01 Ago
Comentario sobre el Liberalismo en España (1834-1843)
Introducción al Estudio del Liberalismo Español
Este documento aborda el estudio del liberalismo en España, centrándose en el período comprendido entre 1834 y 1843. Se basa en el análisis historiográfico del profesor Carlos Marichal, cuya obra se suma a otros estudios relevantes de figuras como M. Artola y J.Mª Jover. La investigación de Marichal detalla la evolución del liberalismo hasta 1840, incluyendo el trienio esparterista, y ofrece un valioso diccionario de personajes clave.
La comprensión actual de esta etapa se ha enriquecido gracias a:
- Monografías locales.
- Obras de síntesis, como la de J. Fontana.
- La incorporación de corrientes historiográficas centradas en el estudio de conceptos y su evolución, como los términos «partido», «moderado» y «progresista», reflejados en diccionarios como el de Fernández Sebastián sobre el siglo XIX.
La Formación de los Partidos Políticos Liberales
En los inicios del liberalismo, especialmente en Cádiz, el término «partido» era poco común. El liberalismo se concebía como un bloque unificado frente al absolutismo, y existía una reticencia hacia la idea de «partidos», asociada a la división interna del liberalismo francés.
Durante el Trienio Liberal, a pesar de no usarse aún el término «partido», se manifestó una clara división:
- Moderados (Doctrinarios): Partidarios del «justo medio», buscando un equilibrio entre el Antiguo Régimen y los principios liberales. Abogaban por la soberanía compartida, una segunda cámara y limitaciones a la libertad de imprenta.
- Exaltados: Defensores de los principios originales de la Constitución de 1812 sin modificaciones.
El sistema representativo liberal se basaba en elecciones con sufragio masculino restringido, con porcentajes bajos de electores. El progresismo buscó ampliar este censo.
El debate territorial electoral se centró en la preferencia por el distrito (forma mayoritaria en las elecciones isabelinas) frente a la circunscripción provincial.
La configuración de los partidos se consolidó a través de:
- Campañas electorales, especialmente a partir de las elecciones de 1836.
- El apoyo a candidatos mediante comités electorales.
- La actuación parlamentaria.
Socialmente, la diferenciación entre partidos era sutil. Ambos estaban compuestos por élites, aunque los progresistas tendían a incluir más profesionales liberales urbanos, mientras que los moderados contaban con mayor presencia de oligarquías rurales. Los líderes de ambos partidos, a partir de 1840, a menudo fueron militares como Narváez o Espartero.
Características de los Partidos
- Moderados: Se formaron con los antiguos «estatutistas», a los que se sumaron tránsfugas progresistas y grupos cercanos al carlismo. Defendían la soberanía compartida, un sufragio muy restringido, un senado de designación real, legislación favorable a la Iglesia, ampliación del «culto y clero» y centralismo administrativo. Estuvieron en el poder durante gran parte de la etapa isabelina, siendo su principal contribución la Constitución de 1845, un sistema educativo, fiscal, un Concordato con la Iglesia y los Códigos civil y penal. Se definían como «personas de orden» y priorizaban la propiedad, la autoridad y el orden social.
- Progresistas: Partían de la soberanía popular, buscaban la ampliación del sufragio (que con el sufragio universal daría lugar a formaciones demócratas), defendían la Milicia Nacional y la libertad de cultos y autonomía local. Recurrían a acciones de revuelta para acceder al poder. Se consideraban «defensores de la libertad», predominando la mediana y pequeña burguesía. Defendían la soberanía nacional, el predominio de las Cortes y rechazaban la intervención de la Corona. Sus líderes notables fueron Mendizábal, Espartero y Prim. Fortalecieron los poderes locales y otorgaron amplios derechos, aunque mantuvieron el sufragio censitario.
El Conflicto Municipal y la Milicia Nacional
A finales de los años treinta, el principal motivo de enfrentamiento fue la representación municipal. La ley municipal de 1939, impulsada por el gobierno moderado de Pérez Castro, que establecía la elección del alcalde por el Gobierno y reducía el número de electores, provocó la revuelta de 1840 y la llegada al poder de los progresistas con Espartero.
Los municipios eran cruciales por su influencia en la vida de la población y por albergar la Milicia Nacional, cuerpos voluntarios que defendían la Constitución y que eran valorados por los progresistas, mientras que los moderados la eliminaron en 1843.
Contexto Político, Social y Económico del Liberalismo
Marco Político
Frente al absolutismo del Antiguo Régimen, el liberalismo representó un conjunto de aspectos políticos, sociales y económicos que conformaron una nueva visión del Estado.
- Sistema Constitucional: Desde las Cortes de Cádiz, el liberalismo se basó en una Constitución como ley suprema, garantizando la soberanía nacional y la separación de poderes.
- Derechos Fundamentales: Se reconocieron los derechos del individuo.
- Separación de Poderes: Las leyes nacionales eliminaron el poder legislativo y las justicias particulares del Antiguo Régimen.
- Concepto de Nación: La nación dejó de ser una mera unión de territorios bajo el poder real para convertirse en la reunión de todos los ciudadanos españoles.
- Soberanía: Encarnada en los diputados elegidos por sufragio restringido (salvo excepciones como el Sexenio y la ley de 1890), representando al conjunto de ciudadanos.
- Cortes: Actuaron como cámaras legislativas, con un sistema unicameral en Cádiz y bicameral desde el Estatuto (Constituciones de 1837 y 1845).
- Milicia Nacional: Considerada por el liberalismo progresista como salvaguarda de la Constitución.
Organización Territorial y Social
- Unitarismo: Frente al caos territorial del Antiguo Régimen, el liberalismo impuso un sistema unitario con provincias, jefes políticos, diputaciones y ayuntamientos regidos por legislación y un sistema fiscal estatal (consolidado con la reforma de Alejandro Mon).
- Igualdad ante la Ley: Supuso la eliminación de privilegios nobiliarios y jurisdicciones (señoríos jurisdiccionales, eliminados definitivamente en 1837). Las posesiones territoriales señoriales permanecieron en manos de la nobleza, limitando el carácter revolucionario liberal.
- Meritocracia y Clases Sociales: Las sociedades liberales se apoyaron en la meritocracia para explicar las diferencias individuales, lo que generó una división en clases sociales. La burguesía buscó un sistema favorable a sus intereses, monopolizando la política y estableciendo un marco legal que visibilizara las clases sociales.
Aspectos Económicos
El concepto de utilitarismo impulsó leyes desamortizadoras (Mendizábal en los años treinta, Madoz en los cincuenta) que afectaron a propiedades eclesiásticas, comunales y baldías. Se promovió la propiedad plena, eliminando instituciones como la Mesta o los gremios, y se legisló a favor de la libertad de industria y mercado.
Evolución del Liberalismo: De Formas Unitarias a Partidos Políticos
A lo largo del período estudiado, el liberalismo evolucionó desde concepciones unitarias hacia la consolidación de partidos políticos:
- Partido Moderado: Se definía como «personas de orden», procedentes de grupos terratenientes, grandes comerciantes y altos funcionarios. Defendían el derecho a la propiedad como garantía de orden, restringían el sufragio y anteponían la autoridad y el orden social a la participación popular. Sus líderes principales fueron Narváez y Bravo Murillo.
- Partido Progresista: Se consideraban «defensores de la libertad», con predominio de la mediana y pequeña burguesía. Defendían la soberanía nacional, el predominio de las Cortes y rechazaban la intervención de la Corona. Sus líderes más notables fueron Mendizábal, Espartero y Prim. Fortalecieron los poderes locales y otorgaron amplios derechos, manteniendo el sufragio censitario.
En 1849, una escisión del Partido Progresista dio origen al Partido Demócrata, que abogaba por el sufragio universal y la libertad de culto. Posteriormente, los demócratas evolucionaron hacia el republicanismo, exigiendo la elección de todos los cargos públicos, incluida la Jefatura del Estado, y adoptando un fuerte carácter popular y social.
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