21 Nov

La Revolución de 1868, la «Gloriosa»

El 19 de septiembre de 1868, la escuadra fondeada en la bahía de Cádiz bajo las órdenes del brigadier Topete se sublevó al grito de «¡Viva España con honra!». Prim y Serrano se unieron a los sublevados y fueron ganando para la causa a varias ciudades, en las cuales se formaron Juntas Revolucionarias que organizaron la rebelión y lanzaron proclamas al pueblo (sufragio universal, supresión de quintas y consumos, etc.). Las escasas tropas leales se enfrentaron a los sublevados y fueron derrotadas en Alcolea. Isabel II partió al exilio y ya no volvería nunca más.

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869 (octubre de 1868 – junio de 1869)

Primeras medidas del Gobierno Provisional

A comienzos de octubre se formó un gobierno provisional presidido por el general Serrano con ministros progresistas y unionistas, en el que figuraban, entre otros, Prim, Sagasta, Ruiz Zorrilla y Figuerola. Las primeras medidas del gobierno se encaminaron a la disolución de las Juntas Revolucionarias (controladas por los demócratas y republicanos), mientras se hacían llamamientos al «mantenimiento del orden». A través del ministro de Hacienda, Laureano Figuerola, se establecieron medidas para salir de la crisis: una nueva unidad monetaria (la peseta), la supresión de los consumos, introduciendo a cambio un tributo personal (proporcional a la renta), y un arancel librecambista (se acabó con el proteccionismo de la economía española). En enero de 1869 se celebraron las elecciones a Cortes constituyentes, aplicándose el sufragio universal para los varones mayores de 25 años.

La Constitución de 1869

El principal objetivo era establecer un nuevo régimen, lo que abrió un debate sobre la forma de gobierno en España (monarquía o república) que llenó la campaña electoral. Unionistas y progresistas, que copaban el gobierno, estaban a favor de la monarquía; los demócratas estaban indecisos y terminaron dividiéndose. Los resultados electorales aseguraron la opción monárquica. Tras dos meses de debate, la nueva Constitución fue promulgada en junio de 1869. Sus puntos clave eran:

  • Proclamaba la soberanía nacional e instauraba una monarquía «democrática».
  • Incorporaba una amplia declaración de derechos y libertades: reunión, asociación, expresión, sufragio universal, libertad de cultos, etc. El Estado, no obstante, se obligaba al mantenimiento del culto y el clero católico.
  • Las Cortes eran bicamerales, Congreso y Senado, elegidos ambos por sufragio universal.
  • La función legislativa correspondía a las Cortes, mientras al rey solo le correspondía sancionarlas y publicarlas. El rey, sin embargo, sí contaba con la potestad de disolver las Cortes.

Los republicanos se opusieron al principio monárquico y al mantenimiento del culto católico, pues defendían el laicismo del Estado.

La Regencia de Serrano (junio de 1869 – diciembre de 1870)

Aprobada la Constitución, el general Serrano fue elegido regente en junio, mientras Prim asumía la jefatura del Gobierno. El nuevo ejecutivo se encontraba atenazado por una Hacienda llena de deudas y sin recursos y, además, tuvo que enfrentarse a otros problemas que complicaron su devenir:

  • La insurrección de Cuba (1868–1878), a favor de la independencia («grito de Yara»), acaudillada por Carlos Manuel Céspedes.
  • Las sublevaciones republicanas. Comenzaron en octubre de 1869 por tierras de Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía. Reclamaban una España federal, la supresión de quintas y consumos.
  • La búsqueda de un rey. Se optó por Amadeo de Saboya, reconocido por las Cortes en noviembre de 1870 por un total de 191 votos favorables de 310.

El Reinado de Amadeo de Saboya (diciembre de 1870 – febrero de 1873)

Elegido rey por el empeño del general Prim, Amadeo desembarcó en Cartagena el día 30 de diciembre de 1870. Ese mismo día falleció Prim, víctima de un atentado sufrido en Madrid tres días antes. Desaparecía así su principal valedor y ello le privó de un apoyo muy necesario, máxime cuando sus herederos políticos (Sagasta y Ruiz Zorrilla), ambos progresistas, mantenían diferencias que terminaron dividiendo al partido progresista en dos grupos: los «constitucionales» de Sagasta y los «radicales» de Zorrilla.

El reinado de Amadeo de Saboya se caracterizó por la inestabilidad política. En dos años se sucedieron seis gabinetes ministeriales y se convocaron tres elecciones a Cortes (una en 1871 y dos en 1872). De nada sirvieron los intentos de acercarse a la población y su acatamiento de la Constitución. Entre la lealtad de parte del pueblo a los Borbones y las intrigas políticas, Amadeo se encontró ante un amplio frente de rechazo:

  • Por la derecha: los carlistas, lanzados a la guerra (Tercera Guerra Carlista, 1872-1876); los «alfonsinos», partidarios de la vuelta de los Borbones; el clero, que consideraba al rey —por ser Saboya— enemigo del papado; y, finalmente, la alta burguesía y los industriales catalanes, preocupados por las políticas que pudieran adoptar los gobiernos ante la guerra de Cuba y por la reforma arancelaria de 1869.
  • Por la izquierda: los republicanos, que reclamaban reformas más radicales en lo político, económico y social, y las sociedades obreras españolas, en permanente movilización.

La gota que colmó el vaso a su dignidad fue la ley de Ruiz Zorrilla que reformaba el arma de artillería, a la que él se oponía. Aprobada por el Congreso el 7 de febrero, Amadeo la firmó y el día 10 renunció a la corona con una carta dirigida al Congreso y a los españoles. El 11 de febrero de 1873, el Congreso y el Senado asumieron todos los poderes y proclamaron la República por 258 votos contra 32.

La Primera República (febrero de 1873 – enero de 1874)

La Primera República, con apoyos entre la clase obrera, el campesinado y la pequeña burguesía, nacía en un momento lleno de dificultades: una Hacienda sin fondos y llena de deudas, dos guerras abiertas (la carlista y la de Cuba), movilizaciones de obreros (en Cataluña) y campesinos (en Andalucía) dispuestos a defender una revolución social, mientras que, para las clases propietarias, lo prioritario era el «orden» y la «protección» de la propiedad.

La Asamblea Nacional designó a Estanislao Figueras presidente del Gobierno, donde figuraban ministros republicanos y radicales. Las primeras medidas fueron aprobar la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, suprimir las quintas y convocar elecciones a Cortes constituyentes. Celebradas en el mes de mayo, triunfaron los republicanos federales, pero con un alto porcentaje de abstención (un 60%). Las Cortes se inauguraron el 1 de junio y proclamaron la República Democrática Federal. Sin embargo, entre los republicanos no solo había diferencias entre federales y unitarios, sino también entre los mismos federales, pues los «intransigentes» deseaban implantar un Estado federal descentralizado «de abajo arriba».

En los primeros días de junio, Figueras se negó a seguir en el poder ante la incapacidad de llegar a acuerdos. Pi y Margall pasó a ser el nuevo presidente (11 de junio), pero la situación política se agravó todavía más al entrar el país en un proceso revolucionario que terminaría provocando el hundimiento de la República: la huelga general en Alcoy y, sobre todo, la revolución cantonalista (iniciada el 12 de julio en Cartagena y extendida por Valencia y diversas localidades de Andalucía). Pi y Margall se vio desbordado y decidió dimitir (el 18 de julio) para facilitar la formación de un gobierno dispuesto a restablecer el orden.

El nuevo gobierno, presidido por Nicolás Salmerón, a través de los generales Pavía (en Andalucía) y Martínez Campos (en la zona de Valencia), puso fin a la insurrección cantonal, excepto en Cartagena, que al contar con la escuadra y el arsenal se hizo fuerte. Salmerón dimitió a comienzos de septiembre por problemas de conciencia (no quiso firmar una pena de muerte). Emilio Castelar, elegido presidente el 6 de septiembre, llegó dispuesto a profundizar en la vía del restablecimiento del orden, reforzando el ejército. Este giro a la derecha condujo a los anteriores presidentes a promover una moción de censura para que la República virara, de nuevo, hacia la izquierda. El 3 de enero de 1874, cuando Castelar acababa de dimitir y se procedía a votar al nuevo gobierno, el general Pavía irrumpió en el Congreso, dispersando a los diputados, y puso fin a la República federal.

La República de Serrano: Hacia la Restauración de los Borbones (enero – diciembre de 1874)

El golpe de Pavía pretendía frenar la basculación de la República hacia la izquierda, poner fin a la inestabilidad e instaurar el orden. Se estableció una nueva República de signo autoritario, presidida por el general Serrano, sin Cortes ni Constitución alguna, que acabó con el cantón de Cartagena. No obstante, los apoyos de Serrano no eran sólidos y los alfonsinos, que ganaban cada vez más adeptos, se pronunciaron en Sagunto el 29 de diciembre comandados por el general Martínez Campos, dando fin al Sexenio Democrático e iniciándose la etapa de la Restauración borbónica.

Deja un comentario