19 Sep

El Bienio Radical-Cedista y la Crisis de la Segunda República (1933-1936)

La labor de gobierno desarrollada por la coalición republicano-socialista, que marcó el primer bienio de la Segunda República, terminó por debilitarla y fragmentarla. Surgieron profundas diferencias ideológicas: el catolicismo contrastaba con el agnosticismo, el socialismo se encontraba cada vez más dividido y el centrismo de Alejandro Lerroux incorporaba pactos con la derecha. Esta situación propició que la oposición al Gobierno se articulara desde dos extremos ideológicos:

  • La derecha se reorganizó en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), liderada por José María Gil-Robles, y dos grupos de carácter antiparlamentario y antirrepublicano: Renovación Española y el partido resultante de la unión de la Falange Española y de las JONS.
  • La izquierda estaba capitalizada por la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y sus estrategias de sindicalismo revolucionario. En este contexto, destacan los Sucesos de Casas Viejas, donde la ocupación de tierras por el campesinado desencadenó una dura represión por parte de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. Este episodio, aunque supuso un triunfo aparente para el Gobierno de Manuel Azaña, contribuyó a su desgaste.

Ante la creciente inestabilidad, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, disolvió las Cortes y convocó elecciones para noviembre de 1933.

Las Elecciones de 1933 y el Ascenso de la Derecha

En esas elecciones se demostró el agotamiento de las fuerzas del primer Gobierno de la República. Además, el sistema electoral, que favorecía las mayorías, se anteponía a las coaliciones electorales fragmentadas. Como consecuencia, las derechas se hicieron con la victoria, apoyadas por el Partido Radical de Lerroux. En Cataluña y el País Vasco, la Lliga Regionalista y el PNV (Partido Nacionalista Vasco) respectivamente, consiguieron la mayoría de votos. La CEDA, a pesar de ser la fuerza más votada de la derecha, cedió a Lerroux la presidencia del Consejo de Ministros, dando inicio al Bienio Radical-Cedista.

El Bienio Radical-Cedista: Contrarreformas y Tensión Social (1933-1935)

Dentro de la CEDA existían distintas opiniones políticas, unidas principalmente por la oposición al modelo de República nacido en 1931. La CEDA impulsó un programa de desmantelamiento de las reformas del periodo anterior:

  • La reforma agraria fue revertida, expulsando a los campesinos de las propiedades cedidas.
  • Las medidas en materia laboral fueron revisadas y se eliminó la Ley de Salarios.
  • Se amnistió al general José Sanjurjo, quien se había exiliado en Lisboa y posteriormente participaría en la sublevación de 1936.
  • Se aprobó el retorno de los jesuitas y la devolución a la Compañía de Jesús de los bienes incautados.
  • En el Ejército, se recompensó a generales contrarios a la República.

La política llevada a cabo por el Gobierno radical-cedista aumentó significativamente la tensión entre los grupos obreros y los partidos de izquierdas. En el verano de 1934, la CEDA intensificó su presión para hacerse con el control del Gobierno, lo que radicalizó aún más a las izquierdas. Por ello, los sectores moderados de la izquierda cedieron terreno a posturas más radicales, y el socialismo de Francisco Largo Caballero, el anarcosindicalismo y el comunismo ganaron mayor relevancia.

La Revolución de 1934: Asturias y Cataluña

Las presiones de la CEDA culminaron el 4 de octubre de 1934, cuando Lerroux nombró un nuevo Gobierno con integrantes de la derecha. En respuesta, la UGT (Unión General de Trabajadores) convocó una huelga general que, sin el apoyo de la CNT, la precipitación en su organización y la dura represión del Gobierno, provocaron su fracaso en la mayor parte del país.

La Insurrección de Asturias

En Asturias, sin embargo, la situación fue diferente. La huelga derivó en una auténtica sublevación de mineros, consolidada por una alianza obrera de socialistas, anarquistas y comunistas. Esta alianza tomó cuarteles y puestos de la Guardia Civil, y ocupó fábricas de armamento. Antes de proclamar la república socialista, se intentó llevar a cabo una revolución social. Para combatir a los revolucionarios, el Gobierno envió a la Legión y a los Regulares marroquíes, nombrando al general Francisco Franco para dirigir la represión. Esto provocó muchas muertes y cuantiosos daños materiales.

La Proclamación de la República Catalana

En Cataluña, la falta de apoyo de los anarquistas y el temor a una huelga general por parte del presidente de la Generalitat, Lluís Companys, llevó a la proclamación de la República Catalana dentro de la federación española. Estos hechos coincidieron con los sucesos de Asturias, pero sin una relación política directa. El Ejército intervino en Cataluña, declarándose el estado de guerra. Companys y sus ministros fueron condenados a prisión.

Hacia las Elecciones de 1936: Polarización y Escándalos

A lo largo de 1935, la política se concentró en la formación de bloques ideológicos. A la derecha, se buscaron soluciones próximas al fascismo, mientras que a la izquierda se gestó un frente popular antifascista. Los gobiernos de centro-derecha eran inestables y se producían protestas violentas. A esto se sumó la corrupción de los radicales, donde destaca el escándalo del Estraperlo, que afectó gravemente al Partido Radical de Lerroux y lo llevó a una profunda crisis. En este contexto de inestabilidad y descrédito, en febrero de 1936 se convocaron nuevas elecciones generales.

Las Elecciones de 1936 y la Victoria del Frente Popular

En 1936, debido a la crisis económica y política, retrocedieron las democracias en Europa y se construyeron frentes antifascistas. La III Internacional lanzó políticas de frentes populares, y el comunismo ganó mayor influencia. La represión que se produjo tras el fracaso de la Revolución de Asturias fortaleció las solidaridades entre las fuerzas de izquierdas, posibilitando una campaña a favor de la amnistía de los presos políticos y militares.

Formación y Programa del Frente Popular

Esta coalición, conocida como el Frente Popular, la formaban partidos republicanos (como Unión Republicana e Izquierda Republicana), el PSOE, la UGT y el PCE, con el apoyo externo de la CNT. El pacto del Frente Popular fue firmado en enero de 1936, logrando cohesionar a las izquierdas, a diferencia de las derechas, que se presentaron más divididas. La polarización ideológica se incrementó, llevando a un aumento de los enfrentamientos. El Frente Popular presentó un programa electoral basado en la amnistía y la reactivación de las reformas iniciadas entre 1931 y 1933. El Frente Popular obtuvo la victoria en febrero de 1936, resultando un Parlamento muy polarizado.

El Nuevo Gobierno y la Escalada de la Confrontación

Manuel Azaña formó un nuevo Gobierno compuesto exclusivamente por partidos republicanos, aunque con una fuerte influencia de Francisco Largo Caballero, que apoyaba a la izquierda revolucionaria. El Gobierno enfrentó serios problemas:

  • La presión de sus bases sociales, que exigían reformas directas e inmediatas.
  • La oposición de la Iglesia, los sectores reaccionarios del Ejército y la derecha económica.

En abril, el Parlamento sustituyó a Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la República, y en mayo fue elegido Manuel Azaña. La jefatura del Gobierno recayó en Santiago Casares Quiroga, quien no pudo gestionar una situación política y social extremadamente radicalizada.

La sustitución de Alcalá-Zamora y la creciente polarización hicieron que la clase política del Parlamento manejara un recurso incendiario con una confrontación social en aumento:

  • Desde la izquierda: El campesinado, animado por el anarcosindicalismo, ocupó numerosos latifundios. Además, aumentaron las huelgas y protestas obreras.
  • Desde la derecha: Los propietarios agrarios e industriales respondieron con un boicot económico y político, cerrando fábricas y expatriando capitales. Grupos paramilitares fascistas actuaban contra grupos de izquierdas, y los oficiales del Ejército conspiraban activamente para un pronunciamiento militar.

Deja un comentario