31 May

Sin embargo, la filosofía de Kant discrepa respecto al Racionalismo y al Empirismo en ciertos puntos: Frente al Empirismo, para Kant, no todos los conceptos proceden de la experiencia, aunque su función es ser aplicados a la experiencia. Frente al Racionalismo, la razón humana es finita, no infinita y tiene límites, como la experiencia, y no es capaz de conocerlo todo. Por otra parte, el Racionalismo y el Empirismo discuten acerca del objeto de conocimiento, pero Kant considera que para discutir acerca de lo que vemos es necesario antes analizar las capacidades del sujeto.

La metafísica es el conocimiento cuyos principios no son tomados de la experiencia, puesto que están más allá de ella, es un conocimiento de la razón pura. Kant  se pregunta si es posible elaborar una metafísica como una verdadera ciencia. Se pregunta qué condiciones debe cumplir el conocimiento para ser considerado científico y estas deben ser trascendentales (a priori, universales y necesarias). Según Kant, la posibilidad de construir juicios sintéticos y a priori se debe a que a pesar de que sólo tenemos conocimientos de los fenómenos, únicamente podemos conocerlos gracias a la aplicación de las formas a priori cuya función reside en ordenar el material caótico de las impresiones sensibles en qué consisten los fenómenos. El estudio trascendental de estas condiciones lo realizará en la Estéticas trascendental y en la Analítica trascendental. En la primera, analiza la sensibilidad y estudia las formas a priori que le corresponden, el espacio y el tiempo, condiciones trascendentales que hacen posible la existencia de juicios sintéticos a priori en el campo de las matemáticas. En la Analítica, analiza el entendimiento en su función de enjuiciar estudiando las condiciones trascendentales, o las categorías, que hacen posible la existencia de juicios sintéticos a priori en el campo de la física. Las categorías sólo tienen un uso válido si sirven para unificar los fenómenos sensibles y únicamente se aplican a ellos.

El formalismo moral –


Kant delimita el uso práctico de la razón buscando un fundamento que haga posible que la acción humana sea dirigida por principios morales a priori. La moral se encuentra ubicada en el campo del deber ser.

Kant se pregunta ¿en qué condiciones un principio práctico puede valer como ley?
Responderá que sólo si el principio práctico es un imperativo necesario y universal.
Por ello, el pensar prusiano rechazará todos los principios prácticos materiales, aquellos que proponen la búsqueda de un fin concreto. ¿Por qué? Porque son principios particulares, contingentes, hipotéticos y heterónomos. Estos principios forman la moral que Kant denomina material. La moral kantiana, por el contrario, quiere constituirse como una moral formal, en la que su universalidad y necesidad determinará la voluntad. Esta moral es autónoma puesto que la razón se da a sí misma una ley por la que se debe regir y sus imperativos serán en virtud de esta autonomía a priori (universales y necesarios) y categóricos. Kant denominó al imperativo a priori y categórico genéricamente imperativo categórico y lo enunció de cinco modos distintos, entre los que cabe destacar la siguiente: «obra de tal modo que la máxima que guía tu acción se pueda convertir en norma universal».  Esta moral forma, es vacía de contenido, que no establece lo qué se debe hacer, sino el cómo se debe actuar en cualquier situación.
Los corolarios de esta moral formal son; la libertad, el bien y el deber: Con respecto a la libertad, Kant considera que la ley moral es un faktum que no precisa de ser justificado, entonces la existencia de la ley permite deducir la existencia de la libertad. Por lo que se refiere al bien, afirma que no es el concepto de bien el que fundamenta la ley moral  sino a la inversa, es la ley quien determina qué es lo bueno. Finalmente, el único móvil admisible para la voluntad es la ley misma, o el deber, Para Kant, actuar únicamente por respeto a la ley, no nos hace felices sino sólo merecedores de la felicidad. Considera que la felicidad no puede ser motivo determinante de la buena voluntad.

En cuanto a los postulados de la razón práctica, Kant entiende que la uníón de virtud y felicidad no está al alcance inmediato del hombre ya que la buena voluntad no es la voluntad santa, privativa de Dios. El hombre está solicitado por la ley moral y los deseos. Este planteamiento conduce a afirmar que el orden moral postula: la inmortalidad del alma; la existencia de Dios y la libertad.

El enfoque de Kant rechaza todas las teorías éticas anterior porque considera que siempre hacen referencia a preferencias subjetivas y, por tanto, no universales. Cualquiera que sean las normas que estas teorías establezcan, siempre tendrán una validez hipotética, es decir, serán válidas en el supuesto de que se acepte el fin último al que están encaminadas.

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