13 Oct

Crítica de la Razón Pura (1781, 2ª Ed. de 1787)

Prólogo

La Crítica de la Razón Pura tiene como objetivo principal responder a la pregunta: ¿Qué puedo conocer?

En el prólogo, Kant nos dice que, mientras algunas disciplinas como las matemáticas y la física han encontrado el camino seguro de la ciencia, la metafísica, en cambio, no ha logrado descubrir ese camino.

Introducción: El Criticismo Kantiano

El criticismo de Kant representa una síntesis superadora del racionalismo de Descartes y el empirismo de Hume. Dentro de esta propuesta, podemos destacar dos ideas fundamentales:

  • Existe algo innato en el conocimiento, pero no son contenidos (ideas), sino formas, es decir, condiciones que el sujeto impone a la experiencia.
  • La fuente de la materia del conocimiento es la experiencia (las sensaciones).

De este modo, para Kant, el conocimiento se compone de la suma de una materia empírica y unas formas a priori puestas por el sujeto.

Doctrina Trascendental de los Elementos

Esta doctrina consta de tres partes, que se corresponden con las tres facultades del conocimiento humano y los tipos de ciencia que posibilitan:

  • Estética Trascendental: Estudia la sensibilidad y fundamenta la posibilidad del conocimiento matemático.
  • Analítica Trascendental: Estudia el entendimiento y fundamenta la posibilidad del conocimiento físico.
  • Dialéctica Trascendental: Estudia la razón[1] y analiza la imposibilidad del conocimiento metafísico como ciencia.

Primera Parte: Estética Trascendental (Crítica de la Sensibilidad)

«La capacidad (receptividad) de recibir representaciones al ser afectados por los objetos, se llama sensibilidad».

La sensibilidad organiza el conocimiento a través de dos componentes:

  • Materia: Las sensaciones (intuiciones empíricas) que provienen de la experiencia.
  • Formas: El espacio y el tiempo (intuiciones puras). No podemos percibir nada si no es en un lugar del espacio y en un momento del tiempo. Son las condiciones universales y necesarias de toda percepción, las formas a priori de la sensibilidad[1].

De la unificación de las sensaciones en el espacio y el tiempo surgen los fenómenos: los objetos tal y como son percibidos por nosotros. Kant establece aquí su famosa distinción entre fenómeno (lo que aparece) y noúmeno (la cosa en sí, incognoscible).

Las Matemáticas como Ciencia

Las matemáticas son una ciencia porque pueden formular juicios universales y necesarios (a priori) que, a su vez, son aplicables a la totalidad de los fenómenos, ya que estos se dan necesariamente en el espacio (geometría) y en el tiempo (aritmética).

Segunda Parte: Lógica Trascendental

Primera División: Analítica Trascendental (Crítica del Entendimiento)

«La capacidad de pensar el objeto de la intuición es el entendimiento».

El entendimiento unifica los fenómenos dados por la sensibilidad mediante conceptos. Sus componentes son:

  • Materia: Los fenómenos, ya organizados por la sensibilidad en el espacio y el tiempo.
  • Formas a priori: Las categorías o conceptos puros del entendimiento. Son estructuras vacías que deben llenarse con los datos de la sensibilidad para producir conocimiento.

De la aplicación de las categorías sobre los fenómenos surgen los conceptos empíricos, que son generalizaciones extraídas de la experiencia (por ejemplo, el concepto «mesa»).

La Física como Ciencia

La física es una ciencia porque sus principios fundamentales (como el de causalidad) no derivan de la experiencia, sino que son categorías a priori del entendimiento que aplicamos necesariamente a los fenómenos para comprenderlos.

Segunda División: Dialéctica Trascendental (Crítica de la Razón)

La razón es la facultad de la «suprema unificación del conocimiento». Su función es reducir la enorme variedad de los conocimientos del entendimiento al menor número posible de principios, buscando lo incondicionado. Este impulso lleva a la razón a formular tres ideas trascendentales:

  • Alma: La idea que unifica todos los fenómenos psíquicos.
  • Mundo: La idea que unifica todos los fenómenos físicos.
  • Dios: La idea que unifica la totalidad de los fenómenos, tanto psíquicos como físicos, en una causa suprema.

En este afán por unificar, la razón trasciende el ámbito de la experiencia (lo fenoménico) e intenta conocer los noúmenos (Dios, alma y mundo) como si fueran objetos de conocimiento directo.

La Metafísica como Ciencia

Kant concluye que la metafísica, entendida como un conocimiento científico sobre realidades que están más allá de la experiencia (noúmenos), es imposible por dos razones fundamentales:

  1. Es imposible tener una intuición sensible de las «cosas en sí» (noúmenos), por lo que nos falta la materia del conocimiento.
  2. Cuando la metafísica intenta aplicar las categorías (como la causalidad) a estas ideas, comete una falacia, ya que hace un uso ilegítimo de ellas, aplicándolas más allá de los límites de la experiencia posible.

Sin embargo, aunque este uso de la razón sea ilegítimo para el conocimiento, es también una tendencia natural e inevitable del ser humano.

Entonces, ¿qué función tienen estas ideas de la razón? Aunque no proporcionan conocimiento objetivo, poseen un uso regulativo en un doble sentido:

  • Señalan los límites que el conocimiento científico no puede traspasar, evitando que caiga en dogmatismos.
  • Se convierten en postulados o ideales que orientan y dan sentido a la vida moral, sirviendo como fundamento para la ética: la inmortalidad del alma, la libertad y la existencia de Dios.

Deja un comentario