23 May
El Teatro Romano: Orígenes y Evolución
El teatro latino, cuyas raíces se remontan a los siglos III-II a.C., presentaba una concepción distinta a la griega. Mientras que para los griegos el teatro constituía una experiencia profundamente religiosa, ética y política, para los romanos era, ante todo, una ocasión para entretenerse y divertirse.
Junto al drama griego (comedia y tragedia), representado sobre todo en el sur de Italia, en la Magna Grecia, existía una serie de representaciones propiamente romanas de carácter popular, que ejercieron una influencia decisiva en el desarrollo del teatro latino. Estas eran:
Formas Populares del Teatro Romano
Las Atelanas
Deben su nombre a la ciudad de Atella. Consistían en representaciones improvisadas con una débil línea argumental. Los actores llevaban máscara y los personajes eran siempre los mismos: Pappus, el vejete enamorado de una jovencita; Maccus, el zafio glotón; Buccus, el bocazas o fanfarrón, entre otros.
El Mimo
Consistía en parodias de mitos y burlas de distinta índole. En Grecia también existía este subgénero dramático.
Las Fesceninas
Eran diálogos en verso de contenido satírico que cerraban las fiestas de la cosecha.
La Satura
Diálogos con música y danza.
El Nacimiento del Drama Latino
Se considera como el «inventor» del drama latino a Livio Andronico, de quien se dice que escribió la primera obra teatral en latín.
Contexto y Organización de las Representaciones
Las representaciones teatrales estaban intrínsecamente ligadas al calendario de fiestas. Durante los días festivos, junto con las ceremonias religiosas, se celebraban toda clase de espectáculos (ludi), entre los que se incluían las funciones teatrales.
Durante mucho tiempo, las representaciones se realizaban en escenarios y gradas prefabricados y provisionales.
La Profesión Teatral
En cuanto a la profesión teatral y la organización de los espectáculos, los actores, en principio solo hombres, eran esclavos, libertos o personas libres de nacimiento pero de baja extracción social. Llevaban máscaras, aunque a veces, sobre todo en el caso de la comedia, las sustituían por maquillaje. En el vestuario se usaba una serie de accesorios estándar (espada y capa para el soldado, pelliza para el campesino, etc.), lo que facilitaba que el público reconociera a cada personaje.
Por último, cabe añadir que las comedias romanas eran mucho más musicales que las griegas. Lamentablemente, toda la música del teatro romano se ha perdido.
La Comedia Latina: Características y Autores Principales
La comedia latina sube al escenario a personas corrientes, inmersas en situaciones cotidianas a menudo extravagantes y disparatadas. Su lenguaje es desenfadado, provocativo y, en ocasiones, obsceno.
Las comedias romanas que se nos han conservado al completo, las de Plauto y Terencio, surgieron como traducciones, versiones y adaptaciones de obras griegas, concretamente de autores de la época helenística, entre los que destaca Menandro. Este proceso de imitación y mezcla de comedias griegas recibía el nombre de contaminatio. Las comedias de Plauto y Terencio se denominaban fabulae palliatae, por el pallium, la indumentaria griega que vestían los personajes.
Plauto (Siglo II a.C.)
Es el comediógrafo latino por excelencia. Sus comedias son de tema griego, casi todas basadas en obras de Menandro, autor representante de la llamada «Comedia Nueva Griega«, aunque su gran mérito es haber sabido adaptarlas al genio romano y añadirles elementos nuevos.
Su éxito fue extraordinario y duradero, tanto que llegaron a atribuírsele más de cien comedias. Se han conservado 21 obras. Algunos títulos destacados son: Miles gloriosus (El soldado fanfarrón) y Asinaria (La comedia de los asnos).
Plauto es un autor que escribe para el pueblo. Su finalidad, ante todo, es provocar la carcajada. La trama (o tramas) suele centrarse en las siguientes situaciones:
- Enredos amorosos: generalmente un joven de familia rica enamorado de una chica que no le conviene, de la que suele estar enamorado también el padre del joven.
- Riñas y enredos diversos por conseguir una suma de dinero.
- Padres que pierden a sus hijos pequeños (abandonados o raptados) y con los que se reencuentran tras toda clase de peripecias.
Como las historias solían ser bastante enrevesadas, era habitual el uso de un prólogo en el que se presentaba a los personajes y se explicaba lo que iba a ocurrir.
Los Tipos de Personajes en Plauto
A Plauto no le interesa profundizar en la psicología de los personajes, que aparecen reducidos a tipos, es decir, representaciones tópicas de distintas clases de personas. Los tipos más importantes eran los siguientes:
- Adulescens: jovencito atontado, incapaz de resolver los problemas por sí mismo y enamorado de la chica a priori inadecuada.
- Senex: el padre, por lo general severo y avaro; en muchas ocasiones rival de su hijo en el terreno amoroso.
- Matrona: la mujer del viejo, de mal carácter, desconfiada y siempre al acecho de las posibles infidelidades de su marido.
- Miles gloriosus: el soldado fanfarrón.
- Meretrix: la prostituta.
- Leno: el alcahuete o proxeneta.
- Parasitus: el muerto de hambre que se dedica a adular a sus protectores a cambio de comida.
- Servus: el esclavo, auténtico protagonista y motor de la historia. Astuto, amoral, tejedor de intrigas, autoritario y burlón a veces con sus propios amos, consigue deshacer todos los entuertos y conducir la obra a un final feliz.
El Lenguaje de Plauto
Plauto destaca también en el lenguaje, rico y variado, que recoge en buena medida el latín coloquial de la época, y que refleja la condición de los personajes, sin escatimar en chistes, agudezas, expresiones ambiguas de doble sentido o groserías.
Busca la comicidad con recursos como: juegos de palabras, aliteraciones, hipérboles, neologismos, alusiones paródicas a instituciones romanas, etc.
Terencio (Siglo II a.C.)
Las comedias de Terencio no tuvieron tanto éxito como las de Plauto. Esto se debe a que Terencio escribía para un público más elevado; sus comedias eran más elegantes y refinadas, no resultaban tan hilarantes como las de Plauto. Se cuenta que en la primera representación de La suegra (Hecyra), el público abandonó el teatro para asistir a un espectáculo de funambulismo que se estaba celebrando en las cercanías.
Se conservan de él seis obras: Andria, Los hermanos (Adelphoi), El eunuco (Eunuchus), La suegra (Hecyra), Formión (Phormio) y El atormentador de sí mismo (Heautontimorumenos).
Al igual que las comedias plautinas, las de Terencio son todas de tema griego, versiones de las comedias de Menandro y de otros autores helenísticos. Los contenidos de sus comedias son los habituales: jóvenes enamorados, padres que se oponen a su relación, esclavos astutos que hacen todo lo posible para satisfacer a sus amos, y el reconocimiento final (anagnórisis) de personajes desaparecidos.
Diferencias con Plauto
Si se comparan sus obras con las de Plauto, se perciben acusadas diferencias:
- Se reducen las partes musicadas y cantadas.
- Terencio profundiza en la psicología de los personajes, alejándose de los tipos anteriormente mencionados.
- Su visión del mundo es conciliadora y resignada, las situaciones menos rocambolescas, los diálogos más moderados y reflexivos.
- Terencio construye mejor las escenas e intensifica la efusión de sentimientos.
Consigue así una comedia mejor construida y más realista, pero no alcanza el efecto cómico de Plauto. La comedia popular plautina es sustituida ahora por una comedia burguesa, que pone en escena a personajes de la clase media-alta con una finalidad moralizante.
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