20 Oct

La Corona de Aragón: Expansión y Monarquía Pactista (Siglos XI-XV)

En los siglos XI y XII se produjo un avance significativo de las fronteras cristianas hacia el sur de la mano de dos dinastías reales hegemónicas: la castellano-leonesa y la aragonesa. Fueron los tratados de **Tudilén** (1151) y el de **Cazorla** (1179) los que supusieron el reconocimiento mutuo de ambas dinastías y el reparto de futuras conquistas.

El siglo XIII fue un momento de gran expansión cristiana. Aprovechando la desintegración del Estado almohade, tras la decisiva **Batalla de las Navas de Tolosa** (1212), el rey **Jaime I** conquistó las Baleares y el Reino de Valencia. El territorio musulmán, reducido al Reino de Granada, resistió gracias al pago de parias y a los problemas internos castellanos.

En los siglos finales de la Edad Media acabaron de consolidarse los diversos reinos de la Corona Aragonesa en torno a la *monarquía pactista* y sus instituciones.

Consolidación Institucional y Crisis

Así, se potenciaron las **Cortes** como instrumentos de control de la Corona y, sobre todo, las **Diputaciones** como órgano administrativo. Ambas adquirieron un cierto grado de autonomía frente al poder del rey.

En el siglo XIV, la Corona sufrió de forma muy contundente una crisis demográfica debido a los efectos de la **Peste Negra**.

Ante esta situación, la nobleza aragonesa, con un gran peso político y social, optó por fijar a los campesinos a la tierra, aumentando sus poderes señoriales. Esto provocó tensiones sociales y enfrentamientos contra los malos usos de la nobleza, que no fueron abolidos hasta la **Sentencia Arbitral de Guadalupe** (1486).

A comienzos del siglo XV, una grave crisis dinástica provocó el acceso al trono de una nueva dinastía castellana, los **Trastámara**.

Sucesivas luchas sociales y políticas se fueron sucediendo durante una época muy conflictiva, hasta que el inicio del reinado de **Fernando el Católico** terminó definitivamente con la crisis.

La Repoblación de los Territorios Conquistados: Modelos y Consecuencias

El avance de los ejércitos cristianos sobre territorio musulmán vino acompañado de un movimiento de colonización, que llevó implícita una nueva organización social, política y económica.

A diferencia de los primeros núcleos Cantábricos y pirenaicos, donde las adversas condiciones climáticas y del relieve impusieron una economía precaria de dominio ganadero, las zonas conquistadas eran tierras de valles fluviales aptas para una agricultura extensiva.

Entre los siglos IX y XI tuvo lugar un proceso de crecimiento demográfico y de ocupación de tierras. Mientras que en la Corona de Aragón fue la nobleza la que se hizo con el control de las tierras, en Castilla las necesidades de repoblación obligaron a los reyes a dar privilegios a los colonos, a través de **Fueros** y **Cartas Puebla**, que garantizaban la libertad y la tierra a quienes se instalaban en las peligrosas zonas de frontera.

Modelos de Repoblación

  • Siglos XI al XIII (Entre Duero y Tajo): Se potenció la creación de ciudades amuralladas y villas de *realengo* que controlaron grandes espacios.
  • A partir del siglo XIII (Sur del Tajo y Mediterráneo): Derrotado el poder islámico, se incorporó una gran cantidad de tierras a los reinos cristianos entre Toledo y el Mediterráneo. Estas zonas fueron cedidas a la nobleza, la Iglesia y las órdenes militares por los servicios prestados en las guerras de conquista.

En la mayoría de las ocasiones, tras la expulsión de las poblaciones musulmanas, se promovió la llegada de nuevos pobladores cristianos a estos grandes señoríos.

Consecuencias de la Repoblación

Como consecuencia de estos distintos modelos de repoblación, se formaron grandes **latifundios** en el centro y sur de la península, y territorios de pequeñas y medianas propiedades más al norte y en las tierras próximas a los ríos y a la costa mediterránea, donde se practicaba una agricultura intensiva. Esta estructura de la propiedad de la tierra se mantuvo, en gran medida o con ligeras modificaciones, hasta el siglo XIX.

El Régimen Señorial y la Sociedad Estamental

El Estado medieval de los reinos cristianos hispánicos era, como en la mayor parte de la Europa de aquel tiempo, de carácter feudal y señorial. El monarca estaba al frente, pero el señorío era la principal unidad política del reino. Sin embargo, este modelo feudal siempre estuvo condicionado por los avatares del proceso de “Reconquista” peninsular.

El Régimen Señorial Hispano

El régimen señorial hispano, que tuvo su origen en el pago o recompensa real por la participación en las guerras de conquista en territorio musulmán, suponía el dominio sobre tierras y hombres; un dominio delegado por el monarca en otras personas o colectivos. El titular acumulaba jurisdicción, rentas y patrimonio, además de un gran poder político, social y económico. Los señores nombraban a las autoridades locales, ejercían la justicia y cobraban tributos. En otras palabras, el señor feudal era un verdadero soberano en su feudo.

No obstante, en la península el feudalismo no llegó a alcanzar el gran desarrollo que consiguió en otros reinos, ya que la Reconquista obligó a aunar fuerzas a reyes y señores, consolidando los vínculos de lealtad y permitiendo a los monarcas medievales hispanos mantener la unidad de sus reinos.

La Sociedad Estamental

Como en el resto del Occidente cristiano, la sociedad de los reinos hispánicos era estamental, marcada por relaciones de dependencia personal. Se caracterizaba por la escasa movilidad social, la homogeneidad de cada estamento y la desigualdad jurídica. Los estamentos nobiliario y eclesiástico formaban la minoría privilegiada y estaban exentos de impuestos y de las cargas señoriales.

La sociedad medieval cristiana contaba con tres estamentos, cada uno con una función determinada:

  1. *Bellatores* (La Nobleza): Con la nobleza al frente, defendían al resto de la población y gobernaban. Entre ellos se encontraban los reyes, que conforme avanzaba la Edad Media fueron adquiriendo más poder frente a la nobleza.
  2. *Oratores* (El Clero): Los encargados de rezar por la salvación de la sociedad. Dirigían la vida espiritual y tenían gran influencia y poder social y económico.
  3. *Laboratores* (El Pueblo Llano): Formaban la mayoría de la población y eran los que trabajaban para producir los bienes necesarios.

En este grupo social se integraban, también, por la propia historia peninsular, los **mudéjares**, musulmanes sometidos al nuevo dominio cristiano, y que desde principios del siglo XVI, fueron obligados a convertirse al cristianismo, pasando a ser denominados como **moriscos**.

La sociedad estamental y los señoríos persistieron hasta bien entrado el siglo XIX, momento en el que la irrupción del liberalismo significó la desaparición del Antiguo Régimen.

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