20 Jul

Directorio Militar (1923-1925)

El dictador, asesorado por militares, consiguió controlar el orden público y poner fin al problema de Marruecos. Desaparecieron los atentados y las acciones violentas gracias a la persecución de grupos radicales (comunistas y anarquistas) y de los pistoleros al servicio de las patronales. Además, para acabar con el caciquismo, el Directorio destituyó a todas las autoridades locales y se elaboraron unos estatutos municipales y provinciales que concedían autonomía financiera a las corporaciones locales. Respecto al problema de Cataluña, al principio mantuvo la Mancomunidad, pero la suprimió en 1925.

Antes del golpe de Estado, Primo había defendido el abandono de Marruecos debido al elevado coste que suponía la presencia española. Asumió personalmente el cargo de alto comisario y dirigió operaciones militares de poca envergadura para poner fin a la guerra. Sin embargo, la escasa capacidad militar española y la fortaleza del rifeño Abd-el-Krim, quien fundó la República del Rif (1923-1926), dificultaron las acciones de ocupación hasta 1925, año en que se produjo el desembarco en la bahía de Alhucemas, para el cual se contó con la ayuda de Francia.

El Directorio Civil (1925-1930)

Se intentó institucionalizar el régimen autoritario y corporativo, uniendo a obreros y empresarios con la intención de evitar la lucha de clases. El propósito de este Directorio Civil era perpetuar la Dictadura, para lo cual se tomaron diversas medidas:

  • Ámbito Político

    Se creó en 1926 una Asamblea Nacional Consultiva, integrada por personalidades de ideología muy dispar, que llegó a preparar en 1929 un proyecto de Constitución que no prosperó. Se impuso un partido único, la Unión Patriótica, inspirado en el partido fascista italiano de Mussolini. En oposición se situaron los viejos políticos liberales, anarquistas, comunistas y algunos intelectuales como Unamuno.

  • Ámbito Social

    El ministro Aunós creó la Organización Corporativa del Trabajo, inspirada en las encíclicas papales y en la legislación de la Italia fascista, aunque, a diferencia de esta, reconocía la libertad sindical. De acuerdo con esta organización, se crearon los Comités Paritarios —compuestos por igual número de obreros y de patronos— con el objeto de regular la vida laboral, y obtuvieron el apoyo de la UGT. Además, se impulsaron medidas favorables a los obreros, como el fomento de cooperativas de casas baratas, la aparición de seguros sociales o la protección de las clases pasivas, con los derechos de jubilación. Aun así, seguía habiendo una gran desigualdad social, con unos índices de analfabetismo muy elevados.

  • Ámbito Económico

    Las acciones fueron numerosas y pretendieron consolidar el régimen, favorecido por la práctica del proteccionismo y por la buena coyuntura internacional. El conde de Guadalhorce dirigió un plan de obras públicas que mejoró la infraestructura viaria —carreteras, ferrocarriles— y creó las confederaciones hidrográficas para ampliar los regadíos agrarios. El ministro Calvo Sotelo emprendió una política económica expansiva e intervencionista. Adoptó medidas como la creación de monopolios estatales, como el de petróleos —CAMPSA, que permitió nacionalizar un importante sector antes controlado por empresas extranjeras como la Standard Oil o la Shell—, Telefónica e Iberia. Estas medidas económicas supusieron una mejora en las condiciones de vida de los españoles, aunque no llegaron a modificar las tradicionales estructuras socioeconómicas del país. Sin embargo, a medio plazo, la dictadura no solucionó los problemas sociales y políticos, ya que se endeudó excesivamente y los problemas económicos, agudizados por la crisis de 1929, impidieron la viabilidad del régimen.

La Caída de la Monarquía

Tras la dimisión de Berenguer, Alfonso XIII formó un gobierno de concentración presidido por el almirante Juan Bautista Aznar y con el conde de Romanones como hombre fuerte, quien convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián presentaron esas elecciones como un referéndum sobre la monarquía y, a pesar de que en el campo ganaron las candidaturas monárquicas, los resultados fueron abrumadoramente favorables a las candidaturas republicanas, que ganaron en 41 de las 50 capitales de provincia. En las ciudades se necesitaba un número mayor de sufragios para obtener concejales y el voto se ejercía con mayor libertad, por lo que se hizo evidente el apoyo al bloque republicano-socialista.

Romanones negoció con el Comité Republicano, que exigió la inmediata salida del rey del país. A últimas horas de la noche del 14 de abril de 1931, el Gobierno del almirante Aznar aceptó las condiciones del Comité y Alfonso XIII marchó rumbo al exilio, proclamándose la Segunda República. Acababa así la Restauración y comenzaba una nueva etapa que ofrecía la oportunidad histórica de resolver los grandes problemas del país, aunque algunos sectores la recibieron con recelo ante el temor de que se cuestionara la religión y se alterara el orden social.

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