14 May
La Novela Española: De la Transición a Hoy
Con el fin de la dictadura, se abre el proceso de transformación política por el que España se convierte en una democracia. Es preciso destacar el ambiente de libertad en que la cultura ha podido desarrollarse por fin, al haber desaparecido la censura, que permitió que aquellas novelas españolas prohibidas en España y editadas en el extranjero se publicaran al fin.
El cansancio del realismo político (la literatura como arma política ha fracasado), la irrupción de la novela hispanoamericana, los premios, el desengaño de lo experimental, la revalorización de la imaginación y un cuidado por la estructura son núcleos del cambio de los años 70. En ese momento, se dan cita los continuadores de la novela social y los experimentales. El panorama de la novela española se diversifica y complica. Ya no hay solo realismo y experimentalismo. La novela experimentó un notable auge en todos los sentidos: se cultivan todas las tendencias narrativas, desde la novela poética hasta la crónica novelada, pasando por la novela histórica, fantástica y policíaca. Coexisten distintas corrientes, distintas edades de los autores: los del 36, 50, los jóvenes…
Nuevos Narradores y el Retorno al Relato
En torno a mediados de los 70, aparecen novelas que van marcando un nuevo camino, como La saga/fuga de J.B. (1972, Torrente Ballester), Escuela de mandarines (Miguel Espinosa, 1974), La verdad sobre el caso Savolta (Mendoza, 75), Mortal y rosa (Umbral, 75), Autobiografía de Federico Sánchez (Semprún, 77), La soledad del mánager (Montalbán, 77, serie Carvalho). Aparece una nueva generación de narradores. Son los novelistas nacidos y educados en la posguerra, que vivieron la rebelión contra el franquismo en las protestas universitarias del 68. A estos novelistas también se les ha designado como Generación del 66 (ley de prensa) o del 75 (por el fin de la dictadura). Pero parece más aceptable la fecha de 1968, ya que todos estos autores estaban en la Universidad por estas fechas y sus personalidades se estaban formando. Empiezan a publicar entre 1968 y 1975.
En estas mismas fechas se inicia la recuperación de los elementos tradicionales del relato. En un primer momento reniegan de la novela social y defienden la novela basada en la investigación de la estructura y el lenguaje. Posteriormente se deja de lado el experimentalismo puro (sin olvidar los logros conseguidos), recuperándose elementos tradicionales del relato.
Se ha hablado de una mayor tendencia a la ficción, del retorno del gusto por contar, sin, aparentemente, más complicaciones. Esto se debe a la aparición de novelas como La verdad sobre el caso Savolta, coincidiendo con el final de la dictadura y el comienzo del nuevo periodo. Pero esto, desde luego, es puntualizable. Los narradores de la democracia son un conglomerado de autores heterogéneos, sin generaciones ni grupos. No se pueden establecer unas corrientes definidas, pero sí se puede hablar de la vuelta al gusto por la narración, por la historia: contarla bien es una prioridad de los narradores, más alejados de los experimentos muchas veces ininteligibles.
Características de la Novela Contemporánea
Algunos rasgos de la heterogeneidad de la novela contemporánea, desde la transición hasta hoy, se marcan en sus múltiples posibilidades y rasgos de estilo:
La Metanovela
Novelas sobre la escritura de una novela, de manera que se hace ver la nula diferencia entre realidad y ficción. El pastiche, la apropiación, la parodia, mandan. Se examinan las relaciones entre el autor y su obra y existen numerosas referencias al lector. Autores destacados: J.J. Millás, Luis Landero, Enrique Vila-Matas (Bartleby y compañía), Antonio Orejudo, Luis Goytisolo (Antagonía)…
Apropiación del Caos
Los protagonistas se limitan a sobrevivir a la desintegración de las certezas: nada es sagrado, y por eso el elemento lúdico resurge como necesario distanciamiento frente a la tragedia cotidiana.
Desjerarquización
No hay fronteras entre alta y baja cultura, se mezclan los géneros y triunfa la parodia intertextual.
Resurgimiento de la Literatura de Género
Novela Histórica
El éxito de El nombre de la rosa (1980) ha influido decisivamente en su florecimiento: La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza; Opium, de Jesús Ferrero; Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute; la saga Alatriste, de Pérez Reverte… Mención aparte merece el tema de la Guerra Civil, como referencia o marco: Beatus ille (Muñoz Molina), Herrumbrosas lanzas (Benet), Juan Eduardo Zúñiga, Cercas (Soldados de Salamina, 2001), Pinilla (Verdes valles, colinas rojas, 2004), Rosa (El vano ayer, 2004), Almudena Grandes…
Novela Policial o de Intriga
Novelas que se apoyan en esquemas policíacos y otros procedimientos de la novela negra, como por ejemplo la serie de Pepe Carvalho, de M. Vázquez Montalbán. Otros autores: Alicia Giménez Bartlett, Muñoz Molina, Eduardo Mendoza, Carlos Zafón, Lorenzo Silva…
Otros Géneros
Erótica, de terror, romántica…
Novelas Líricas
Novelas con un lenguaje poético más sugerente que referencial: La lluvia amarilla, de Llamazares…
Vigencia del Realismo
De lo imaginario a lo irracional y lo absurdo, con el mundo rural y la denuncia social como claves: Delibes (Los santos inocentes) o Llamazares (Luna de Lobos), Luis Mateo Díez (La fuente de la Edad, La ruina del cielo, El diablo meridiano).
Novela de Personaje e Introspección Psicológica
Algunos autores se han centrado en la indagación sentimental y existencial, como Juan José Millás (La soledad era esto), Álvaro Pombo (El héroe de las mansardas de Mansard), Juan Marsé (Rabos de lagartija), Javier Marías (Tu rostro mañana), Josefina Aldecoa, Belén Gopegui…
El Experimentalismo Puro
Julián Ríos, Larva. Babel de una noche de San Juan.
Lo Fantástico
Merino, Las puertas de lo posible; Perucho; Tomeo.
El Auge del Cuento
No se entendería la narrativa contemporánea sin la obra de Quim Monzó, Eloy Tizón, Manuel Rivas, José María Merino, Jon Bilbao…
Generaciones Posteriores
Al margen de estos aspectos, que continúan hasta nuestros días, debe mencionarse el surgimiento de un grupo de escritores jóvenes (tomada la juventud como un rasgo valorado positivamente por sí mismo) en los 90; conocidos como “Generación X”, se caracterizan por ofrecer una visión desencantada de la vida, con protagonistas muy jóvenes y presencia de la violencia, con continuas referencias musicales y cinematográficas anglosajonas y jerga del mundo de la noche o las drogas. Los autores más conocidos son: Ray Loriga, Lucía Etxebarría y José Ángel Mañas (Historias del Kronen).
Una nueva generación de narradores parece encabezar, en el nuevo siglo, un giro novelístico. Bajo el nombre de “Alter pop” o generación “Nocilla” (debido al título de los libros del principal representante de esta tendencia, Agustín Fernández Mallo: Nocilla experience, Nocilla dream). La crítica ha agrupado a una serie de escritores: además del citado, los novelistas Germán Sierra, Vicente Luis Mora o Javier Calvo. Se percibe en ellos el influjo de la estética híbrida y fragmentaria de las nuevas tecnologías (blogs, wikis, youtube, facebook, etc).
Eduardo Mendoza
Biografía
Nació en Barcelona en 1943. Estudió Derecho y vivió en Londres y Nueva York, trabajando como traductor.
Obra Clave y Estilo
Estando en EEUU publicó en 1975 su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta. Su título original era Los soldados de Cataluña, pero se vio obligado a cambiarlo debido a problemas con la censura. En ella se puede observar la capacidad de Mendoza en la utilización de diferentes discursos y estilos narrativos; lo lanzó a la fama.
Considerada por muchos como la precursora del cambio que daría la sociedad española y como la primera novela de la Transición, la novela narra el panorama de las luchas sindicales de principios del siglo XX en Barcelona; trajo planteamientos diferentes a la experimentación de los años 60 y 70: historia interesante, suspense, constatación de un estado social, experimentalismo comedido, es decir, un libro clásico y moderno, para todos los públicos. Mendoza condensó el tipo de novela que se demandaba: el viejo gusto por contar, al estilo cervantino, tendencia que se fue apuntalando.
Dentro, asimismo, de la novela histórica, publicó en 1983 La ciudad de los prodigios, considerada su obra cumbre.
Por otro lado, y demostrando su capacidad para mutar de perspectiva y tono, en 1979 publicaría El misterio de la cripta embrujada, una parodia hilarante que mezcla novela negra y gótica; marca el comienzo de una saga protagonizada por una especie de detective de nombre desconocido. La saga continúa con: El laberinto de las aceitunas, La aventura del tocador de señoras y El enredo de la bolsa y la vida.
Otras de sus novelas son Sin noticias de Gurb (parodia de la novela de ciencia ficción), Una comedia ligera, El asombroso viaje de Pomponio Flaco o la última, El secreto de la modelo extraviada.
El estilo narrativo de Eduardo Mendoza es sencillo y directo, aunque sin abandonar el uso de cultismos, arcaísmos, así como del lenguaje popular en su más pura expresión. Gusta de personajes marginales que miran la sociedad con extrañeza mientras luchan por sobrevivir permaneciendo fuera de ella. Conjuga magistralmente la intriga tradicional con la inserción de otros discursos: folletín, parodias del estilo periodístico, de documentos judiciales, de discursos políticos… Mezcla lo experimental con la novela policíaca; hemos pasado desde la experimentación a la recuperación de la intriga y del relato lineal, sin perder el buen humor y la mirada irónica sobre la realidad circundante.
Por todo ello, en 2016 se le concede el Premio Cervantes.
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