11 Sep

Proceso de desamortización y cambios agrarios


1. INTRODUCCIÓN: CONCEPTO Y ANTECEDENTES DEL PROCESO DESAMORTIZADOR

La mayoría de las propiedades agrarias en el Siglo XIX pertenecían a la Iglesia, a los ayuntamientos y a la nobleza. Estas eran amortizadas, no se vendían, no pagaban impuestos y estaban sometidas a técnicas tradicionales de cultivo. El proceso desamortizador supuso la expropiación de estas tierras por el Estado para su posterior venta. Además, se basa en tres aspectos: desamortizaciones, le abolición de los señoríos y la expansión de cultivos.

Se inició en el reinado de Carlos III pero fue anulada por la oposición de los nobles. Prosiguió con Carlos IV, pero se paralizó y se retomó durante las Cortes de Cádiz y en el Trienio Liberal de Fernando VII, pero la vuelta al absolutismo impidió su realización. Es durante el reinado de Isabel II cuando se producen las dos importantes desamortizaciones; la de Mendizábal y la de Madoz.

2. DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL. 1836-1837

El Gobierno de los liberales en 1836implica un empuje en la política desamortizadora.
La desamortización de Mendizábal llegará hasta 1844, cuando los moderados suspenden la venta de bienes desamortizados.

Causas de la desamortización

Los motivos fueron el deseo de reformar la propiedad agraria, la búsqueda de mayores ingresos fiscales para tratar de amortizar la deuda pública y la obtención de recursos para los gastos de las guerras carlistas. Además, esta fue impuesta debido a la revolución burguesa y prosperó por estar acorde con los intereses burgueses.

Desarrollo de la desamortización

La desamortización se manifestó en la desvinculación de patrimonios; la desamortización civil y la eclesiástica.

Frente al planteamiento de Mendizábal se situó Flórez Estrada, político liberal, partidario de la desamortización como medio para iniciar una reforma agraria. Propónía entregar a los pequeños campesinos tierras en arrendamientos enfitéuticos a cambio de una renta. A los 50 años, la renta podía renovarse ya que el Estado conservaba la propiedad de los bienes nacionales y el arrendamiento podía prorrogarse en sus sucesores. Así, se promovía la riqueza nacional y aumentaban los recursos del Estado. Además, criticaba los males que traería Mendizábal: el acaparamiento de tierras en pocas manos, el aumento de las cargas fiscales sobre los campesinos y el apoyo de estos al carlismo. Esta alternativa no fue aceptada.

En cuanto al desarrollo legislativo, el Real Decreto del 19 de Febrero de 1836 regulaba el sistema de ventas: el pago de los compradores se podría efectuar en dinero o en títulos de deuda. La quinta parte del precio se pagaría antes de otorgar la escritura Y el 80 por ciento restante se abonaría en 8 o 16 años, dependiendo del pago. Otras medidas legales fueron la desvinculación de patrimonios y la desamortización eclesiástica porque estos se mezclaban en luchas políticas y apoyaban a los carlistas.

La llegada de los moderados al poder en 1844 suspendíó las ventas de bienes desamortizados y su devolución al Estado y a la Iglesia. En 1851 se firmó el Concordato con la Santa Sede y se devolvieron bienes del clero regular y secular para que fueran vendidos por la Iglesia, obligada a invertir en Deuda Pública el dinero obtenido.

Valoración del proceso desamortizador

La desamortización de Mendizábal se realizó con falta de madurez y de forma atropellada. Pero fue urgente, no sólo por planteamientos ideológicos o por ciertos intereses, sino por apremiantes necesidades. Las carácterísticas esenciales de su obra pueden sintetizarse en conexión entre desamortización, reforma eclesiástica y amortización de la deuda pública interior y  defensa del trono de Isabel II.

Esta fue una medida financiera y política y no una reforma agraria, aunque desde el punto de vista burgués sí se asemejó, siendo ésta la clase beneficiada y no el pequeño campesinado. Así, lo único que consiguió fue reforzar los latifundios.

No cambió la estructura de la propiedad de la tierra, ni desintegrar los latifundios o crear una clase media campesina; tampoco resolvíó los problemas de la hacienda estatal. El resultado final fue un aumento del poder de buena parte de los antiguos terratenientes y el enriquecimiento de la burguésía.

3. DESAMORTIZACIÓN DE Madoz

El triunfo de los progresistas en 1854 permitíó otra desamortización con circunstancias distintas a las de 1836. El marco legislativo fue la Ley de Desamortización General del 1 de Mayo de 1855 de Pascual Madoz. La reina no la firmó por el perjuicio que ocasionaba a la Iglesia ya que las medidas vulneraban lo establecido en el Concordato de 1851 y las relaciones entre España y el Vaticano se enturbiaron.

Objetivos de la desamortización

Se trataba de “desamortización general” porque se trataba no solo de los bienes de la Iglesia, sino de todos los amortizados. Se trataba de terminar el proceso iniciado por Mendizábal. La ley pretendía paliar las dificultades de la Hacienda, amortizar la deuda pública, nivelar los presupuestos e impulsar la economía española, especialmente la industria y el ferrocarril.

Desarrollo de la desamortización

La ley de Madoz vendía todos los bienes pertenecientes a manos muertas, de propios y comunes de los pueblos. Inicialmente se dispuso que el pago se realizase en metálico mediante catorce entregas anuales, aunque posteriormente se permitíó el pago parcial. Los bienes a vender se distribuyeron en dos grupos; los pertenecientes al Estado y los que no.

Esta desamortización se realizó en dos etapas, la primera no llegó al año y medio, y termina con la caída de los progresistas. La segunda etapa se inició en Octubre de 1858. En 1859 se llega a un acuerdo con la Santa Sede por el que se permitía a la Iglesia adquirir cualquier título legítimo. Además, el Estado se comprometía a sostener a la Iglesia con una dotación anual y así se reanuda la desamortización de otros tipos de bienes.

Valoración del proceso desamortizador

La desamortización civil afianzó el neolatifundismo y fue un desastre social, pues arrebató a la población marginal su medio de vida. Sin embargo, favorecíó la modernización y la eficiencia agrícola. Con respecto a la desamortización eclesiástica hubo numerosas transferencias y otra vez fueron las clases poderosas quienes se beneficiaron.

La desamortización de Madoz produjo al Estado rendimientos muy superiores a la de Mendizábal, sin embargo el pago en catorce años hizo que los compradores no se viesen en la necesidad de llevar a cabo grandes inversiones y los recursos de la finca sirvieron para pagar los plazos de la compra.

4. CONSECUENCIAS DEL PROCESO DESAMORTIZADOR

Políticas

Los principales compradores, burgueses y aristócratas, apoyaron al trono de Isabel II, lo que reforzó el régimen liberal. También supuso el desmantelamiento casi completo de la Iglesia y de sus fuentes de riqueza. Sólo en 1845 se establecíó una contribución de culto y clero pero la Iglesia había dejado de ser privilegiada, aunque conservaba su enorme influencia en las mentalidades y en la educación, que casi monopolizaba.

Económicas

El Estado recaudó una cantidad de dinero con la que pudo hacer frente a los gastos de la guerra carlista y rescatar parte de la Deuda Pública. Además consiguió equilibrar los presupuestos públicos, se construyó el ferrocarril y se pusieron a tributar una enorme cantidad de propiedades que hasta entonces habían permanecido exentas, aumentando así los ingresos de la Hacienda.

La desamortización no produjo un aumento de la producción agraria pues los propietarios no hicieron mejoras, se limitaron a seguir cobrando las rentas e incrementándolas.

Urbanas

Se pudieron habilitar edificios para la Administración o la enseñanza, o bien trazar plazas que modificaron el aspecto de los cascos antiguos de las ciudades. La alta burguésía acaparó los mejores edificios del centro de las ciudades excluyendo a las clases medias y los obreros que ocupaban las viviendas más viejas o las zonas periféricas de la ciudad.

Artísticas

El abandono de los monasterios por los monjes trajo la pérdida de valiosas obras de pintura y escultura que fueron vendidas o exportadas. Además hubo un gran deterioro de los inmuebles situados en el medio rural.

5. CAMBIOS AGRARIOS

Lo destacable de la economía española durante el Siglo XIX fue el estancamiento aunque la economía española crecíó durante este período: la población aumentó, se desarrolló una producción que fue suficiente para abastecer las necesidades de la población, se amplió la red ferroviaria; las ciudades crecieron y varias industrias aumentaron su producción. Sin embargo, la economía española se estancó con respecto a otros países.

Todas las transformaciones agrícolas que se introducen a lo largo de la primera mitad del Siglo XIX como la eliminación de los señoríos no se tradujeron en innovaciones en las técnicas agrícolas, porque los nuevos propietarios mantuvieron los sistemas de explotación en vez de invertir en mejoras. Por eso el rendimiento de la tierra no aumentó.  Además, las tierras que servían como pastos se cultivaron y se introdujeron especies laneras que eran más rentables y productos textiles más competitivos. El resultado fue que la ganadería lanar experimentó un decrecimiento importante.

El trigo y otros cereales siguieron siendo la base de la alimentación de la gran mayoría de la población. Además, la población agrícola se mantuvo en permanente amenaza de hambre a causa de malas cosechas o de plagas que repercutieron en la capacidad de compra del campesinado.

Los gobiernos moderados realizaron una política comercial proteccionista para garantizar la venta a precios elevados de la producción, que se mantuvieron altos al no haber competencia exterior ni un mercado nacional articulado, pero en años de malas cosechas los precios se disparaban. Así los propietarios conseguían acumular enormes ganancias, pero sin invertir en la mejora de la producción.

En definitiva, a pesar de todos los cambios agrarios, la agricultura estancada supuso un lastre importante para el desarrollo de los demás sectores productivos.

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