05 Jul

La Crítica Nietzscheana a la Filosofía Occidental: Desvelando Conceptos y Valores

El «Egipticismo» y la Momificación de la Realidad

Este fragmento comienza preguntándose cuál es la característica que define a los filósofos. Su respuesta, en forma de aforismos, es clara y contundente: la creencia en conceptos acabados e inmutables que den explicación de lo real. En este texto, Nietzsche expone, a través de una serie de metáforas, cuáles son para él las características principales que ha sustentado la filosofía tradicional; sobre todo, su profundo conceptualismo, expresado a través del “egipticismo” o momificación de la realidad y, en consecuencia, el olvido de lo mundano como un proceso histórico, en continuo devenir. Sin embargo, Nietzsche afirma que este es el gran error de la filosofía y, sobre todo, como consecuencia de ello, el profundo daño causado a la humanidad.

Se ha producido una profunda inversión de lo real: así, la filosofía tradicional ha priorizado valores y conceptos permanentes e invariables, olvidando que la realidad es constante cambio y mutabilidad, que no hay esencias en espera de ser captadas, sino que es la vida caduca e imperfecta la que debe ser valorada como lo único real. Para Nietzsche, la filosofía ha auspiciado la verdad y lo real a partir de la racionalidad y la conceptualización del mundo, de tal manera que para su justificación ha negado todo aquello que proviene de los sentidos. Así, lo corpóreo, lo sensitivo ha sido descalificado en una búsqueda, según él, errónea y dañina de la realidad, calificando a sus seguidores de «pueblo», como una categoría por debajo de los filósofos. Aunque se ha intentado enterrar una y otra vez a la vida, representada por los sentidos y el cuerpo, esta resurge ante sus profanadores, pues se eleva por encima de la mera representación conceptual de la realidad.

Contexto de la Obra: El crepúsculo de los ídolos y la Filosofía del Martillo

El crepúsculo de los ídolos fue escrita en muy pocos días, al final de su vida lúcida. Pertenece al período crítico de su pensamiento (una vez superados los períodos romántico y positivista), en el que se refleja la parte destructiva de su filosofía. Así, practicará la “filosofía del martillo”. Los martillazos de su crítica los asestará contra la religión, la filosofía y la moral tradicional. La crítica aniquiladora del hombre actual es el amargo camino que llevará al futuro. Es decir, pretende mostrar la falsedad de lo que se ha aceptado hasta entonces como verdad. El subtítulo es bastante expresivo de su contenido: Cómo se filosofa con el martillo.

Si, desde el punto de vista del contenido, este libro aborda la totalidad de temas de su pensamiento, desde el punto de vista formal muestra todos los estilos que empleó en su escritura: la sentencia breve, el aforismo, el desarrollo minucioso de un tema en varios apartados, el abordaje de una misma cuestión desde diversas perspectivas, etc.

Los Sentidos y el Cuerpo: Afirmación Vital

Nietzsche defiende el cuerpo y los sentidos frente a la tradición filosófica y cristiana, que los rechaza por considerarlos irracionales. Critica esa moral decadente y exalta al superhombre, que se afirma a sí mismo como cuerpo y voluntad.

La Inversión de Valores: Confundir lo Último con lo Primero

En este fragmento, Nietzsche presenta cuál es para él la segunda característica de los filósofos, y no es otra que la inversión radical de los valores importantes para la humanidad al “confundir lo último y lo primero”.

En el apartado cuarto del capítulo “La razón en la filosofía” de El crepúsculo de los ídolos, afirma Nietzsche la segunda característica de los “filósofos”: confundir lo último con lo primero. Los filósofos creen en un mundo verdadero, se ven obligados a negar que los conceptos supremos (ser, verdad, bien) tengan un origen humano e histórico y creen que el fundamento último del ser es Dios, el ser realísimo y perfectísimo, causa de sí mismo. Con ello, ponen como principio un “objeto” (Dios) que no existe más que en la cabeza del filósofo.

El Concepto como Máscara y Ficción

El concepto es una idea que concibe o forma el entendimiento. El concepto se forma cuando se abandonan de manera arbitraria las diferencias individuales. Por eso es siempre un prejuicio, una máscara. Es inevitable la formación de conceptos, pues de esa forma hacemos frente al devenir. Los conceptos nos sirven de balizas para vivir y comunicarnos. Pero si no queremos desmentir la vida que somos, si no queremos convertirnos en uno más del rebaño, hemos de tener siempre presente que no son más que metáforas pactadas. Con el tiempo, se olvida el origen metafórico del concepto universal y este pasa a gobernar nuestras vidas. Es decir, creemos que los conceptos traslucen realidades objetivas, en vez de ser una simple ficción construida desde una perspectiva determinada. Por ello, cuanto más general es un concepto, más alejado está su contenido de lo que de verdad existe.

Los conceptos más generales, los más abstractos, son los «conceptos supremos». En ellos se cumple la mayor separación posible de la realidad, que está constituida por fuerzas plurales en perpetuo devenir. Por eso, son los más vacíos, «el último humo de la realidad que se evapora«.

Los Conceptos Supremos y el «Mundo Verdadero»

Aquí están los grandes conceptos metafísicos: el Bien, la Verdad, la Perfección… Y, por encima de todos, Dios como concepto que representa ejemplarmente las características del «mundo verdadero» creado por la razón humana a partir de la metafísica del lenguaje. Esta invención de «conceptos supremos» no obedece a motivos de orden lógico ni ontológico, sino estrictamente psicológico: el temor al cambio, la muerte y la vejez han empujado al hombre a crear estos conceptos para en ellos encontrar el reposo, la regularidad y calma que faltan en el único mundo existente, el que se ofrece a los sentidos. Pero lo «ha pagado muy caro«, pues de esta forma ha tenido que renunciar a sí mismo y a sus instintos.

Reiteración del Contexto: El crepúsculo de los ídolos y la Filosofía del Martillo

El crepúsculo de los ídolos fue escrita en muy pocos días, al final de su vida lúcida. Pertenece al período crítico de su pensamiento (una vez superados los períodos romántico y positivista), en el que se refleja la parte destructiva de su filosofía. Así, practicará la “filosofía del martillo”. Los martillazos de su crítica los asestará contra la religión, la filosofía y la moral tradicional. La crítica aniquiladora del hombre actual es el amargo camino que llevará al futuro. Es decir, pretende mostrar la falsedad de lo que se ha aceptado hasta entonces como verdad. El subtítulo es bastante expresivo de su contenido: Cómo se filosofa con el martillo.

Si, desde el punto de vista del contenido, este libro aborda la totalidad de temas de su pensamiento, desde el punto de vista formal muestra todos los estilos que empleó en su escritura: la sentencia breve, el aforismo, el desarrollo minucioso de un tema en varios apartados, el abordaje de una misma cuestión desde diversas perspectivas, etc.

La Muerte de Dios y el Nihilismo

Para Nietzsche, la «muerte de Dios» simboliza la decadencia de los valores occidentales y la pérdida de sentido de la vida, ya que lo que se pone como absoluto (Dios, la Naturaleza, la Ciencia) ya no tiene validez. Esta muerte lleva al nihilismo, y el superhombre es la respuesta, superando esta crisis de valores.

Las Cuatro Tesis de Nietzsche sobre la Razón y la Decadencia

En este fragmento, Nietzsche, desde su particular lenguaje aforístico, presenta de forma resumida cuáles son para él las cuatro principales características de los filósofos de la tradición occidental.

Nietzsche reflexiona sobre cómo la razón ha sido vista tradicionalmente como la facultad suprema y la guía para entender el mundo y la vida. Sin embargo, en este apartado, él cuestiona esa idea, sugiriendo que la razón no es la única o la más importante forma de conocimiento y que, en realidad, puede ser limitada o incluso engañosa si se la considera como la única vía para la verdad. Nietzsche invita a pensar en la razón no como un ídolo absoluto, sino como una herramienta que debe ser complementada con otros aspectos de la existencia, como la voluntad, los instintos y las emociones.

Nietzsche convierte la cuestión del ser (el tema de la ontología) en una cuestión de valor: lo que importa es valorar correctamente la vida. La filosofía occidental se ha basado en una incorrecta y negativa valoración del mundo y de la vida.

  1. En la primera tesis, afirma que lo aparente ha sido considerado como fundamento de lo mundano.
  2. En la segunda, subraya que la consideración de un mundo de verdades inmutables no son más que vacío e ilusorio.
  3. En la tercera tesis, sostiene que la creación irreal de un mundo distinto a este se hace posible por el resentimiento contra la vida, creyendo en otra vida mejor que esta.
  4. Finalmente, en la cuarta tesis, Nietzsche nos dice que la creencia en otro mundo mejor que este es fruto de un proceso decadente que se inicia en los comienzos de la filosofía y se desarrolla en el seno del cristianismo, siendo Kant uno de sus máximos exponentes.

Recurre así a la figura del artista trágico dionisiaco, propio del mundo griego, frente a lo “apolíneo”, muestra el carácter del verdadero hombre que reconoce lo vital como contradictorio pero que lo acepta como lo único.

Reiteración Final del Contexto: El crepúsculo de los ídolos y la Filosofía del Martillo

El crepúsculo de los ídolos fue escrita en muy pocos días, al final de su vida lúcida. Pertenece al período crítico de su pensamiento (una vez superados los períodos romántico y positivista), en el que se refleja la parte destructiva de su filosofía. Así, practicará la “filosofía del martillo”. Los martillazos de su crítica los asestará contra la religión, la filosofía y la moral tradicional. La crítica aniquiladora del hombre actual es el amargo camino que llevará al futuro. Es decir, pretende mostrar la falsedad de lo que se ha aceptado hasta entonces como verdad. El subtítulo es bastante expresivo de su contenido: Cómo se filosofa con el martillo.

Si, desde el punto de vista del contenido, este libro aborda la totalidad de temas de su pensamiento, desde el punto de vista formal muestra todos los estilos que empleó en su escritura: la sentencia breve, el aforismo, el desarrollo minucioso de un tema en varios apartados, el abordaje de una misma cuestión desde diversas perspectivas, etc.

La Decadencia en la Filosofía Occidental

Para Nietzsche, la decadencia comienza con Sócrates y Platón, que niegan la vida en favor de un mundo ideal. El cristianismo hereda esta visión y, junto a la filosofía tradicional, promueve valores contrarios a la vida. La metafísica nace del miedo y del lenguaje, que impone una visión fija y falsa del mundo.

El Artista Trágico Dionisíaco

Nietzsche contrapone lo apolíneo (belleza, orden) y lo dionisíaco (desmesura, vida) como fuerzas del arte griego, unidas genialmente en la tragedia. El artista trágico ama la vida en su totalidad, con placer y dolor. Esta unidad se rompe con Sócrates, dando paso a una cultura racionalista y decadente.

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