27 Oct
Contexto Histórico y Literario
Nos hallamos ante el fragmento final del tercer y último acto de La casa de Bernarda Alba, obra que se terminó en 1936, meses antes del fusilamiento de su autor.
Federico García Lorca y la Generación del 27
Federico García Lorca fue poeta, dramaturgo y prosista español, considerado el autor más influyente adscrito al movimiento de la Generación del 27. Perteneciente a una familia acomodada, murió fusilado un mes después del golpe de Estado de 1936, debido a sus ideas políticas y su declarada homosexualidad.
Como dramaturgo, llevó a cabo un concepto renovador del arte escénico. Experimentó diversos modos de escritura dramática: vanguardista (Bodas de sangre), trágica (Yerma), y principalmente, dramática (como La casa de Bernarda Alba).
El Clímax Dramático: Desenlace del Acto III
En este fragmento, la tensión dramática alcanza su punto más elevado. El conflicto surge cuando Martirio y Adela se encuentran en el patio después de que esta última haya permanecido con Pepe el Romano. Acto seguido, discuten por él y llegan incluso a luchar.
La tragedia desciende con la irrupción de Bernarda, que ya no puede negar la evidencia. Adela confirma su amor por Pepe ante todas y se rebela contra su madre. Esta, en un arrebato de locura, dispara contra Pepe el Romano, que se halla fuera de la casa. Adela, que lo cree muerto, se suicida.
Temas Centrales y Conflictos
Como podemos comprobar, en el texto aparecen fuerzas contrarias fundamentales del teatro lorquiano:
- Conflicto entre el principio de autoridad y el principio de libertad.
- Choque entre el deseo de libertad y el autoritarismo.
- Rebeldía frente a la represión.
La tradición y la honra social, donde lo único importante es mantener las apariencias, predominan sobre los sentimientos (lo crucial, al final, es que Bernarda pueda afirmar que Adela ha muerto virgen). Este mundo conflictivo se desarrolla sobre la base del tema del amor, que se trata, pues, de un amor imposible y frustrado.
Además del tema principal anteriormente descrito, en la obra aparecen otros motivos temáticos, como la condición de la mujer en la sociedad española de la época.
Caracterización de Personajes
Hay que destacar que la mujer es la protagonista del teatro lorquiano, ya que representa el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista.
En esta última escena intervienen todos los personajes relevantes de la obra. Destacan como personajes principales Bernarda, Adela y Martirio en la acción dramática. Los demás personajes (La Poncia, la criada, Amelia, Angustias y Magdalena) apenas tienen peso en este fragmento.
Personajes Femeninos
Bernarda
Es una mujer dominante, fría, dictadora o tirana dentro de la casa, además de estar profundamente preocupada por el “qué dirán” (“¡Nadie dirá nada!”, “Las lágrimas cuando estés sola”). Bernarda se apoya sobre un bastón que simboliza el poder. Lorca la fija como símbolo del sistema y la sociedad española.
Adela
Es un personaje romántico; se opone y lucha contra el régimen establecido por Bernarda y encarna la tragedia que representa la obra. En este fragmento, parte el bastón de Bernarda, siendo así la única heroína que lucha con el deseo de todas las mujeres de la casa contra la madre. Muriendo voluntariamente en un acto suicida final, da la razón a María Josefa cuando anteriormente en la obra esta afirma que la única vía de escape de la autoridad es la locura o la muerte.
Angustias
La mayor de las hermanas, hija del primer marido de Bernarda y heredera de su dinero, está prometida a Pepe a pesar de saber que él solo la quiere por su dinero.
Martirio
Se resume en su actitud envidiosa hasta el punto de la crueldad que demuestra continuamente (su última intervención: “¡Dichosa ella mil veces que lo pudo tener!”).
Pepe el Romano: Símbolo de la Sexualidad y la Libertad
Pepe el Romano es otra de las figuras significativas en la obra.
Aunque no es un personaje de reparto, su intervención desde el exterior es muy relevante en la obra. Es el hombre deseado por Angustias, Adela y Martirio, y es el símbolo de la sexualidad y la libertad. En este fragmento, Bernarda atenta contra su vida con la escopeta; él logra escapar en su jaca (correr a caballo, otro símbolo de la libertad).
La Casa: Espacio y Personaje
La casa es a la vez el espacio en que se desarrolla la obra y un personaje. Para Lorca, es la vez de la seguridad (desde el punto de vista de Bernarda) y, por otro lado, una prisión (desde el punto de vista de Adela) que aísla a las mujeres del exterior, de la realidad.
Espacio y Tiempo Dramático
El Tratamiento del Tiempo
En cuanto al tiempo, su tratamiento en la obra es complejo. Los tres actos dan la impresión de ajustarse a la unidad clásica de tiempo (se desarrolla solo un día) aunque en realidad abarcan varios años.
El tiempo externo no se especifica, pero se deduce que la acción transcurre durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, en cuanto al tiempo interno de la obra, este fragmento es la última escena de la obra (que dura un día) y ya es de noche.
El Lugar de la Acción
El lugar de la acción siempre es la casa de la familia. El espacio externo de la obra está ambientado en un pueblo español indeterminado, donde se hacen varias referencias a una típica casa con un corral, muros gruesos, etc.
No obstante, en cuanto al espacio interno, se hace alusión al interior de una vivienda en todo momento, descrita por sus muros blancos y gruesos. Concretamente en esta escena están en el patio interior de la casa. También hay una breve mención hacia el exterior cuando Bernarda sale con la escopeta y también al corral contiguo al espacio.
Estilo y Recursos Retóricos en el Acto Final
Lenguaje y Léxico
Lorca utiliza aquí un lenguaje más realista y un estilo sencillo, haciendo uso de frases cortas y tajantes (“¡Con qué ganas te has quedado de ocuparlo!”, “¡Calla!”). Por otra parte, en cuanto al léxico del fragmento, podemos destacar los campos semánticos de agresión (rayo, escopeta, martillo), entre otros.
Recursos Poéticos y Figuras Retóricas
A pesar de la sencillez formal, Lorca incorpora con naturalidad un lenguaje poético, rico en recursos retóricos:
- Símil o Comparación: (“ahí fuera está respirando como si fuera un león”), que intensifica el sentimiento.
- Hipérbole: (“¡Por ella! Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza”), que intensifica el sentimiento.
- Personificación: (“La muerte hay que mirarla cara a cara”).
- Metáforas: (“¡Nos hundiremos todas en un mar de luto!”), referidas a la “muerte” y a la “soledad”.
- Epanadiplosis: Empleada por Adela (“¡Pepe! ¡Dios mío! ¡Pepe!”), que recalca que el sexo (simbolizado por Pepe) es el principio y la finalidad de todo.
Símbolos y Connotación
A ello debemos sumarle la selección de palabras con un elevado valor connotativo y simbólico (“¡Mira esas enaguas llenas de paja de trigo!”), así como el uso de símbolos clave:
- Fuego y Calor: Representan el poder del deseo sexual (Adela) o el infierno en el que se encuentran las hijas.
- El Mar: Supremo símbolo de la libertad, se muestra incompatible con Bernarda (que encarna la dominación).
- El Bastón: Símbolo del poder y la autoridad de Bernarda.
- La Jaca: Símbolo de la sexualidad y la libertad que permite a Pepe escapar.
Modalidades Orales y Acotaciones
El granadino explora con maestría la expresividad en las formas orales a través de oraciones de modalidad exhortativa y exclamativa (“¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”).
En este sentido, destacamos el empleo de imperativos (para restituir el orden perdido): “¡Descolgarla!”, “¡Mi hija ha muerto virgen!”
Las acotaciones (que hacen que el ritmo de la acción sea más rápido) transmiten una información escénica muy precisa en las que predominan:
- Los movimientos de los personajes (Sujetándola, con la cabeza sobre la pared…).
- Los tonos de voz (En voz baja).
- Los sonidos (Suena un disparo, Se oye como un golpe…).
Finalmente, el creciente carácter dramático del conflicto humano se observa, sobre todo, en la nocturnidad de la escena (pasiones ocultas e ilícitas) y en el enfrentamiento silencioso entre Adela y Martirio.
“Porque tú crees que el tiempo cura y las paredes tapan. Y no es verdad. No es verdad.” – Federico García Lorca.

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