20 Dic

Absolutismo y liberalismo (1814-1833) El retorno de los Borbones: Fernando VII ·La restauración de Fernando VII:


En 1814, Fernando VII regresó a España. Tanto os liberales como los  absolutistas esperaban con impaciencia el retorno del monarca. Conocido como ‘’el Deseado’’. Un grupo de setenta y nueve diputados de las Cortes de Cádiz de ideología absolutista entregaron al Rey un documento en el que solicitaban la restauración de la monarquía absolutista y la derogación de la Constitución de 1812. Este documento se conoce como el Manifiesto de los Persas. ·

La derogación de la Constitución y el Sexenio Absolutista:

El 4 de mayo de 1814, Fernando VII aceptó esta propuesta de os absolutistas y decretó la derogación de la Constitución (golpe de estado del 4 de mayo). Se trataba dela primera reacción absolutista contra la incipiente revolución liberal. El Rey, rodeado de antiliberales y con el apoyo del ejército, anuló la obra legislativa de las Cortes y promovió una dura represión contra los constitucionalistas, por lo que muchos de ellos tuvieron que exiliarse. Empezaba, así, lo que sería una constante en la historia española en los siglos XIX y XX, el exilio. Comenzaba, así, un período de seis años en que iba a dominar el sector más reaccionario a la sociedad, con la Iglesia a la cabeza. Se restableció la Inquisición. La vuelta al absolutismo y al sistema señorial supuso la postración económica y la ruina de la Hacienda: mientras el gobierno estaba en manos de ‘’camarilla’ de ineptos amigos personales del Rey, América se independizaba y no llegaban los caudales de las Indias. Por otra parte el desprestigio de España en el extranjero era tal que no fue admitida en el sistema de tratados internacionales.

El Trienio Liberal (1820-1823):

Entre 1814 y 1819 se sucedieron diversos alzamientos armados, pronunciamientos protagonizados por sectores militares partidarios de la Constitución de 1812, que siempre terminaron en fracaso (Porlier, Lacy, Mina) Pero en 1820, triunfó el encabezado por Rafael del Riego.
Riego proclamó la Constitución de 1812. Algunas ciudades , como A Coruña y Barcelona, se adhirieron a la insurrección. Fernando VII, pronunció sin convicción la frase ‘’ Marcharemos francamente, y yo el primero, por el camino constitucional’’. Se iniciaba así el período conocido como Trienio Liberal o Trienio Constitucional que se mantuvo de 1820 a 1823, en el cual Fernando VII reinó como monarca liberal en el contexto de una Europa absolutista.  Los tres años que duró el régimen liberal fueron el primer ensayo del gobierno constitucional de la historia de España. Se puso en práctica una política moderada y se intentaron llevar a cabo los principios que recogía la Constitución de 1812: libertad de prensa, derechos individuales (inviolabilidad de domicilio, derecho a voto, etc). La Iglesia, fue apartada de los órganos de poder. Los jesuitas fueron expulsados, y las órdenes monásticas, disueltas, expropiándose parte de sus posesiones territoriales. Se reanudó a venta de propiedades desamortizadas diez años antes. Aparecieron las sociedades patrióticas, especie de clubs de debate político y tuvo gran desarrollo la prensa como vehículo de la cultura liberal.

Los primeros grupos políticos:

Los liberales se dividieron en dos grupos, moderados y exaltados, que gobernaron España en décadas posteriores: Los liberales moderados proponían llegar a un pacto con los absolutistas y crear un sistema en el que, a cambio de restringir algunos principios liberales, estos últimos aceptasen un sistema constitucional. Los liberales exaltados (de quienes surgirán los futuros progresistas) eran partidarios de radicalizar las medidas liberales: ampliando el sufragio universal masculino y reduciendo de manera drástica el poder de la Iglesia y amplios sectores de la nobleza, creando así, un Estado más centralizado que garantizase la libertad en todo el país. Los absolutistas conspiraron desde el primer momento con la intención de hacer fracasar el régimen. Se llegó a establecer en la Seu d’Urgel una regencia que asumía la representación del monarca ‘’preso de los liberales’’ y pretendía dirigir los ataques y asonadas de las ‘’partidas realistas’’. El propio Fernando VII apoyó a los grupos armados golpistas y envió emisarios para solicitar ayuda militar a los gobiernos antiliberales de Europa.

El golpe de Estado contra el Gobierno liberal:

Ya en 1822 había zonas en Cataluña, País Vasco, Galicia, Navarra y Valencia en las que algunos nobles y clérigos tenían organizadas partidas militares que acosaban a las tropas constitucionales. A la acción de los golpistas se unió la intervención de las potencias europeas, acordad en el congreso de Verano (Santa Alianza), que se concretó en la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis. 

La década Absolutista (1823-1833):

A partir del golpe de Estado dirigido por Fernando VII, se produjo una segunda restauración absolutista, que duró hasta su muerte en 1833. La vuelta al absolutismo trajo consigo una ola de represión y la abolición de todo tipo de libertades políticas. Muchos liberales fueron ejecutados, entre ellos Rafael del Riego, y otros tuvieron que exiliarse. La iglesia se convirtió de nuevo en el principal aliado de Fernando VII. La represión provocó que miles de españoles (militares, profesores, escritores, personas que habían ocupado cargos públicos en el Trienio Liberal) tuvieran que exiliarse a Reino Unido, o haca las nuevas naciones americanas, que, en su mayoría, se habían independizado de acuerdo a las ideas liberales. Esa década incorporó, no obstante, algunos cambios en la organización del Estado y cierta modernización de la Administración. Se instituyó el Consejo de Ministros y se reorganizó el sistema de la Hacienda Pública. Se estableció un presupuesto para cada año. La economía española, después de ce casi dos décadas de inestabilidad y guerras, comenzó a despegar. El discurrir político de ese periodo no fue pacífico. Por un lado, permanecía la resistencia liberal en el interior, (a través de sociedades secretas, masonería) y en el exterior (a través de la acción internacional de amplios grupos de exiliados). A partir de 1825, lo sectores más reaccionarios del absolutismo, exigirán a Fernando VII un retorno al régimen señorial. Los ‘’agraviats’’ y ‘’malcontents’’ catalanes se sublevaron y exigieron la vuelta al régimen señorial absolutista. Por su parte, los liberales siguieron conspirando y preparando pronunciamientos: los casos de Torrijos y Mariana Pineda, ejecutados, representaban muy bien la aspiración de libertad.

La pérdida del Imperio Colonial:

Desde 1808 hasta la década de 1820 se produjo el proceso de emancipación de las colonias americanas. Los movimientos independentistas aspiraban a librarse de la autoridad del Gobierno español que impedían el ascenso social de las minorías criollas (agrupados en juntas). Exigían libertad económica para relacionase con otras potencias-especialmente Reino Unido-. Por otra parte, el ejemplo de Estados Unidos, era  muy alentador para los independentistas y Franceses, Se distinguen tres periodos: Primera fase (1810-1816): concurrió la gran parte con la guerra de la Independencia en España. En ella estallaron algunas insurrecciones capitaneadas por personajes muy populares, como el cura Hidalgo en México, Simón Bolívar en Venezuela y el doctor José Francia en Paraguay. Segunda fase (1816-1818): coincidió con la reacción absolutista de Fernando VII. Las autoridades españolas, con el apoyo de las tropas enviadas a las colonias, sofocaron los alzamientos rebeldes. Tercera fase (a partir de 1818): las campañas de  Simón Bolívar en Venezuela y José de San Martín en Argentina, Chile y Perú decidieron el final de la guerra, sobre todo después de la batalla de Ayacucho, Perú (1824). En 1824, casi todas las colonias se habían emancipado de la corona española, que mantenía el dominio en Cuba y Puerto Rico, y, en el Pacífico, con las islas Filipinas, las Marianas y otros archipiélagos.

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