20 Jun

Romanticismo
A finales del Siglo XVIII, hay reivindicación del idealismo y de lo individual.
La burguésía busca el poder, eso derivará en la aparición de las revoluciones liberales y del nacionalismo. La libertad se defiende plenamente. El yo se convierte en el centro, casi divinizado, como un héroe o un genio merecedor de una vida perfecta que, no alcanza. Este contraste entre los deseos y la realidad produce en general una angustia que se relaciona con lo trágico y con el desbordamiento emocional. La muerte se convierte en un tema habitual. La insatisfacción del yo le lleva a la búsqueda continua de evasiones. La expresión de los sentimientos,  se manifiesta a través de una naturaleza que busca representar el alma apasionada. El rebelde se convierte en un modelo a seguir. España fue considerada como el país ROMántico por excelencia. Sin embargo, el Romanticismo llegó muy tarde en comparación con otros países. Este retraso se debíó al conservadurismo del reinado de Fernando VII. La narrativa ROMántica estuvo influida por las novelas históricas de Walter Scott. Gil y Carrasco es el autor español más importante, con su obra El señor de Bembibre, ambientada en la Edad Media. Además de la novela histórica, destacó el costumbrismo, en el que los autores buscan reflejar lo pintoresco y tópico de su época. También puede considerarse costumbrista la novela La Gaviota, de Cecilia Böhl de Faber. El autor más importante fue Mariano José de
Larra, cuya vida responde plenamente a la del hombre ROMántico. Su obra aparecíó en los periódicos de la época, donde publicaba con seudónimos variados (Fígaro, El pobrecito hablador…). En sus artículos tratan diversos temas, políticos, literarios, de costumbres sociales … Algunos de los más famosos son “Vuelva usted mañana”, “Casarse pronto y mal”. Larra destaca por su ironía y subjetividad. El teatro experimentó  cambios en el Romanticismo. El principal fue el retorno a las carácterísticas del teatro Barroco. Los autores ROMánticos vuelven a la ruptura de las unidades clásicas, a la mezcla de personajes y lenguajes… El amor es el tema preferente, aunque enfrentado a una realidad que lo imposibilita. Las obras se ambientan en el pasado. Los personajes son prototípicos. Una de las obras más notables es Don Álvaro o la fuera del sino, del Duque de Rivas, en la que podemos encontrar todas las carácterísticas del Romanticismo.
Don Juan Tenorio, por otra parte, de José Zorrilla. Zorrilla se inspira para su obra en el protagonista de El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina. La poesía puede considerarse el género más carácterístico del movimiento ROMántico. El interés por el pasado y por lo legendario hizo que tuvieran éxito los poemas narrativos del Duque de Rivas y de José Zorrilla, que recuperaron la forma tradicional del romance. poemas narrativos; 

José de

Espronceda, autor del poema extenso titulado El diablo Mundo, y de El estudiante de Salamanca, precedente en parte del Don Juan Tenorio. Espronceda, además, fue autor de una serie de Canciones, de género lírico, en las que a menudo se exalta la libertad. En la segunda mitad del Siglo XIX, algunos poetas, buscarán un sentimentalismo más íntimo. Esta poesía será llamada “postromántica”. A ella pertenece Rosalía de Castro, quien en sus dos primeras obras recupera literariamente el gallego, mientras en su tercera  escribe en español un libro  melancólico.
Gustavo Adolfo Bécquer, , es autor de un conjunto de Leyendas, en prosa, y de un libro de poemas, las Rimas. Bécquer en sus poemas trata diversos temas, desde la propia creación poética, el amor en sus fases positiva y negativa, y la soledad y la muerte. Bécquer utiliza un estilo sencillo, partidario en general de la rima asonante, la anáfora y el paralelismo

. CONTEXTUALIZACION

Este fragmento es de la obra de teatro de El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín. Se trata de una comedia y pertenece a la época de la Ilustración, que se desarrolló durante el Siglo XVIII. Pero fue publicada en el Siglo XIX, en 1805. Al ser una obra de teatro, se incluye en el género dramático (importante en esta época). No hay presencia de narrador y los personajes son los que desarrollan la acción mediante el uso del diálogo. Aunque las acotaciones sean carácterísticas de este género, no hay ninguna en el texto. Este fragmento es del tercer acto y la parte final. A parte, la obra se encuentra en el teatro renovador. Los autores que se incluyen en este tipo de teatro tienen una preferencia por regresar a las reglas clásicas, en vez de seguir ocn la ruptura de las tres unidades de Lope de Vega. La acción de la obra transcurre en Alcalá de Henares, solo hay una trama y ocurre todo en un mismo dia. Así, se respetan las unidades de espacio, acción y tiempo. Hay presencia del decoro, los personajes tienen un comportamiento propio de la clase social a la que pertenecen. La obra también hace una crítica hacia algunos problemas de la época. Alguno sería la educación que recibían las mujeres o el abuso de autoridad por parte de padres. Se relaciona con La Regenta porque en las dos obras hay un matrimonio de conveniencia, sin embargo en El sí de las niñas no terminan casándose.

Realismo y Naturalismo

A mediados del Siglo XIX, las  revoluciones parecen concluir con el triunfo de la burguésía.
El nuevo orden exige un arte en el que la burguésía se vea reflejada. Será el Realismo.
La narrativa se convertirá  en el género preferido. A través de ella, se relata la vida cotidiana de las personas del Siglo XIX. Se llamó Realismo, al movimiento artístico de origen francés que surge a mediados del Siglo XIX, con el fin del Romanticismo. El “yo” ROMántico deja paso al “nosotros”, a la sociedad, que es la verdadera protagonista de este movimiento. Se pretende mostrar la realidad de una manera fiel. Hubo autores más conservadores y defensores, por tanto, de la sociedad tradicional; otros escritores fueron más progresistas y, por tanto, más críticos con el mundo en que vivían. Tanto los unos como los otros compartieron carácterísticas literarias: presencia de un narrador omnisciente (desarrollar psicología d los personajes), largas descripciones, contextos reales y presentes, y un lenguaje sencillo. El éxito de estas novelas guarda relación además con su transmisión en los periódicos. A finales del Siglo XIX, el Realismo evoluciona intensificando algunas de sus carácterísticas en lo que sería llamado Naturalismo.
Principalmente, se intenta que la objetividad realista imite el método científico. Los avances en biología y psicología llevarán a los escritores a mostrar a los personajes ya no como seres independientes, sino como una consecuencia casi mecánica de sus pasados y de su entorno social. El Naturalismo mostró a menudo personajes maltratados por la vida y, a la vez, quiso, a través de los ambientes sórdidos y difíciles. El Realismo en España se manifestó de manera tardía con respecto a otras literaturas. Parte de los autores, se caracterizó por mostrar la realidad de una manera aún algo idealizada. Es lo que ocurre con Juan Valera, escritor que ambienta sus obras en una Andalucía nada conflictiva, busca la belleza.
Pedro Antonio de Alarcón, evoluciónó desde novelas ROMánticas hasta largas novelas de tipo conservador, famosa su novela corta titulada El sombrero de tres picos.
José María de Pereda, por último, situó sus obras en Cantabria, idealizando la vida rural en la belleza de los paisajes montañosos, como en su obra Peñas arriba. El autor realista más destacado de la literatura española fue,  Benito Pérez Galdós, a parte de querer mostrar la sociedad española quiso denunciar sus defectos. Escribíó casi 50 novelas cortas con el título general de Episodios nacionales. El objetivo de estas novelitas es mostrar la historia de España durante el Siglo XIX. Además de los Episodios, que recorren casi toda la vida literaria de Galdós, escribíó otras novelas, que muestran una evolución desde su juventud a su madurez. Así, en la década de 1870, se encuentran las novelas de la primera época o de tesis, en las que se muestra una crítica de la España conservadora y tradicional. Las “novelas españolas contemporáneas”, ambientadas principalmente en Madrid, fueron escritas en la década de 1880. Su obra maestra de este periodo es Fortunata y Jacinta. En la década de 1890, Galdós, escribe novelas caracterizadas por la expresión de lo espiritual y la bondad. Ya a comienzos del Siglo XX, Galdós tuvo una etapa conocida como “fase fantástica”, en las que parece abandonar definitivamente el Realismo. El Naturalismo se desarrolló en España a partir de 1880. Su principal defensora fue Emilia Pardo Bazán, quien llegó a teorizar sobre el nuevo movimiento, defendía su adaptación a las circunstancias españolas.
Vicente Blasco Ibáñez usa el Naturalismo, para mostrar la vida rural valenciana, en obras como La barraca. Por último, es  importante la contribución de Leopoldo Alas, “Clarín”.
Clarín escribíó numerosos relatos y dos novelas: Su único hijo y La regenta.
Esta última es considerada la novela más importante del Siglo XIX en España. La novela, en dos partes de muy desigual ritmo, muestra claramente la manera en que las personas vivimos marcadas por nuestro pasado y por la sociedad que nos rodea.

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