26 Oct
Los Sentidos Humanos: Percepción y Adaptación
Los sentidos son complicados sistemas de detección cuya finalidad última es percibir lo que sucede segundo a segundo en el mundo exterior y también advertir los peligros provenientes de él. Si bien es cierto que ninguno de los sentidos es indispensable para la vida (y desde luego existen personas ciegas o sordas capaces de vivir de forma normal), la falla de uno dificulta la relación con el medio ambiente. No obstante, la capacidad adaptativa del ser humano siempre logra suplir alguna de estas carencias mediante el mayor desarrollo de los otros sentidos y la voluntad de superación.
En su concepción clásica, los sentidos son cinco: vista, oído, olfato, gusto y tacto. En el funcionamiento de cada sentido interviene:
- Un órgano receptor.
- Una vía de vehiculización (representada por fibras nerviosas).
- Un sistema de interpretación de la información recabada, localizado en distintas zonas de la corteza cerebral.
La visión implica la codificación de la información lumínica por parte del ojo, y la audición interpreta a través del oído las ondas sonoras del ambiente. En el momento de degustar u olfatear, la química interviene mediante el contacto de la sustancia en cuestión con la lengua y la nariz, respectivamente. Por último, el más extenso de los órganos sensoriales (la piel), con sus millones de distintos receptores, reconocerá sensaciones como el calor, el frío y el dolor, ubicando la fuente del estímulo y estableciendo su grado de intensidad con una asombrosa precisión.
El Sentido del Olfato: Anatomía y Funcionamiento
El Sentido del Olfato y su Relación con el Gusto
En cada respiración, el aire pasa a través de la cavidad nasal hacia el interior, a la faringe (garganta), laringe (caja vocal) y tráquea, hasta los pulmones. La cavidad nasal entibia y humidifica el aire, y las pequeñas capas de su revestimiento interior protegen a la vía aérea de ser dañada por cuerpos extraños.
El sentido del gusto y del olfato están muy estrechamente unidos. Ambos dependen de la detección de moléculas disueltas por receptores sensoriales en las terminaciones nerviosas olfatorias de la nariz y en las papilas gustativas de la lengua.
Mecanismos de la Percepción Sensorial
Cuando un mensaje se aproxima a la superficie de nuestro cuerpo, se da a conocer activando una terminación nerviosa especializada en esa información, que la transforma en impulso nervioso.
Hay muchos receptores en todo el cuerpo, listos para detectar señales tanto interiores como exteriores. Los receptores son células o grupos de células sensibles a un cambio específico del medio, capaces de producir una señal o impulso nervioso como respuesta a un estímulo, que puede ser táctil, auditivo, visual, de temperatura, etc.
El estímulo es conducido a la médula espinal o directamente al cerebro, donde se genera la sensación (olor, sabor, sonido, temperatura, presión, imagen) en base al análisis de la información recibida. Cuando es necesario, se produce una respuesta, que puede ser el movimiento de la parte del cuerpo. Este proceso es tan rápido que pareciera que nuestras reacciones son automáticas.
Definición y Sensibilidad del Olfato
El olfato es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Es el más sensible de los sentidos, ya que unas cuantas moléculas bastan para estimular una célula olfativa.
Detectamos hasta diez mil olores, pero como las estructuras olfativas, al igual que el resto de nuestro cuerpo, se deterioran con la edad, los niños suelen distinguir más olores que los adultos. En el hombre, el sentido del olfato está menos desarrollado que en muchos animales.
Anatomía del Órgano Receptor Olfativo: La Nariz
El órgano sensorial del olfato es la nariz, la cual se divide en dos compartimientos separados por el tabique nasal. Estos compartimientos tienen dos orificios de salida denominados narinas. Por el otro lado, la nariz termina en unas aberturas que comunican con la faringe. En las paredes laterales de las fosas nasales se encuentran unos huesos esponjosos llamados cornetes.
Debajo de cada cornete existen unos espacios denominados meatos, que son los que comunican la nariz con los senos paranasales.
Función y Estructura de los Cornetes Nasales
Su número por lo general es de tres. Ayudan a realizar las principales funciones de la nariz: humectar, calentar, limpiar y dirigir el aire que respiramos hacia el interior de los pulmones. Los cornetes son óseos, pero están recubiertos, al igual que todas las paredes de las fosas nasales, por una membrana llamada pituitaria.
- Pituitaria Roja: En su parte inferior está recorrida por gran cantidad de vasos sanguíneos. Las glándulas que forman esta pituitaria roja segregan una mucosa que se encarga de calentar y humedecer el aire que pasa camino de los pulmones.
- Pituitaria Amarilla: En la parte superior, esta membrana tiene numerosas ramificaciones de células olfativas bipolares que recogen las sensaciones olorosas y las envían al bulbo olfatorio. Solo esta zona es sensible a los olores, y no la inferior.
El armazón óseo de la nariz está constituido por huesos, cartílagos duros y cartílagos blandos. Los huesos duros forman la parte superior y los laterales del puente; los cartílagos forman los laterales de las fosas nasales y el propio tabique nasal.
El Proceso de la Olfacción: De la Partícula al Impulso Nervioso
Las partículas aromáticas que ingresan a nuestra nariz llegan hasta los receptores presentes en el epitelio olfatorio, el cual se ubica en la superficie superior de las fosas nasales. Allí son transformadas en impulsos nerviosos que viajan hacia nuestro cerebro a través de los nervios olfatorios presentes en el bulbo olfatorio.
Estructura Interna de las Fosas Nasales y Receptores
El olfato en su interior está constituido por dos cavidades, las fosas nasales, separadas por un tabique. Cada fosa se divide en dos partes:
- La anterior o vestíbulo: Cubierta por una membrana mucosa llamada epitelio olfativo.
- La posterior: Recubierta por la mucosa nasal, que es donde se encuentran los receptores olfativos que nos permiten captar los distintos olores.
Cada célula receptora termina en pequeños filamentos, desde seis a 20, llamados cilios. Estos están conectados a columnas de células que sirven de soporte a los receptores del olfato. Los receptores olfativos del hombre se encuentran situados en la porción superior de las fosas nasales, donde la pituitaria amarilla cubre el cornete superior y se comunica con el bulbo olfatorio.
Los vapores emitidos por las sustancias olorosas penetran por la parte superior de las cavidades o fosas nasales y, después de disolverse en la humedad de la pituitaria amarilla, actúan químicamente sobre los receptores olfativos. Los impulsos nerviosos resultantes de la activación de los receptores son transmitidos al bulbo olfatorio y de ahí a la corteza cerebral para la formación de la sensación. Mediante el acto de olfatear, la dirección de la corriente de aire es dirigida hacia la región olfatoria superior de la cavidad, facilitando la llegada de un mayor número de partículas olorosas hasta los receptores olfativos.
Los Nervios Olfatorios y el Bulbo Olfatorio
Las fosas nasales reciben dos clases de nervios:
- Nervios de la sensibilidad general: Proceden del nervio trigémino y a través de los cuales se perciben las sensaciones del tacto.
- Nervios sensoriales del olfato: Son los nervios olfatorios.
Dentro de la cavidad craneana, cada nervio olfatorio se ensancha para formar el bulbo olfatorio, que descansa sobre la lámina cribosa del etmoides. Del bulbo olfatorio parten numerosas ramas que atraviesan los agujeros de la lámina cribosa y se distribuyen por la porción superior de las fosas nasales.
Fisiología del Olfato: Un Sentido Químico
El sentido del olfato, al igual que el sentido del gusto, es un sentido químico. Se denominan sentidos químicos porque detectan compuestos químicos en el ambiente, con la diferencia de que el sentido del olfato funciona a distancias mucho más largas que el sentido del gusto. El sentido del olfato es muy sensible, se estimula con concentraciones muy bajas de moléculas de diferentes sustancias, y además, podemos captar una gran cantidad de olores diferentes.
La Profunda Conexión entre Olfato, Emoción y Memoria
El Bulbo Olfatorio y el Sistema Límbico
El bulbo olfatorio es una de las estructuras del sistema límbico y es una parte del cerebro. La información capturada por el sentido del olfato pasa del bulbo olfatorio a otras estructuras del sistema límbico. Los bulbos olfatorios tienen receptores sensoriales que envían mensajes directamente a los centros más primitivos del cerebro, donde se estimulan las emociones y memorias (Sistema Límbico), así como a los centros “avanzados”, donde se modifican los pensamientos conscientes (neocorteza).
Estos centros cerebrales perciben los olores y tienen acceso a recuerdos que nos traen a la memoria personas, lugares o situaciones relacionadas con esas sensaciones olfativas.
Definición del Sistema Límbico
El sistema límbico es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, emociones, motivación, personalidad y la conducta.
Quimiosentidos: Olfato, Gusto y el Sentido Químico Común
Los sentidos del olfato y del gusto son quimiosentidos y pertenecen al sistema químico sensorial. Los procesos del olfato y del gusto son complejos. Estos empiezan cuando se liberan moléculas por medio de sustancias que estimulan las células sensoriales en la nariz, la boca o la garganta.
- Células Nerviosas Olfativas: Son estimuladas por los olores. Estas células se encuentran en el tejido localizado en la parte superior e interna de la nariz y están conectadas directamente con el cerebro.
- Células Nerviosas Gustativas: Son estimuladas por el sabor de los alimentos y bebidas. Estas células están localizadas en las papilas gustativas de la boca y la garganta.
Estas células sensoriales transmiten mensajes al cerebro a través de los nervios, donde se identifican olores y sabores específicos. Otro proceso quimiosensorial, llamado sentido químico común, también contribuye al gusto y al olfato. Estas células alertan al cerebro de sensaciones tales como el calor o frío.
Trastornos Olfativos: Tipos y Orígenes
Tipos de Trastornos del Olfato
Las personas con trastornos del olfato pueden sufrir una pérdida en su capacidad de oler o cambios en la percepción de los olores.
En cuanto a la pérdida del sentido del olfato:
- Hiposmia: Reducción de la capacidad de detectar olor.
- Anosmia: Incapacidad total para detectar los olores.
En cuanto a los cambios en la percepción de los olores, algunas personas notan que los olores familiares se distorsionan, o que un olor que por lo general es agradable, huele mal. Incluso, otras personas pueden percibir un olor que no está presente en absoluto.
Causas Comunes de los Desórdenes Olfativos
Los desórdenes del olfato pueden tener muchas causas. La mayoría de las personas que desarrollan esta condición han tenido alguna enfermedad o lesión, que son los desencadenantes de infecciones respiratorias superiores y daños en la cabeza.
Otras causas pueden ser:
- Pólipos en las cavidades nasales.
- Sinusitis.
- Desórdenes hormonales.
- Exposición a ciertos químicos como insecticidas y solventes.
- Algunos medicamentos.
Datos Curiosos sobre la Capacidad Olfativa
Una persona distingue entre dos mil y cuatro mil olores distintos.
- Las mujeres tienen el sentido del olfato más desarrollado que los hombres.
- Hay personas que tienen mejor olfato que otras, probablemente porque sus receptores funcionan mejor o están más especializados.

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