19 Ago

El Bienio Reformista (1931-1933): Cimientos de la Segunda República Española

El Bienio Reformista (1931-1933) representó un ambicioso intento de modernización y democratización del país. El triunfo de las candidaturas republicanas en las grandes ciudades precipitó la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. La amplitud del movimiento popular llevó al exilio al rey Alfonso XIII. Esto propició la formación de un Gobierno Provisional, presidido por Niceto Alcalá Zamora y compuesto por republicanos de izquierda y derecha, socialistas y nacionalistas firmantes del Pacto de San Sebastián. Se aprobaron una serie de decretos orientados a ofrecer soluciones iniciales a los grandes problemas que debía afrontar el nuevo régimen: caciquismo, miseria agraria, debate territorial, relaciones Iglesia-Estado, oposición del Ejército, entre otros. En junio de 1931, tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes. Las urnas dieron una clara mayoría a la coalición republicano-socialista. La nueva Constitución de 1931 reflejó sus ideas: soberanía popular, sufragio universal masculino y femenino, una extensa declaración de derechos y libertades, división de poderes, estado laico y la subordinación del derecho de propiedad al interés público.

Programa de Reformas del Gobierno Republicano-Socialista

El gobierno republicano-socialista emprendió un amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro. Las principales medidas fueron:

  • Reforma Socio-laboral

    Iniciada desde el Ministerio de Trabajo por el socialista Largo Caballero, tenía un triple objetivo: regular las relaciones entre patronos y obreros, implementar reformas laborales y mejorar administrativamente el Ministerio de Trabajo. Se aprobaron la Ley de Contratos de Trabajo, la Ley de Jurados Mixtos y la Ley de Asociaciones. Descendió el nivel de conflictividad gracias a la colaboración de la UGT.

  • Reforma Agraria

    Era necesario acabar con la gran propiedad latifundista, mejorar las condiciones de vida del campesinado y aumentar los rendimientos agrícolas. Las discusiones parlamentarias se prolongaron hasta la aprobación de la Ley de Reforma Agraria en septiembre de 1932. Para su aplicación, se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de confeccionar un inventario de las tierras expropiables, cuyos propietarios, en muchos casos, debían ser indemnizados. La reforma agraria, sin embargo, supuso una considerable frustración para los campesinos. Esto se debió a que se tardó demasiado en elaborar y aprobar la Ley de Reforma Agraria, el IRA funcionaba de forma demasiado lenta y burocrática, y las expropiaciones requerían la indemnización previa a los propietarios, lo que retrasaba el procedimiento al condicionarlo a la limitada capacidad de pago del Estado. La decepción de los campesinos los llevó a ocupar ilegalmente las tierras, produciéndose importantes insurrecciones.

  • Reforma Religiosa

    Los nuevos dirigentes republicanos tuvieron la firme intención de limitar la influencia de la Iglesia católica y secularizar la sociedad española. Así, la Constitución de 1931 estableció un nuevo marco en las relaciones Iglesia-Estado. La República adoptó, entre otras, las siguientes medidas:

    • La extinción, en el plazo de dos años, del presupuesto destinado al clero y al culto.
    • La disolución de la Compañía de Jesús (Jesuitas) y la confiscación de sus bienes.
    • La prohibición a las órdenes religiosas de ejercer la enseñanza.
    • El reconocimiento del matrimonio civil y del divorcio.
  • Reforma Militar

    El ejército planteaba para la República uno de los principales problemas, ya que de su apoyo dependía en gran medida la supervivencia del sistema. Los objetivos eran que el ejército fuese fiel a la República, aumentar su eficacia y reducir el número de oficiales. La reforma se encargó a Manuel Azaña, quien tomó las siguientes medidas:

    • Se colocó al frente de las principales capitanías generales a militares de confianza política.
    • Se publicó un decreto que permitía a todos los oficiales pasarse de forma voluntaria a la reserva sin disminución de sueldo (Ley de Retiro de la Oficialidad).
    • Se creó la Guardia de Asalto, como cuerpo leal a la República para mantener el orden público.

    Las medidas fueron aplicadas, y una parte del ejército se mantuvo fiel a la República, mientras que otros siguieron protagonizando pronunciamientos e intentos de golpe de Estado.

  • Reforma del Estado Centralista y Autonomías

    El nacionalismo pedía una nueva organización territorial. Reconocido el derecho de autonomía por la Constitución, se formalizó el Estatuto de Cataluña. El País Vasco, Galicia y Andalucía también promovieron sus estatutos de autonomía, aunque, por un motivo u otro, no llegaron a entrar en vigor. Precisamente, el intento de detener la aprobación del Estatuto de Cataluña, junto con la Ley Agraria, fueron los motivos del primer levantamiento de las Fuerzas Armadas contra la República desde su instauración: la denominada «Sanjurjada», un fallido golpe de Estado protagonizado por el General Sanjurjo, quien fue condenado a muerte, aunque se le conmutó la pena por cadena perpetua y luego se exilió a Portugal.

  • Reforma Educativa y Cultural

    Los republicanos aspiraban a una educación primaria gratuita, laica y obligatoria, así como a la extensión de la cultura al mundo rural. La infraestructura educativa era insuficiente; por ello, se crearon más de diez mil escuelas y se incorporaron a siete mil nuevos maestros/as. Se crearon las Misiones Pedagógicas en el mundo rural. Pese a que se planteó un ambicioso proyecto, la realidad es que su materialización quedó por debajo de las previsiones.

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