15 Jun

Tema 1:



Los orígenes del pensamiento filosófico

 Cuando hablamos del nacimiento de la filosofía, que surgíó en la antigua Grecia en los s. VII y IV a.C. Nos estamos refiriendo al inicio de la cultura occidental.

1. El nacimiento de la filosofía como problema

1.1 Interpretaciones históricas del inicio de la filosofía


Suele hablarse de dos actitudes contrapuestas:
1.Una defiende la existencia de una “ruptura cultural” como origen de la filosofía griega.
2.La otra actitud sostiene que el nacimiento de la filosofía no puede entenderse como un hecho milagroso, sino como el resultado de un “proceso de secularización” según el cual las diferentes tradiciones religiosas se convirtieron en las distintas orientaciones pre-filosóficas.Se ha intentado presentar de forma coherente el conjunto de rasgos diferentes que se han ofrecido para explicar la singularidad del nacimiento de la filosofía: – El desarrollo gramatical de la lengua griega y la posibilidad de construir sustantivos abstractos. (lo húmedo, lo bello) – La generalización de la moneda – La tematización de saberes técnicos y reflexivos, que antes se consideraban inspiración div ina – El desarrollo de las habilidades relacionadas con el uso público de la palabra. (oratoria, retórica, dialéctica, sofística) – La evolución en la organización de la defensa militar. – La aparición de profesionales de la educación.

1.2 La filosofí a y la aparició n de la democracia

Una primera transformación cultural de gran importancia para la nueva mentalidad griega fue la evolución política sin precedentes que supuso la “aparición de la polis griega democrática”.Esta revolución de situar el poder “en común” “en el medio” de la plaza pública, donde lo ejercerán los ciudadanos libres y únicamente si consiguen persuadir a sus conciudadanos con sus argumentos, constituye la mejor explicación del nacimiento de la filosofía. Que en este caso estaría ligada a la libertad política democrática.

1.3 La filosofí a y el uso de la escritura

La transformación política griega va unida a otra transformación cultural de gran calibre: “el uso de la escritura”. Se trata de una escritura alfabética de tipo fonético, con un alto nivel de reflexión de la lengua sobre sí misma y una enorme capacidad de abstracción. Además la escritura era aprendida y practicada por todos los ciudadanos, y se consideraba un atributo de los hombres libres. Los decretos acordados en el ágora con fuerza de ley se escribían y se publicaban para conocimiento común. Por otro lado la escritura modifica la transmisión y la vigencia del saber, antes transmitido oralmente, y abre un espacio para la discusión de las diferentes versiones que la escritura pone de manifiesto. En este contexto se podría entender el nacimiento de la filosofía como una reflexión que la cultura hace de sí misma, con la distancia suficiente como para poder observarse críticamente.

2. La cuestió n del mito y el logos Vocabulario: –

Pre-socráticos: Conjunto de pensadores griegos anteriores a Sócrates. Inicia la tradición que seguirán Platón y Aristóteles. – Naturaleza: Se refiere al modo de ser propio, espontaneo y autónomo de las cosas que merecen genuinamente este título, que son justamente aquellas de las que la mentalidad griega entiende que puede haber ciencia en el sentido de conocimiento superior.

2.1 La ausencia de escritos

Hasta nosotros no ha llegado escrito alguno de ninguno de los filósofos presocráticos de forma directa. Únicamente referencias hechas por otros autores que quizá tuvieron en sus manos alguna copia de esos escritos hoy perdidos. Por tanto de los presocráticos únicamente quedan fragmentos.

2.2 La interpretació n del té rmino naturaleza

El principal descubrimiento del saber griego: – Que las cosas tienen una naturaleza, una forma de ser peculiar, espontanea, propia de ellas y que no se les puede hurtar sin destruirlas . – Y que esa manera de ser según las leyes carácterísticas es lo que las hace susceptibles de ese tipo de conocimiento “científico” que tiene su fundamento no en el sujeto que conoce, sino en el modo de existir de la cosa misma que se trata de conocer .

2.4 La filosofí a entendida como transició n “del mito al logos”

Los primeros pasos de la filosofía occidental son la transición “del mito al logos”; es decir, desde las concepciones mitológico-religiosas de los fenómenos naturales y sociales, encerradas en un formato teológico, a las explicaciones naturalistas o racionales de esos mismos fenómenos. Por tanto esta transformación intelectual se definiría como el comienzo de la filosofía y los orígenes del modo científico de pensar. En la antigua Grecia el mito y el logos son dos formas de decir legítimas pero en absoluto compatibles, como lo prueba el hecho de coexistan sin incongruencia en los diálogos de Platón.

4. Los sofistas y Só crates

 Vocabulario:
Relativismo: La idea de que no hay una verdad extrasubjetiva, sino que cada hombre percibe como verdadero algo que no tiene por qué concordar con lo que perciben otros hombres, y por tanto, la verdad no solamente es relativa a cada hombre, sino que también puede depender del consenso alcanzado entre individuos y colectividades. 

4.1 Los sofistas


El término sofista adquiríó un nuevo significado debido a la aparición de una clase de “educadores” que ofrecían sus servicios a los ciudadanos a cambio de dinero. Estos servicios educativos se relacionaban con el uso de la palabra, para el ejercicio de la política en un gobierno presidido por la argumentación y el debate público. Podría decirse que los sofistas representan una opción que dice que nada de lo que experimentamos y podemos comunicar toca de ningún modo ninguna realidad consistente profunda y verdadera: – El ser no es – En caso de que fuera no podría conocerse – En caso de que pudiera conocerse, sería un conocimiento incomunicado. El parecer de cada individuo sería, por tanto, el único criterio para decidir acerca del ser o no ser de las cosas. Este radical relativismo se podría formular de la siguiente manera: la sofística es hija de esa reflexión que hace la lengua sobre sí mismas mediante la cual una cultura se hace consciente de las diferencias que antes pasaban inadvertidas entre el pensamiento y el lenguaje, o entre la palabra y aquello a lo que la palabra se refiere. Podría decirse que la sofística es el intento de reducir a la categoría de técnica provechosa, susceptible de conducirle al éxito civil a quien la utilice como destreza, todo aquel saber que venía constituyéndose en Grecia como un orden de discurso admirable e inquietante para sus contemporáneos.

4.2 Sócrates (diálogo y virtud Vocabulario:

Diálogo: Núcleo de la actividad filosófica de Sócrates que concebía la filosofía como una actividad consistente en la búsqueda cooperativa y desinteresada de la verdad, que no pretende vencer a otro ni convencerlo, sino llegar ante la verdad de la cosa misma en pos de la cual se dialoga y cuya forma de ser pretende averiguarse. – Ironía: Sócrates siempre se presenta en sus diálogos como el que pregunta, y por tanto, concede al interlocutor el papel del que sabe, del que ha de responder. El resultado, es siempre que el interlocutor acaba confesando su propia ignorancia, y por tanto, devolviendo la palabra a Sócrates. Esto no quiere decir que Sócrates sea más sabio, sino que quiere despertar en ellos otro saber, que constituye la actividad filosófica. – MayéÚtica: le sirve a Sócrates para contraponer su visión del aprendizaje a la de los sofistas. Mientras que para estos enseñar sería introducir en el alma del discípulo algo que antes no había en ella, para Sócrates enseñar es ayudar a sacar de sí mismo el saber del cual internamente a es capaz.

4.2.1 Carácterísticas del diálogo Socrático

El diálogo socrático presupone la distancia de observación crítica, uno de cuyos nombres es polis, y una de cuyas encarnaciones es la plaza en la que todos los ciudadanos tiene el mismo derecho a la palabra, y por tanto, al ejercicio del poder político. El diálogo se desarrolla en forma de preguntas y respuestas con total libertad para los interlocutores, y su finalidad es esclarecer la verdad acerca de lo que se habla, llegando a determinar “qué es”. Esto quiere decir que el diálogo no termina cuando uno de los interlocutores haya conseguido mostrar que tiene la razón frente a otro, sino cuando la cosa misma de la que se habla se haya puesto de manifiesto a ambos. El diálogo debe respetar ciertos principios “lógicos” de coherencia en la argumentación y de consistencia práctica, y debe transitar de forma articulada desde unas premisas hacia una conclusión. Una de las notas que Aristóteles le reconoce a la dialéctica socrática es su destreza en la técnica de preguntar. Sócrates siempre se sitúa en los diálogos como aquel que pregunta, y para que esta pregunta no se retórica es necesario llevar al interlocutor, mediante lo que llamamos ironía socrática, al reconocimiento de su propia ignorancia. La práctica del diálogo por parte de Sócrates está orientada hacia la mayéÚtica (literalmente dedicación de las comadronas), es decir, no se trata de transmitir un saber al discípulo, sino de ayudarle a “dar a luz” una verdad que ya lleva en el alma sin saberlo. Ahora bien, la carácterística a la que nos hemos referido como propósito principal del diálogo, la de llegar a un saber definido, no se cumple en modo alguno. Por eso Sócrates aparece a menudo como paradigma de la confusión, de la torpeza.

4.2.2 La identidad entre el saber y la virtud

Sócrates afirmaba que “saber lo que es el bien” y “ser bueno” no pueden ser más que una sola y la misma cosa. Lo que es lo mismo, que de nada serviría un “conocimiento del bien” que no consistiese por si solo en ser bueno, lo cual es contrario de todo “intelectualismo moral” (es decir, de la idea de que solo quien tiene conocimientos “teóricos” de lo que esta bien está facultado para ejercerlo) y no tiene relación alguna con el optimismo o el pesimismo antropológico (los hombres hacen mal porque ignoran el bien, pues i lo conocieran no podrían ser malos).

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