1966). Juan Benet (1927-1993) se inició en las corrientes experimentalistas y manifestó su oposición al realismo social. Juan Marsé (1933) publica en 1966 su primera obra de importancia, Últimas tardes con Teresa, una visión crítica de la burguesía catalana.

La Novela desde la Llegada de la Democracia

En los años setenta, surge un nuevo grupo de escritores conocido como la generación del 68, cuya característica más importante es su evolución hacia formas tradicionales de relato. La trama se diversifica según géneros menores (novela policiaca, novela de aventura), lo que lleva a la desvinculación del compromiso social y político.

En 1975, Eduardo Mendoza publicó La verdad sobre el caso Savolta, una novela clave en su momento, que tuvo un gran éxito debido a su argumento claro y a su personaje bien delimitado. Otros autores representativos son José María Guelbenzu y Juan José Millás.

Las tendencias narrativas de estos autores siguen vigentes en la novela actual y son reafirmadas por los escritores de la generación de los 80, como Javier Marías, Rosa Montero y Antonio Muñoz Molina.

La Renovación de la Narrativa Hispanoamericana

A partir de los años cuarenta se inicia un periodo en la novela hispanoamericana que condiciona la creación narrativa posterior y cuyas características son:

  • En los temas, la presencia de los problemas existenciales junto a los sociales y la irrupción del realismo mágico.
  • En el aspecto estético, se tiende a una prosa muy cuidada y a una estructura de gran elaboración.

Los autores más significativos de esta renovación son:

  • El guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974), cuya obra más relevante, El señor presidente (1946), retrata las dictaduras hispanoamericanas.
  • Jorge Luis Borges (1899-1986) es una de las figuras más importantes de la literatura universal. Su creación narrativa se compone de relatos cortos, como Ficciones (1944) y El Aleph (1949). En sus temas encontramos el tiempo circular y la presencia de laberintos que simbolizan el universo.
  • Juan Rulfo es otro de los autores relevantes de la narrativa hispanoamericana, aunque su creación sea brevísima, destacando Pedro Páramo (1955).

El Boom de la Novela Hispanoamericana

La década de los sesenta supone para la novela hispanoamericana una etapa de máximo esplendor. Estos novelistas consolidan la línea renovadora comenzada por los autores de la etapa anterior.

Escritores del Boom

  • La obra narrativa de Julio Cortázar (1914-1984) se compone de relatos breves y de novelas. Sus cuentos son verdaderos juegos de ingenio e imaginación. Entre sus novelas sobresale Rayuela (1963), que se organiza como un rompecabezas.
  • Gabriel García Márquez, colombiano (1928), premio Nobel de Literatura en 1982, cuya obra transcurre en gran parte en el mundo de Macondo, un espacio geográfico inventado, inspirado en la realidad colombiana, en el cual se confunden los límites entre la realidad y la ficción. En su obra cumbre, Cien años de soledad (1967), García Márquez introduce la violencia humana, la naturaleza salvaje, las guerras y la explotación, junto a las supersticiones, las hechicerías y los milagros. En sus obras importantes continúa empleando elementos mágicos y fantásticos, como en Crónicas de una muerte anunciada (1981).
  • Mario Vargas Llosa, peruano (1936), toma la realidad como tema de sus narraciones y se introduce en un mundo mítico sacado de su propia vida y del Perú. Estos temas aparecen en obras como La ciudad y los perros (1963) y La fiesta del chivo (2000), sobre el dictador dominicano Trujillo.

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