13 Sep

Angustia en Psicoanálisis: Tipos y Manifestaciones

La angustia es un estado afectivo caracterizado por sensaciones de placer-displacer, acompañadas de inervaciones de descarga y percepción. En psicoanálisis, se distinguen dos tipos principales de angustia, asociadas a diferentes etapas del desarrollo:

Angustia Automática

  • Es una invasión cuantitativa del sistema que el yo padece.
  • Representa la angustia del nacimiento, considerada el arquetipo de toda situación de peligro.

Angustia Señal

  • Funciona como una alerta de peligro que el yo produce y siente.
  • A esta categoría pertenece la angustia de castración, que en los niños representa un peligro pulsional interno.
  • Es una condición y preparación para una situación de peligro objetiva externa: la castración.
  • Además, es la responsable de la represión que caracteriza el período de latencia.
  • Esto se debe a que, tras el descubrimiento de la diferencia sexual genital, la amenaza de castigo impuesta por los adultos ante las conductas masturbatorias del niño (quien se encuentra en el complejo de Edipo) cobra un valor real, presentándose como castración. Los niños pueden llegar a creer que las niñas tuvieron pene, pero fueron castradas al no renunciar a dichas conductas.
  • En el caso de las niñas, la angustia señal también se manifiesta, siendo crucial la incidencia de la ecuación del amedrentamiento externo que amenaza con la pérdida de ser amada.
  • La ausencia de angustia señal implicaría una falta de motivo para la instalación del superyó, ya que la finalización del Complejo de Edipo es un factor fundamental para su constitución.

La Fase Fálica y el Complejo de Edipo

La fase fálica se caracteriza por la elección de objeto hacia el cual se dirigen las aspiraciones sexuales. Durante esta fase, los niños atraviesan el Complejo de Edipo, donde se refuerzan las investiduras libidinales hacia la madre, y se percibe al padre como un obstáculo en la satisfacción de sus deseos.

Esta fase se rige por el primado del falo, es decir, los niños reconocen un único genital y le atribuyen el pene a todos los objetos de su alrededor, sean humanos o no. Esto es consecuencia del desconocimiento de la vagina y del valor fecundante del semen. Aunque los niños reconocen tempranamente las diferencias externas entre hombres y mujeres, no las asocian a una diversidad de órganos genitales.

Descubrimiento de la Diferencia Sexual y Angustia de Castración

La primera reacción de los niños frente al descubrimiento de la falta del pene en las niñas es desconocer la falta: creen verlo a pesar de todo. Luego, piensan que ya les crecerá y, finalmente, concluyen creyendo que estuvo, pero fue removido por castración.

Esta suposición se debe a que, ante sus conductas masturbatorias, el adulto expresa su desaprobación, a veces con amenazas de castigo. Por ello, el niño asume que las niñas fueron castradas al no abandonar dichas conductas. A partir de esto, la amenaza cobra un valor real, generando la angustia de castración.

Ante esta angustia, el niño renuncia a las investiduras libidinales hacia la madre con el fin de preservar su pene (una decisión narcisista), lo que da lugar al sepultamiento del Complejo de Edipo. Es a partir de este sepultamiento que finaliza la fase fálica, dando comienzo al período de latencia y constituyendo el Superyó (heredero del Edipo).

Esta fase permite captar el impacto traumático de la percepción de la diferencia sexual en un psiquismo en constitución. Como sustitución de la carencia, el niño cree que la mujer tiene un hijo a cambio del pene. Generaliza esto al descubrir que solo las mujeres pueden parir, inventando la teoría de la cloaca (un hijo viene del intestino de la madre y es parido por el ano). Por último, al llegar al convencimiento definitivo de que la mujer está castrada, surge el menosprecio u horror hacia ellas.

Yago Franco: Estructuración del Psiquismo y el Rol de la Ternura

Yago Franco aborda las fases de la estructuración del psiquismo, destacando la importancia del dispositivo de ternura en la primera etapa. Este dispositivo instala al sujeto en un lugar de reconocimiento para la madre como alguien separado de ella, lo que va de la mano con la interrupción de la sexualidad del otro.

Franco sostiene que debe existir un deseo de la madre por fuera del deseo por el infante. Esto abre el esquema tradicional del Complejo de Edipo, un punto fundamental de incidencia de la sociedad en la socialización de la psique. Aquí influyen:

  • La significación social asignada a la madre y al padre.
  • La diferencia sexual anatómica.
  • Lo prohibido y lo permitido.

Esto incluye la prohibición del incesto, cuya prohibición fundamental es la de la madre de reintegrar su producto, es decir, de tomar al infante como aquello que la completa y retenerlo en su deseo. Esta prohibición es lo que la ubica como castrada.

Finalmente, el autor remarca que una prohibición por sí misma no instituye nada. Lo fundamental, que afecta tanto al objeto como al infante, es el pacto o alianza que tiene como motor concertar el amor del objeto amado a cambio de la renuncia a los deseos incestuosos.

Vulnerabilidad: Concepto y Manifestaciones en la Infancia

La noción de vulnerabilidad alude, en términos generales, a la falta de garantías, la fragilidad y las dificultades para sostenerse a sí mismo o a otro.

La Vulnerabilidad desde la Perspectiva de R. Castel

R. Castel, escribiendo desde la realidad de los países centrales, destaca que el ser humano en sus primeros tiempos necesita la ayuda del “auxiliar ajeno” para sobrevivir y desarrollarse, ya que el lactante se halla imposibilitado de ejercer la acción específica. Es en este escenario de dependencia fundante donde se constituye el psiquismo, en un contexto intersubjetivo marcado por el posicionamiento asimétrico del adulto que sostiene al infante.

Existe un estado de vulnerabilidad que pueden experimentar niños y niñas al cuidado de “adultos fragilizados” que no pueden sostener ni contener a sus hijos/as, perdiendo la necesaria asimetría de la crianza. Ante la ausencia de una figura maternante de sostén, los infantes sienten desvalimiento al no recibir la ayuda del auxiliar externo para salir del estado de tensión de la necesidad, conocido como impotencia (Ej.: bebés que sufren desatención frecuente).

Esta función de sostén puede estar delegada en un grupo de personas (líder comunitario, abuelos/as, maestros/as), lo cual redunda en beneficio de niños y niñas, así como de las familias que se apoyan en esa red.

Una forma particular de evidenciarse la ausencia del adulto y su función de sostén ocurre cuando niños y niñas, aún necesitados de cuidado, permanecen solos muchas horas en el hogar. Esto los posiciona en una situación de soledad y riesgo. Ragatke y Toporosi reflexionan sobre los efectos negativos que esta circunstancia podría tener en la capacidad de los niños y niñas para disfrutar de estar solos y contar con recursos psíquicos para una actividad más autónoma.

Esta situación de permanencia de niños y niñas solos en sus hogares puede dar lugar a la sustitución momentánea de las figuras parentales de cuidado por formas de organización entre vecinos o instituciones comunitarias, que generan verdaderas redes e involucran a diversos referentes sociales.

Se considera importante profundizar en la noción de vulnerabilidad en la infancia, ya que la práctica del psicólogo o psicóloga se ve interpelada por diversas situaciones en las que esta se manifiesta. Entender la dinámica de los procesos que generan vulnerabilidad permite desarrollar intervenciones específicas desde una posición ética que considere a niños y niñas como sujetos de derecho.

R. Castel: Vulnerabilidad Social y Desafiliación

R. Castel, desde la realidad de los países centrales, desnaturaliza la cuestión de la desigualdad social. Postula que las situaciones de marginalidad o desafiliación se explican por procesos de expulsión propios de determinados modos de funcionamiento de la sociedad.

Para definir una situación de vulnerabilidad, Castel toma en cuenta la posición de los sujetos en relación a dos ejes:

  1. Integración a través del trabajo.
  2. Inscripción relacional que logran los sujetos (vínculos familiares y sociales).

A partir de estos dos ejes, define zonas en las que un sujeto, familia o comunidad puede estar ubicado:

  • Zona de integración: Caracterizada por trabajo estable e inserción relacional fuerte.
  • Zona de vulnerabilidad: Caracterizada por trabajo precario y fragilidad relacional.
  • Zona de desafiliación o marginalidad: Caracterizada por desocupación laboral y aislamiento social.

Castel define la vulnerabilidad como «la condición de fragilidad en lo social que deja expuesto al sujeto al riesgo de la desafiliación, ambas concebidas como efecto de un modo de constitución de lo social». Afirma que las operaciones sociales de expulsión se encuentran en la base de la exclusión social. Se trata de procesos de interjuego de fuerzas en lo social que pueden tener un carácter móvil, es decir, el excluido puede volver a una condición de integración o permanecer como excluido.

Diferencia entre Pobreza y Vulnerabilidad

Castel diferencia la pobreza de la vulnerabilidad:

  • La vulnerabilidad supone procesos de precarización del trabajo y de fragilidad relacional, vinculándose con la expulsión hacia un estado de exclusión.
  • La pobreza se refiere a estados de desposesión material y cultural que no necesariamente atacan procesos de filiación y horizontes futuros.

El autor incluye a los migrantes como población vulnerable debido a la desintegración del vínculo familiar y la carencia de red social.

Gladys Leoz: La Función Subjetivante del Jugar y las Pantallas

Gladys Leoz (2013) postula que, en el proceso de constitución subjetiva, intervienen los modelos de las funciones materna y paterna, así como otros que se suman a lo largo de la vida. Todos estos están atravesados por variables históricas y culturales, lo que lleva a que los procesos de subjetivación infantil adopten formas singulares en cada sociedad.

La modernidad líquida (o posmodernidad) no implica la extinción de los elementos propios de la modernidad, sino una coexistencia y convivencia de modo singular. La realidad puede ser entendida como un campo de tensiones, con un constante interjuego entre los modos vinculares, herramientas y producciones culturales de estas posiciones.

Nativos Digitales e Inmigrantes Digitales

Leoz se vale de los conceptos de «nativos digitales» e «inmigrantes digitales» para describir estas dinámicas:

  • Nativos digitales: Son quienes nacen en la modernidad líquida (o posmodernidad). Su devenir subjetivo y sus modalidades de lazo social están impregnados de esta ideología: niños y adolescentes con un modo de vida, aspiraciones y adquisiciones tecnológicas acordes a una modalidad fluida.
  • Inmigrantes digitales: Representan la generación adulta inmersa en el mismo contexto. Se encuentran seducidos o forzados a consumir herramientas tecnológicas, buscando no quedar excluidos del sistema.

El Papel del Adulto en el Uso de la Tecnología por Niños y Adolescentes

Si consideramos las nuevas tecnologías de la información, juego y comunicación como las herramientas culturales específicas de las nuevas generaciones, el rol del adulto es crucial:

  • Una posición reactiva por parte del adulto, que prohíba o censure su utilización, excluiría a niños y adolescentes de las herramientas culturales propias de su generación, lo que atentaría contra sus posibilidades de subjetivación y de armado de lazo social.
  • Sin embargo, el descuido en las formas de acceso y uso sin restricciones puede dejar a niños y adolescentes a merced de una masa de estímulos y manipulaciones difíciles de significar por ellos mismos.
  • Así como no todos los juegos y juguetes «tradicionales» son adecuados para cualquier niño o edad, tampoco lo son los juegos y juguetes tecnológicos.
  • Al adulto le compete adentrarse en este universo para acompañar y ayudar a seleccionar las propuestas mediáticas que propicien la imaginación, la simbolización, el lazo con otros y la creatividad.

Silvia Bleichmar: Nuevas Tecnologías y Modos de Subjetividad

Silvia Bleichmar define al ser humano como un «desprendimiento carnal y amoroso de otro ser humano». Afirma: «No me es dado hablar de productos con características humanas destinadas a otro fin que no sea este absurdo a-funcional que es la existencia misma».

Bleichmar considera el aparato psíquico compuesto por residuos inconscientes y las problemáticas del yo. Concibe al yo como un «residuo identificatorio», que reconfigura y metaboliza las acciones y significaciones deseantes operadas por el otro de los cuidados sobre el sujeto. También postula que se establece una suerte de fijación de la imagen, la cual garantiza la permanencia del sujeto.

La autora se pregunta si los nuevos modos de organización de la información en nuestra tecno-existencia se traducen en:

A) Un Cambio en el Modo de Percibir la Realidad

Los niños y adolescentes, inmersos en la informática, capturan de modo inmediato y sincrónico las posibilidades de una imagen, componiendo de forma diversa las secuencias de imágenes. Se atienen más a la imagen que al relato. Sin embargo, siguen construyendo sentidos y articulando secuencias, es decir, lo diacrónico sigue presente. Aunque conectados a canales simultáneos de información que les permiten acceder a datos insospechados, lo esencial es que seguirán guiando su búsqueda por preocupaciones singulares y procesarán la información según los modos que su subjetividad les imponga. Este modo de procesamiento inmediato y sincrónico, no opera cuando se trata de percibirse a sí mismos en el mundo como una Gestalt recortada y sufriente.

B) Preocupaciones e Interrogantes «de Base» Diferentes

Para Silvia Bleichmar, los enigmas y preocupaciones de base no cambian. La tecnología no altera, hasta el momento, las preocupaciones fundamentales. En los límites de la tecnología, «la vida y la muerte se plantean como los ejes que aún atraviesan la tecno-existencia». La memoria implantada, vivencial y humana, abre las posibilidades de todos los sentimientos, incluido el amor al semejante y el dolor que lo acompaña.

Cada cambio tecnológico es procesado en el interior de un aparato psíquico donde los tiempos anteriores coexisten con los nuevos, «porque los modos vivenciales de las generaciones anteriores están inscriptos». Se trata de un aparato psíquico clivado, entre un Inconsciente y un Preconsciente/Consciente, con un yo que busca construir el sentido de su existencia y que se constituye en intersubjetividad y en las condiciones de construcción de subjetividad que atraviesan su época.

C) Una Nueva Subjetividad: ¿Permanencia o Ruptura?

Tomando su concepción sobre Construcción de subjetividad (influencia epocal, lo que cambia) y Constitución psíquica (lo que permanece), podríamos pensar que hay cambios en la subjetividad, pero que sigue siendo necesaria la permanencia de los modos de constitución psíquica, en cuanto el ser humano es un desprendimiento carnal y amoroso de otro ser humano.

El yo es un residuo identificatorio, una recomposición que realiza respecto de las acciones, significaciones deseantes y miradas del otro. De alguna manera, fija una «imagen virtual» (recibida del otro) que garantiza la permanencia del yo. Esa imagen virtual es, a la vez, una red abierta, por lo que Silvia Bleichmar habla de «recomposiciones», nuevas versiones que el yo va dando sobre sí mismo a lo largo de la vida.

  • Punto de vista: El yo es un residuo identificatorio.
  • Punto de estar: La única referencia del yo ya no es solo un punto de vista, sino un «punto de estar» (Ford citando a Kerckhove).
  • Punto de ser: Al mismo tiempo, ese «punto de estar» debe cobrar permanencia como «punto de ser» para que el sujeto se sostenga (Silvia Bleichmar).

No hay ruptura, sino continuidad. Desde una perspectiva que podría ser «discutible a futuro», y partiendo de considerar al ser humano como un desprendimiento carnal y amoroso de otro ser humano, la psicoanalista argentina responde que siguen siendo:

  • Los mismos enigmas y preocupaciones de base: la fratría, el origen, la muerte, la sexualidad.
  • Los mismos sentimientos: «la memoria implantada, vivencial, humana, abre las posibilidades de todos los sentimientos, incluido el amor al semejante y el dolor concomitante».
  • Los mismos modos de procesamiento de la información en un aparato psíquico clivado en dos sistemas con sus propias leyes cada uno: Inconsciente (Icc) / Preconsciente (Prcc) – Consciente (Cc).
  • La misma necesidad para el niño de la presencia y regulación amorosa por parte de un adulto que respete sus derechos (constitución psíquica, lo que permanece como necesario para la constitución subjetiva).

Moreno: Cambios en la Familia, Infancia y Psicoanálisis

Moreno aborda los cambios actuales en la familia y su impacto en la infancia y el psicoanálisis. Los seres humanos, a diferencia de otras especies sexuadas, no poseen un sistema inscripto en sus genes que sea adecuado para administrar su vida instintiva ni su sexualidad. Las presentaciones de la sexualidad humana dependen de las estructuras de poder vigentes en cada época y cultura (en línea con la producción de subjetividad según Silvia Bleichmar).

La característica más notoria de la Posmodernidad es la insuficiencia y también la inoperancia de muchas instituciones creadas en la Modernidad para dar cuenta de acontecimientos que se precipitaron a partir de 1960. Esto incluye la separación entre sexualidad y procreación, por un lado, y el régimen de alianzas que dejó de estar gobernado por los estados o religiones.

La familia moderna surgió estimulando y prohibiendo a la vez la sexualidad. La familia posmoderna, a partir de la década del 60, surge como un contrato sin promesa de unión permanente. Con estos grandes cambios, los niños se encuentran menos protegidos o, según Moreno, «menos encerrados» en los límites del dispositivo en el que se basó la educación y la crianza de la época moderna.

Los medios de comunicación ven abierta la posibilidad de dominar los discursos, y su vía de entrada a las familias, muchas veces, es a través de las infancias, que son permeadas por esta invasión de información. El psicoanálisis está adecuando sus planteamientos para tomar en cuenta las modificaciones que la nueva época ha producido en las subjetividades.

Comparación: Modernidad «Sólida» vs. Posmodernidad «Líquida»

Modernidad («lo sólido»)

En la modernidad, la familia, la alianza (matrimonio, bienes, herencias) y la sexualidad (formas de obtener placer, los productos de la sexualidad: los hijos) eran regidos por la religión y el Estado, instituciones propias de la Modernidad. Freud creó su teoría en la época moderna y concibió un aparato psíquico clivado, destacando la importancia de los vínculos primarios y la sexualidad infantil.

Sin embargo, hay temas a revisar en sus teorías (lo que cambia): las formas de familia y de sexualidad de su tiempo fueron tomados como modelos permanentes, y hoy están siendo revisados, incluyendo temas de género, feminidad y perversiones.

Posmodernidad («lo líquido»)

En la posmodernidad, la alianza y la sexualidad dejan de estar unidas y regladas por el Estado y la Religión. Se percibe la insuficiencia e inoperancia de las instituciones que regían la vida y ofrecían lugares a ser ocupados (Escuela, familia) durante la Modernidad. Los acontecimientos se precipitan y surge la necesidad de nuevos modos de considerar la sexualidad y la alianza.

Lo «líquido», en el contexto del neoliberalismo y el flujo de capital e información, destaca lugares a habitar que no están preestablecidos. Lo íntimo, lo privado y lo público se confunden.

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