19 May
Ideas Clave en Filosofía
Ética en Hume
Hume plantea que el problema central de la ética es entender de dónde proviene realmente el juicio moral. Hume sostiene que la base de la ética no es racional, sino sentimental. Según Hume, la razón solo sirve para analizar hechos y descubrir relaciones entre cosas, pero no para determinar si algo es bueno o malo. Los juicios morales no se derivan de razonamientos lógicos, sino de nuestras emociones y sentimientos. Para Hume, la moral surge de la simpatía. Este sentimiento de simpatía es lo que nos lleva a valorar ciertas acciones como buenas o malas, no una ley racional o universal.
Política en Rousseau
Rousseau parte de la idea de que, en el estado natural, los seres humanos eran libres. Pero, con la aparición de la propiedad privada, surgieron la desigualdad y la ambición.
El verdadero problema político es encontrar una forma de gobierno que permita a los ciudadanos vivir juntos sin que pierdan su libertad. Su respuesta es la teoría del Contrato Social. Rousseau propone que las personas, al unirse en sociedad, deben formar un pacto o contrato en el que todos entregan su libertad individual a la voluntad general. De este modo, cada persona obedece leyes que él mismo se ha dado, porque las decisiones no dependen de un rey, sino de la voluntad colectiva.
Para Rousseau, solo bajo estas condiciones la política es legítima, ya que el ser humano no pierde su libertad civil.
Problema del Ser Humano en Rousseau
Rousseau parte de la idea de que el ser humano, en su estado natural, es bueno, libre y vive en armonía con la naturaleza.
En ese estado, el ser humano se guía por sus necesidades básicas y por el amor de sí.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el ser humano abandona este estado natural a causa de la vida en sociedad. Aparece la propiedad privada, la competencia, la ambición… En lugar de guiarse por el amor de sí, las personas empiezan a actuar movidas por el amor propio social.
Este cambio marca el problema del ser humano según Rousseau:
“El hombre nace libre y bueno, pero la sociedad lo corrompe.”
La desigualdad, las leyes y la propiedad privada transforman al ser humano en un ser egoísta y dependiente de otros. Rousseau no propone volver al estado natural, pero sí busca una solución: la creación de un contrato social justo.
Dios en Nietzsche
Para Nietzsche, el problema de Dios no es una cuestión religiosa en el sentido tradicional, sino una crítica profunda a la forma en que la cultura occidental ha construido sus valores y creencias. Nietzsche plantea que la idea de Dios ha servido para justificar la moral, el orden social y la visión del mundo, pero al mismo tiempo impidiéndole su libertad.
Su famosa frase “Dios ha muerto” no significa que un ser divino haya desaparecido físicamente, sino que la fe en Dios y en los valores absolutos se ha derrumbado en la cultura moderna.
El problema que surge es que también desaparecen los valores que sustentaban la vida moral y social. Sin Dios, el mundo ya no tiene sentido y el ser humano se enfrenta al nihilismo.
Sin embargo, Nietzsche no ve esto como algo negativo, sino como una oportunidad para que el ser humano deje de depender de creencias impuestas y construya sus propios valores.
Dios en Descartes
En la filosofía de Descartes, la existencia de Dios cumple un papel importante para resolver el problema del conocimiento y garantizar la verdad. Después de aplicar su método de duda metódica y llegar a su primera certeza: “Pienso, luego existo”, Descartes necesita demostrar que todo lo que conoce fuera de su pensamiento no es un engaño.
Para salir de esta duda, Descartes plantea la necesidad de demostrar la existencia de Dios. Según él, si Dios existe y es un ser perfecto, no puede ser un engañador.
Para probar la existencia de Dios, Descartes desarrolla 2 argumentos: el primero, el argumento de la idea de perfección. Descartes observa que en su mente existe la idea de un ser perfecto.
El segundo, el argumento ontológico: la idea de Dios es la de un ser que posee todas las perfecciones, y la existencia es una de ellas.
Con la demostración de la existencia de Dios, Descartes soluciona el problema de la desconfianza en la realidad.
Problema del Conocimiento/Realidad en Ortega
Para Ortega, el problema del conocimiento parte de la necesidad de entender cómo el ser humano se relaciona con la realidad y cómo construye su conocimiento del mundo.
Ortega critica tanto al idealismo como al realismo ingenuo.
Su propuesta se resume en la famosa frase: “Yo soy yo y mi circunstancia.”
Esto significa que el ser humano no puede entenderse separado del mundo en el que vive. La conciencia no es algo aislado, sino que siempre está en relación con su entorno. Por lo tanto, el conocimiento no es solo producto de la mente ni solo reflejo del mundo externo, sino la interacción de ambos.
Para Ortega, conocer significa interpretar la realidad desde la propia vida.
Esta idea rompe con la filosofía tradicional y propone que el conocimiento es siempre dinámico y ligado a la experiencia vital de cada persona.
El Problema de la Política en Hannah Arendt
Para Hannah Arendt, el problema central de la política es que, en el mundo moderno, se ha olvidado su verdadero sentido: la acción libre y colectiva de los ciudadanos para construir un espacio común.
Arendt critica que la política se haya reducido a algo burocrático, manejado solo por gobernantes, alejando a las personas de su participación activa. Los totalitarismos destruyeron por completo la esfera política al anular la libertad, eliminar el debate y convertir a los ciudadanos en simples engranajes.
Para Arendt, la política es el espacio de la acción y la palabra, donde los seres humanos dialogan y toman decisiones juntos sobre asuntos comunes.
El gran problema, según ella, es que las personas se han encerrado en su vida privada, dejando que la política se llene de violencia, manipulación y dominio.
Su solución es recuperar la política como un lugar de participación activa, diálogo y libertad, donde los ciudadanos puedan construir juntos un mundo común.
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