23 May
La Guerra Civil Española: Orígenes, Bandos e Intervención Extranjera (1936-1939)
El Concepto de «Las Dos Españas» y los Bandos Enfrentados
El concepto de “Las Dos Españas” refleja la profunda división ideológica durante la Guerra Civil Española entre republicanos y franquistas. El texto sobre las Brigadas Internacionales muestra cómo voluntarios extranjeros apoyaron al bando republicano, viendo su lucha como parte de una batalla más amplia contra el fascismo en Europa.
El bando republicano defendía la legalidad de la República y aspiraba a transformar la sociedad mediante una revolución social, lo que les valió el apodo de «rojos» por parte de sus enemigos.
Durante la Guerra Civil Española, el bando sublevado estaba compuesto por militares conservadores, monárquicos, católicos, falangistas y carlistas, así como por todos aquellos contrarios a las reformas de la Segunda República. Este grupo se identificaba como «nacional» y defendía la unidad de España y los valores católicos, inspirándose en el fascismo europeo. Sin embargo, dentro del bando no existía una visión común sobre el futuro político: algunos altos mandos querían una dictadura militar provisional, los monárquicos defendían el regreso de Alfonso XIII, y los falangistas pretendían implantar un régimen fascista similar al de Mussolini.
La Intervención Extranjera y sus Consecuencias
Uno de los factores clave que alargó el conflicto fue la intervención extranjera. A pesar del acuerdo de no intervención promovido por Francia e Inglaterra, Alemania e Italia apoyaron activamente al bando franquista con armamento, aviones, soldados y asesores. Por el contrario, la ayuda a la República fue mucho más limitada: solo la URSS ofreció armamento y asesores militares de forma significativa, junto a México, que colaboró dentro de sus posibilidades, y las Brigadas Internacionales, compuestas por voluntarios extranjeros de ideología antifascista.
Organización y Represión en las Zonas de Conflicto
En la zona republicana, al inicio del conflicto, surgieron espontáneamente comités populares que se hicieron cargo de la administración y organizaron milicias para frenar el avance sublevado. Aunque asumieron un papel importante ante la desorganización del ejército regular, también cometieron abusos, como la persecución violenta al clero. Por su parte, en la zona nacional, los sublevados impusieron el orden mediante el terror, eliminando a alcaldes, funcionarios y simpatizantes del Frente Popular.
Orígenes de la Guerra Civil Española: El Camino hacia el Conflicto (1931-1936)
El Asesinato de Calvo Sotelo y el Estallido de la Sublevación
La imagen muestra el asesinato de José Calvo Sotelo en julio de 1936, un hecho que aumentó la tensión política en España. Poco después, sectores del ejército se sublevaron contra la Segunda República, dando inicio a la sublevación militar del 17 de julio de 1936, que marcaría el comienzo de la Guerra Civil Española.
La Conspiración Militar contra la República
Desde la proclamación de la República en 1931, una parte del ejército, encabezada por el general Sanjurjo en 1932, mostró su hostilidad al nuevo régimen y conspiró contra él. Tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, Franco, jefe del Estado Mayor, propuso el estado de guerra. El gobierno republicano reubicó a los generales más críticos con el régimen, enviándolos a lugares poco importantes. Sin embargo, en abril de 1936, Mola comenzó a preparar un golpe de Estado para derrocar rápidamente la República, con la intención de establecer un directorio militar similar al de Primo de Rivera.
El Inicio y la Extensión del Alzamiento
El 12 de julio, el asesinato del teniente de izquierdas José Castillo por falangistas y, al día siguiente, el asesinato de José Calvo Sotelo, líder de extrema derecha, provocaron que los conspiradores adelantaran el golpe. El 17 de julio de 1936, el coronel Yagüe se levantó en Melilla, y la sublevación se extendió al resto del protectorado. El 19 de julio, Franco llegó a Marruecos, donde asumió el mando de las tropas del Protectorado, y el golpe se extendió rápidamente al resto de España. Entre el 18 y 19 de julio, la mayoría de las guarniciones militares se unieron al alzamiento, controlando amplias áreas rurales y con importantes reservas de trigo.
El Fracaso del Golpe y la Consolidación de la Guerra
El gobierno republicano tardó en reaccionar, y el 19 de julio, José Giral asumió el cargo de jefe de Gobierno. Los sublevados lograron el control de gran parte del interior del país, especialmente en las zonas rurales, con importantes reservas de trigo. Sin embargo, el alzamiento fracasó en las zonas industriales y en las áreas con mayor apoyo de la izquierda, como el País Vasco, Cataluña, Madrid, Asturias y Levante. A pesar de los esfuerzos del gobierno republicano, la división del país en dos bandos se consolidó, dando paso a la Guerra Civil, que se prolongaría durante tres años y sumiría a España en un profundo conflicto político, social y militar.
Fases Militares de la Guerra Civil Española (1936-1939)
La Guerra Civil Española (1936-1939) fue un conflicto armado entre los bandos republicano y sublevado nacionalista que marcó profundamente la historia de España. En casi tres años, se desarrollaron distintas fases militares con avances y retrocesos de ambos bandos. Las imágenes muestran cómo fue cambiando el control del territorio en el conflicto.
Las Fases Militares del Conflicto
Primera Fase: 1936. Madrid Resiste
La guerra comenzó con el objetivo de los sublevados de ocupar Madrid. Las fuerzas de Mola avanzaron desde Pamplona, mientras que Franco, tras atravesar el estrecho de Gibraltar con apoyo de la aviación italiana, avanzó hacia Madrid a través de Córdoba, Granada y Extremadura, tomando Badajoz, Talavera y Toledo. Las tropas del norte, lideradas por Mola, tomaron Irún y San Sebastián. La resistencia republicana, aunque debilitada, resistió los ataques mediante la organización de una Junta de Defensa y la ayuda de brigadistas internacionales y armamento soviético. A pesar del asedio y los bombardeos, Madrid no cayó. El 29 de octubre de 1936 se decretó la movilización general para defender la ciudad, marcando el inicio de una guerra de desgaste.
Segunda Fase: 1937. Frente del Norte y Batallas en el Centro
En 1937, el general Mola, con apoyo de la aviación alemana e italiana, inició una ofensiva en el norte, tomando Vizcaya, Bilbao, Santander y Asturias, lo que permitió a Franco controlar importantes recursos industriales y energéticos. Mientras tanto, las fuerzas republicanas intentaron frenar el avance franquista con ofensivas en Brunete, Belchite y Teruel, aunque solo lograron victorias parciales. A finales de 1937, el gobierno republicano se trasladó de Valencia a Barcelona. El Frente del Norte fue liquidado, asegurando para Franco los recursos necesarios para una guerra larga.
Tercera Fase: 1938. La Batalla del Ebro
Franco lanzó una ofensiva en Aragón en marzo de 1938, avanzando hacia el Mediterráneo y dividiendo la zona republicana. En julio, el ejército republicano, reorganizado por Vicente Rojo, inició una ofensiva en el río Ebro. La batalla duró cinco meses, resultando en grandes bajas sin avances significativos. Con la ayuda de la aviación alemana e italiana, Franco logró frenar el ataque republicano, sentenciando la suerte de la República. En febrero de 1939, Franco ocupó Barcelona y Cataluña, provocando la huida de miles de personas hacia Francia.
Cuarta Fase: 1939. El Fin de la Guerra
En los primeros meses de 1939, la República se redujo a la zona centro, abarcando Madrid y algunas regiones del Mediterráneo. Juan Negrín, presidente del gobierno republicano, intentó reorganizar la resistencia, pero la división interna entre los republicanos culminó en un golpe de Estado liderado por el coronel Casado en marzo de 1939. El 28 de marzo, las tropas franquistas ocuparon Madrid, y las restantes ciudades republicanas se rindieron sin resistencia. El 1 de abril de 1939, Franco proclamó la victoria y el fin de la guerra.
El Régimen Franquista: Etapas de Consolidación, Apertura y Descomposición (1939-1975)
Las imágenes presentadas reflejan dos momentos clave del régimen franquista en España: desde la cercanía inicial con las potencias fascistas europeas, hasta su progresiva apertura hacia Occidente durante la Guerra Fría. A partir de estas fotografías, se identifican distintas etapas del franquismo, que evolucionó en función del contexto internacional.
Etapas del Franquismo
Represión, Autarquía y Aislamiento Internacional (1939-1950)
Durante los primeros años del franquismo, España se caracterizó por la represión política, la autarquía económica y el aislamiento internacional. La represión se implementó mediante leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley de Represión de Masonería y Comunismo, que permitieron la ejecución de unas 50.000 personas y la persecución de opositores por la Brigada Político-Social. Los guerrilleros antifranquistas, conocidos como Maquis, llevaron a cabo actividades de sabotaje, especialmente entre 1944 y 1949.
En cuanto a la política exterior, España se declaró neutral al inicio de la Segunda Guerra Mundial y luego no beligerante, apoyando indirectamente a las potencias del Eje, enviando la División Azul a la URSS. Sin embargo, tras la derrota del Eje, España quedó aislada internacionalmente, siendo excluida de la ONU y del Plan Marshall.
Económicamente, España adoptó una política de autarquía, buscando la autosuficiencia con un control estatal sobre la producción y distribución de bienes. Esto resultó en un estancamiento económico, con escasez de alimentos, inflación y el auge del mercado negro. El régimen creó monopolios estatales como ENDESA y RENFE, aunque con una mala gestión que generó déficit público.
En el ámbito legislativo, se comenzaron a aprobar leyes como la Ley Constitutiva de las Cortes (1942) y el Fuero de los Españoles (1945), creando una fachada de legalidad. En 1947, se estableció la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, que permitió a Franco elegir a su sucesor, quien sería el nieto de Alfonso XIII, Juan Carlos I.
Final del Aislamiento en el Contexto de la Guerra Fría (1950-1959)
A medida que la Guerra Fría aumentaba la tensión entre EE.UU. y la URSS, el régimen franquista se alió con EE.UU. en su lucha contra el comunismo, lo que llevó a un cambio en la postura de EE.UU. hacia España. En 1950, se establecieron relaciones diplomáticas y España fue aceptada en la ONU en 1955. En 1953, se firmaron acuerdos importantes, como el Concordato con el Vaticano y los Pactos de Madrid, que le otorgaron bases militares a EE.UU. a cambio de ayuda económica.
En el plano económico, España experimentó un crecimiento a partir de 1952, recuperando su PIB per cápita anterior a la guerra. A pesar de la liberalización parcial de la economía, la inflación, el déficit y la dependencia del petróleo continuaron siendo problemas. El régimen, aunque con un cambio en su imagen hacia una “democracia orgánica” católica, siguió siendo autoritario y represivo, manteniendo sus principios ideológicos en la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958).
Fase Tecnocrática y Descomposición del Franquismo (1959-1975)
El franquismo fue un régimen dictatorial liderado por Francisco Franco en España entre 1939 y 1975. Durante este período, el país vivió profundas transformaciones políticas, sociales y económicas. Las imágenes presentadas reflejan momentos clave de distintas etapas del régimen, como la consolidación del poder y la crisis final.
Fase Tecnocrática y Desarrollismo (1959-1969)
Durante esta etapa, un grupo de tecnócratas con formación universitaria, muchos miembros del Opus Dei y encabezados por López Rodó, asumió el gobierno. Siguiendo directrices del FMI, la OCDE y el Banco Mundial, implementaron el Plan de Estabilización de 1959, cuyo objetivo principal era frenar la inflación y abrir la economía española al exterior. El resultado fue un rápido crecimiento económico que transformó a España de un país agrario y atrasado a una sociedad urbana e industrializada. La industrialización se incentivó mediante Planes de Desarrollo entre 1963 y 1975, que promovieron la inversión privada en áreas específicas a través de ayudas, créditos baratos y exenciones fiscales. Además, se crearon polos de desarrollo en ciertas regiones, aunque la industrialización se concentró principalmente en Cataluña, Madrid y el País Vasco. El turismo y la emigración también fueron importantes fuentes de ingresos. El aumento del nivel de vida favoreció el crecimiento de una clase media y la expansión urbana, a pesar de un crecimiento desordenado. En el ámbito político, aunque se promulgaron leyes como la de Prensa (1966) y la de Libertad Religiosa (1967), el sistema franquista no sufrió grandes cambios. En 1969, Franco nombró a Juan Carlos como su sucesor.
Fase de Descomposición del Régimen (1969-1975)
En los últimos años del franquismo, la situación comenzó a descomponerse debido a cambios sociales, una creciente oposición y una crisis económica. La apertura al exterior y el desarrollo de una sociedad del consumo erosionaron los valores tradicionales del franquismo, impulsando la demanda de reformas políticas. La crisis del petróleo de 1973 agravó la situación económica, causando inflación, desempleo y recesión industrial, lo que disminuyó el apoyo al régimen. En este contexto, aumentaron las protestas y huelgas, especialmente en el País Vasco y Cataluña, y el descontento se intensificó con la aparición de grupos terroristas como ETA, FRAP y GRAPO. El asesinato de Carrero Blanco en 1973 desestabilizó aún más el régimen. Con Franco enfermo, el régimen se dividió entre los sectores más duros y los aperturistas. A pesar de que Arias Navarro asumió el gobierno en 1974 con un enfoque aperturista, mantuvo políticas continuistas. En esta última etapa, el régimen se enfrentó a agitación social, represión y protestas internacionales. A nivel exterior, la cesión del Sáhara en 1975, impulsada por la Marcha Verde de Marruecos, mostró la debilidad del franquismo. La oposición, tanto en el exilio como en el interior, se organizó en plataformas como la «Platajunta», que exigía amnistía y elecciones. Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, comenzó el proceso de transición democrática, liderado por Juan Carlos I y Adolfo Suárez.
Fundamentos y Estructura del Régimen Franquista
El Fuero de los Españoles, promulgado en 1945, establece los principios ideológicos, sociales y económicos del régimen franquista, basados en el respeto a la dignidad humana, la centralidad de la Iglesia Católica, la unidad bajo el Estado y la protección de la familia. Este documento refleja el control autoritario y la organización social impuesta por Franco.
Francisco Franco: Ascenso y Consolidación del Poder
Francisco Franco Bahamonde (1892-1975) alcanzó el éxito en el ejército de África, convirtiéndose en general con tan solo 33 años. En la II República, se unió al golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno del Frente Popular, desencadenando la Guerra Civil Española. Franco fue nombrado jefe supremo del bando sublevado el 1 de octubre de 1936, consolidando un poder absoluto que perduró durante su dictadura de 36 años. A lo largo de su régimen, acumuló títulos como generalísimo del ejército, jefe de Estado y del Gobierno, y caudillo del Movimiento Nacional, un partido único formado por la FET y las JONS, lo que aumentó su autoridad.
Pilares y Apoyos Sociales del Franquismo
El régimen franquista se sustentó en tres pilares: el ejército, que controlaba el aparato del Estado a través de militares en altos cargos; la Iglesia, que legitimó a Franco y recibió privilegios, incluido el control sobre la educación y la moral; y el partido único, dominado por la Falange, que aunque influyente en los primeros años, se diluyó en el Movimiento Nacional. Socialmente, el franquismo recibió el apoyo de la alta burguesía, terratenientes, financieros y sectores de las clases medias urbanas, quienes aceptaron el régimen debido a la desmovilización política tras la guerra.
Evolución Económica y Desigualdades Regionales
Económicamente, el régimen pasó de una política intervencionista y autárquica a una mayor liberalización en la década de los 60, especialmente con el Plan de Estabilización de 1959. Sin embargo, esta apertura benefició principalmente a las élites financieras, industriales y terratenientes, exacerbando las desigualdades regionales. Las regiones industrializadas como Cataluña y el País Vasco prosperaron, mientras que las zonas rurales, especialmente en el sur, permanecieron estancadas, lo que provocó un éxodo masivo a las ciudades. A pesar del crecimiento económico en sectores como el turismo y la industria, los desequilibrios territoriales persistieron, con el norte industrializado contrastando con el atraso del sur y las zonas rurales.
La Constitución de 1978 y la Consolidación de la Democracia en España
La Constitución de 1978 marcó un hito en la historia de España al establecer un marco legal que garantizara los derechos fundamentales, la democracia y la convivencia pacífica tras el fin del régimen franquista. Este texto refleja los principios de libertad, justicia e igualdad, así como la organización del Estado y sus instituciones. A continuación, se destacan algunos de los artículos clave de la Constitución, que definen la estructura política y los derechos de los ciudadanos.
El Proceso de Redacción y Aprobación de la Constitución
Tras las elecciones del 15 de junio de 1977, los grupos políticos representados en el Congreso designaron a siete diputados, que debían elaborar un primer texto de la Constitución. Este texto se debatiría en las Cortes y luego, una comisión redactaría el texto definitivo que se sometería a la aprobación en el pleno del Congreso.
La redacción de la Constitución inició la llamada política de consenso, que consistió en resolver las cuestiones claves para la construcción de la democracia mediante la negociación y el acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas.
La Constitución de 1978, aunque presentaba una cierta ambigüedad, era producto del consenso que permitía que su desarrollo legislativo fuera asumido tanto por la izquierda como por la derecha.
El texto fue sometido a referéndum popular el 6 de diciembre de 1978. La consulta arrojó una amplia mayoría a favor y dio validez a una Constitución que permanece vigente hasta el día de hoy.
Principios Fundamentales y Estructura del Estado
La Constitución de 1978 define a España como un “Estado social y democrático de Derecho”, organizado como una monarquía parlamentaria, en la que la Corona tiene básicamente función representativa, y en la que el Ejército queda sometido al poder civil. Asimismo, el texto fija el carácter no confesional del Estado; se abole la pena de muerte; se desarrolla una amplia declaración de derechos y libertades civiles y políticas que incluyen el derecho a la huelga y a la libre sindicación. También reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones, y reconoce el castellano como lengua oficial del Estado, además de las lenguas propias en las respectivas comunidades. También instaura un Tribunal Constitucional y los mecanismos necesarios de la reforma del texto constitucional.
La Organización Territorial: Comunidades Autónomas
Aprobada la Constitución, se constituyeron en el período 1979-1983 las actuales Comunidades Autónomas y nuestro país quedó conformado por 17 Comunidades y dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla). Cada una de estas comunidades posee una Asamblea Legislativa y un gobierno propio.
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