31 May

1. La Guerra Civil Española (1936–1939)

La Guerra Civil Española fue un conflicto armado que se desarrolló entre julio de 1936 y abril de 1939, tras el fracaso del golpe de Estado militar contra la Segunda República. La guerra enfrentó a dos bandos: el republicano, defensor del gobierno legalmente constituido, y el sublevado, formado por sectores conservadores del Ejército, la Iglesia, la derecha política y los grandes propietarios.

Las causas del conflicto fueron múltiples: la polarización política e ideológica, las tensiones sociales no resueltas, la resistencia de las élites a las reformas republicanas y el aumento de la violencia. La situación estalló tras el asesinato de Calvo Sotelo y el golpe militar de julio de 1936, que fracasó parcialmente y desembocó en una guerra civil.

El conflicto tuvo también un carácter internacional: el bando franquista fue apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista, mientras que la República recibió ayuda limitada de la URSS y las Brigadas Internacionales. Francia y el Reino Unido impulsaron una política de no intervención que perjudicó al gobierno republicano.

La guerra finalizó con la victoria del bando sublevado en abril de 1939. Las consecuencias fueron devastadoras: más de 400.000 muertos, una dictadura que duraría hasta 1975, exilio masivo y una sociedad profundamente fracturada.

2. El Primer Franquismo (1939–1959)

Tras la victoria de Franco en 1939, se instauró en España una dictadura autoritaria, personalista y represiva, que duraría hasta 1975. Esta primera etapa del régimen (1939–1959) se caracterizó por el aislamiento internacional, la represión sistemática y el fracaso económico.

Franco concentró todos los poderes en su persona: jefe del Estado, del Gobierno, del Ejército y del partido único (FET y de las JONS). La oposición fue ilegalizada, se instauró un sistema de control total, y se ejerció una fuerte represión contra los vencidos de la guerra.

Ideológicamente, el régimen se basó en el nacionalcatolicismo, que unía los valores tradicionales y religiosos con un nacionalismo español excluyente. La Iglesia tuvo un papel clave en la educación y la moral pública.

En el plano económico, se impuso la autarquía, que pretendía la autosuficiencia económica pero provocó pobreza, mercado negro y estancamiento. España quedó aislada del mundo hasta mediados de los años 50, cuando se incorporó poco a poco al bloque occidental gracias a los pactos con Estados Unidos.

Esta etapa terminó en 1959 con el Plan de Estabilización, que dio paso a una apertura económica y a un cambio profundo en el modelo económico del régimen.

3. El Segundo Franquismo (1959–1975)

A partir de 1959, con la aprobación del Plan de Estabilización, el régimen franquista entró en una nueva fase caracterizada por la apertura económica y el crecimiento industrial. Fue impulsada por los tecnócratas del Opus Dei, que sustituyeron la autarquía por políticas más liberales.

España vivió lo que se ha llamado el “milagro económico español”: modernización de infraestructuras, crecimiento del turismo, emigración a Europa, mejora del nivel de vida y consolidación de una clase media.

Sin embargo, este desarrollo económico no fue acompañado de reformas políticas reales. El régimen seguía siendo una dictadura, aunque intentó maquillarse con leyes como la Ley de Prensa de 1966 o la Ley Orgánica del Estado de 1967.

En lo social, se produjo un fuerte cambio: mayor acceso a la educación, nuevos valores culturales, movimientos obreros y estudiantiles. Comenzaron a surgir sectores críticos con el régimen, tanto en la oposición como dentro del propio franquismo (aperturistas vs. inmovilistas).

Franco murió en 1975 sin que se hubiera producido una democratización real. La dictadura dejó una estructura autoritaria que solo empezó a desmontarse tras su muerte.

4. La Transición Democrática (1975–1982)

Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, España inició un proceso de cambio conocido como la Transición Democrática, liderado por el rey Juan Carlos I. Aunque había sido designado sucesor por el propio Franco, el rey impulsó un proceso de apertura política. El momento clave fue el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno. Bajo su liderazgo se aprobó la Ley para la Reforma Política (1976), que desmontaba las estructuras franquistas desde dentro y permitía elecciones libres.

En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas desde la Guerra Civil, y se inició la redacción de la Constitución de 1978, aprobada por referéndum. Esta estableció una monarquía parlamentaria, reconoció derechos y libertades y creó un Estado autonómico.

El proceso no fue fácil: se enfrentó a la violencia de ETA, a la crisis económica, y al intento de golpe de Estado del 23-F en 1981, que fue frenado por el rey.

La Transición culminó con la victoria del PSOE en 1982. España se convirtió en una democracia estable, integrada en Europa y con una Constitución vigente hasta hoy.

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