12 Mar

La novela impresionista: Nada de Carmen Laforet

Publicada en 1945, Nada contribuye, junto a La vida de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, a la renovación del panorama de la novela de posguerra. La novela no presenta grandes novedades temáticas, pero sí que presenta una novedad estilística, el enfoque que la crítica ha denominado como técnica impresionista de la narradora. Veamos algunas de las carácterísticas que hacen, pasado más de medio siglo, de esta novela una obra de referencia aun hoy.

Argumento

Andrea, una joven huérfana, llega a Barcelona para cursar estudios en la Universidad. Se hospeda en la casa de la familia materna, un piso grande de la calle Aribau donde la atmósfera familiar se ha degradado. Del antiguo esplendor solo quedan muebles apilados, cornucopias polvorientas que la familia, empobrecida, va vendiendo a los traperos para poder subsistir. Los principales miembros de la familia, procedentes de la burguésía catalana, no han sabido adaptarse a los tiempos de cambio que han sucedido a la guerra. Todos ellos son unos inadaptados que se refugian en oficios marginales para salir adelante que ahondan en su frustración. Además, las relaciones familiares se han degradado y los familiares viven presos de las rémoras del pasado, atrapados en los errores que han ido cometiendo, bajo la sombra de la Guerra Civil.

Punto de vista de la narración

La protagonista de la novela es Andrea, que cuenta  la historia de manera lineal en primera persona instalada en un punto temporal indeterminado posterior a los acontecimientos. A menudo se ha intentado confundir esta voz o a la protagonista con la de la autora (con la que comparte acontecimientos biográficos), lo que convertiría la novela en autobiografía. Sin embargo, la propia autora desmiente este punto. La crítica ha convenido en precisar que la autora recrea elementos ficticios en ambientes vividos, en un tiempo vivido por lo que no es propiamente una autobiografía, aunque nos de una impresión de ello.

Espacios de la narración

El principal espacio de la narración es la ciudad de Barcelona, a la que Andrea llega con las expectativas que se verán defraudadas. Este es el principal espacio, en el que podremos encontrar otros, siempre poco precisados: la Universidad, las Ramblas, el Barrio Chino, las plazas, el Tibidabo, el Montjuïc, la casa de Ena… Solo el piso familiar en la calle Aribau, y la buhardilla en la que vive su tío, en el mismo inmueble, aparecen descritos con profundidad. El piso es el medio en el que suceden la mayor parte de los acontecimientos y, por tanto, gana importancia en la mayor parte de las descripciones, todas ellas impresionistas, es decir, tamizadas a partir de la impresión que causa en el ánimo de la protagonista, la joven Andrea. Este es un escenario importante y que, a partir de las impresiones que causan en Andrea (la luz verde, el agua fría, la sensación de decadencia y de abandono…) contribuye a ahondar aún más en las acciones y en la descripción de los personajes.

Tiempo

El tiempo, es pues, un tiempo del recuerdo, que es lo único que Andrea se ha llevado de la casa Aribau (si atendemos a la matización que la protagonista realiza al final de la obra). Sin embargo, conviene que ahondemos un poco más en los tiempos que confluyen en la obra.

Tiempo de la narración


El tiempo de la narración está comprendido entre dos otoños, y se corresponde con un curso escolar. Del paso de este año se da cumplida cuenta por medio de distintas alusiones, bien sea al paso de las estaciones (la llegada de la primavera, el rigor invernal, el sopor del verano…) o de las fiestas que aparecen jalonando la narración (nótese la importancia, por ejemplo de la Verbena de San Juan); también hay alusiones a la marcha del curso (los exáMenes finales, por ejemplo; las vacaciones, etc.

Tiempo anterior, tiempo del recuerdo


Sin embargo, en la narración lineal, los personajes hacen referencia a otros tiempos vividos, confusos en la mayor parte de las ocasiones, de los que solo queda la impresión difusa de sus vivencias:

  • El tiempo de esplendor de los abuelos, recordado por Andrea, que han regresado a Barcelona para criar a la familia.
  • El tiempo de niñez de los tíos, narrado por la abuela a Andrea, en el que ambos eran inseparables.
  • El tiempo de la juventud del tío ROMán y de la madre de Nea, en el que vivieron aquel noviazgo breve.
  • El tiempo de la niñez de Andrea. Recuerda que visitaba la casa de los abuelos y los tíos jugaban con ella, usándola para hacer de menos a los otros tíos.
  • El tiempo de la Guerra Civil, en el que se produce la fractura en la relación de los dos hermanos y en el que se fragua el triángulo con Gloria, relación turbia que aún seguirá en los días en que Andrea narra su estancia; igualmente, en este tiempo de la guerra se esconde en el piso de la calle Aribau el jefe de la tía Angustias.

La novela impresionista: Nada de Carmen Laforet

A menudo se ha dado en elogiar las descripciones que hacía Pío Baroja de sus personajes, tildándolas de impresionistas, es decir, la habilidad con la que el autor del noventayocho caracterizaba a sus personajes con unas breves pinceladas. Esta técnica impresionista partiría del movimiento homónimo pictórico francés; no es, sin embargo la técnica a la que nos referimos para designar a la obra de Carmen Laforet.

Llamaríamos novela impresionista a la novela de Laforet porque en toda ella subyace la narración no de unos hechos, sino de la impresión que los mismos producen en la narradora, la joven Andrea.

El mayor atractivo de la novela, entonces, no reside tanto en los hechos que narra sino en la impresión que lo narrado produce en la joven Andrea, que es quien nos los narra.

Todo lo que aparece y existe en la novela aparece por la impresión que causa en la narradora y aparece mediado por dicha impresión. Hay en este sentido una mirada interpretativa de las personas, de la ciudad, de los acontecimientos, una mirada interpretativa que parte de su punto de vista.

La técnica de la autora consiste, en opinión de buena parte de la crítica, no tanto en incluir o narrar episodios autobiográficos sino en incluir las acciones en las vivencias propias, en las sensaciones.

Los personajes

La novela ofrece una galería de personajes atormentados en su mayor parte por las heridas de la reciente Guerra Civil. La frustración asoma en los personajes masculinos, que se muestran de esta manera como personajes planos (manipulador, el tío ROMán; violento, el tío Juan…) mientras que la mayor riqueza en matices la encontramos en los personajes femeninos: Gloria, Angustias, la abuela, la sirvienta…

Junto a los personajes de la casa, que son los que aportan ese clima de claustrofobia y de tensión, hay otros personajes principales como Ena, quizás el más importante, o como los compañeros niños-bien y bohemios de la facultad con los que Andrea se relaciona y que constituyen el contrapunto con la caracterización de los personajes de la casa.

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