16 Ago

TEATRO POSGUERRA

     Los factores que condicionan la situación del teatro de posguerra en España son la desaparición de algunos autores, las difíciles condiciones económicas que atraviesa el país, una ineludible necesidad de dar respuesta a los gustos de un público burgués que busca evasión y entretenimiento,       y finalmente la limitación de la libertad de expresión por parte de la censura.

     En un primer momento, el único teatro de calidad que se sigue representando es el teatro del exilio con una gran variedad de géneros y temas, entre los que predomina la visión crítica de su tiempo. Los autores que destacan son Rafael Alberti (El hombre deshabitado), Alejandro Casona (La         sirena varada)y Max Aub (San Juan).Además,el estreno de Historia de una escalera de Buero Vallejo supone el verdadero despertar del teatro de posguerra. La evolución de este último se puede dividir en diferentes grandes etapas: el teatro de los años 40, el de los años 50 y el de los años 60.

     En la década de los 40, financiar la puesta en escena de obras teatrales es muy complicado, lo que provoca una abrupta ruptura con el teatro innovador que no consigue encontrar continuidad: Unos autores desaparecen asesinados como Lorca o exiliados como Alberti. Eso dificulta la                    posibilidad de llegar a un público interesado principalmente en espectáculos sencillos y evasivos, lo que explica el auge de espectáculos como las revistas (subgénero teatral que combina baile, música, humor y breves piezas cómicas). En los años 40, domina pues la comedia burguesa que            presenta conflictos amables en un mundo burgués y recursos cómicos (Juan Ignacio Luca de Tena, Dos mujeres a las nueve) y el teatro del humor que ofrece un final feliz plantea situaciones imposibles como si fuesen reales y juegos verbales. Esta búsqueda de lo inverosímil y de lo absurdo          la fomenta Miguel Mihura (Tres sombreros de copa) y Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro).

     En la década de los 50, surge un teatro social y comprometido que pretende reflejar de manera crítica ciertos aspectos de la sociedad española de posguerra. Abundan las cuestiones existenciales (el ser humanos solo ve el fracaso al no poder imponer su voluntad) y sociales (al tratar temas         como la frustración por la represión y la falta de libertad. El texto es un instrumento de denuncia, pretende llamar la atención sobre los aspectos más negativos de la realidad).Dentro de este teatro hay dos formas de entenderlo. La primera (teatro existencial) es hacer una crítica abierta a la d      dictadura, lo que impedía el estreno de las obras.


     El gran representante es Alfonso Sastre con La mordaza.La segunda(teatro social)es optar por el posibilismo(que considera que la crítica es eficaz si la obra llega ser representada),así que intentan no pasar los límites de la censura.Uno de los representantes es Antonio Buero Vallejo con Historia         de una escalera./Además de la lectura existencial y social,aparece una evolución del drama social llamado drama social expresionista.Se emplea un lenguaje deformante y grotesco,intensifica la sátira y la crítica social.A este grupo, pertenecen títulos como La camisa,de Lauro Olmo,o El tintero, de      Carlos Muñiz./En la década de los 60,triunfan varias líneas dramáticas.Sigue el teatro social hacia el expresionismo,el cual va a convivir con un teatro comercial que es cómico y burgués.Desaparecen los conflictos sociales y plantean tramas amables y de naturaleza sentimental.Los dramaturgos            usan recursos cómicos como los enredos,los juegos de palabras…, los personajes reconocibles y un final feliz que gusta al espectador. Unos de los autores más representativos son Antonio Gala(Los verdes campos del Edén)y Ana Diosdana(Olvida los tambores).También aparece un teatro                     experimental e innovador.Este desear alejarse del Realismo del teatro social,opta por obras como un espectáculo completo(se da importancia al decorado,la iluminación,la música, a expresión corporal…). Los autores que destacan son Francisco Nieva(La señora Tártara)y Fernando Arrabal(El gran         ceremonial).Este último es el creador del teatro “pánico”,palabra que viene del griego pan que significa “todo”(su obra viene alentada por el Dadaímo,el Surrealismo,el teatro del absurdo,de la crueldad.En él caben lo insólito,el humor,lo sórdido y la confusión).Dentro de este teatro considerado            como un espectáculo completo,se ha de añadir el “teatro independiente” que intenta autofinanciarse, y que es crítico y comprometido con la realidad.En esta orientación,son pioneros L’Escolá Dramàtica Adrià Gual,Els Joglars, y en Madrid el teatro Estudio o el Teatro Experimental                                Independiente,entre otros.


Poesía ARRAIGADA

     La Guerra Civil marcó la vida y la obra de los escritores nacidos a principios del Siglo XX. Después de la guerra se instauró una dictadura que centró sus esfuerzos culturales en difundir valores tradicionalistas, que idealizaban el pasado histórico y artístico español (poesía arraigada). Aunque          artistas e intelectuales detractores del régimen franquista que permanecieron en España tuvieron que someterse a la censura ( poesía desarraigada) o se vieron obligados a exiliarse.

     Los autores cuya obra reflejó las consecuencias sociales y políticas de la guerra se conocen como generación del 36 o generación escindida. Tras la contienda, se experimentó un proceso de rehumanización de la poesía que consistía en la expresión de preocupaciones y sentimientos                     humanos, individuales y sociales, rechazando la tendencia a la búsqueda del arte puro que había predominado en los movimientos artísticos afines a las vanguardias.

     La denominada poesía arraigada está representada por una serie de poetas que simpatizaron con el régimen franquista y se diferenciaron de la poética rehumanizadora en que recuperaron temas como el amor, la fe católica, el paisaje o la patria, unidos al ensalzamiento de la dictadura y sus       valores, idealizando el pasado histórico y artístico español. Su estilo se caracteriza por una visión serena y armónica del mundo expresada con sobriedad mediante formas métricas clásicas, tomando como modelo a Garcilaso de la Vega. Entre los poetas más conocidos de esta corriente se             encuentran José García Nieto, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco y Luis Rosales. Este último participó en la dirección de revistas como Escorial y Cuadernos hispanoamericanos, y, aunque fue militante falangista, se distanció del régimen cuando su escritura se centró en la      búsqueda interior del sentido vital. En su poesía se encuentra una rica imaginación metafórica y un profundo sentido del ritmo, en obras como Abril, La casa encendida (1949): En este poemario se expresa un camino vital íntimo que transita de la desesperanza al hallazgo del sentido de la            vida en la amistad, el amor, la familia y los recuerdos. La casa, cuyas habitaciones se van iluminando, simboliza la vida. Y por último,  su obra  sobre la existencia,  Diario de una resurrección.


LA POESÍA SOCIAL

    En la década de los cincuenta hay una tímida apertura de la censura y un menor aislamiento. Por ello, aumenta el compromiso literario de muchos autores y empieza a desarrollarse una nueva corriente literaria: la poesía social. Se trata de un Realismo testimonial en la línea rehumanizadora                iniciada antes de la Guerra Civil y continuada por poetas de la generación del 36 como Miguel Hernández, que se centró en los intereses colectivos de la sociedad, cuyos autores buscaron llegar a la masa y convertir sus textos en una herramienta de transformación social, que diera testimonio de      los problemas de España, como la injusticia social, la falta de libertad política, la denuncia de la marginación y el anhelo de paz; con un tono más reivindicativo.

    El estilo de la poesía social se caracteriza por adoptar un tono llano y conversacional, adecuado por la intención comunicativa de los autores, aunque su registro coloquial pudiera resultar en ocasiones monótono en un lenguaje transparente de verso libre con rupturas rítmicas y el predominio de      construcciones sintácticas simples o yuxtapuestas.

    Entre sus autores principales se encuentran José Hierro, Ángel González, Blas de Otero y Gabriel Celaya. De estos dos últimos, sus respectivas obras de 1955, Pido la paz y la palabra (obra de la etapa social  de Blas de Otero presentada como una lucha dolorosa pero esperanzada, a favor de la            justicia, la libertad y la paz) y Cantos íberos (poesía social y de mayor carga política en cuyo estilo predomina una fusión de lo culto y lo popular, en poemas dotados de una musicalidad particular y del lenguaje intenso, combativo, coloquial e iconoclasta propio de Celaya), se consideran las más       representativas de esta corriente poética.

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