28 Dic

1. Transformaciones Económicas y Sociales en la Prehistoria

El Paleolítico: Vida Nómada y Subsistencia

Las sociedades cazadoras-recolectoras, propias del Paleolítico, obtenían alimentos mediante la caza, pesca y recolección. Eran nómadas, vivían en pequeños grupos igualitarios, usaban herramientas de piedra y tenían una relación respetuosa con la naturaleza. Su economía era de subsistencia, sin excedentes.

La Revolución Neolítica: Sedentarismo y Complejidad

Con el Neolítico surgió la Revolución Neolítica: aparecieron la agricultura y la ganadería, lo que permitió producir alimentos, generar excedentes y volverse sedentarios. Así nacieron los primeros poblados y aumentó la población. Los excedentes provocaron:

  • División del trabajo.
  • Estratificación social.

Aparecieron nuevas profesiones, el comercio, la propiedad privada, el poder político y religioso y sociedades más complejas. También se desarrollaron nuevas técnicas (cerámica, tejidos, herramientas pulidas) y se consolidaron rituales y creencias ligadas a la fertilidad y los ciclos agrícolas.

Este cambio transformó la economía, la sociedad y la cultura, dando origen a las primeras civilizaciones y sentando las bases del mundo actual.

2. Hispania Prerromana y la Huella de Roma

Pueblos Prerromanos y Legado Cultural

La Historia Antigua de España dejó un valioso patrimonio cultural que refleja la diversidad de pueblos que habitaron la Península Ibérica y su evolución hasta la romanización.

Pueblos Destacados:

  • Íberos: Destacan por sus esculturas religiosas y funerarias, como la Dama de Elche y la Dama de Baza, así como por su escritura propia, cerámica decorada y ciudades organizadas.
  • Celtas: Dejaron principalmente los castros del noroeste, con viviendas circulares y estructuras defensivas, y sobresalieron en metalurgia y fabricación de armas y adornos.
  • Celtíberos: Mezcla de íberos y celtas, nos legaron patrimonio militar y funerario, siendo Numancia un símbolo de su resistencia frente a Roma.
  • Colonizaciones Mediterráneas: Fenicios, griegos y cartagineses fundaron ciudades comerciales como Cádiz, Ampurias y Cartagena, introduciendo urbanismo, moneda, escritura y elementos religiosos.
  • Tartessos: Cultura autóctona del suroeste, caracterizada por su riqueza metalúrgica, destacando el Tesoro de El Carambolo y santuarios como Cancho Roano.

La Romanización: Integración y Transformación

La romanización fue el proceso mediante el cual los pueblos prerromanos de la Península Ibérica adoptaron la cultura, la lengua, la economía y las instituciones de Roma entre el 218 a.C. y el siglo V d.C., con la colaboración de las élites locales. Se difundió a través de varios canales:

  1. El ejército (que integró a los indígenas y originó ciudades).
  2. Las ciudades como centros de vida romana.
  3. Una extensa red de calzadas.
  4. La transformación económica (agricultura, comercio, minas y villae).
  5. La expansión del latín y la cultura romana.
  6. La implantación del derecho y la religión romana, a la que más tarde se sumó el cristianismo.

Este proceso integró Hispania en el mundo romano y dejó una herencia duradera en la lengua, la cultura y la organización social.

Legado Monumental y Patrimonial

Con la llegada de Roma, la Península experimentó una profunda transformación. La romanización dejó un legado monumental en infraestructuras como el acueducto de Segovia, el puente de Alcántara, calzadas y teatros en Mérida y Cartagena. Ciudades como Mérida, Tarragona, Sevilla y Zaragoza conservan foros, termas, templos y mosaicos que reflejan la vida urbana y cultural romana. El arte y la cultura romana, incluyendo mosaicos, arquitectura clásica, el latín, el derecho romano y la religión —incluido el cristianismo—, constituyen un importante patrimonio intangible. Asimismo, la economía y la sociedad quedaron marcadas por las villas romanas como centros agrícolas y por una red comercial articulada por calzadas y puertos, así como por la estructura social basada en la ciudadanía y la esclavitud, que influyó en la organización posterior de Hispania.

3. Arte y Cultura en la Prehistoria Peninsular

La Prehistoria en la Península Ibérica y las Islas Baleares dejó un patrimonio cultural diverso que refleja la evolución del pensamiento simbólico, la organización social y la relación espiritual del ser humano con su entorno, desde el Paleolítico hasta la Edad del Bronce.

Manifestaciones Artísticas Prehistóricas

  • Paleolítico Superior: Los grupos cazadores-recolectores crearon arte rupestre en cuevas como Altamira, El Castillo o Tito Bustillo, con representaciones de animales, signos abstractos y manos humanas, indicando un uso ritual o espiritual. Paralelamente, desarrollaron arte mueble, con objetos portátiles decorados, como plaquetas grabadas y figuras femeninas (venus paleolíticas) que simbolizaban fertilidad y continuidad del grupo.
  • Arte Levantino: Entre el Mesolítico y el Neolítico surgió el arte levantino, presente en abrigos rocosos del este peninsular, con escenas de caza, danza y recolección, donde las figuras humanas estilizadas reflejan sociedades más complejas basadas en la agricultura y ganadería.
  • Megalitismo (Neolítico–Edad del Bronce): Se manifestó en construcciones de piedra con fines funerarios, rituales y astronómicos. En la Península Ibérica destacan dólmenes (Menga, Viera, El Romeral), menhires (Pedra Alta) y crómlech (Almendres). En las Islas Baleares se desarrollaron navetas (Naveta des Tudons), talayots y taulas, mostrando una arquitectura monumental e identidad insular.

En el Bronce Final, las migraciones indoeuropeas introdujeron nuevas prácticas funerarias, como la incineración en urnas, propias de la Cultura de los Campos de Urnas, dando paso a la Edad del Hierro y a pueblos como galaicos, astures, vetones y lusitanos, que conservaron elementos culturales indoeuropeos hasta la romanización.

4. El Apogeo y Desafíos del Imperio de Felipe II (1556–1598)

Durante el reinado de Felipe II (1556–1598), la Monarquía Hispánica alcanzó su máxima expansión, convirtiéndose en un imperio mundial con territorios en Europa, América, Asia y África. Abarcaba la península ibérica, los Países Bajos, territorios italianos, colonias americanas, enclaves africanos y las Filipinas. Sin embargo, esta grandeza trajo consigo graves desafíos políticos, militares y administrativos.

Conflictos Internacionales y Militares

Los principales focos de tensión fueron:

  • Rebelión de los Países Bajos (1568): Provocada por el descontento fiscal, la imposición del catolicismo en zonas protestantes y la resistencia a la centralización del poder. La guerra culminó con la independencia de las Provincias Unidas, debilitando la posición española en Europa.
  • Rivalidad con Francia: Persistió tras la Paz de Cateau-Cambrésis (1559) por el control del Milanesado y Nápoles.
  • Conflicto con Inglaterra: La tensión aumentó tras la llegada de Isabel I, y la derrota de la Armada Invencible (1588) marcó un duro golpe para el prestigio naval español.
  • El Mediterráneo y el Imperio Otomano: Aunque la Batalla de Lepanto (1571) supuso una importante victoria cristiana, no eliminó la presión otomana sobre las rutas comerciales.

Administración y Expansión Territorial

La enorme extensión del imperio generó dificultades administrativas: lentitud en las comunicaciones, complejidad en la gestión de recursos y una burocracia que no siempre respondía eficazmente a las crisis.

En 1580, Felipe II heredó la corona portuguesa, incorporando su imperio colonial. Esto reforzó el poder global hispánico, pero también añadió nuevos retos, especialmente la defensa de las rutas comerciales frente a ingleses y holandeses.

5. El Reinado y Abdicación de Carlos I (Carlos V)

Heredero de un Imperio Universal

Carlos I (1517–1556), hijo de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla, heredó un extensísimo imperio: las Coronas de Castilla y Aragón, territorios en Italia (Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Rosellón y Cerdaña), América, el archiducado de Austria, los Países Bajos, el Franco Condado y Luxemburgo.

Conflictos Iniciales y Proyección Imperial

Al llegar a España en 1517, era considerado un monarca extranjero, ya que no conocía la lengua ni las costumbres. Venía acompañado de consejeros flamencos que ocuparon cargos importantes, lo que causó desconfianza en las Cortes castellanas y aragonesas. Convocó cortes para obtener fondos y ganarse el apoyo de sus súbditos, principalmente para financiar sus proyectos imperiales en Europa.

En 1519, tras la muerte de su abuelo Maximiliano de Austria, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el nombre de Carlos V. Su objetivo era mantener una monarquía cristiana y universal, bajo la autoridad conjunta del Papa y el emperador, enfrentándose a tres grandes amenazas:

  1. Los protestantes.
  2. Los turcos.
  3. Francia.

Sin embargo, este ideal chocó con los intereses nacionales de los distintos Estados europeos e incluso con los de sus propios territorios.

Lucha contra la Reforma y Retiro

Su reinado estuvo marcado por continuas guerras y por su lucha contra la Reforma protestante, iniciada por Martín Lutero, que se extendió por Alemania y los Países Bajos. El conflicto religioso concluyó con la Paz de Augsburgo (1555), que permitió a cada príncipe alemán decidir la religión de sus dominios.

Desgastado por los fracasos ante los protestantes y por su mala salud, Carlos I abdicó en 1556, dejando a su hijo Felipe II los territorios hispánicos, mientras que el título imperial y Austria pasaron a su hermano Fernando. Se retiró al monasterio de Yuste (Cáceres), donde murió en 1558.

6. Centralización Borbónica: Los Decretos de Nueva Planta

Los Decretos de Nueva Planta (1707-1716) fueron reformas impulsadas por Felipe V tras la Guerra de Sucesión con el objetivo de centralizar y modernizar el Estado español siguiendo el modelo absolutista francés. Como castigo a los territorios de la Corona de Aragón que apoyaron al bando austracista, se suprimieron sus fueros e instituciones propias y se impuso la organización administrativa y legal de Castilla.

Impacto de las Reformas

Estos decretos establecieron:

  • Una administración unificada, con autoridades como el capitán general y Audiencias.
  • Una fiscalidad y justicia uniformes.

El País Vasco y Navarra conservaron sus fueros por su fidelidad al rey. En conjunto, los Decretos de Nueva Planta marcaron el fin de la monarquía compuesta de los Austrias y el inicio de un Estado centralizado y absolutista, sentando las bases del Estado moderno en España.

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