23 May

Marco histórico y cultural

La primera parte del siglo XIX estuvo marcada por las guerras civiles y los pronunciamientos militares como formas de lucha política: entre liberales y absolutistas (primeras décadas) y moderados y progresistas (siguientes). En medio de constantes cambios políticos, el establecimiento del sistema capitalista y el Estado liberal impulsaron el auge de la burguesía.

El proceso de transformación en España fue complejo e insuficiente, la desamortización enriqueció a las clases pudientes y empeoró las condiciones de los campesinos pobres. El desarrollo de la prensa y la industria editorial tuvo un papel destacado en la cultura de la época. La vida cultural y social se desarrolló en ámbitos como gabinetes de lectura en domicilios privados, cafés, casinos, ateneos y liceos. El teatro y los conciertos fueron los entretenimientos preferidos de la burguesía y la aristocracia, además de los toros.

El movimiento romántico

Se trata de un movimiento cultural y artístico que triunfa durante la primera mitad del siglo XIX. Nació en Inglaterra y Alemania. Supuso un cambio radical en la concepción del mundo y de la vida a raíz de la mentalidad liberal de la época, y constituyó una reacción contra el racionalismo y la estética reglamentada de los neoclásicos.

Esta transformación se produjo a través de un proceso evolutivo.

Simplificando, se puede entender el Romanticismo como una reacción contra los presupuestos decimonónicos del Neoclasicismo.

Neoclasicismo (S. XVIII)

Racionalismo, razón, sociedad, absolutismo, convenciones sociales, normas clásicas.

Romanticismo (S. XIX)

Idealismo, sentimiento y emoción, individuo, liberalismo, libertad de conducta, libertad artística.

Características del Romanticismo

  • Irracionalismo: Niega que la razón pueda explicar por completo la realidad, por ello la preferencia por lo sobrenatural, mágico y misterioso.
  • Subjetivismo: Frente a la razón, el sentimiento y la emoción se alzan como fuerzas creadoras.
  • Individualismo idealista: El ser romántico tiene conciencia de ser distinto a los demás seres y afirma constantemente su «yo» frente a lo que le rodea, exaltando su sensibilidad y emociones, pero también su infelicidad, ya que su idealismo choca con la realidad.
  • Insatisfacción: El idealismo hace que el romántico sea por naturaleza alguien insatisfecho e inseguro. Esto da lugar a la desazón vital romántica, que es al mismo tiempo el motor de la creación.
  • Desengaño: El choque entre el «yo» romántico y la realidad prosaica lo conduce a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas sociales, políticas o religiosas.
  • Evasión: El romántico no está de acuerdo con el mundo que le rodea, lo que le conduce a la evasión, al sueño, a la huida espacial o temporal. La evasión en el espacio conduce al exotismo, al gusto por las costumbres y países desconocidos (Oriente). La evasión en el tiempo lleva a la valoración de la Edad Media. La Edad Media atrae al romántico.
  • Naturaleza dinámica: El romántico representa la naturaleza haciendo que se identifique con sus estados de ánimo, y así puede ser una naturaleza turbulenta, melancólica o tétrica. Así su obsesión por la muerte responde al gusto de los paisajes sepulcrales. La soledad encuentra marco adecuado en yermos desolados, paisajes recónditos o jardines abandonados. Abundan escenas nocturnas, cementerios, sepulcros.

Temática romántica

  • El amor: Por un lado, es un sentimiento idealizado que lleva a equiparar a la amada con Dios (idealizada); por otro, es una fuerza apasionada y arrebatadora que domina y destruye al ser humano.
  • La naturaleza: Prefiere ambientes libres, agrestes y lúgubres que estén en consonancia con su mundo interior.
  • La evasión: En el espacio lleva a países exóticos orientales y nórdicos; la evasión en el tiempo le conduce a la época medieval.
  • La muerte: El héroe no teme morir por conseguir hacer realidad sus deseos y ambiciones. Este poco aprecio a la vida se manifiesta en la aparición de suicidios.
  • La libertad: El afán de vivir sin normas que condicionen la conducta del individuo ocasiona la aparición de historias protagonizadas por personajes que viven al margen de la ley de la sociedad. Representan la libertad anhelada por los escritores románticos y están dotados de una fuerte personalidad.
  • La fantasía: Aparecen elementos fantásticos y sobrenaturales, en ocasiones relacionados con el sueño y con el subconsciente, difícilmente explicables a través de la razón.
  • El costumbrismo: Clara preferencia por los temas legendarios e históricos de cada país. Surgen los nacionalismos.

Penetración y desarrollo del Romanticismo en España

En España, el Romanticismo propiamente dicho tuvo escasa duración, llegando a su máximo apogeo después del reinado de Fernando VII, durante el cual los intelectuales liberales se habían exiliado. Tras la muerte del monarca regresaron a España imbuidos de las nuevas ideas europeas (liberalismo).

El movimiento romántico penetra en España por tres vías:

  • La polémica entre Nicolás Böhl de Faber y José Joaquín de Mora a partir de 1818 donde Faber defendía la libertad del escritor.
  • Algunos románticos catalanes combaten el Neoclasicismo en la revista «El Europeo», segundo foco de difusión del Romanticismo.
  • Finalizando el Trienio Liberal, centenares de intelectuales se autoexilian para no caer en manos de los absolutistas fernandinos. El Romanticismo español fue un movimiento literario tardío respecto a otros países de Europa. Su época de apogeo y triunfo fue breve (1834-1844).

Los dos Romanticismos

Se suelen distinguir dos tendencias contrapuestas dentro del movimiento romántico. Aunque a los autores románticos les une el rechazo de su mundo, las reacciones ante el mismo pueden ser dos bien distintas: la nostalgia por los antiguos valores tradicionales, o la rebelión no solo frente a su mundo, sino también al antiguo. La primera postura es la de los escritores como Zorrilla que pertenecen al Romanticismo tradicional y conservador. La segunda es la de aquellos que emprenden, como Larra, una tarea crítica social en sus obras y se enmarcan en el Romanticismo liberal.

El teatro romántico. Características:

  • Temas dramáticos, con final trágico, sobre todo el amor enfrentado a las convenciones sociales por diferencias de clase o dinero entre los enamorados.
  • Rechazo de las reglas neoclásicas de tiempo, lugar y acción.
  • Mezcla de lo cómico y lo trágico, del verso y la prosa.
  • Dramas de cinco actos en lugar de tres.
  • Aspira a conmover, y no a adoctrinar.
  • Protagonista marcado por un destino extraño, singular y misterioso, que hace alardes de gallardía y cinismo.
  • Abundancia de escenas nocturnas y sepulcrales, desafíos y suicidios.

Los dramaturgos románticos españoles más destacados son: El duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino y José Zorrilla: Don Juan Tenorio.

La prosa romántica

Presenta dos manifestaciones fundamentales:

  • Novela histórica: El auge de este género se explica por el afán evasionista romántico y la admiración por tiempos pasados, sobre todo la época medieval.
  • Prosa didáctica: Artículos de Mariano José de Larra.

La lírica romántica

Hasta 1837 la poesía era un género dominado por el Neoclasicismo. Los temas de la lírica recogen los rasgos característicos del Romanticismo:

  • El amor entendido como pasión arrebatada que conduce al goce o a la desesperación por no lograr el objeto amado o por su pérdida.
  • La angustia del hombre perdido en el universo.
  • Las reivindicaciones sociales.
  • Desarrollo de lo escenográfico (la naturaleza romántica). Aparecen ambientes exóticos, medievales y pintorescos, lugares comunes como el castillo, símbolo de épocas pasadas más felices donde las pasiones eran más libres porque no las obstaculizaba la sociedad; también aparecen lugares apartados: mar embravecido, símbolo del desastre de la vida que arrastra al hombre; la tormenta o el mar como espacios libres.

La lírica posromántica

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