28 Abr
El Problema de la Fundamentación Moderna del Saber: Racionalismo, Verdad y Método
Tras haber examinado el contexto del hundimiento de la visión religioso-metafísica del mundo y la aparición de un modo moderno de fundamentación, nos centramos en la filosofía cartesiana. Con la renuncia al modo de fundamentación religioso como fuente de validez de la verdad, surge la necesidad de sustituirlo. Esta necesidad la aborda el modo moderno de fundamentación, formulado principalmente por los racionalistas.
La filosofía cartesiana planteará un método cuya discusión se centrará en la esfera pública, donde Descartes mostrará que sí es posible alcanzar un acuerdo. La razón tendrá la capacidad de juzgar los hechos, pero Descartes sostendrá que aquellos asuntos sobre los cuales no se pueda dar una explicación razonada deben mantenerse en la esfera privada.
Contexto del Cambio: Dos Fases Clave
Descartes comenzará su explicación partiendo de sucesos concretos, dividiéndolos en dos fases:
- El hundimiento de la imagen aristotélica de la astronomía: Se evidencia que la creencia basada únicamente en las matemáticas tradicionales puede ser errónea.
- La experiencia del hundimiento: Cómo sucedió este cambio y de qué manera nos convencen de ello.
La Razón y el Método Cartesiano
La razón es la capacidad que tenemos para juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso. Para que todos podamos ejercerla adecuadamente, debemos guiarla bien mediante un buen método. El método de Descartes se basará en dudar de todo conocimiento adquirido previamente con el fin de alcanzar la verdad indudable. Descartes defiende que el saber será todo aquello de lo que no se pueda dudar, aunque queramos hacerlo.
El Buen Sentido y la Sabiduría Humana
Descartes inicia su meditación definiendo el buen sentido como la capacidad de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso, capacidad que considera igual en todos los hombres por naturaleza. La razón se derivará de una segunda concepción fundamental: todas las ciencias no son otra cosa que la sabiduría humana. Por tanto, la solución que proporciona Descartes es descubrir los modos de conocer de la razón y elaborar el método adecuado para dirigirla correctamente y así alcanzar el conocimiento absoluto.
Intuición y Deducción
Dos operaciones fundamentales de la razón son:
- Intuición: Medio para captar ideas simples sin errar, ya que estas son evidentes por sí mismas.
- Deducción: Proceso mediante el cual la inteligencia descubre conexiones entre las distintas intuiciones.
Inspiración Matemática
La inspiración cartesiana es claramente matemática. Debemos tener en cuenta tres puntos importantes:
- La geometría parte y desarrolla una cadena de razones simples y fáciles, descubiertas por la intuición y trabajadas en largas cadenas deductivas.
- No aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza. La mejor solución es someterlo todo a duda.
- Debe haber un orden de deducción, pasando de evidencias en evidencias hasta alcanzar definitivamente la verdad. La deducción será, por tanto, el encadenamiento de evidencias.
Los Preceptos del Método
Una vez vistas las dos operaciones básicas de la razón y su modo propio de conocer, pasamos a explicar el método que nos propone Descartes. Él se siente insatisfecho con los estudios que recibió, a excepción de las matemáticas, ya que estas, a diferencia de otras enseñanzas, no son falsas. Según Descartes, la verdad no se obtiene acumulando ideas verdaderas sin un método riguroso.
Para Descartes, la idea de un único método se convertirá en el pilar base de su sistema. Las matemáticas no son un tipo de saber distinto al resto, sino que se diferencian en el método de su utilización. Si este método se aplicase a las otras ciencias, se obtendrían conocimientos verdaderos. Para ello, formulamos unos preceptos:
- Evidencia: No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo es. Evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención. No comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda. Se debe evitar el error de aceptar como evidente lo confuso y el error de no aceptar como evidente aquello que es claro y distinto (este último error no es culpa de la razón, sino de la voluntad).
- Análisis: Dividir cada una de las dificultades que examinare en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución. Reducir los problemas complejos a ideas simples, claras y distintas, a partir de las cuales se levantará el conocimiento.
- Síntesis (Orden): Conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos; e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente. Explica con claridad la vía de la deducción.
- Enumeración (Revisión): Hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada. Revisar tanto el análisis como la síntesis. La pretensión final es extender la evidencia de la intuición a la deducción.
Este método es el único adecuado para la razón. El objetivo es encontrar verdades absolutamente ciertas, cosas que no se puedan poner en duda.
La Duda Metódica
Para ello, Descartes crea el método de la duda metódica. El primer paso debe ser dudar de todo lo que creemos y rechazar inicialmente todo aquello de lo que se pueda dudar. Podemos distinguir tres niveles o motivos de duda según Descartes:
- Duda sobre la fiabilidad de los sentidos: Los sentidos a veces nos engañan, por lo tanto, no podemos fiarnos completamente de la información que proporcionan. No son fuente de verdad absoluta.
- Dificultad de distinguir la vigilia del sueño: Tenemos sueños tan vívidos que parecen reales, pero al despertar descubrimos que eran sueños. Esto nos lleva a dudar no solo de que las cosas sean como las vemos, sino de la misma existencia de las cosas externas y sus cualidades, objeto de estudio de las ciencias.
- La hipótesis del genio maligno: Para llevar la duda al extremo y cuestionar incluso las verdades matemáticas (aparentemente indudables), Descartes postula la existencia de un»genio malign», astuto y engañador, que emplea toda su industria en engañarnos. Si tal ser existiera, podría hacernos errar incluso en lo que parece más evidente.
Esta hipótesis consiste en aplicar la duda metódicamente hasta sus últimas consecuencias. La duda radical exigida por este método le ha llevado a rechazar el conocimiento en su totalidad. Sin embargo, esta duda es provisional y metodológica en Descartes; es un camino para obtener la verdad absoluta, no una vía hacia el escepticismo.
El Cogito: La Primera Verdad
A través de la duda metódica, Descartes llega a su primera verdad y criterio de certeza: el Cogito, ergo sum «Pienso, luego exist»). Aunque dude de todo, incluso de la existencia del mundo o de la veracidad de las matemáticas por la hipótesis del genio maligno, no puedo dudar de que yo, que dudo, existo. El acto mismo de dudar o pensar prueba mi existencia como ser pensante.
El Cogito es una experiencia única en la que se capta de forma inmediata la relación necesaria entre el pensar y el ser, entre el pensamiento y la existencia. Es la primera verdad porque:
- Es el resultado de la intuición directa tras el proceso de duda.
- Posee las dos características esenciales de toda verdad evidente: claridad y distinción.
A partir de esta primera verdad indudable, Descartes iniciará la reconstrucción de la filosofía como una ciencia rigurosa.
Conclusión Parcial sobre el Método
Podríamos decir que la utilización de un nuevo método de fundamentación permite alcanzar la verdad y establece las bases del progreso científico moderno. Descartes transita por diferentes hipótesis que, a pesar de parecer extravagantes, consiguen su objetivo: buscar un método moderno de fundamentación opuesto al religioso. No obstante, hay que mencionar que Descartes se apoya en la creencia en un Dios creador y veraz para salir de la parálisis de la duda metódica y garantizar la correspondencia entre nuestras ideas claras y distintas y la realidad, lo cual tiene sentido si se contextualiza en una época de gran inestabilidad intelectual y religiosa.
El Hundimiento de la Visión Religioso-Metafísica del Mundo y el Ascenso de la Ciencia
La Visión Religioso-Metafísica
Primeramente, hablaremos de la visión religioso-metafísica. Todas las grandes culturas parten de la ruptura con una visión mítica anterior. Se consideran»grandes cultura» porque consiguen establecer una visión religioso-metafísica del mundo (a menudo basada en religiones monoteístas) capaz de responder a los problemas fundamentales que se plantean.
La visión religioso-metafísica del mundo en Occidente es una síntesis entre la metafísica griega (principalmente Platón y Aristóteles) y la religión judeo-cristiana, tal y como existía en el Imperio Romano tardío y se consolidó en la Edad Media. Hablamos de una visión moderna del mundo específicamente en Occidente porque es aquí donde se produce internamente un nuevo hundimiento de esa visión tradicional, dando lugar al racionalismo occidental moderno.
La síntesis entre religión y metafísica griega surge, en parte, como una forma de integrar conceptos filosóficos (como la idea de Bien de Platón o la metafísica aristotélica) dentro de un marco teológico, donde el criterio último pasa a ser ontológico y divino. Esta síntesis sirvió para dar soluciones de índole religiosa tanto a las preguntas metafísicas como a las cuestiones existenciales que antes abordaba el mito.
El Deterioro de la Armonía y el Surgimiento de la Nueva Ciencia
La escisión entre católicos y protestantes (Reforma Protestante) desembocará en un proceso de guerras de religión que deteriorará definitivamente la armonía entre poder político y religión que había caracterizado a la Cristiandad medieval. Este hundimiento tendrá diferentes consecuencias:
- Transformaciones sociales y económicas.
- El surgimiento del Humanismo renacentista.
- Y, sobre todo, la Nueva Ciencia (Copérnico, Kepler, Galileo), que acabó desmoronando la imagen medieval del universo (geocentrismo aristotélico-ptolemaico).
El surgimiento de la nueva ciencia, especialmente las disputas entre geocentrismo y heliocentrismo, constituyó una de las experiencias clave que impulsaron la crisis del modo de fundamentación de la visión religioso-metafísica del mundo.
Una Época de Crisis y Transición
El siglo XVII fue una época de crisis, caracterizada por la quiebra de los fundamentos anteriores y el anuncio de lo nuevo. Hubo:
- Una quiebra progresiva de las estructuras feudales.
- La ruptura de la Cristiandad por la Reforma y la Contrarreforma, y con ello, de la unidad religioso-ideológica medieval.
- Un cuestionamiento de los fundamentos jurídicos y políticos tradicionales.
- Una crisis del sistema filosófico-científico dominante: la escolástica aristotélica.
En sustitución de todo ello, se va prefigurando un nuevo modelo económico, social, político y cultural característico de la Modernidad.
La Reforma Protestante y sus Consecuencias
Las tesis de Lutero (1517) condenaban prácticas como la venta de indulgencias, consideradas un abuso contra los creyentes. Con este movimiento se inició la Reforma religiosa en Europa. Con ello se rompe la unidad religiosa del catolicismo europeo y la unidad de pensamiento religioso, así como la certeza y seguridad que proporcionaban en todos los ámbitos de la vida.
La Iglesia Católica reaccionó convocando el Concilio de Trento (1545-1563). Aunque pretendía reunificar la Cristiandad, tuvo el efecto contrario. El Concilio puso en marcha un movimiento llamado Contrarreforma, que consumó definitivamente la ruptura del cristianismo europeo. Esta división provocó grandes conflictos: las guerras de religión.
Una de las consecuencias más graves de este enfrentamiento fue la intensificación de la Inquisición (tanto católica como protestante en algunos lugares), que condenó el pensamiento libre. El florecimiento intelectual surgido en el Renacimiento se vio violentamente cercenado por este movimiento intolerante. Esto provocó la persecución de filósofos y científicos; el propio Descartes paralizó la publicación de su obra El Mundo por temor a represalias tras la condena de Galileo.
Sin embargo, esta época también vio nacer ideas fundamentales para la Modernidad:
- La secularización de la vida.
- La necesidad de separación entre Iglesia y Estado.
- La defensa de la libertad de conciencia.
Se asentó la idea de que el Estado no debe imponer ninguna religión, sino asegurar la paz social y la libre convivencia de sus ciudadanos, independientemente de sus creencias.
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