06 Ago

La Península Ibérica: De los Primeros Homínidos al Reino Visigodo

1. La Prehistoria en la Península Ibérica

1.1 Origen y Evolución Humana

El origen de la especie humana se sitúa en África, pero los fósiles encontrados en la Península Ibérica demuestran que esta tuvo un papel clave en el proceso de hominización de Europa.

Durante el Paleolítico Inferior, se sucedieron varias especies de homínidos:

  • Hace más de 1.200.000 años: Aparición del Homo erectus.
  • Hace 800.000 años: El Homo antecessor, encontrado en 1994 en Atapuerca (Burgos).
  • Hace 600.000 años: El Homo heidelbergensis, que daría lugar al Homo sapiens neanderthalensis.
  • Hace 400.000 años: Datación del Homo sapiens neanderthalensis.

Al final del Paleolítico Medio (100.000 – 35.000 años a.C.), el Homo sapiens neanderthalensis coexistió con el Homo sapiens sapiens, que salió de África y llegó a Europa, dando lugar a un proceso de hibridación entre ambas especies. Finalmente, el Homo sapiens neanderthalensis se extinguió en el Paleolítico Superior.

1.2 Economía y Sociedad Prehistórica

En el Paleolítico, la economía era depredadora (caza, pesca y recolección) y la forma de vida era nómada. Tras el 10.000 a.C., el Neolítico impuso una economía productiva basada en la agricultura y la ganadería, aportando innovaciones clave como la cerámica, el telar, el desarrollo de los primeros asentamientos urbanos y las herramientas pulimentadas.

1.3 El Arte Rupestre

El arte rupestre aparece en dos áreas diferentes de la península:

  • Paleolítico Superior (Norte peninsular): En cuevas como Altamira o Tito Bustillo. Su estilo era naturalista y sus pinturas, policromas, representando principalmente animales.
  • Neolítico (Zona del Mediterráneo): La pintura se volvió esquemática y monocroma, con tendencia a crear escenas dotadas de movimiento, a menudo representando figuras humanas y actividades cotidianas.

Actualmente, se cuestiona la idea de que los neandertales no realizaban arte.

2. Pueblos Prerromanos y Colonizadores en la Península Ibérica

2.1 Los Pueblos Prerromanos

Se denominaba «pueblos prerromanos» a las comunidades que habitaban la Península Ibérica durante el primer milenio a.C. Destacan:

  • Íberos: Ubicados en el Mediterráneo, se organizaban en ciudades-estado. Adquirieron la escritura de fenicios y griegos, así como la moneda. Son conocidos por sus esculturas votivas, como la famosa Dama de Elche y la Dama de Baza.
  • Celtas: Situados en el noroeste y centro peninsular, aparecieron durante el primer milenio a.C. Vivían en poblados fortificados llamados castros y compartían un idioma común. Su economía era de subsistencia, complementada por la ganadería, y trajeron consigo el conocimiento del hierro.
  • Reino de Tartesos: Ubicado en el suroeste peninsular durante los siglos IX y VIII a.C. Fue la primera estructura política compleja de la península. Fueron influenciados por los fenicios y comerciaban activamente con ellos en el Mediterráneo, explotando minerales metálicos y poseyendo grandes riquezas agrícolas y ganaderas.

2.2 Los Pueblos Colonizadores

Se denominaba «pueblos colonizadores» a las civilizaciones procedentes del Mediterráneo oriental, con un avanzado desarrollo cultural y comercial, que establecieron contactos y asentamientos en la Península Ibérica:

  • Fenicios: Fueron los primeros en llegar a la península desde el Líbano a finales del segundo milenio a.C. Eran hábiles comerciantes de metales y navegantes, buscando negociar principalmente con el estaño. Aportaron la escritura (el alfabeto fenicio) y fundaron importantes enclaves como Gadir (Cádiz) y Malaka (Málaga).
  • Griegos: Crearon colonias en la costa peninsular, influyendo significativamente en los íberos. Introdujeron cultivos como la vid y el olivo, y extendieron el uso de la moneda.
  • Cartagineses: Originarios de Cartago y descendientes de los fenicios. Tuvieron una enorme rivalidad con los romanos por el control del comercio mediterráneo. Fundaron Cartagena (Qart Hadasht) con el objetivo de establecer un nuevo estado púnico en la península.

3. La Conquista y Romanización de Hispania

3.1 Fases de la Conquista Romana

La conquista romana de Hispania comenzó en el 218 a.C., en el marco de la Segunda Guerra Púnica contra Cartago. Se desarrolló en tres fases principales:

  1. Primera Fase (218-197 a.C.): Roma venció a los cartagineses y sofocó revueltas íberas, asegurando el control del área íbera y el valle del Guadalquivir.
  2. Segunda Fase (197-133 a.C.): Las guerras celtibéricas y lusitanas permitieron la conquista del centro y oeste peninsular, culminando con el asedio de Numancia y la muerte del líder lusitano.
  3. Tercera Fase (29-19 a.C.): Bajo el emperador Augusto, se sometió el norte peninsular tras las guerras cántabro-astures, completando la dominación romana.

3.2 El Proceso de Romanización

Tras la conquista militar, Roma impuso su modelo cultural mediante la romanización, extendiendo su economía, infraestructuras y valores. Construyeron una vasta red de calzadas, acueductos y ciudades, y aplicaron su legislación, lengua (el latín) y religión. Hispania se convirtió en una provincia romana con una economía colonial basada en la explotación de recursos (minerales, agrícolas) y el uso de esclavos.

El dominio romano transformó profundamente la sociedad hispana, imponiendo una jerarquía donde las élites locales adoptaron la cultura romana. Este periodo de dominio romano en la Península Ibérica finalizó en el 476 d.C. con la caída del Imperio Romano de Occidente y la posterior invasión visigoda.

4. El Reino Visigodo de Toledo

4.1 Origen y Establecimiento

Los godos, un pueblo germánico dividido entre godos del este (ostrogodos) y godos del oeste (visigodos), migraron de Jutlandia al Mar Negro. Presionados por los hunos, entraron en el Imperio Romano de Oriente, derrotándolo en Adrianópolis (378 d.C.). Roma los convirtió en tropas federadas del Imperio.

Cuando en el 409 los bárbaros invadieron el Imperio Romano Occidental, los visigodos se encontraban en Italia. En el 415, se firmó un foedus (tratado) por el cual Roma les concedió el sur de la Galia a cambio de que los visigodos expulsaran a suevos, vándalos y alanos de Hispania. Sin embargo, en el 476 desapareció el Imperio Romano Occidental, y en el 507 los francos derrotaron a los visigodos en la Batalla de Vouillé, lo que los llevó a establecer definitivamente su reino en la Península Ibérica, con capital en Toledo.

4.2 Consolidación del Reino Visigodo

Los visigodos se convirtieron en la élite política y militar del reino. Varios monarcas destacaron en la consolidación del Estado:

  • Leovigildo (573-586 d.C.): Consiguió la unidad territorial al expulsar a suevos, vándalos, alanos y bizantinos, y frenar a los vascones, fundando Victoriacum (actual Vitoria).
  • Recaredo (586-601 d.C.): Abandonó el arrianismo y, al convertirse al cristianismo católico, logró la unificación religiosa de visigodos e hispanorromanos.
  • Recesvinto (649-672 d.C.): Promulgó el Liber Iudiciorum (también conocido como Fuero Juzgo), un código legal que estableció la unificación jurídica, aplicando la misma ley a hispanorromanos y godos.

4.3 Organización Política y Fin del Reino

La monarquía visigoda era electiva, y el rey era asesorado por los nobles en el Aula Regia. Los duces eran los representantes del rey en las provincias, y los gardingos los jefes militares. Los concilios de Toledo, reuniones de carácter político y religioso, jugaron un papel fundamental en la gobernanza.

La cima cultural del reino la representa San Isidoro de Sevilla y su monumental obra, las Etimologías. Las desavenencias internas entre los partidarios de Rodrigo y los witizanos (familia del rey Witiza) debilitaron el reino y facilitaron la derrota visigoda en la Batalla de Guadalete en el 711 d.C. a manos del Imperio Musulmán, marcando el fin del reino visigodo en la Península Ibérica.

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