25 Jul
Oposición Política al Régimen de la Restauración
El Régimen de la Restauración tuvo que hacer frente a diversas corrientes de oposición política y social a lo largo de su existencia. A continuación, se detallan las principales.
El Carlismo
El Régimen tuvo que hacer frente a la Tercera Guerra Carlista. Este conflicto entró en su fase final por el desgaste de las tropas carlistas y la compleja situación política, etc. El carlismo, como amenaza militar, desapareció definitivamente después de casi medio siglo de luchas. Pese a la derrota, seguía teniendo un gran apoyo popular.
En 1888, el carlismo se dividió en dos ramas principales:
- El Partido Integrista, dirigido por Cándido Nocedal, caracterizado por su ultracatolicismo y tradicionalismo.
- Las Juntas Tradicionalistas, que eran verdaderos órganos de coordinación en las provincias y localidades.
Los Nacionalismos Periféricos
Fueron manifestaciones de las medianas y pequeñas burguesías, más que de las altas, que intentaban recuperar su identidad nacional a través de la defensa de sus históricas peculiaridades forales frente al Estado liberal. A medida que fue aumentando su importancia, se fueron adhiriendo las burguesías dirigentes.
Nacionalismo Catalán
Surgió la Renaixença, cuya finalidad era recuperar la lengua e identidad catalana, pero carecía de aspiraciones políticas. Los primeros movimientos prenacionalistas fueron el carlismo y el federalismo, que fracasaron. Las primeras formulaciones catalanistas con contenido político vinieron de la mano de Valentí Almirall, quien fundó el Centre Català. La versión conservadora del catalanismo llegó con la creación de la Unió Catalanista, que defendía una organización confederal de España y la soberanía de Cataluña en política interior. El impacto de la Crisis del 98 fue decisivo para la maduración y expansión del catalanismo.
Nacionalismo Vasco
La industrialización, la masiva llegada de inmigrantes y el Gobierno liberal español fueron señalados como enemigos de la sociedad tradicional. El propulsor de este nacionalismo fue Sabino Arana. El lema vasco era «fueros y tradiciones«. En 1895 se fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) con una solemne declaración antiespañola, pero no fue capaz de consolidarse con Arana y se vio obligado a ampliar sus bases hacia una burguesía más moderada e industrial. Fue entonces cuando apareció la tensión entre los independentistas y los no independentistas. Los independentistas copiaron la idea catalana de «rehacer España», en este caso, desde el País Vasco.
Nacionalismo Gallego
Edificó una ideología diferenciada que, superando los niveles políticos regionalistas, teorizó con radicalidad sobre la naturaleza nacional de Galicia. Este galleguismo no pretendía alcanzar un Estado independiente, ni siquiera un federalismo, sino un modelo jurídico-político de descentralización designado con el término de autonomía.
Nacionalismo Andaluz
Se proclamó la Constitución Federalista Andaluza y se solicitó expresamente una Andalucía soberana y autónoma. Sin embargo, no se consolidó un partido andalucista burgués.
Los Partidos Republicanos
Podemos distinguir tres corrientes republicanas principales:
- El Partido Posibilista: el más moderado, su líder era Emilio Castelar y su base social era la burguesía y las clases medias urbanas.
- El Partido Centralista: sus líderes eran Manuel Ruiz Zorrilla y Nicolás Salmerón, y mantuvo un republicanismo más radical.
- El Partido Federal: su líder era Francesc Pi i Margall. Fue el partido mejor definido y más coherente con el Sexenio Democrático, defendiendo la descentralización y el anticlericalismo.
El Movimiento Obrero
El movimiento obrero se opuso a todo el sistema de la Restauración. Las dos corrientes de la Internacional (marxistas y anarquistas) encontraron eco en España, sobre todo la anarquista, que adquirió mayor predicamento.
Anarquismo
El anarquismo se vivía en la clandestinidad y, para ello, incluyó la posibilidad de organizar una revolución para liquidar el Estado. Sin embargo, Sagasta hizo que el anarquismo volviese a la legalidad, y el resultado fue la creación de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Los componentes de esta federación optaron por abandonar la idea de destrucción del Estado y organizaron una resistencia solidaria y pacífica. En contraste con esta situación, en Andalucía, algunos anarquistas se agruparon en sociedades secretas y formaron la Mano Negra, una «organización terrorista secreta» que fue acusada de asesinatos.
Marxismo y Socialismo
El marxismo estaba formado por los seguidores de Karl Marx, quienes encontraban refugio en la Asociación de Arte de Imprimir, que presidía Pablo Iglesias. Estos constituyeron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En su ideario destacan los objetivos marxistas de conquista del poder político y la dictadura del proletariado. El socialismo tuvo más peso en Extremadura, Castilla-La Mancha y Madrid, y desde ahí se extendió. Era un partido obrero. Tuvo como periódico oficial «El Socialista«. Debido a la crisis, se vieron con la obligación de crear la Unión General de Trabajadores (UGT), cuyo fin era la mejora de las condiciones de vida y del trabajo.
El Catolicismo Social
El Papa León XIII publicó la encíclica Rerum Novarum, que pretendía ser una alternativa social al margen de las ideologías obreras, fijando los principios de la doctrina social de la Iglesia. La Iglesia promovió la creación de círculos católicos obreros, que lograron arraigo en el mundo rural. Su oposición a los sindicatos de clase los hizo manipulables por los patronos y por los partidos de derechas, lo que llevó a la constitución de sindicatos católicos libres como la Federación Nacional de Sindicatos Libres.
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