24 Oct
Introducción a la Monarquía Hispánica
Entre los siglos XVI y XVII, España se alzó como la primera potencia mundial al dominar un vasto imperio intercontinental. La boda de los Reyes Católicos unificó las coronas de Castilla y Aragón, dando origen a una nueva entidad política: la Monarquía Hispánica. Esta, bajo la dinastía de los Habsburgo (o Austrias), conoció su mayor esplendor en el siglo XVI, aunque durante el XVII vivió una profunda crisis que marcó el inicio de su declive. A lo largo de este estudio, analizaremos el reinado de los monarcas de dicha dinastía, señalando los aspectos más relevantes, además de tratar cuestiones como la sociedad, la economía del momento y la conquista del continente americano.
Los Reyes Católicos
En 1469, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se casaron, dando lugar, tras su posterior subida al trono, a una nueva entidad política: la Monarquía Hispánica. Bajo esta, ambas coronas (Castilla y Aragón) pasaron a estar gobernadas por una misma dinastía, aunque manteniendo cada una su autonomía, con sus propias leyes, instituciones y costumbres. Si bien, Castilla, mayor en población y con una economía más fuerte, terminaría siendo la más relevante, conllevando a una castellanización de la Monarquía; es decir, sus costumbres, leyes y lengua se difundieron por el resto de territorios, pasando el castellano a ser la lengua dominante. No obstante, su predominio también significó una mayor carga económica para la Corona castellana.
Política Interior: La formación de la Monarquía Autoritaria
El objetivo principal de la política fue el fortalecimiento del poder real. Durante la Edad Media, el rey era un primus inter pares (primero entre iguales), es decir, sobresalía entre los nobles, pero no contaba con poder absoluto. La nobleza disponía de bastante autonomía en sus señoríos, imponiendo sus propias leyes e impuestos, además de contar con ejércitos propios. Igualmente, la Iglesia también disfrutaba de mucha autonomía y poder, y en menor medida las ciudades. Los Reyes Católicos trataron de sobreponer el poder real a todos ellos, creando una serie de instituciones y asentando las bases del Estado Moderno, mediante la forma de monarquía autoritaria. Destacan:
- Tribunal de la Santa Inquisición: Para controlar la unidad religiosa, juzgando la herejía. Fue la única institución con autoridad en Castilla y Aragón, y dependiente directamente de los monarcas.
- Santa Hermandad: Con funciones policiales y judiciales, para mantener el orden.
- Reorganización del Consejo Real de Castilla: Principal órgano de gobierno, para asesorar a los reyes. Además, se crearon otros consejos, tanto territoriales (Aragón, Indias, Italia, etc.), como por funciones (Hacienda, Inquisición, etc.).
- Nuevo Ejército: Profesional, permanente y al servicio de los reyes.
Para conseguir esta uniformidad religiosa, los Reyes Católicos decretaron en 1492 la expulsión de los judíos. Esta afectó a unos 70.000 que marcharon a Portugal y Marruecos principalmente, mientras que unos 50.000 se convirtieron al catolicismo, aunque fueron muy perseguidos por la Inquisición, sospechando de su falsa conversión. Asimismo, en 1502, se impuso la conversión de los musulmanes en territorios castellanos, extendiéndose en 1525 a Aragón.
La Política Exterior
La política exterior de los Reyes Católicos se caracterizó por perseguir la unificación de la península ibérica, así como por la extensión por el Mediterráneo y el Atlántico. El primer objetivo tuvo, por tanto, tres focos:
- Reino nazarí de Granada: Último territorio de al-Ándalus, con el que estaban en guerra desde 1482. Este fue conquistado en 1492, cuando el último emir, Boabdil, fue derrotado y entregó las llaves. Con ello se puso fin a los siete siglos de Reconquista, pasando a integrarse los territorios en la Corona de Castilla.
- Navarra: Conquistada por Fernando el Católico en 1512, siendo este regente de Castilla tras la muerte de Isabel (1504). También se integró en Castilla, aunque conservando sus instituciones y leyes (fueros).
- Portugal: Se intentó la anexión mediante enlace matrimonial, casando a su hija Isabel con el heredero Manuel, pero la muerte prematura de su hijo frustró la empresa.
Por otro lado, Aragón continuó con su política de expansión por el Mediterráneo, que venía aplicando desde la Edad Media, terminando por integrar el Reino de Nápoles a la Corona de Aragón. Por su lado, Castilla venía mirando al Atlántico, culminando con la conquista de las Canarias (proceso que venía dándose desde inicios del siglo XV y finaliza en 1496), desde las cuales se partirá hacia América.
El Descubrimiento de América
Desde los últimos siglos de la Edad Media se venía dando un crecimiento del comercio exterior, siendo muy demandados los productos asiáticos por los europeos. Los comerciantes cruzaban por el Imperio Bizantino para llegar a la India, pero tras la caída de este a manos de los turcos en 1453, hubieron de buscar rutas alternativas. Los portugueses, dirigidos por Vasco da Gama, optaron por rodear el continente africano hasta llegar a la India. Sin embargo, Castilla aprobó la propuesta de Cristóbal Colón de navegar hacia el Este, quien, siguiendo las nuevas teorías científicas sobre la esfericidad de la Tierra, pensaba que llegaría en unos meses. Así, en 1492, mediante las Capitulaciones de Santa Fe, se aprobó su proyecto, donde se le otorgaban tierras y privilegios, a cambio de dirigir el viaje. Este salió de Palos de la Frontera en agosto de dicho año, llegando a América el 12 de octubre, en un viaje más prolongado de lo que se esperaba. La primera isla fue Guanahaní (San Salvador) en las Bahamas, aunque también se visitaron otras islas como Cuba o La Española. Colón volvió a las Antillas hasta tres veces más, hasta su muerte (1506), creyendo que se trataban de tierras asiáticas, siendo Américo Vespucio quien se percató de que se trataba de un nuevo continente, en cuyo honor pasó a nombrarse como “América”.
La Dinastía de los Habsburgo (Austrias Mayores)
La Herencia de Carlos V
Los Reyes Católicos habían casado a su hija Juana con el duque de Borgoña, Felipe el Hermoso, quien a su vez era hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I. A la muerte de Isabel la Católica en 1504, la heredera legítima era Juana, pero las sospechas sobre su salud mental la apartaron del poder (pasando a denominarse *Juana la Loca*). Por tanto, fue su esposo Felipe I quien consiguió el trono en 1506, aunque solo reinaría unos meses ya que falleció ese mismo año, pasando a sucederle Fernando el Católico como Regente. Del matrimonio de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, nació el príncipe Carlos, quien heredaría un vasto territorio e introduciría la dinastía de los Habsburgo (Austrias) en España:
- De su abuela Isabel, heredó la Corona de Castilla, junto a los territorios americanos que se iban conquistando (1516).
- De Fernando el Católico, heredó Aragón y sus territorios italianos (1516).
- De su padre Felipe el Hermoso: los territorios borgoñones: Flandes y el Franco Condado.
- De su abuelo Maximiliano, heredó el trono imperial y los territorios austríacos (1520).
Política Interior de Carlos V
Carlos había sido criado y educado en Flandes, y tras ser coronado rey de la Monarquía Hispánica, llegó a España en 1517, sin apenas hablar castellano y muy influenciado por sus consejeros flamencos, lo que generó recelos entre la población autóctona, por lo que pronto estallarían revueltas en la península.
Las Comunidades (1520-1521)
En 1520, marchó a Alemania a ser coronado emperador del Sacro Imperio, tras el fallecimiento de su abuelo Maximiliano. En este contexto, muchas ciudades castellanas se levantaron a modo de protesta, organizándose en la Liga Santa. Las protestas tuvieron un carácter patriótico, ya que se rebelaron contra un rey que sentían como extranjero, que, además de no representar los intereses castellanos, se estaba sirviendo de sus fondos para financiar su política imperial. Además, tuvieron un carácter social, ya que las ciudades se rebelaron contra el poder de la nobleza y la monarquía, exigiendo más libertades; así como económico, pues también se protestaba contra la inflación que estaba sufriendo el país. No obstante, fueron derrotados en la batalla de Villalar (1521), siendo sus principales líderes, como Juan Padilla, ejecutados.
Las Germanías (1520-1521)
Un proceso similar se dio simultáneamente en la Corona de Aragón, aunque con un carácter más social y menos político. De nuevo, encontramos una lucha de clases entre la burguesía urbana, reivindicando mayores libertades y poder para las ciudades, frente a la nobleza. También fueron derrotadas por Carlos V. Si bien ambas fracasaron, tuvieron una vital importancia, ya que conllevaron un reforzamiento de la monarquía, además de una castellanización del reinado de Carlos V, quien se asentaría casi definitivamente en España, aprendería castellano, se rodearía de asesores castellanos y se casaría con la hispanoportuguesa Isabel de Portugal.
Política Exterior de Carlos V
La política exterior de Carlos V estuvo marcada por su idea de «*Monarquía Universal Católica*», según la cual pretendía que casi toda Europa estuviese gobernada por su persona, quien, junto al Papa, se encargaría de proteger el catolicismo. Fue, por tanto, una política imperial, donde primaron los intereses de su dinastía, más que los intereses hispánicos. Además, se trató de una política ofensiva, abriendo diferentes frentes, siendo los principales:
Francia
Reino vecino y archienemigo de la Monarquía Hispánica. Francia estuvo gobernada por Francisco I, quien se sentía amenazado por los territorios acumulados por Carlos V, que prácticamente rodeaban su reino. Además, ambos países rivalizaron por el control de territorios como Milán, Navarra y el Franco Condado, así como algunas ciudades flamencas. Durante su reinado mantuvo hasta cuatro guerras con Francia, todas en suelo italiano. Tras la victoria de los Tercios en la batalla de Pavía (1525), donde cayó prisionero el rey francés, se conquistó el Milanesado (región de Milán), integrándose en la Monarquía Hispánica. Francisco I se alió con el papa Clemente VII para recuperarlo, y como respuesta tuvo lugar el saqueo de Roma (1527) por las tropas de Carlos V. Si bien los enfrentamientos continuaron, hasta que los franceses renunciaron definitivamente a Milán en la Paz de Crepy (1544).
Imperio Otomano
Desde la conquista de Constantinopla (1453), los turcos comenzaron a suponer una amenaza para los reinos europeos, ya que habían comenzado a expandirse por Europa y el Mediterráneo, tomando toda la región de los Balcanes, liderados por el sultán *Solimán el Magnífico*. Para Carlos V, no solo se trataba de una amenaza geopolítica, sino de un peligro a la unidad del cristianismo, de la que pretendía ser el defensor en Europa. Carlos V emprendió dos ataques contra estos:
- Campaña de Túnez (1535): Donde logró expulsar a Barbarroja, quien controlaba la región, aliado con los turcos.
- Campaña de Argel (1541): Territorio también bajo dominio turco, fracasando en esta ocasión.
El Protestantismo
En 1517, el monje alemán Martín Lutero publicó sus 95 tesis en la Iglesia de Wittemberg, donde condenaba el comportamiento pecaminoso del clero (especialmente la venta de indulgencias), además de proponer algunas modificaciones teológicas (*sacerdocio universal*, *sola scriptura*, etc.). Sus ideas se expandieron rápidamente por el Sacro Imperio, adoptándola incluso algunos príncipes. Ello suponía otra amenaza a esa unidad católica que tanto abanderaba Carlos V, por lo que pondría mucho empeño en combatirlo. Primero trató de hacerlo pacíficamente, condenando al luteranismo como una herejía en la Dieta de Worms (1521). No obstante, no logró en absoluto frenar su expansión, por lo que se pasó a un enfrentamiento armado, derrotando a los principales protestantes, organizados en la Liga de Esmalcalda, en la batalla de Mühlberg (1547). A pesar de la derrota militar, el luteranismo seguía expandiéndose, traspasando incluso las fronteras alemanas. Ante esta situación, Carlos V terminó por aceptarlo en la Paz de Augsburgo (1555), donde se reconoció el luteranismo como religión oficial en aquellos territorios del Imperio donde el príncipe lo profesase.
División del Imperio
Agotado de tantas guerras, y viendo frustrado su sueño de la Monarquía Universal, tras esa Paz de Augsburgo (1555), Carlos V abdicó en 1556, retirándose en Yuste (Extremadura), hasta su fallecimiento en 1558. Al abdicar dividió sus territorios en dos, consciente de la complejidad de dirigir tan vasto territorio: a su hermano Fernando, le otorgó el trono Imperial y los territorios austríacos, mientras que a su hijo Felipe, le cedió los territorios hispánicos y borgoñones.
Felipe II (1556-1598)
Felipe heredó de su padre el imperio más grande y poderoso del momento, manteniendo la hegemonía durante su reinado y expandiendo aún más sus fronteras. Por otro lado, fue un rey mucho más castellanizado, nació y se educó en España, asentando definitivamente la capital en Madrid (1561), donde permanecería casi todo el tiempo, encerrado en el Monasterio de El Escorial, atendiendo a sus asuntos imperiales.
Política Interior
Internamente, fue un rey muy preocupado por la defensa del catolicismo. En esta línea, destacan los *Índices de libros prohibidos*, así como la persecución a la herejía mediante el tribunal de la Santa Inquisición. Además, debió hacer frente a varias revueltas internas, siendo la más relevante la Rebelión de las Alpujarras (1568-1571). En esta región de Granada, residían muchos moriscos, convertidos tras la época de los Reyes Católicos, pero las sospechas de su falsa conversión, así como de ser aliados de turcos y los piratas berberiscos, los llevaron a ser bastante perseguidos. Esta discriminación motivó su levantamiento en 1568, liderada por Abén Humeya, llegando a controlar algunos pueblos y proclamarse como califa. No obstante, la rebelión fue reprimida por el general Juan de Austria, hermano del rey y su “mano derecha” militar.
Política Exterior
Felipe II abandonó esa idea de Monarquía Universal y se centró en la defensa de su Imperio y en mantener la hegemonía. Pasó de esa política ofensiva de Carlos V a una más defensiva, aunque igualmente estuvo continuamente metido en guerras. Además, bajo su reinado se ampliaron las fronteras alcanzando el Imperio Español su máxima expansión:
- Conquista de Filipinas: Iniciada en 1565 por López de Legazpi, con relativamente poca resistencia.
- Anexión de Portugal (1580): Al morir sin descendencia el rey portugués Sebastián I, Felipe II aprovechó para declararse rey, al ser hijo de Isabel de Portugal.
Francia
Continuaron las tensiones con los franceses iniciadas por su padre, a los que derrotó en la batalla de San Quintín (1557). Tras esta se firmó la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), que a diferencia de las anteriores tenía un verdadero carácter conciliador: Felipe II se casó con la princesa francesa Isabel de Valois, y les apoyó en las guerras de religión, conflicto interno francés entre la monarquía y rebeldes calvinistas. No obstante, la subida al trono del calvinista Enrique IV revivió los conflictos, terminando con la Paz de Vervins (1598) y la conversión al catolicismo del monarca.
Imperio Otomano
Los turcos continuaban expandiéndose por el Mediterráneo, aliados con los piratas berberiscos, que saqueaban constantemente barcos europeos. Para enfrentarlos, se formó la Liga Santa, integrada por la Monarquía Hispánica, Venecia y la Santa Sede, la cual los derrotó en la batalla naval de Lepanto (1571), al mando de Juan de Austria. Ello frenó su avance, pero no el fin de la amenaza turca en el Mediterráneo.
Flandes
La hispanización del Imperio por parte de Felipe II intensificó los sentimientos independentistas en la región. Al malestar político se sumaba el religioso, ya que las provincias del norte habían adoptado el calvinismo, lo que, junto a la presión fiscal, motivó el estallido de revueltas. El rey mandó al duque de Alba a reprimirlas, creando el Tribunal de los Tumultos, que sentenció cientos de condenas a muerte. Ello intensificó aún más las tensiones, estallando en 1568 abiertamente la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648). Los flamencos fueron liderados por Guillermo de Orange, mientras que Felipe II envió a los Tercios, liderados por sus mejores generales: Juan de Austria y Alejandro Farnesio, quienes consiguieron importantes victorias. Además, las provincias del sur católico (actual Bélgica) se unieron en 1579 (*Unión de Arrás*), y juraron lealtad al rey, a cambio de mantener su autonomía. Así, para 1580, la guerra parecía inclinarse a favor de España, pero la intervención de Inglaterra en el conflicto, apoyando a los flamencos, invirtió la situación. Las provincias del norte consiguieron, de facto, su independencia, denominándose como *Provincias Unidas*, en forma de república, y convirtiéndose en una de las principales potencias marítimas.
Inglaterra
Cuando Felipe II subió al trono, las relaciones con Inglaterra eran excelentes ya que estaba casado con la reina inglesa María I Tudor. Sin embargo, tras su muerte en 1558, y la subida al poder de su hermana Isabel I, de religión anglicana, la situación cambió completamente: las tensiones aumentaron, sobre todo cuando Inglaterra empezó a apoyar a los rebeldes flamencos contra España. Además, Inglaterra estaba comenzando a convertirse en una potencia marítima, y rechazaba el monopolio comercial que España ejercía sobre América, por lo que comenzó a lanzar ataques corsarios contra barcos españoles. En este contexto, Felipe II, a pesar de su política defensiva, declaró la guerra a Inglaterra, organizando una invasión de la isla en 1588, mediante una enorme flota, la denominada *Armada Invencible*. No obstante, debido a una serie de errores y a un fuerte temporal, la empresa resultó un fracaso, y fueron derrotados duramente por los ingleses.
Tras Felipe II, comenzaría el declive de la Monarquía Hispánica, sucedido por los siguientes reyes.
Los Austrias Menores: El Inicio del Declive
Felipe III (1598-1621)
A la muerte de Felipe II (1598), su hijo Felipe III heredó el imperio más extenso y poderoso del momento, y trató de mantener la hegemonía de sus antecesores, mediante una política *pacifista*.
Política Interior
Destacó por la introducción de la figura del *valido*, persona de máxima confianza del rey, quien gobernaba en su nombre y tomaba las principales decisiones políticas. Se trataba de un cargo extraoficial, no regulado dentro de la administración, que dependía totalmente de la voluntad del monarca, quien solía elegir a figuras muy preparadas y formadas. El valido de Felipe III fue el duque de Lerma.
El episodio más relevante a nivel interno fue la expulsión de los moriscos (1609). Como mencionábamos: esta población provocaba recelos entre la mayoría cristiana, sospechosos de falsa conversión y de ser aliados de turcos y berberiscos, además de su falta de integración, pues seguían manteniendo sus lenguas, costumbres, vestimentas, etc. En este contexto, Felipe III comenzó a decretar en 1609 una serie de ordenanzas para su expulsión. Aunque se eliminó el problema, las consecuencias económicas y demográficas fueron bastante negativas, especialmente para Valencia donde suponía una parte importante de la población, ya que supuso la expulsión de casi 300.000 individuos, dejando algunos pueblos y comarcas completamente despoblados.
Política Exterior
A diferencia de sus antecesores, aplicó una política pacifista, convencido de que mantener tantos conflictos abiertos constantemente llevaría inevitablemente al reino a la ruina, pues había heredado la Hacienda deficitaria de Felipe II, quien a finales de su reinado había alcanzado la bancarrota. Así, firmó la paz con los dos conflictos que tenía abiertos, en una etapa denominada como *Pax Hispánica*:
- Paz de Londres (1604): Con Inglaterra, sin cesión alguna de territorios.
- Tregua de los Doce Años (1609): Con las Provincias Unidas, en la Guerra de los Ochenta Años. No suponía el fin del conflicto, sino un cese temporal de las hostilidades.
Felipe IV (1621-1665)
Subió al trono al morir su padre en 1621, con tan solo 16 años de edad. Bajo su reinado, comenzaría verdaderamente la decadencia de la Monarquía Hispánica; se asistió a fuertes crisis, derrotas militares y pérdidas territoriales. Asimismo, su mandato se caracterizó por el intento de reformas, de mano de su valido Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares.
Política Interior
Destacó ante todo el intento reformista de Olivares, que tenía como objetivos recuperar la hegemonía internacional y mejorar la eficacia de la administración. Para ello, tendió a la centralización y la unificación, buscando acabar con esa diferencia de leyes e instituciones en cada reino, que caracterizaba a la Monarquía Hispánica. Estas reformas las planteó en su *Gran Memorial* (1624), entre las que se destacan la creación de dos nuevas instituciones:
- Unión de Armas: Ejército permanente de unos 140.000 hombres, integrado por milicias de todos los reinos y sostenido por todos ellos.
- Juntas: En sustitución de los consejos, más técnicas y especializadas, buscando ser lo más eficientes posibles (más cercanas a los ministerios actuales).
Si bien las dificultades económicas que atravesaba la monarquía, junto a la oposición de muchos de los reinos, recelosos de perder su autonomía, impidieron su aplicación.
La Crisis de 1640
En 1640, estallaron revueltas por casi todos los territorios europeos de la Monarquía Hispánica:
- Cataluña: Fue la que inició las revueltas. Las pretensiones centralistas de Olivares venían generando muchas tensiones en la región, recelosa de perder su autonomía e identidad, que estallaron con la guerra hispano-francesa (1635-1659), que se estaba desarrollando prácticamente en suelo catalán. Así, en junio de 1640, tuvo lugar una sangrienta revuelta (el *Corpus de Sangre*), donde se llegó a asesinar al virrey catalán. Francia apoyó a los sublevados, con el objetivo de debilitar a España, pero finalmente fueron derrotados, reconociendo en 1652 la soberanía de Felipe IV.
- Portugal: Desde que Felipe II se proclamase rey de Portugal en 1580, y este pasase a integrarse en la Monarquía Hispánica, habían existido sentimientos independentistas por buena parte de la población. Así, aprovechando el clima de revuelta, Juan IV se proclamó rey de Portugal, consiguiendo su independencia tras una guerra con España.
- Otras regiones: En otras regiones como Andalucía, Navarra, Nápoles o Sicilia también estallaron revueltas similares, aunque con un carácter más social, debido a la difícil situación económica que atravesaba el país.
Aunque salvo la portuguesa, ninguna de estas revueltas tuvo éxito, supusieron el fracaso de Olivares y de su proyecto centralizador y reformista, terminando por dimitir en 1643, sucediéndole su sobrino Luis de Haro, como valido.
Política Exterior
Como mencionábamos, uno de los objetivos de Olivares y Felipe IV fue recuperar la hegemonía que la Monarquía Hispánica había disfrutado durante el siglo XVI, volviendo a aplicar una política ofensiva. No obstante, solo encontró derrotas y pérdidas territoriales, sumiendo definitivamente al Imperio Español en la decadencia. Los conflictos más relevantes fueron:
- Guerra de los Ochenta Años (1568-1648): Justo al acceder al trono, en 1621, finalizó la Tregua de los Doce Años, iniciada por Felipe III. Aunque al principio obtuvieron algunas victorias, como la toma de Breda, dirigida por el general Spínola (inmortalizada en el cuadro de *Las Lanzas* de Velázquez), para 1648 la derrota fue evidente. Así, dicho año, mediante la Paz de Westfalia, se terminó reconociendo la independencia de las Provincias Unidas, que, de facto, llevaban décadas siendo una rica y poderosa república.
- Guerra de los Treinta Años (1618-1648): En 1618, estalló en el Sacro Imperio Romano Germánico un conflicto entre los principados protestantes y católicos, que terminó afectando a toda Europa, ya que países como España intervinieron apoyando a los católicos, mientras que Suecia o las Provincias Unidas hicieron lo propio con los protestantes. Francia, aunque católica, apoyó también a los protestantes, con el objetivo de debilitar a los Habsburgo y a España, ocasionándoles severas derrotas como la batalla de las Dunas (1639) y Rocroi (1643). La guerra finalizaría sin ningún vencedor claro con la Paz de Westfalia (1648).
- Guerra Hispano-Francesa (1635-1659): A pesar de la Paz de Westfalia, la guerra entre Francia y España continuó, hasta la derrota española, plasmada en la Paz de los Pirineos (1659). En esta, España cedió a Francia los territorios catalanes del Rosellón y la Cerdaña, además de algunas ciudades flamencas. Pero lo más importante fue que reflejaba la nueva situación europea: el declive de la Monarquía Hispánica y la emergencia de la Francia de Luis XIV como nueva potencia.
Carlos II (1665-1700)
Al morir Felipe IV, su hijo Carlos II fue declarado rey con tan solo cuatro años de edad, siendo su madre Mariana de Austria quien se encargó de la Regencia. Durante toda su vida, sufrió problemas psicológicos y de salud, por lo que se mantuvo siempre alejado del poder, ejerciéndolo sus validos y ministros, como su hermanastro Juan José de Austria, quienes habrían de enfrentar un Imperio en decadencia.
- Política Interior: Hubo de enfrentar algunas revueltas internas, como la Segunda Germanía (1693) en Valencia, o el motín de los gatos (1699) en Madrid, las cuales mostraban la debilidad real y el descontento social.
- Política Exterior: Se enfrentó hasta cuatro veces con la Francia de Luis XIV, resultando derrotado en todas, siendo la consecuencia más relevante la Paz de Nimega (1678), donde asumió la pérdida del Franco Condado.
En 1697, con el rey muy enfermo y sin descendencia, estalló el problema sucesorio, siendo los principales candidatos a herederos:
- Felipe de Borbón, francés, nieto de Luis XIV y bisnieto de Felipe IV.
- Carlos de Habsburgo, austríaco, bisnieto de Felipe III.
A su muerte en 1700, estallaría una guerra entre ambos pretendientes, la Guerra de Sucesión española (1701-1715), de la que saldría victorioso Felipe, introduciendo la dinastía Borbón en España.
Conquista y Colonización de América
Tras el mencionado descubrimiento del continente americano por Cristóbal Colón, para los Reyes Católicos, tuvo lugar un período de conquista, donde gran parte del continente pasó a integrarse en la Corona de Castilla, haciendo del Imperio Español el más extenso hasta el momento.
Fases de la Conquista
El proceso de conquista siguió tres grandes fases:
- Antillas (1492-1519): Entre la llegada de Colón al continente y la fundación de Panamá, se fueron conquistando todas las islas del Caribe. Allí se ensayó el modelo económico y político que luego se implantaría en el continente. Durante esta etapa falleció prácticamente la totalidad de indígenas caribeños, debido principalmente a factores epidemiológicos.
- Grandes Imperios:
- Azteca (1519-1521): En la zona del actual México, los aztecas habían constituido un gran imperio, sometiendo a otros pueblos vecinos (como los tlaxcaltecas). Hernán Cortés lo conquistó aliándose con muchos de estos pueblos.
- Inca (1530-1531): Asimismo, los incas habían establecido un vasto imperio por toda la cordillera andina. En 1531, Francisco Pizarro y Almagro derrotaron al último gobernador Atahualpa, integrando sus territorios en la Monarquía Hispánica.
- América marginal (segunda mitad del XVI): Una vez conquistados los grandes imperios, desde allí se exploró y conquistó el resto del territorio, como el Amazonas, las zonas del actual Chile y Argentina, y Norteamérica.
Las conquistas se realizaron mediante iniciativa privada, a través de las capitulaciones. Estas se trataban de acuerdos donde la Corona otorgaba licencia a un particular para que conquistase tierras para ella, a cambio de algunos privilegios: tierras, cargos y/o encomiendas. Así, apenas suponían costes ni riesgos para la Corona, mientras que muchos aventureros, como los mencionados (Cortés, Pizarro, etc.), se lanzaron a la conquista, con la ambición de prosperar.
Factores que facilitaron la Conquista
En cuanto a los factores que facilitaron la conquista, tradicionalmente se había aludido casi exclusivamente a la superioridad armamentística española, conocedora de armas de fuego y en general armamento más desarrollado. No obstante, esta superioridad se podría haber visto compensada con la superioridad numérica de las sociedades indígenas, así como por su mayor conocimiento del territorio, por lo que estudios más recientes han puesto el foco en otras cuestiones:
- Conflictos internos de las sociedades prehispánicas: Como el enfrentamiento de otros pueblos nativos con los grandes imperios, o los conflictos sucesorios, como el que estaba atravesando el Imperio Inca.
- Impacto psicológico: La llegada de los españoles con armamentos y animales (caballo, perro, etc.), totalmente desconocidos para estas sociedades, supuso un *shock* para aquellas. Además, muchas tenían profecías apocalípticas en su mitología, e identificaron con estas a los españoles.
- Impacto epidemiológico: La importación de enfermedades totalmente desconocidas para los sistemas inmunológicos indígenas provocó la muerte de muchos de ellos, especialmente en las Antillas.
Gobierno y Administración
Incorporados a la Corona de Castilla, para su gestión se crearon dos instituciones fundamentales:
- El Consejo de Indias: Como parte de ese sistema de consejos que conformaba la Monarquía Hispánica, se encargaba de gestionar el gobierno y la justicia de las Indias.
- La Casa de la Contratación: Con sede en Sevilla, se encargaba principalmente de regular el comercio con las colonias. (Su sede es el actual Archivo de Indias, frente a la Catedral).
Asimismo, en los territorios americanos, se crearon algunas instituciones, destacando:
- Virreinatos: División territorial del continente, al mando de un virrey, *alter ego* del monarca, con funciones ejecutivas, militares, judiciales, religiosas, etc. En principio se crearon dos: Nueva España (México, Centroamérica y Filipinas) y Perú (Sudamérica).
- Cabildos: Similares a los castellanos, para la administración local.
Explotación de Recursos y Economía Colonial
Se impusieron unas relaciones coloniales, donde las Indias abastecían de materias primas a la metrópolis, que posteriormente les vendía sus productos manufacturados, bajo un régimen de monopolio comercial. Las dos principales fuentes de explotación fueron:
- La minería: En principio, durante la etapa antillana, se priorizó el oro, pero tras la conquista del continente comenzó el ciclo de la plata. Esta se extraía en las minas de Potosí (Perú) y Zacatecas (Nueva España). Para la extracción de plata se empleaba el sistema de la *mita*, de origen prehispánico, basado en el trabajo forzado y rotatorio a cambio de un salario. Las condiciones fueron bastante duras, provocando un fuerte impacto en la población indígena, con miles de fallecidos.
- La agricultura: Se empleó el sistema de *encomienda*, mediante el cual se le otorgaba a un colonizador la custodia de un grupo de indígenas, a los que debía proteger y evangelizar. A cambio, estos debían entregarle parte de su cosecha como tributos. En cuanto a los cultivos, serán principalmente productos autóctonos (desconocidos hasta entonces por los europeos): maíz, cacao, tomate, pimiento, tabaco, calabaza, etc.
Sociedad Multiétnica y Mestizaje
Tras la conquista se formó una sociedad multiétnica y multicultural, siendo los principales grupos:
- Españoles: Por un lado, estaban los nobles, que ocuparían altos cargos. Además de muchos campesinos e hidalgos, que marcharían con la ambición de escalar socialmente.
- Afrodescendientes: Importados desde África como mano de obra esclava, para suplir el descenso demográfico indígena. En zonas como las Antillas serían la mayoría de la población.
- Indígenas: La gran mayoría de la población, empleada como mano de obra no esclava. Sufrió una elevada mortalidad, principalmente por el ya mencionado factor epidemiológico, además de las guerras de conquista y las duras condiciones de trabajo.
Algunos misioneros denunciaron los abusos a los que fueron sometidos los indígenas al inicio de la Conquista. El más relevante fue fray Bartolomé Las Casas, quien consideró que los indios eran seres libres y racionales, y por tanto susceptibles de tener derechos. Influyó en la redacción de las Leyes Nuevas (1542), donde se reconocía el derecho de los indígenas, prohibiendo su esclavitud, aunque estas no siempre fueron cumplidas, debido a la ambición de muchos encomenderos y la incapacidad de la Corona de controlar un territorio tan amplio. Consecuencia inevitable de esa sociedad multiétnica fue el mestizaje, entre españoles e indígenas, así como entre españoles y africanos (*mulatos*) y africanos e indígenas (*zambos*). A ello se sumó el *criollismo*, hijos de españoles nacidos en América, que fueron desarrollando una identidad propia, distinta de la de los peninsulares.
Sociedad, Economía y Cultura en la Monarquía Hispánica
Evolución Demográfica
El siglo XVI fue un siglo de crecimiento demográfico, especialmente en la Corona de Castilla, debido principalmente a la prosperidad económica. No obstante, durante el XVII, se asistió a un acusado descenso demográfico, debido a las epidemias de peste y las crisis económicas. Esta caída se dio en toda Europa, pero fue más significativa en España, donde fue más acentuada la crisis, además del desastre demográfico que fue la expulsión morisca de 1609. La mayoría de la población residía en el campo, siendo pocas las ciudades que superaban los 25.000 habitantes, la mayoría en Castilla (Valladolid, Toledo, Valencia, etc.). Sevilla es importante por su papel de puerta hacia América.
La Sociedad Estamental (Siglos XVI-XVII)
Como todo reino del Antiguo Régimen, la sociedad se organizaba en estamentos, en privilegiados y no privilegiados. Los privilegiados no pagaban impuestos, recibían tributos, tenían su propia justicia y ostentaban los altos cargos, entre otras ventajas sociales. Lo componían:
- Nobleza (5% de la población): Dividida entre alta nobleza (Grandes de España), élite política y económica, poseedores de grandes territorios; y la baja nobleza (hidalgos) de condición mucho más humilde.
- Clero (entre un 5-10%): Se dividía también en alto clero (cardenales, obispos, etc.) con condiciones similares a la nobleza, y bajo clero (curas, frailes, etc.) que vivían de forma más precaria, más cercana a los campesinos.
Por su lado, los grupos no privilegiados agrupaban a la inmensa mayoría de la población, que pagaba impuestos y estaba sujeta a la justicia ordinaria. Los grupos principales serán:
- Campesinos: Grupo muy numeroso y heterogéneo, solo una minoría, propietaria de la tierra, disfrutaba de buenas condiciones de vida, mientras que la mayoría vivía en situaciones precarias.
- Burguesía: Residía en las ciudades, dedicada principalmente al comercio. Estos podían alcanzar grandes riquezas, superando algunos incluso a la nobleza.
En esta categoría se incluyen también a los marginados sociales: mendigos, pícaros y minorías étnicas, como judeoconversos o moriscos.
Economía y Crisis del Siglo XVII
El siglo XVI, en general, fue un siglo de crecimiento y expansión, motivado por el aumento demográfico y el desarrollo comercial gracias a la conquista americana, siendo Castilla la que gozó de mayor crecimiento. La agricultura fue el sector predominante, ocupando a la mayoría de la población. Fue tradicional, cultivando principalmente la tríada mediterránea (trigo, vid y olivo), además de los productos mencionados importados de América. La industria también aumentó su producción, siendo la más relevante la textil, aunque fue el comercio el sector que registró un mayor desarrollo. Especialmente con la *Carrera de Indias*, intercambio monopolizado y controlado por el Estado con las colonias. Las colonias importaban metales preciosos y exportaban productos manufacturados. Para protegerse de la piratería, se estableció una ruta fija protegida por la Armada.
Si bien, durante el XVII se asistió de nuevo a un período de crisis, que como decíamos fue especialmente intensa en España, coincidiendo con la decadencia política. La industria textil se vio gravemente afectada, ya que la competencia extranjera, con precios más competitivos, provocó una bajada de la demanda. Así como la agricultura, afectada por las malas cosechas y la disminución de la demanda. Ello coincidió con una disminución en la llegada de metales preciosos de América, ya que gran parte de ellos iban destinados a pagar las deudas de la monarquía o a comerciantes extranjeros. Asimismo, dicho siglo la Hacienda sufrió una crisis, debido al gasto incesante y a la disminución de los ingresos, con constantes bancarrotas. Para tratar de paliarlo, se recurrió a la venta de *juros* (deuda pública), y la emisión de una moneda de poca calidad, el *vellón*, los cuales terminarían aumentando la inflación.

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