22 Oct
Introducción a la Persona y la Existencia Humana
En el lenguaje cotidiano, la palabra persona hace referencia a un ser con poder de raciocinio que posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia identidad. Una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además de contar con inteligencia y voluntad. Una persona religiosa es un individuo ligado a una fe, que cumple mandatos divinos y busca la verdadera libertad.
La vida del ser humano está señalada por los momentos fundamentales de la existencia: el nacimiento, el amor, el trabajo y la muerte.
La Familia: Eje Central de la Formación Humana
El Espacio Esencial y la Verdad del Amor
En la encrucijada de esas dimensiones fundamentales de la existencia está la familia, que constituye el espacio humano esencial. Tiene una influencia decisiva en la formación de la persona y en su crecimiento, hasta alcanzar una plena madurez y libertad. El ser humano, creado para amar, no puede vivir sin amor; no puede limitarse a emociones o sentimientos y mucho menos a la expresión sexual. La verdad del amor y de la sexualidad conyugal se encuentra allí donde se realiza la entrega plena o total de las personas, con las características de la unidad y de la fidelidad.
Mientras que la sociedad tiende a privilegiar relaciones basadas en la funcionalidad, el consumismo y el materialismo, con el fin de obtener la mayor cantidad de bienes materiales posibles (que generan prestigio, pero no felicidad), la familia va construyendo una red de relaciones interpersonales y se convierte en una escuela de sociabilidad, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias en un clima de respeto, justicia, diálogo y amor.
La Familia como Base Social y su Crisis Actual
La familia es la célula y la base fundamental de la sociedad sobre la cual se construyen los Estados y la Iglesia. Sin embargo, debido a una serie de causas, la familia se halla en la actualidad en crisis, sufriendo constantes conflictos entre esposos, que dan lugar a una cantidad alarmante y progresiva de matrimonios rotos, tolerados, separados, divorciados y anulados, y a una serie de relaciones problemáticas, discusiones tirantes, distanciamientos y malos modos entre padres e hijos.
Funciones Vitales y Gobierno Familiar
Tres Pilares de la Función Familiar
Las familias deben ser centros de amor, paz y educación cívica, de relaciones íntimas y gratificantes, de fácil comunicación, de apoyo práctico, de estabilidad emocional, seguridad y permanencia. Tienen tres funciones esenciales:
- Ofrecer un ambiente seguro y estable a sus hijos: Donde puedan alimentarse, vestirse y cobijarse, compartiendo todos sus miembros las tareas y responsabilidades del hogar.
- Enseñar normas ético-sociales de conducta: En relación con las demás personas.
- Conseguir que sus hijos se sientan queridos y libres.
El Buen Gobierno Familiar
Es necesario para ello un buen gobierno familiar, en el que los padres e hijos fomenten la igualdad, la libertad responsable, el afecto, el respeto, el trabajo, la amabilidad y la complacencia para satisfacer las necesidades mutuas de cada uno. La genética personal, las creencias, la educación, los mitos, los contratos, las reglas, los roles familiares y el medio ambiente tienen mucha importancia en el buen gobierno familiar.
Comunicación, Valores y Fundamento Teológico
El Diálogo como Herramienta de Comprensión
El diálogo claro, abierto y sereno debe ser el medio de entendimiento y comprensión familiar, indispensable para la comunicación y para la expresión mutua de las ideas, sentimientos y opiniones de cada uno de los miembros. Se debe buscar siempre la ocasión propicia para hablar y escuchar, y mirándose atentamente con respeto, porque ante todo las familias deben ser escuelas de amor y sacrificio.
San Pablo enseña:
“El amor es paciente, servicial, todo lo cree, espera, tolera y soporta”, mientras que el egoísmo desune, separa, distancia y odia.
La Centralidad de la Familia en la Doctrina Social
La importancia y la centralidad de la familia, en orden a la persona y a la sociedad, está repetidamente subrayada en la Sagrada Escritura: “No está bien que el hombre esté solo”. La familia es considerada en el designio del Creador como el lugar primario de la humanización de la persona y de la sociedad, y cuna de la vida y del amor.
En la familia se aprende a conocer el amor y la fidelidad del Señor, así como la necesidad de corresponderle. La Iglesia considera la familia como la primera sociedad natural y la sitúa en el centro de la vida social. La familia, nacida de la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, posee una específica y original dimensión social, en cuanto a:
- Lugar primario de relaciones interpersonales.
- Célula primera y vital de la sociedad.
- Fundamento de la vida de las personas.
- Prototipo de toda organización social.
En la familia, por tanto, la entrega recíproca del hombre y de la mujer unidos en matrimonio crea un ambiente de vida en el cual el niño puede desarrollar sus potencialidades, ser consciente de su dignidad y prepararse para afrontar su destino. El niño recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien, aprende qué quiere decir amar y ser amado y, por tanto, qué quiere decir ser una persona.
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