12 May
BLOQUE II. TENDENCIAS HISTORIOGRÁFICAS. SIGLOS XX Y XXI
DE LA HISTORIA SOCIAL Y ECONÓMICA A LA DE LAS MENTALIDADES
4.1. El contexto de producción
Podemos determinar varios cambios en la forma de escribir la historia. El primero fue el historicismo científico. Estamos ante un segundo cambio, fundamentado en que, a partir de ahora, nos vamos a centrar en lo económico y en lo social: hasta ahora la historia era principalmente política, pero a partir de este momento será económica, social o socioeconómica. Veremos una nomenclatura de la que queremos distanciarnos, en relación con estos dos cambios, o más concretamente, con este último, que supone un cambio de paradigma (aunque no estrictamente). La Academia llega a su fin en el sentido en el que estamos ante un nuevo cambio, por lo que esta tendrá una consideración totalmente diferente.
El cambio fundamental que abordaremos aquí es crucial para entender la Historia que hacemos hoy. Ya desde el primer momento hubo algunos autores críticos con la Historia narrativa y la historia política. Uno de ellos fue Jacob Burckhardt y otro Frederick Jackson Turner. El primero estaba preocupado por la cuestión cultural, pensaba que la Historia también debía centrarse en la historia cultural. Turner consideraba importante todo lo relativo a la geografía humana, intentaba buscar leyes, reglas de conducta, etc. Una de las cuestiones más debatidas en parte del siglo XX es esta: ¿podemos estudiar la Historia a partir de leyes? ¿Podemos establecer leyes históricas? ¿Podemos hablar, como se hizo en este tiempo, de los ciclos económicos? ¿Se puede explicar todo a partir de leyes históricas? Es complicado asegurar esto, pero siempre hay una disfunción entre la teoría de las leyes históricas y la práctica, ofreciendo todas las mismas causas a los grandes acontecimientos a modo de un esquema aplicable a todos los contextos.
También hubo algunos que se centraron en una actividad más compleja, más allá de la historia política: la historia comparada. La Cambridge Modern History y la aparición de esa fórmula comparativa de hacer las cosas supondrán la crítica de ese trabajo, así como la presencia de algunos autores en Francia como Henry Berr. Por otro lado, también tenemos en EEUU la aparición de algunas reflexiones que se diferenciaban de toda esa situación historicista y positivista, y se diferenciaban en dos cuestiones:
- Buscar una utilidad social de la Historia.
- Buscar una cierta compatibilidad de la Historia con otras ciencias sociales, lo que hoy conocemos como interdisciplinaridad.
Estas dos cuestiones llevaban una idea central dentro: la superación de la Historia política, la superación de la Historia militar y la superación de esa Historia legal basada en las Constituciones y en las normas. Hay otro factor a tener en cuenta desde el punto de vista contextual: la importancia del marxismo. La existencia del marxismo, ligada a los conflictos sociales, a la política, a la idea del proletariado como clase revolucionaria y como elemento emancipador de la humanidad, va a tener cierta importancia.
Serán importantes los años 20 porque empiezan a conformarse algunas empresas editoriales que van a hacer cambiar las cosas, como es el caso de la Revue de Synthèse. Esta revista, fundada por Henry Berr, será una reacción en contra del positivismo, de esa Historia acontecimental, de esa Historia política, de esa Historia diplomática. Alrededor de esta revista nos vamos a encontrar con determinados sociólogos o economistas que van a intentar buscar otras ideas, otras aproximaciones al estudio de la realidad, como es el caso de Durkheim o Simiand, entre otros. Lucien Febvre se engancha con este nuevo movimiento de los años 20 y entra en contacto y se une a esta empresa de académicos.
Nos encontramos en Estrasburgo, 1920, pero ¿cómo vamos a entender la Escuela de los Annales sin lo que está pasando en el mundo? Esos gloriosos años 20, sostenidos en base a ese periodo de entreguerras, en base a la propia reconstrucción de Europa, van a ser el contexto en el que se produzcan todas estas elucubraciones y este paso de lo político a lo económico-social. Es lógico que haya una mayor preocupación económica entendiendo lo que está pasando en estos años 20 en parte del mundo. No es estrictamente lo mismo, intelectualmente hablando, lo que está pasando en los EEUU que lo que está pasando en Francia. En Francia hay todo un movimiento de escritores e intelectuales que lleva a una dimensión cultural mucho más sofisticada que lo que se desarrolla en los EEUU: la efervescencia de los cafés, del arte, de las cuestiones personales, etc. (como se refleja en Midnight in Paris de Woody Allen). Por otro lado, en los EEUU vemos un Estado optimista con música, vestimenta, grandiosidad, etc. (como en El Gran Gatsby de Scott Fitzgerald). Fundamentalmente, en los años 20 está creciendo un monstruo que no ha parado de alimentarse desde Versalles: el fascismo, uno de los experimentos más desastrosos de la historia de la humanidad.
La Francia de entreguerras no es los EEUU de entreguerras, y en esa Francia de los años 20, preocupada por la cultura, preocupada por la reconstrucción de Europa, vamos a tener en Estrasburgo a dos historiadores llamados Lucien Febvre y Marc Bloch. Estos dos historiadores van a poner en marcha una serie de inquietudes que los llevan a ver la Historia de una forma diferente. Van a introducir un concepto sobre el cual va a pivotar toda su obra y todo el proyecto que van a tener entre manos: la historia-problema. ¿Qué significa la historia-problema? Olvidarse de la historia política y plantearle preguntas a la documentación, olvidarnos de la narración y comenzar a preguntarnos: ¿cuál es la causa de la Revolución Francesa? ¿Cuál es la razón por la que se produce la Guerra de los 100 años? ¿Es la crisis del siglo XIV una crisis únicamente epidémica? La Historia se convierte en una actividad que busca resolver preguntas, que está ordenada en torno a las respuestas a esas preguntas. Vemos aquí la importancia de la Escuela de los Annales por introducir en la caja de herramientas del historiador esta idea de trabajar a partir de un guion, de un objetivo, de un planteamiento inicial.
A finales de los años 20 ya está en marcha la Escuela de los Annales, pues esta se funda alrededor de un instrumento fundamental para desarrollarse: la revista Annales. ¿Qué relación hay entre lo intelectual de la Escuela y la revista? Todo, la revista va a ser el medio de propagación de los ideales de la Escuela, el lugar a partir del cual se configura el cambio en la forma de hacer la Historia. Vemos así que todos los proyectos se tratan de configurar a partir de revistas, que funcionan como instrumentos (esto sin pensar en el estado actual en el que vivimos, donde observamos una clara inflación de revistas, pero en este momento del que hablamos habría pocas revistas y pocos historiadores). Además, la Escuela se va institucionalizando, pues de Estrasburgo se va a pasar al Collège de France (Febvre) y a la Sorbona (Bloch) en los años 30, previos a la II Guerra Mundial. A partir de aquí, Bloch fallece y Febvre pasa a ser uno de los grandes personajes de la historiografía europea. Febvre es un hombre muy prolífico, va a escribir muchos artículos, lo que le dará una dimensión importante. Debemos tener en cuenta que ambos autores pasarán a ser dos grandes historiadores, sobredimensionados por su pertenencia al colectivo, a la creación de la Escuela de los Annales.
De alguna forma pasamos a entender a Bloch y a Febvre en su dimensión personal y en su dimensión institucional como creadores de la Escuela de los Annales, pudiendo hablar de ellos como historiadores y como creadores de la historia. Esa escuela estará fundamentada en una matriz económico-social, una preocupación por la economía de la sociedad, por un rechazo visceral al historicismo, con un aprovechamiento de las tecnologías en su utilidad para la Historia, estando siempre adaptados al tiempo para la práctica. También, aunque empezaron muy próximos o conectados con la sociología, van a ir desconectándose cada vez más de las reflexiones teóricas sin una utilidad práctica; reflexionarán sobre el oficio del historiador, sobre cómo se debe historiar. Annales va a representar la modernización del mundo académico y, ya a partir de los años 30, van a estar presentes en la mayoría de las instituciones, siendo la Sorbona y el Collège de France dos de las instituciones centrales en Francia.
Esa historia-problema que se desarrolla a partir de esta Escuela de los Annales va a ser compatible con dos cuestiones: con un marxismo muy descafeinado y con los estudios regionales, rompiendo con esa idea nacional del positivismo y del historicismo en favor de los estudios regionales. La Escuela de los Annales va a ser uno de los motores del cambio a una historia social y económica, sabiendo que el contexto general de estos años 20 y 30 es un contexto totalmente mediatizado, primero por esas locuras de los años 20 y después por el descalabro de los años 30, teniendo como eje fundamental la Crisis del 29, pero también el nacimiento de una resistencia por parte de Alemania por acatar todos los acuerdos de Versalles.
4.2. La historia social y económica
La Historia social y económica, como ya hemos visto, está vinculada a la Escuela de los Annales, pero también está vinculada a la influencia del marxismo, esto debido a que lo social y lo económico conforman partes fundamentales de este. Ayuda así el marxismo a criticar al capitalismo y ayuda en la idea de buscar sociedades alternativas a este. En todo este proceso de cambio de preocupaciones hacia lo económico y lo social, la Historia económica se va a convertir en disciplina, comenzándose a hacer trabajos sobre la Revolución Industrial y sobre la organización industrial. Además, surgirá también una revista en Estados Unidos, la Economic History Review.
Esa Historia económica también se muestra crítica contra el monolitismo del historicismo y del positivismo, y pone sobre la mesa otros retos para los historiadores: estudiar los endeudamientos, las producciones, los consumos, las poblaciones. Estas serán estudiadas, además, no solo cualitativamente, sino cuantitativamente: la estadística y los estudios seriales van a ser esenciales para la Historia económica. Además, se van a estudiar en base a tablas, a cuadros, a gráficos. Por otro lado, la Historia económica trae algo que nos aleja de esa matriz historicista y positivista: el estudio de procesos anónimos, masivos y sin nombre. Esta intentará superar la idea de que el hecho es irrepetible, que es individual, porque va a serializar y matematizar la Historia, con lo cual detecta estructuras y regularidades que nos pueden llevar a un análisis mucho más estricto y mucho más agarrado a datos. Con todo, la Historia económica no es una única matriz explicativa para analizar las cosas.
El marxismo da un giro determinante al comenzar a estudiar la cultura popular de la vida de los obreros, comenzando aquí los estudios multiculturales. La sociedad postindustrial llevó a la aparición de la cultura popular, de la cultura pop. ¿Cuándo nace la cultura pop? ¿Cuándo el postmodernismo se apropia de esa cultura popular? ¿Quién crea la cultura pop? Andy Warhol, cuando crea su obra Latas de sopa Campbell, pues ha desaparecido el arte tal y como lo conocemos. También The Beatles en el panorama musical suponen un cambio, crean un nuevo mundo dentro de la cultura popular. En los años 70-80, la certificación más absoluta de la animalización del ser humano la podríamos ver como fenómeno causado por el grupo de rock de los Dire Straits. La cultura popular empezó con el marxismo y posteriormente el postmodernismo se apropia de ella y la vulgariza. Una de las cuestiones más importantes que pudimos ver en el cambio de los últimos 50 años es la posibilidad de historiar cualquier cosa, incluso cuestiones irrelevantes o graciosas; la posibilidad de intelectualizar algo que pertenece a la cultura popular.
La historia económica es muy interesante en España y ha sido muy mal tratada. Nos hemos cansado de estudiar el gran mito de la industria automovilística con Henry Ford, y hemos despreciado a Eduardo Barreiros (el Henry Ford gallego). Es muy interesante, pues es la historia de una persona contra el franquismo, y es la historia nunca contada de una mentira, porque Eduardo Barreiros fue importante por los autobuses y decía que el “motor Barreiros” era creación suya, pero se trataba de un motor inglés. La historia económica ha sido una aportación fundamental para entender las sociedades, para llevar a cabo las sociedades y, de alguna forma, si nosotros queremos entender una sociedad más contemporánea tenemos que construir el paisaje emocional alrededor de las empresas con las que nos relacionamos. Uno construye vínculos emocionales con las cosas que lo rodean, y eso configura un paisaje emocional.
¿Cómo podemos reconstruir el paisaje urbano de los años 70 en España? Fuentes fundamentales para ello son la fotografía, los registros fotográficos de ese momento, así como las descripciones de diversos diarios y fuentes escritas o grabadas; cuadros pintados del momento; mapas de la ciudad, con una parte fundamental de la cartografía; información sobre las construcciones y planos urbanísticos; la publicidad de la época; los testimonios y, sobre todo, el cine.
En cuanto a la Historia social, este es el estudio de los grupos sociales, de sus interrelaciones y de sus funciones en los procesos económicos, políticos y culturales. La Historia social nace vinculada en sus inicios a la historia de los grupos sociales más desfavorecidos; incluso a principios del siglo XX esta tenía un cuidado específico: estudiar los grupos sociales desconectados de toda reflexión política. A esto, poco a poco, se le va a unir lo cuantitativo, es decir, la estadística y la numerología. ¿Por qué la historia social comienza a ser una historia vinculada a los grupos más desfavorecidos de la sociedad? Porque nace como contraposición a la existencia de la historia desde arriba. La historia desde arriba es la historia de los grandes personajes, mientras que la historia desde abajo es la historia del pueblo, de las masas. Si hay historia desde arriba e historia desde abajo ¿hay historiografía desde arriba e historiografía desde abajo? Sí, historiografía desde arriba sería una historiografía de los grandes autores y personajes (Ranke, Marx, Bloch, etc.), otorgándole incluso poderes sobrehumanos a estos autores, lo cual no dista de las grandes historias de los monarcas.
La Historia de la filosofía se estudia en base a autores; la historia de las ideas es similar, se estudia en base a autores, pero sobre todo versa sobre las ideas desconectadas de contexto, solo basándose en los escritos de diversos autores. La Historia intelectual trata de situar al autor y a la idea en el contexto, en la sociedad; y la Nueva Historia intelectual lo complejiza cada vez más, intentando contextualizar en más de un contexto a estas ideas y autores (contexto del autor, contexto de la idea, contexto de la aceptación de la idea, etc.).
¿Cómo hemos creado la historiografía desde abajo? ¿Cuál es la historiografía desde abajo realmente existente? La de las Escuelas; la encontramos en las grandes Escuelas historiográficas, en las que diluimos las autorías: los autores se diluyen en las Escuelas (Bloch y Febvre son sujetos diluidos en su colectivo, en la Escuela de los Annales; Thompson en el marxismo británico, etc.). Hay otra forma de realizar la historia desde abajo, que es la más sofisticada: la historia en base a grandes paradigmas, así como otra que sería la Historia en base a giros: cultural, antropológico, epistémico, etc. ¿Cuál debería de ser la historia desde abajo? Hoy en día debería de ser la gran manada de historiadores anónimos que intentan cumplir con su tarea y publicar si fuera posible, esa masa de “esclavos”, imprescindible para que los “amos” puedan tener su reconocimiento.
El conjunto de historiadores, relevantes o no relevantes, como es el caso de los historiadores provinciales franceses que se unen a la Historia de los Annales, o los autores británicos que se enganchan a la idea del marxismo. Hoy en día serían esos historiadores que intentan cumplir con el tiempo métrico, con la cuantitativa que se les exige. En esta historiografía desde arriba y desde abajo hay una cuestión importante: la sociabilidad de los historiadores, cómo se relacionan los historiadores. En muchos casos estas relaciones son de “apareamiento”, como es el caso del matrimonio Webb, que van a estudiar en este siglo las organizaciones sindicales, o el matrimonio Hammond, que estudiarán los efectos de la industrialización y de la tecnología en las clases populares.
La Historia social estuvo conectada en Inglaterra con los diferentes movimientos socialistas de entre siglos, algunos de ellos marxistas. En Alemania se intenta integrar los estudios sociales dentro de una conciencia más sociopsicológica y en Francia se instaura, tal y como la conocemos, como una historia de los grupos sociales. En cuanto al primer ejemplo de la historia económico-social vamos a ver lo que se ha conocido como la Escuela de los Annales.
4.3. La Escuela de los Annales
La Escuela de los Annales es un punto de encuentro, el resultado de un desarrollo real, pero también el de un desarrollo imaginario: hay una Escuela de los Annales real y una imaginada, construida. La real es la que vamos a desempaquetar, pero la imaginaria es el consenso en toda la comunidad de historiadores de que supuso un cambio y un lugar al que se intentaron agarrar, al que intentaron pertenecer gran parte de los historiadores desde los años 30 en prácticamente todo el mundo. Hay una Escuela de los Annales realmente desarrollada en Francia y otra realmente inventada desde fuera sobre Francia. Todos querían ser miembros de esta escuela, por lo que se hace importante por lo que produce y por cómo se recibe: por cómo se explica y los autores que la conforman, pero también por los receptores, por los lectores de esos autores, que crean una Escuela de los Annales a las que todos pueden pertenecer. ¿Por qué todo el mundo se quiere enganchar de esta Escuela y se siente identificado? ¿Cuál es la razón de ese éxito?
Fundamentalmente el éxito de esta escuela procede de la viscosidad, la falta de precisión, el eclecticismo que ofrece la Escuela de los Annales; todo lo que propone es adaptable, moldeable, ofrece un conjunto teórico, un producto, algo en lo que todo el mundo puede estar de acuerdo. Es la primera vez que existe un consenso de mínimos, un consenso inadvertido en estas primeras comunidades de historiadores; es fácil agarrarse a ello por la viscosidad de los Annales imaginarios y, además, esta escuela se supo adaptar a la historia contemporánea tras la derrota alemana al finalizar la II Guerra Mundial. Hay un acuerdo unánime con respecto a la importancia de la Escuela de los Annales en la historiografía europea occidental y hay un consenso en pensar en esta escuela como un nuevo modelo historiográfico.
La dimensión de la Escuela de los Annales es, de este modo, absolutamente internacional, siendo donde más impacto tuvo, además de en Francia, en las historiografías periféricas, como sería el caso de España. El flujo de las escuelas historiográficas siempre es desde los centros hasta las periferias. La Escuela de los Annales fue la gran oportunidad de las historiografías periféricas de engancharse a las corrientes que se veían en los centros, estando más unidas estas a la idea imaginaria de los Annales que a la escuela en sí misma. Durante los años 30 esta escuela se hace homogénea y, desde un punto de vista geopolítico, la historiografía no cambia de los lugares del poder, desde Alemania a Francia. Hay idiomas de conocimiento e idiomas de traducción: idiomas de conocimiento serían el inglés o el francés, mientras que los idiomas de traducción serían el español, el portugués, el italiano, etc.
La primera cuestión que nos planteamos sobre la Escuela de los Annales es si en realidad es una escuela histórica o no lo es, si es algo más que una escuela histórica, si es una escuela histórica estrictamente o si es la creación de un campo de trabajo a partir de un consenso de mínimos. Veríamos aquí la idea de qué serían los Annales, y todo este esquema nos sirve también para el marxismo británico, que no es solo marxismo sino todo el entramado que se crea a su alrededor, pero teniendo en cuenta que el marxismo británico va a tener un sabor diferente, un prestigio añadido, porque todo lo vinculado con Marx, en el ámbito intelectual, cuenta con un prestigio especial. El origen y el desarrollo de la Escuela de los Annales está vinculado a dos cuestiones, y tal vez solo a una: la creación y evolución de la propia revista Annales. Más allá de la revista, ¿a qué conceptos nos agarramos para estudiar la escuela de los Annales? Al concepto de generación, concepto biológico, castrante, hablando más de una generación epistémica, donde la edad no es el centro del término. El concepto de generación está muy discutido en España en base a la Historia del Presente, algo que ha fracasado al vincular el presente con el concepto de generación.
La Escuela de los Annales, en realidad, pertenece a ese mundo de la Europa de entreguerras, al ciclo de guerras civiles mundiales. ¿Cómo vamos a entender la Escuela de los Annales sin comprender el mundo en el que vivimos? No podemos entenderla sin el contexto histórico en el que se enmarca, debemos asociarla con la Historia Intelectual, relacionándola con los años 20, el tratado de Versalles, con la evolución del centro a las provincias, con la configuración de Francia como centro historiográfico mundial a partir de las grandes escuelas. La Historia está íntimamente relacionada con el momento vivido, la escritura de la Historia depende totalmente de la historia que se está viviendo. Toda Historia está sujeta a un régimen de historicidad (llamado así por los franceses) también en los años 20.
La revista Annales es, quizá, el medio de comunicación por el cual las ideas de Annales se dieron a conocer. Toda tendencia historiográfica tiende a la construcción de una revista: el marxismo cuenta con la revista Past and Present y New Left Review; el postmodernismo cuenta con History and Theory y Rethinking History; y, en el ámbito del postmodernismo medieval nos encontramos con Postmedieval Journal. Sobre la Historia del presente en España podemos destacar dos: Historia del presente e Historia actual. Las revistas funcionan como canalizadoras de las corrientes: toda tendencia historiográfica cuenta con su medio de comunicación oficial. Todas las historias se relacionan con una revista concreta, fundamentalmente para entender las tendencias que nacen de los distintos autores, lo que acarrea como consecuencia la institucionalización de la Historia.
Las humanidades digitales son el cruce entre las humanidades y las nuevas tecnologías. Las humanidades digitales han incidido fundamentalmente en la utilización de internet y las nuevas tecnologías en las humanidades, lo que ha aterrizado en dos cosas fundamentalmente: en la construcción de repositorios para editar textos medievales y para la reconstrucción en 3D de murallas y todo tipo de engendros tecnológicos. Las humanidades digitales han secuestrado una idea que Anaclet Pons y otros historiadores han desarrollado previamente: la idea de historia digital, que es específicamente la influencia de las nuevas tecnologías en el estudio y la escritura de la Historia. ¿Qué ha sucedido con la historia digital? Este concepto es utilizado por muy pocos autores, pues queda diluido en las humanidades digitales, lo cual tiene como consecuencia: estamos asumiendo que la historia dentro de las humanidades digitales queda diluida con otras ramas como el arte, la filología, la informática, etc., por lo que se convierte en una cuestión técnica, dejando fuera la reflexión sobre las propias humanidades digitales, siendo estas una coartada para tecnificar la historia y alejarla de la reflexión.
La historia de los Annales no la podemos desvincular de la revista Annales ni del enfoque político, diplomático y militar, debiendo situarla como un supuesto avance en favor de la sociología, la economía, la lingüística, etc. La Escuela de los Annales es, en buena medida, una reacción frente a la historia del historicismo. La revista Annales muestra una evolución que podemos ver en los apellidos (subtítulos), y que pasa de ser una revista apellidada a partir de la historia económica y social a ser una revista apellidada como historia y ciencia social. Estas tienen diferentes subtítulos dependiendo de las épocas, lo cual muestra la evolución. Esto lo podemos ver perfectamente en los porcentajes de publicación de artículos en cada una de las épocas. Las revistas, hoy en día, se han convertido en un proyecto intelectual, que tienen una idea, por eso cuentan con ciertos subtítulos. Hoy en día muchas revistas se han convertido en meros repositorios, meros lugares que dan vida a ese mundo métrico donde se necesitan artículos para construir carreras profesionales, pero aún quedan algunas que cuentan con un proyecto y línea editorial, como las que mencionamos anteriormente.
Sin embargo, la idea que va a bascular siempre alrededor de la Escuela de los Annales, pese a esos apellidos, es la interdisciplinariedad, sujeto importante dentro de esta escuela. También va a ser otro sujeto importante la dedicación a la historia medieval y moderna. El gran éxito de la Escuela de los Annales, sin embargo, va a ser tras la II Guerra Mundial; a partir de ahí la influencia de esta escuela en Francia y fuera de Francia será extraordinaria. De alguna forma, la Escuela de los Annales se ha dividido por generaciones: las generaciones entendidas como una evolución biológica en las personas, siendo un cambio derivado de las personas. La I generación es la asociada a Bloch y Febvre y al establecimiento de la historia-problema. Tras la II Guerra Mundial encontramos la II generación, encabezada por Fernand Braudel. Braudel es un historiador extraño, es más citado por los científicos de las ciencias sociales que por los propios historiadores, con un recorrido importante fuera del ámbito histórico. Braudel establece la idea de la “larga duración”, los estudios en temporalidades amplias, lo que le lleva a hacer una historia en base a grandes estructuras. Las estructuras que construye Braudel van a secuestrar a los acontecimientos; las estructuras son preexistentes a los acontecimientos, que serían simples datos. Algunos historiadores han hablado de la larga y corta duración, de la duración media, etc. Otros historiadores vieron en Braudel un desarrollo del concepto de “historia total” y otros consideraron que la historia que comentó Braudel estaba caracterizada por un determinismo geográfico, por una devaluación del concepto de acontecimiento y por una sobreutilización de los métodos cuantitativos, de la historia serial, de aquella frase de Le Roy Ladurie, que decía que “toda Historia que no es cuantificable no es científica”.
La III generación va a estar marcada por la crítica a esta historia estructural, va a estar marcada por el inicio de un proceso que dura hasta hoy en día: la fragmentación y, como decía François Dosse, el “desmigajamiento de la historia”. Esta generación está vinculada a la historia cultural, la cual no deja de ser una reacción frente a esa historia serial, cuantitativa, etc. La historia de la tercera generación va a ser una historia narrativa en la que nos vamos a encontrar con que el sujeto, el individuo, vuelve a tener un protagonismo en la historia. Esta volverá a un interés metodológico, historiográfico, va a volver a interesarse por la reflexión. El producto más sofisticado que dio esta III generación es lo que vulgarmente se ha conocido como Historia de las mentalidades, lo cual no deja de ser una preocupación de los historiadores por la ideología, las creencias, por los imaginarios, por los inconscientes colectivos; no deja de ser una preocupación de los historiadores por todo ese movimiento que se está creando en los 70 en el que se aparea el marxismo con todos los estudios del psicoanálisis. La historia de las mentalidades es un hijo de ese apareamiento, hijo del marxismo y del psicoanálisis, de las preocupaciones por las creencias. Duby y Le Goff son dos de sus grandes representantes.
Esta va a estar envuelta en un letrero nuevo: la Nueva Historia, haciendo diversos libros de reflexión sobre fuentes, sobre métodos y sobre tendencias. Será en este ámbito en el que nacen otras especialidades y tendencias como la Historia de las mujeres y la Historia del presente.
(Diferencia entre la Historia de género y la Historia de las mujeres: La Historia de las mujeres es estudiar como tal a las mujeres, mientras que la Historia de género implicaría estudiar la función de estas mujeres en el momento que estamos estudiando. También podríamos preguntarnos acerca de la Historia de las Emociones y del Presente).
La Nueva Historia estaría así llena de estas nuevas cuestiones, pero también, esta forma parte del postmodernismo, siendo fundamental la narración y la vuelta al acontecimiento. Al darle valor al acontecimiento y la narrativa surgiría así también la discusión entre historia y divulgación, pudiendo ser posible divulgar y llevar la Historia a la sociedad. En la medida en la que domeñemos algo, en la que hagamos protocolos de algo y lo institucionalicemos, eso “se va a ir al infierno”, que es lo que pasa con todas estas formas y tendencias historiográficas.
La IV generación es el fin de la Escuela de los Annales, una supuesta renovación que iba a suceder en 1989, suponiendo este año como el fin del marxismo y de las grandes escuelas como se conocían hasta ese momento. Viven los Annales un intento de integrar a las periferias en el desarrollo de la propia escuela de los Annales. Sucederá aquí un retorno de la Historia de la política, de la Historia militar, de la Historia del poder… una profundización de las relaciones con la microhistoria o la Historia cultural, que quedaron envueltas en un movimiento denominado como “giro crítico”, un giro que nunca se llevó a cabo y que se trataba únicamente de la suma de todas estas fórmulas. La microhistoria no es una historia local, sino una macrohistoria: coger una cosa concreta y ver todos los documentos e ideas que hay sobre ello, siendo esta una historia muy narrativa. Lo que sucede con todas estas tendencias es que los grupos que continúan la idea no son necesariamente continuadores intelectuales de las tendencias sino continuadores administrativos de la relevancia institucional, no continuadores intelectuales en un sentido estricto.
La actual situación de la historia de los Annales es que se rechazan a ellos mismos, que es a lo que está jugando hoy en día Francia. Ellos quieren ser conocidos por sus laboratorios de investigación, no por ser los creadores de una forma de hacer historia que ya está terminada: lo que queda es una forma sistemática de hacer la historia, una historia basada en los documentos con ideas y teorías, un legado, una herencia, una forma de trabajo, una sistematización dentro de la profesión. La Escuela de los Annales es la historia de un éxito, no solo en Francia, sino en muchísimos países que adquirieron esta Historia de los Annales, pero todo nace y muere.
4.4. La cliometría estadounidense
Esta nace tras la II Guerra Mundial y tuvo su origen en la nueva historia económica, que para muchos se denominó cliometría o historia cuantitativa. La cliometría se distingue por el método, por el campo o material al que se aplica. La cliometría se caracteriza por los modelos teóricos matemáticos y la Nueva Historia Económica se nutre de los principios desarrollados por Keynes y sus discípulos, creándose gracias a él, tras la guerra, la sociedad del bienestar. Estos trabajan con ingentes cantidades estadísticas que en ocasiones buscaron convergencias con la escuela de los Annales. Se inició, a finales de los años 50, con dos historiadores que estudiaron las economías esclavistas: Conrad y Meyer. También va a haber estudios sobre el ferrocarril, etc. Esto deriva en un problema: el tener muchísimos datos y tablas, así como dificultades para interpretar y abordar tan ingente cantidad de datos. David Landes advirtió sobre el fetichismo del número.
4.5. La historia social alemana
La historia social alemana ha tenido un problema: la época nazi. Pero en los años 70 surgen una serie de historiadores que empiezan a desarrollar la historia social, como es el caso de Jürgen Kocka. Varios historiadores intentan desarrollar la historia como ciencia social e intentan que la historia social se centre en la historia de los obreros alemanes y de la burguesía alemana. Esta va a estar alejada de los datos, de la historia serial, y se va a basar en teóricos como Max Weber. Esta es una historia más de valores, de construcciones de vida, las condiciones de vida del obrero, cómo este aprovecha el tiempo libre, cómo es la cotidianeidad del obrero, lo privado. Todas estas cuestiones van a ser el origen de algo que se denominó “la historia social de la vida y de la cultura”.
Deja un comentario