26 Ago

La Filosofía de Friedrich Nietzsche: Conceptos Fundamentales

Friedrich Nietzsche sostenía que todo acto o proyecto humano está motivado por la «voluntad de poder». Esta no es tan solo el poder sobre otros, sino, fundamentalmente, el poder sobre uno mismo, una condición esencial para la creatividad y la auto-superación. Aunque Nietzsche afirmó en múltiples ocasiones que el Superhombre (Übermensch) aún no había surgido, mencionó a figuras históricas que podrían servir como modelos o precursores de este ideal: Sócrates, Jesucristo, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Shakespeare, Goethe, Julio César y Napoleón.

En su obra capital, Así habló Zaratustra: Un libro para todos y para nadie (1997), Nietzsche profundiza en la idea de que, para alcanzar el estado del Superhombre, el hombre europeo debe autosuprimirse. Este proceso de transformación se articula en tres fases simbólicas, descritas en el mismo libro:

Las Tres Transformaciones del Espíritu

  • El Camello: Simboliza al hombre europeo actual, aún impregnado de la moral de esclavos, que soporta el peso de la carga con paciencia y obediencia.
  • El León: Representa al hombre revolucionario, aquel que se levanta contra la moral de los esclavos y rompe las cadenas de la tradición y los valores impuestos. Sin embargo, el león, tras su acto de liberación, debe transformarse en niño.
  • El Niño: Simboliza la pureza, la inocencia y la capacidad de crear nuevos valores. Es el espíritu que, libre de prejuicios y resentimientos, recrea una nueva tabla de valores, afirmando la vida y el devenir.

Crítica a la Moral Tradicional y la Modernidad

La crítica de Nietzsche a la moral tradicional se centra en su anti-naturalidad, argumentando que impone leyes e imperativos que contradicen los instintos primordiales de la vida. Para él, el altruismo, cuando se erige como principio moral supremo, es una vía de decadencia. La lógica de esta moral tradicional conduce a una alteración de la personalidad, al considerar que lo poderoso y lo fuerte es algo suprahumano, mientras que lo débil y lo vulgar es inherente al hombre. Así, las acciones elevadas se atribuyen a un «otro yo» más perfecto, al que se denomina Dios.

La Crítica a la Religión Cristiana

Nietzsche profundiza en una reflexión sobre la religión cristiana, exponiendo que esta nace del miedo y del horror que el ser humano experimenta ante sí mismo y ante la incapacidad de asumir su propio destino. Cuando un individuo se siente invadido por un sentimiento de poder y teme ser avasallado por él, lo atribuye, mediante un mecanismo de defensa patológico, a un ser más poderoso: Dios.

El filósofo es contundente en su crítica al concepto de Dios, afirmando que “es una de las ideas más desagradables a las que se ha podido llegar: Se trata de un Dios degradado hasta el extremo de estar en contradicción con la vida, en vez de ser su exaltación y su afirmación eterna. Dios encarna, así, la guerra a la vida, a la naturaleza, a la voluntad de vivir. En Dios la nada queda divinizada; se santifica la voluntad de nada” (Nietzsche, Ecce Homo, 1984, p. 54).

Nietzsche y la Filosofía Tradicional

La principal crítica de Nietzsche a la filosofía tradicional se dirige a la Metafísica clásica. Sin embargo, sus reproches también se extienden a la Lógica, a la que considera representante de las pretensiones racionalistas que han dominado la tradición filosófica. Para el lógico, la verdad se opone al error; una dicotomía que Nietzsche rechaza, alegando la existencia de errores irrefutables y verdades contradictorias.

El Eterno Retorno de lo Idéntico

Nietzsche, influenciado en cierta medida por el positivismo de su época, niega la posibilidad de la Metafísica y, con ello, la fe en Dios y la inmortalidad del alma. En este contexto, introduce el concepto del eterno retorno de lo idéntico. Esta vida que se afirma, que busca siempre ser más y anhela la eternidad en el placer, regresará una y otra vez. Este aspecto cíclico de la vida, que ya se encontraba en las enseñanzas de Heráclito, postula que, una vez realizadas todas las combinaciones posibles de los elementos del mundo, un tiempo indefinido aún quedará por delante, y entonces el ciclo volverá a empezar, repitiéndose indefinidamente. Todo lo que sucede en el mundo se repetirá exactamente igual, una y otra vez, eternamente, incluyendo tanto lo bueno como lo malo y lo miserable.

La Distinción entre Moral de Señores y Moral de Esclavos

Nietzsche manifestó una profunda aversión hacia las éticas kantianas del deber y, especialmente, hacia la ética cristiana. En contraste, valoraba la vida sana, fuerte, impulsiva y dotada de voluntad de dominio. Para él, todo lo débil, enfermizo y fracasado era intrínsecamente malo, considerando la compasión como el peor de los males.

Según Mayo (2006), Nietzsche distingue dos tipos fundamentales de moral, que surgen de una observación de la realidad humana:

Moral de los Señores:
Es la moral de las individualidades poderosas, aquellas que poseen una vitalidad y un vigor superiores. Se caracteriza por la autoexigencia y la afirmación de los impulsos vitales, buscando la excelencia y la superación personal.
Moral de los Esclavos:
Es la moral de los débiles, los miserables y los degenerados. Se rige por la falta de confianza en la vida y valora virtudes como la compasión, la humildad y la paciencia. Es una moral del resentimiento, que se opone a todo lo superior y, por ello, afirma los igualitarismos.

El Superhombre y la Afirmación de Nuevos Valores

El Superhombre representa la encarnación de una nueva tabla de valores: el amor a la vida, el sentido de la Tierra y la exaltación de los instintos ascendentes. Para que el hombre se convierta en Superhombre, debe «expulsar» a Dios de su interior. No se trata de una divinización del hombre, sino, por el contrario, de una sustitución de la figura de Dios por la del Superhombre, de modo que este último se convierta en un ser con plenitud de poder y dominio sobre sí mismo y sobre los demás. Esta transformación, según Nietzsche, exige una voluntad de dominio, de agresión y de afirmación frente a lo ajeno, es decir, la «voluntad de poder».

Legado y Relevancia de Nietzsche en la Modernidad

La modernidad, en la visión de Nietzsche, se caracterizó por la propuesta de metas individuales guiadas por la voluntad humana y la razón, en detrimento de la práctica de valores tradicionales. Friedrich Nietzsche fue, sin duda, uno de los filósofos, poetas y pensadores más influyentes y controversiales del siglo XIX. Su vasta y profunda investigación sobre hechos y costumbres culminó en una de sus contribuciones más significativas: la crítica a la modernidad y a la moral. Esta obra marcó un punto de inflexión en la concepción de la sociedad y ejerció una influencia perdurable en la cultura y en la formación de la individualidad.

Conceptos como el nihilismo, la primacía de la razón sobre la religión y la crítica radical a la moral, representan la autonomía de la ideología individual. Estos, junto con su crítica a la modernidad y el célebre anuncio de la «muerte de Dios», simbolizan, según el propio Nietzsche, el advenimiento de una sociedad con una nueva razón y perspectiva.

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