22 Oct

La Política Exterior de la Monarquía Hispánica de Felipe II

La política exterior de Felipe II tenía tres objetivos principales:

  • La hegemonía en Europa, defendiendo sus territorios.
  • La defensa del Mediterráneo.
  • La defensa del catolicismo frente al protestantismo.

El conflicto en el Mediterráneo

Cuando Felipe II firmó la paz con Francia, se interesó por el Mediterráneo occidental. En los primeros veinte años de su reinado, quiso parar la expansión militar turca por el Mediterráneo, así que construyó barcos y buscó aliados para conseguirlo. En 1571, la flota de la Liga Santa consiguió la victoria de Lepanto y acabó con la expansión turca por el Mediterráneo occidental.

La rebelión de los Países Bajos

El segundo conflicto fue el de los Países Bajos, que estalló en 1568 y finalizó en 1648. La causa fue la política represiva contra los calvinistas. La guerra fue muy dura y el resultado final fue la división en dos territorios: las provincias del norte y las del sur.

La rivalidad con Inglaterra

El tercer conflicto surgió por el apoyo de Isabel I a los calvinistas de los Países Bajos y su anticatolicismo, lo que hizo que Felipe II intentara invadir Inglaterra con una gran flota, pero fue un fracaso.

La unión con Portugal

Finalmente, Felipe II se hizo con el trono de Portugal, incorporando así sus posesiones en Asia, África y América.

El Proyecto del Conde-Duque de Olivares

Felipe IV confió en el Conde-Duque de Olivares, quien deseaba recuperar el prestigio y la hegemonía de la monarquía hispánica, por lo que intervino en la Guerra de los Treinta Años para defender el catolicismo y los intereses comerciales.

La Unión de Armas y la crisis de 1640

Para conseguirlo, era fundamental que todos los reinos que componían la monarquía hispánica contribuyeran con hombres y dinero, al igual que Castilla. Con la Unión de Armas se pretendía reclutar un ejército de 140.000 hombres. Sin embargo, la situación se complicó con la crisis económica y social y por la resistencia de los distintos reinos, que se oponían apoyándose en sus privilegios y fueros. En 1640 se sublevaron Cataluña y Portugal contra Felipe IV. Cataluña reconoció como rey a Luis XIII de Francia y Portugal al duque de Braganza.

El fin de la hegemonía hispánica

El Conde-Duque fue destituido en 1643. La Paz de Westfalia y la Paz de los Pirineos marcaron el final de la hegemonía hispánica y el principio de la francesa. España cedió territorios en Europa a Francia, pero Barcelona se rindió en 1652 y se acabó la sublevación catalana. Portugal recuperó su independencia política en 1668.

Los Decretos de Nueva Planta y el Centralismo Borbónico

La llegada de Felipe V supuso importantes cambios en la estructura del Estado y en la Administración, siguiendo dos principios: la centralización y la uniformización, para hacer un Estado más fuerte y eficaz. El modelo de gobierno francés, enmarcado en la Ilustración, suponía que el rey era la encarnación del Estado y dueño absoluto de todo. Se estableció la Monarquía Absoluta, donde el rey era la máxima autoridad de la que dependían todas las instituciones, con poder ilimitado, siendo la cabeza del gobierno y de la justicia. Felipe V y Fernando VI implantaron en España este esquema de poder, unificando los distintos reinos.

Reformas centralizadoras y racionalizadoras

  1. Supresión de privilegios territoriales: Mediante la aplicación de los Decretos de Nueva Planta, se suprimieron los privilegios de los reinos de la Corona de Aragón. Se unificaron las leyes y se impuso el uso del castellano como lengua oficial. También se creó una nueva administración territorial con funcionarios controlados por la Corona, y los alcaldes pasaron a ser nombrados directamente por esta.
  2. Reforma de la Administración Central: Se suprimieron los antiguos Consejos, a excepción del de Castilla, que se convirtió en el gran órgano asesor del rey. Se crearon además las Secretarías de Despacho, precursoras de los ministerios actuales.
  3. Creación de los Intendentes: Se copió el modelo francés de los Intendentes, funcionarios encargados de cuestiones económicas y de la administración del ejército, aunque entre sus competencias también se incluían la recaudación de impuestos y el impulso de reformas económicas.

La Posguerra Franquista: Represión y Autarquía en los Años 40

Represión política

Franco decidió promulgar la llamada Ley de Responsabilidades Políticas, que pretendía establecer las teóricas responsabilidades de los perdedores en el conflicto y, sobre todo, crear un marco jurídico para continuar con la represión tras la guerra. Fueron hechos prisioneros numerosos miembros de partidos republicanos, nacionalistas o de izquierdas, etc. Muchos de ellos fueron juzgados en consejos de guerra sumarísimos y ejecutados de manera inmediata. Otros fueron condenados a penas de cárcel y permanecieron privados de libertad en prisiones o campos de concentración.

El modelo económico autárquico

El régimen franquista optó por un modelo económico autárquico, caracterizado por la intervención masiva del Estado en una economía dirigida a la autosuficiencia. Es decir, se pretendía que la economía española no tuviese que depender del exterior, y para ello se realizó una política de intervención de precios y limitación de las importaciones. Esta política se debió a una cuestión ideológica, pero también fue forzada por el aislamiento internacional de España tras la II Guerra Mundial. El resultado fue una grave crisis agrícola, debido a la falta de inversiones por el excesivo control de sus precios, y un subdesarrollo industrial por la escasez de materias primas y bienes de equipo.

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