08 Sep

T4. El Trabajo Social en España: Profesión para la democracia

1. El Trabajo Social en crisis: Buscando alternativas

El 20/11/75 murió Franco, comenzando el principio del fin de la dictadura y el inicio de la transición. La sociedad española se inclina mayoritariamente por un cambio profundo que comienza con dificultades y reticencias por parte de algunos sectores significativos e importantes. Sin embargo, gana el deseo de alcanzar acuerdos, de buscar alternativas compartidas para mejorar la situación. Es el tiempo del consenso, de encontrar caminos compartidos para asumir la realidad de construir una sociedad de ciudadanos capaces de afrontar su presente y su futuro. Los primeros años están marcados por grandes problemas económicos, políticos y sociales, pero también por el deseo mayoritario de superarlos. Se impone la búsqueda de soluciones compartidas y los frutos fueron, entre otros, los Pactos de la Moncloa 77 y la Constitución 78. Los primeros supusieron un gran impulso en la inversión pública, con una clara mejora de los equipamientos sociales. Con la segunda nos dotamos del marco jurídico que hacía que pudiéramos considerarnos una sociedad democrática, pasando a ser ciudadanos con derechos. Sin embargo, la situación era muy inestable. Así en 81 se produjo el intento de golpe de Estado que al fracasar produjo todo lo contrario de lo que pretendía, ya que el rechazo fue abrumador. Durante gran parte de los 6 años de esta etapa, la tarea legislativa está orientada de manera prioritaria a establecer y desarrollar el marco general de actuación y a derogar unas normas y promulgar otras que se ajusten al Estado Social y de Derecho que se proclama. Por ello, no es de extrañar que los poderes públicos se esperen al final del período para ocuparse del marco organizativo de las cuestiones sociales y que tengamos que esperar a los años siguientes para ver cómo el dinamismo de los gobiernos autonómicos se plasman en Leyes de Servicios Sociales, ya que desde la administración central no se asume esta tarea legislativa. Son años con una actividad importante de los profesionales de Trabajo Social. Sus asociaciones tratan de superar la invisibilidad de la etapa anterior y participan en todas las modificaciones sociales. Hay que poner de relieve el papel jugado por FEDASS para que no apareciese la palabra beneficencia en la CE y el esfuerzo realizado por las diversas asociaciones para la creación de un sistema público de Servicios Sociales. Se vive una situación profesional con la que no se está de acuerdo, denuncian una formación inadecuada que lleva a intervenciones insatisfactorias. A pesar de la regulación oficial de los estudios, existen graves problemas en la formación que se mantienen durante todos los años de esta etapa. No se reconoce la formación como universitaria y la mayoría de las escuelas siguen dependiendo de la Iglesia Católica y de la Falange. La crisis se manifiesta en un progresivo cierre de las primeras y la desaparición de las segundas. Los esfuerzos se centran en tratar de conseguir el reconocimiento universitario y en mejorar la intervención y también se trabajó por crear un marco adecuado para que se pudiese hablar en España del Estado del Bienestar, compartiendo parte del análisis crítico de la realidad y la necesidad de buscar respuestas institucionales y organizativas que permitan actuaciones cualitativamente distintas. La importancia de la búsqueda de planteamientos comunes ayuda a comprender que el sector más activo del colectivo profesional consiga que sus planteamientos sean discutidos y aceptados. En el III Congreso Profesional, celebrado en Sevilla en 1976, se acepta el cambio de denominación de asistente social por el de trabajador/a social. Este cambio no tuvo repercusiones inmediatas. Esto de alguna manera nos muestra las limitaciones del impacto de las organizaciones profesionales, pero también que aunque no haya causalidad inmediata, los cambios se producen si quien los quiere producir se mantiene en su empeño. Lo propuesto en este Congreso tuvo efectos retardados pero sólidos. Las Jornadas de Pamplona en 1977, tuvieron una gran influencia entre los asistentes sociales ya que en ellas se trató de centrar la profesión considerando las funciones y matizando la importancia de la ideología. Es también en estas jornadas cuando se afirma que en la base de toda actuación profesional, ya sea a nivel individual, de grupo o comunitario, encontramos un denominador común que se concreta en la relación necesidades-recursos al que podemos considerar como objetivación del campo donde opera el trabajador/a social. La interpretación literal de esta afirmación tuvo grandes repercusiones porque fue interpretada como que se limitaba a los trabajadores/as sociales a ser meros gestores de recursos. También en 1977 se crea el Cuerpo Nacional Especial de Asistentes Sociales, en el que se produce el reconocimiento explícito y específico de la profesión por parte de la administración y no bajo denominaciones ambiguas como se venía produciendo. En 1980 se celebra en Valladolid el IV Congreso Profesional bajo el significativo título “Por unos Servicios Sociales para todos”. Las organizaciones profesionales prestan una atención especial al marco organizativo, de manera que se abandonan ámbitos de reflexión y se llega a producir una confusión entre Trabajo Social y Servicios Sociales que perjudica al primero. Es loable el trabajo realizado para la construcción de un sistema público de Servicios Sociales, pero la preeminencia de temas organizacionales limitó y sesgó las intervenciones hipertrofiando la importancia de la gestión. Entre 75-81 sigue siendo una constante la pobreza bibliográfica y la preeminencia de autores extranjeros. La única revista que sigue existiendo es Treball Soc y se mantiene el GITS que desaparecerá antes de que termine la década. Por ello se valora de manera singular la obra de personas procedentes de la FEDASS: Patrocinio de las Heras y Elvira Cortajarena escribieron Introducción al Bienestar Social, que se configuró como un libro de casi obligada lectura para profesionales y estudiantes, en el que se vuelve a afirmar que el binomio necesidades-recursos es el que objetiva el campo de intervención del Trabajo Social. Esta visión ha sido valorada por muchos autores como reduccionista, porque limita el Trabajo Social a la mera gestión de recursos sin ir más allá, olvidando que el principal y primer recurso es la persona. Pero se realizó una gran aportación en la medida en que se abrió el debate sobre el objeto del Trabajo Social que se mantiene actualmente. En definitiva, estos años fueron difíciles, de crisis, pero también de riqueza. Se reflexionó sobre la propia realidad, se estudió, se discutió y se fue capaz de buscar salidas comunes que afectaban tanto al colectivo como a la sociedad. Se demanda una mejor formación para mejorar la actuación y crear un nuevo marco institucional que fuera reflejo de la España democrática que se estaba creando. Todos los esfuerzos tuvieron como reconocimiento la promulgación del R.D. 1850/1981 en el que los estudios de asistente social se incorporaron a la universidad como Diplomatura de Trabajo Social, iniciándose con ello una nueva etapa de reivindicaciones para llegar a ser Licenciatura. Poco tiempo después del intento de golpe de Estado en 1981, el PSOE accede al gobierno, comenzando una andadura cualitativamente distinta.

2. Crecimiento y consolidación

1981 es señalado por muchos historiadores como el último de la transición. A partir de esta fecha se consolida la democracia, se organiza definitivamente el Estado en CCAA y empezamos a participar plenamente en Europa. Durante estos años se realiza una tarea legislativa notable para el desarrollo de los derechos sociales. Las CCAA asumen el liderazgo de la organización de los Servicios Sociales, promulgando las pertinentes leyes. La administración central ni hará previamente una ley marco para todo el Estado ni armonizará las existentes con una ley posterior. Se crea así un nuevo sistema público sin la homogeneidad ni la armonía necesarias para garantizar a todos los ciudadanos españoles la igualdad de derechos sea cual sea su lugar de residencia. Se produjeron cambios profundos pero también es cierto que muchos de ellos tuvieron lugar porque la población los reivindicó con amplias y numerosas movilizaciones. Se partía de unos niveles de cobertura de las necesidades sociales tan bajos que hubiese sido necesario un esfuerzo mucho mayor para incrementar el gasto social. Al fin de la década seguíamos estando a la cola de los países en cuanto al porcentaje de gasto social. A ello hay que añadir que se consolidó una política de subvenciones que lastró las inversiones públicas y que en materia de Servicios Sociales se delegó en las administraciones locales, sin la dotación económica suficiente. En muchos casos se legislaba proclamando grandes principios y objetivos que no se dotaban de partidas económicas.

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