07 Mar
Desde la concepción de la psicología como «ciencia de la vida mental» (William James, 1890) a la Psicología como «ciencia de la conducta» (Watson, 1913), hay más que un cambio de énfasis de lo subjetivo a lo objetivo. Cuando Watson restringe la Psicología al estudio de la conducta, lo hace con pretensiones de lograr un estatus científico similar al de las ciencias de la naturaleza, lo cual parece conseguir a riesgo de despojarla de lo que tiene de más específicamente psicológico.
Iclaux (1978), como catedrático de Psicología, define de manera amplia la Psicología en general como la «ciencia que estudia el funcionamiento humano», aclarando que en el concepto de «funcionamiento humano» se incluye «algo más que la conducta, que es la mente». Al analizar esta definición, cabría preguntarse qué es y a qué género pertenece el alma, ya que «mente» no deja de ser la expresión moderna y agnóstica de este elusivo concepto. Por eso, muchos autores, como Seva (1974), Ruiz Ogara (1978) y Ortega-Monasterio, entre otros, prefieren utilizar términos como «fenómenos psíquicos» o «procesos mentales subjetivos», con objeto de evitar la impresión de que aceptan la mente como sustancia.
Integrada en la medicina, existe una disciplina que se ocupa de comprender subjetividades, valorar conductas y clarificar motivaciones, aunque sean patológicas. Por eso, varios autores incluyen la Psiquiatría en su visión de lo que es la psicología para médicos. Así, Alonso Fernández (1973) afirma: «Debemos considerar a la Psicología Médica como una disciplina nutrida a la vez por corrientes psicológicas y psiquiátricas, que se caracteriza por tener su campo de proyección en el ámbito de la medicina». Mowbray (1978) concurre en considerar que el campo de la Psicología Médica se encuentra situado entre la Psiquiatría y la Psicología, con una proyección singular en el campo de la medicina.
Los puntos de vista de Seva y de Morales-Meseguer hacen confluir en la Psicología Médica no sólo la influencia de la Psiquiatría, sino la de las Ciencias Médicas en su conjunto. No carece de interés recordar, en este punto, que uno de los primeros tratados modernos de psicología, el de William James, cuya primera edición data de 1892, está fuertemente influido por consideraciones de interés psicofisiológico y psicopatológico, lo cual no podía ser menos, teniendo en cuenta que, antes de ser profesor de Psicología en Harvard, W. James lo fue de Fisiología en la Facultad de Medicina de la misma Universidad. De hecho, si no fuera por la deliberada desatención a los temas relacionales, la obra de James podría servir como una buena introducción a la psicología médica, aunque obviamente incompleta por designio expreso de su autor.
La psicología aplicada, como su nombre lo indica, busca aplicar los conocimientos de la psicología individual y la psicología social a la práctica médica. Así se denomina Psicología Médica, y tiene el propósito de mejorar la relación médico-paciente, de humanizar la medicina, haciéndola más racional y comprensiva en el conocimiento y la rehabilitación del hombre enfermo. Por extensión, su conocimiento es útil y válido para todos los profesionales de la salud que, de manera directa e indirecta, intervienen en el campo.
En el caso concreto de la odontología, su incorporación al pensum universitario en el último cuarto de siglo para América Latina tiene las mismas bases e idénticos propósitos: imbuir a esta rama especializada de la Medicina los conocimientos de la subjetividad humana y la integridad psicosomática del ser viviente.
Aplicación de la Psicología en Odontología
Dentro del campo de aplicación de esta disciplina, se debe enfatizar que en ella hay una doble orientación: formar e informar al futuro dentista, dotándole de unos conocimientos que no tendría oportunidad de poseer y que le son muy útiles profesionalmente y en la calidad de su trabajo. De acuerdo con Monsell, Robbins y Cooper, «La psicología es la ciencia de la mente, el cerebro y la conducta. Es una ciencia fundamental para los profesionales de la salud, por lo menos por tres razones»:
- Fundamento científico: Se estudia psicología por las mismas razones que se estudian las ciencias básicas que conciernen a cualquier órgano o sistema. Para adquirir un repertorio básico de conocimientos contra los cuales los conceptos normal y anormal tienen su propio significado. Para estar en posición de interpretar y hacer uso de criterios y medidas desarrollados en una ciencia básica que es directamente usada en la práctica odontológica.
- Limitaciones del cerebro: El cerebro, aunque es un producto maravilloso de la evolución y la adaptación, tiene limitaciones intrínsecas como procesador y registrador de la información. Es preciso esclarecer y delimitar correctamente estas limitaciones, tanto a lo largo de la vida como en el proceso salud-enfermedad.
- Perspectiva científica: El profesional de la salud, sensitivo e inteligente, debe recordar que en su quehacer profesional tiene que confrontar grandes e intratables problemas filosóficos. La psicología no habrá de proporcionarle un número de soluciones completas e incontrovertibles, pero por lo menos le ofrecerá una perspectiva científica de algunos de ellos.
El punto de vista de que el cerebro puede ser caracterizado como un sistema computacional no debe ser confundido con la fácil analogía entre el cerebro y un tipo de computador. Cualquier computador que se halle actualmente en uso tiene una arquitectura de procesamiento de información muy diferente del cerebro humano. El computador digital estandarizado de la actualidad tiene una sola unidad de procesamiento y un banco de memoria separado y pasivo. El procesador es serial; puede llevar a cabo una sola operación en un mismo tiempo, pero muy rápidamente. El procesador sirve también para todo propósito, casi todas las tareas de procesamiento dentro del sistema deben ser hechas por el mismo procesador. El cerebro tiene claramente una arquitectura de procesamiento estructuralmente diferente. Diferentes partes del cerebro llevan a cabo diferentes procesos simultáneamente.
El Paciente como Individuo
El paciente, obvio es decirlo, es un ser humano que, para ser conocido, interpretado y mejor conocido por el dentista, precisa ser estudiado como organismo, individuo y persona. Desde la concepción, el feto está equipado con su propio modelo genético específico, muchos de cuyos rasgos habrán de determinar la conducta mental y la personalidad del individuo a través de toda la vida.
Sensación
La sensación es el mensaje elemental y primario de información concerniente a los ambientes interno y externo del individuo. Las sensaciones desde el medio interno están derivadas desde los interceptores, que son numerosos y dispersos tipos de receptores distribuidos dentro del cuerpo, mientras que las sensaciones del ambiente exterior son derivadas de los exteroceptores, distribuidos sobre la superficie corporal. Los interceptores incluyen a los quimiorreceptores, barorreceptores y propioceptores. Los receptores incluyen la red de terminaciones como la vista, el oído, el olfato y el tacto. La mayoría de estas terminaciones orgánicas especiales muestran características histológicas aparentes. El mecanismo por el cual los receptores convierten los estímulos en impulsos nerviosos se encamina por las neurovías correspondientes. Algún material de la información proporcionada por los receptores sensoriales entrará en la conciencia.
Atención y Sueño
La atención implica la concentración del cerebro sobre un limitado número de estímulos que llegan a él y que usualmente están considerados como provenientes del mayor número de objetos que pueden ser cubiertos en un mismo momento, lo que se puede ver en una mirada y que generalmente son de 6 a 8. Estos pueden estar agrupados estrechamente o ampliamente distribuidos en el campo perceptual. El proceso de atención está íntimamente relacionado con el proceso de la conciencia.
La atención es un proceso activo en el cual la selección juega un rol mayor y depende no únicamente de los factores innatos del individuo, sino también del entrenamiento y la educación. Esta selección constituye el interés.
En el reino animal existe un equilibrio entre el estado de vigilia y el estado de «descanso», y este equilibrio es el responsable del ritmo de vigilia y sueño. Este constituye un ciclo regular durante el cual hay períodos de vigilia que alternan con períodos de sueño, aunque el patrón exacto varía de una persona a otra. Estos fenómenos pertenecen a una más extensa serie continua de acciones simpáticas y parasimpáticas del sistema nervioso.
Memoria
Por cuanto la percepción no depende únicamente de la recepción de impulsos sensoriales, sino también de compararlos y aparearlos con la experiencia pasada, resulta claro que la memoria, es decir, el almacenamiento de información sensorial, es un componente de la percepción. Es importante distinguir entre los procesos de almacenamiento de corto y largo término.
- Memoria a corto plazo: Decae dentro de un período de tiempo que puede ser medido en segundos, minutos u horas, y puede ser interrumpido o alterado por otros impulsos intensos (por ejemplo, amnesia de concusión). Es necesaria para la rutina diaria de la vida ordinaria (por ejemplo, memorizar el número de un teléfono el tiempo necesario para marcar la llamada).
- Memoria a largo plazo: El contenido de esta última es derivado de una selección del contenido de la memoria a corto plazo. Cuando se crean recuerdos a largo plazo en el cerebro, se hacen nuevas conexiones entre las neuronas que permiten almacenar experiencias. Esas conexiones físicas deben mantenerse para que persista, de lo contrario, se desintegrarán y el recuerdo desaparecerá en unos días.
El Individuo: Características y Lenguaje
A medida que hemos ido revisando las características fundamentales del organismo humano, ha ido surgiendo el individuo, es decir, el ser único con su perfil y sus caracteres propios. Este es el hombre característico, representante y constituyente de la especie humana.
Lenguaje
El lenguaje consiste en una serie de símbolos arbitrarios que son usados para comunicar ideas, emociones y deseos a otros. Al hablar, se trata de símbolos de pensamiento. En escritura, se trata de símbolos de tales pensamientos.
Pensamiento, Ideas e Imaginación
El proceso del pensamiento involucra un tren de ideas, iniciadas por la existencia de un concepto o dirigidas hacia la solución de un problema. La unidad fundamental del pensamiento es la idea. Idea es un término general usado para un proceso no directamente envuelto en la percepción, pero incorporando conocimiento, recuerdo, razonamiento o juicio. Las ideas incluyen tanto las imágenes, que son las reconstrucciones centrales de las experiencias sensoriales, así como también la representación de procesos más simbólicos.
La forma menos controlada del pensamiento es la fantasía, la cual ocurre en ciertas formas de ensoñación en las noches y también en los sueños diurnos. La resolución de problemas y el pensamiento relacionado con la realidad normalmente involucran modelos controlados, pero complejos, de respuesta.
Es mediante el lenguaje o por códigos simbólicos, tales como los que se utilizan en matemáticas. Así pues, en contraste con la fantasía, estos pensamientos sí necesitan de lenguaje y códigos.
El desarrollo del pensamiento infantil involucra dos estadios: el pensamiento concreto y el pensamiento conceptual. En los inicios del pensamiento concreto, únicamente las ideas de naturaleza específica están involucradas.
- Estadio sensorimotor (0 a 2 años): La conducta del bebé está determinada predominantemente por reflejos condicionados, sin ninguna capacidad para razonar.
- Estadio egocéntrico (2 a 4 años): Durante este período, el proceso del pensamiento es enteramente centrado en el niño. Cualquier concepto formado es muy primitivo.
- Estadio intuitivo (4 a 7 años): El niño es capaz de algunas formas rudimentarias de clasificación, sin ser capaz de describir las bases. Empieza a apreciar los números.
- Estadio de las operaciones concretas (7 a 11 años): El niño maneja una variedad de diferentes operaciones lógicas, pero se apoya largamente en situaciones prácticas para llegar a la solución.
- Estadio de las operaciones conceptuales (11 a 15 años): El verdadero pensamiento abstracto se adquiere en este estadio y luego se extiende hacia la formulación hipotética.
Instintos e Impulsos
El término general de cognición tiene aplicación a todos aquellos procesos en los cuales se debe actuar, desear o competir. En forma conjunta con la cognición y el afecto, constituye la cognición la tríada de funciones psicológicas primarias postuladas por Aristóteles. Se refiere concretamente a la acción con todos sus determinantes y concomitantes, ya sea que la acción tenga carácter propositivo o impulsivo. Los impulsos primarios incluyen el hambre, la sed, el sexo y la huida del peligro. Cada uno de ellos se deriva de funciones biológicas que preservan al individuo o la especie. Son innatos y muy probablemente son los únicos verdaderos instintos que existen en el reino animal.
Relaciones Interpersonales y Psicología Social
La vida presenta para el ser humano una red sistémica, compleja y continua de relaciones interpersonales de una persona con las demás. El estudio de la manera en la cual las relaciones interpersonales operan dentro de las estructuras sociales creadas por el hombre constituye el campo de la Psicología Social. Desde su nacimiento hasta la muerte, cualquier persona se encuentra a sí misma operando dentro del contexto de los grupos sociales, innumerables y pueden incluir dentro de ellos diversas estructuras como la familia, el equipo, la masa, el comité, la clase social y la nación.
La Relación Dentista-Paciente
Desde el punto de vista psicológico, se trata del encuentro de dos seres humanos, de carácter «sui generis», porque uno de los cuales está experimentando una aguda necesidad de ser entendido y atendido; el otro, que durante años se ha venido preparando y estudiando, a la espera de una oportunidad de esta naturaleza. Se trata, pues, de un encuentro privilegiado, porque, si las circunstancias son propicias, sus protagonistas estarán en condiciones de entrar en una amplia comunicación que les permita aunar esfuerzos y voluntades para superar el conflicto que aqueja a uno de ellos. Para que tal encuentro sea exitoso, ambos deben estar imbuidos de información veraz, así como de la mejor honestidad de propósitos. Es esta la auténtica hora de la verdad para ambos, porque hay un doble cuestionamiento que les atañe: la capacidad de someterse en forma consciente y racional al tratamiento dental, por una parte, y por la otra, la capacidad profesional puesta al servicio de una causa: la salud oral del paciente.
Desde el punto de vista técnico, la entrevista es un método que debe ser correctamente empleado porque se trata de un valioso instrumento de trabajo dotado de dos virtudes básicas: lograr la mejor información posible del paciente a través del diálogo y la observación, e imbuir en el paciente las mayores dosis de fe, confianza y seguridad.
Actitudes clave en la entrevista:
- Cordialidad
- Respeto
- Interés
- Ponderación
Tipos de anamnesis:
- Directa: Información obtenida directamente del paciente.
- Indirecta (Heteroanamnesis): Información obtenida de fuentes secundarias (familiares, cuidadores, etc.).
Tipos de Práctica Dental y su Relación con la Psicología
Un factor muy importante en la frecuencia de la visita al dentista es la política que cada profesional tiene sobre el propósito y la frecuencia con los que sus pacientes le visitan. De acuerdo con Bochner, la práctica dental puede ser clasificada en tres grandes categorías:
- Preventiva: El propósito fundamental es la prevención de la enfermedad dental antes de que los problemas patológicos pudiesen presentarse. A los pacientes se les enseña el cuidado dental, las precauciones de la dieta y los beneficios de la consulta periódica, que es efectuada ya sea para la limpieza dental, la aplicación de flúor u otras medidas preventivas.
- Restauradora: La gran mayoría de la gente visita al dentista sobre bases regulares (por ejemplo, cada seis o doce meses). Otros únicamente van al dentista cuando tienen algún problema, es decir, cuando tienen odontalgia o alguna otra incomodidad dental. Este tipo de pacientes acude al odontólogo para «ser curados» de una queja específica. Debe puntualizarse que el total de consultas por propósitos restaurativos es menor que la frecuencia de pacientes que van al dentista por razones preventivas.
- De Emergencia: Hospitales y policlínicas, a cualquier horario y en fines de semana, facilitan el tratamiento de personas que se encuentran en urgente necesidad como consecuencia de un accidente o condición aguda, como un absceso.
Los tres tipos de práctica dental están sistemáticamente relacionados con dos aspectos de la psicología de la relación dentista-paciente:
- «Mi dentista»: La noción de «mi dentista», de la misma manera en la que la gente habla de «su» médico, abogado o confesor. Se puede formular la hipótesis de que existiría un orden descendente por el cual los pacientes de la práctica preventiva, restaurativa o de emergencia desarrollan un vínculo personal con sus dentistas.
- Entusiasmo vs. Resistencia: El grado de entusiasmo o de resistencia con el cual los pacientes acuden a las diferentes categorías de práctica dental. Una vez más, parece existir un orden descendente de entusiasmo de parte de los pacientes frente a las acciones preventivas, restaurativas y de emergencia.
Ambas variables son importantes porque evidencian la naturaleza de la relación y la motivación para acudir al dentista, así como la influencia sobre otras variables propias del paciente, tales como la ansiedad, la experiencia del dolor y el vínculo personal con el profesional.
Ansiedad Dental
A muy poca gente le agrada acudir al dentista. Prácticamente cada paciente experimenta un cierto grado de estrés. Aun así, la mayoría de las personas se resignan a su destino y pueden ingresar y dejar el consultorio dental más o menos intactas psicológicamente. Una minoría, estimada entre el 10% y el 20% de la población, encuentra que la situación dental es extremadamente aversiva, y estos individuos viven el tratamiento dental como una experiencia aterradora.
Relación entre dolor y ansiedad: Un problema se relaciona con el papel del dolor. Frecuentemente se asume que la ansiedad se despierta por la experiencia del dolor o por la anticipación a la experiencia dolorosa. Sin embargo, la experiencia dolorosa es un fenómeno altamente complejo, afectado por un gran número de variables psicológicas y fisiológicas, incluido el grado de ansiedad presente. Así pues, es tan sólo parcialmente correcto asumir que el dolor causa ansiedad, porque a menores niveles de ansiedad se puede experimentar menor dolor.
El Dolor en Odontología
El dolor constituye un dispositivo vital de emergencia, un recurso biológico que se pone en acción cuando la vida, la salud o la integridad física están amenazadas. El dolor tiene el significado de una señal de peligro, es una alarma que se activa y despierta nuestra atención, para mostrarnos que estamos en riesgo. Tan pronto como se presenta la señal dolorosa, el ser humano reacciona rápida y vivamente ante ella con el propósito de interrumpir o de abreviar el dolor que se experimenta. Por su experiencia vital, el hombre ha relacionado desde siempre el dolor con el sufrimiento, material o moral. Esta vivencia del dolor es asociada al conflicto de vivir. Cuando se habla comúnmente de dolor, se sobreentiende que no solo se trata de un conflicto físico, sino también psíquico. Las expresiones comunes que hablan del «dolor de vivir», de una «existencia dolorosa» o de que «duele el alma», hacen tácita referencia a los aspectos subjetivos del dolor y del significado humano que éste tiene.
El Dolor como Sensación
La mayoría de los dolores tiene una base física, generalmente un daño tisular de alguna clase. Sin embargo, no siempre es posible establecerlo en el dolor clínico. Un buen ejemplo es el fenómeno del miembro fantasma, en el que el dolor persiste y, en algunos casos, comienza después de que se ha producido la cicatrización del miembro amputado. También hay muchos casos de dolor psicogénico, cuando el sufrimiento tiene un origen psicológico y no físico, como en la cefalea tensional y la disfunción miofacial dolorosa. Es preciso puntualizar que aquí se excluye el dolor fingido y no se habla tampoco del dolor imaginario. Todos los dolores, es preciso admitir, cualquiera que sea su origen, son reales para quienes los sufren. No obstante, por razones prácticas, está reconocido que la destrucción de los tejidos es el mayor determinante de la creación álgica. Aunque el grado de esta reacción no depende necesariamente de la magnitud del daño tisular producido.
El Dolor como Percepción
La mayoría de las situaciones, si no la totalidad de ellas, cuando inducen al dolor, tienen connotaciones que van más allá del daño tisular que es el causante. En muchas situaciones de la vida diaria nos es dable comprobar cómo un pequeño golpe propinado por un ser querido nos duele más que un golpe serio dado por un enemigo o un extraño. El dolor autoinfligido, como cuando uno se golpea un dedo con el martillo, duele menos que si el mismo golpe estuviera descerrajado por otra persona.
Las injurias accidentales tienen diferente significado que aquellas producidas con malevolencia. Desde el punto de vista del dentista, el dolor que se pudiera producir al tratar o prevenir una condición patológica es diferente del dolor espontáneo o innecesariamente inducido. Todas estas consideraciones sustentan un principio que puede expresarse de manera sucinta: si la experiencia es percibida como dolorosa (a excepción del trauma catastrófico), depende del contexto y del significado adscritos al evento.
La mayoría de los procedimientos quirúrgicos de rutina que inducen dolor dental no son catastróficos y, por lo tanto, se hallan dentro de este principio. Desde el punto de vista psicosocial de la odontología, el hecho de que un procedimiento particular sea percibido como doloroso, y el grado del dolor, dependen en alguna extensión de la naturaleza y la cualidad en la relación establecida entre el dentista y el paciente, muy particularmente si el paciente tiene confianza en el dentista, si le considera como un profesional competente; todos estos elementos cuentan en la simpatía que el paciente siente por su dentista y en el caso que aquel tiene de agradar a éste.
El Dolor como Respuesta
Es de especial interés para el dentista y otros clínicos enfocar la respuesta personal hacia los procedimientos potencialmente dolorosos. En general, el dolor clínico se inicia con el daño tisular, que muchas veces es un inevitable concomitante de la intervención terapéutica. Pese a ello, tal como muchos odontólogos pueden relatar, aún esta afirmación no siempre es completamente acertada, ya que algunos pacientes habrán de responder con una aparente reacción dolorosa a la mera vista de una sonda o una aguja, indicando que la respuesta dolorosa está condicionada a los instrumentos quirúrgicos antes que al daño tisular. En el otro extremo del espectro, hay pacientes que se someten de una manera pasiva a intervenciones extremas sin mostrar mayor tensión o sobresalto. La mayoría de pacientes se sitúan con sus respuestas álgidas en el medio de estos dos extremos.
La Medición del Dolor
La literatura distingue entre la medición del umbral doloroso y la tolerancia al dolor. En el presente contexto, el umbral es el punto de un continuo cuando el paciente percibe primero o define la sensación como dolorosa. La tolerancia es el punto en el cual el individuo no está ya más preparado a aceptar niveles más altos de estimulación o a continuar sufriendo el presente nivel. De nuevo, en el presente contexto, tanto el umbral como la tolerancia habrán de variar entre individuos que «objetivamente» experimentan idénticos niveles de estimulación, dependiendo de las condiciones identificadas en este mismo capítulo. Hay también una distinción entre la tolerancia al dolor y la actitud lista a quejarse, tal como se discutió en conexión con las diferencias étnicas y la experiencia subjetiva. En la mayoría de los esquemas, los sujetos deben calificar su dolor dentro de una cierta escala.
La Significación Psicológica de los Dientes
La perspectiva de perder una pieza dental puede provocar una reacción emocional positiva en el niño que asocia esta experiencia con su crecimiento. Cuando ella es interpretada de manera similar por los padres, la reacción inicial es reforzada. Esta constituye la base de las actitudes futuras de autovaloración y, concomitantemente, del cuidado personal. Por el contrario, cuando el ambiente es de rechazo y el niño se quiebra una pieza dental o la pierde accidentalmente, se puede precipitar un castigo como consecuencia. Sin embargo, esta actitud coercitiva no aumentará su responsabilidad, cuidado y la preservación de su dentadura. En todo caso, tal reacción provoca sentimientos de culpa, rabia y acusación, las cuales son las bases de futuras actitudes autodestructivas. Así pues, de acuerdo con la teoría psicoanalítica, cuando un niño es emocionalmente inseguro, suele soñar que ha perdido un diente como expresión de su miedo a la muerte, al castigo o a la castración.
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