Arquitectura Colonial en Santiago de Chile
La fundación de Santiago en 1541 se basó en un modelo de damero, una cuadrícula de manzanas y calles ortogonales centrada en la Plaza Mayor e Iglesia Mayor. Este diseño buscaba una estricta regularidad, aunque en la práctica, la estructura se materializó de diversas formas, presentando distinciones en la parcelación, edificación e infraestructuras viarias. La cuadrícula, a menudo, exhibía discontinuidades e irregularidades que evolucionaban y modificaban los principios de diseño y las normas legales, influyendo en los patrones de urbanización.
La influencia geográfica de la cuenca de Santiago, con el río Mapocho, el cerro Santa Lucía (inicialmente Huelén) y el brazo del río denominado Cañada de San Francisco (futura Alameda), impuso límites rígidos a la planta y definió elementos de separación y contacto con el territorio circundante. La relación del manzanero fundacional con el terreno natural se estableció al fijar un punto donde se encontraban dos ejes de escala territorial.
El predominio religioso fue notable. La Iglesia y las diversas órdenes religiosas tuvieron un papel jerárquico y una posición espacial relevante en la ciudad colonial. Santiago, a pesar de su tamaño, en el siglo XVII, se pobló rápidamente de iglesias, conventos y colegios que ocuparon gran parte de la superficie urbana. Estas edificaciones religiosas a menudo rompían el esquema de damero original, ampliando sus predios e interrumpiendo la continuidad de las calles, actuando como «piezas distintivas» y «polos de desarrollo y control social». Las torres y campanarios funcionaban como hitos visibles desde la distancia en una ciudad de edificaciones bajas y manzanas cerradas, convirtiéndose en lugares de encuentro y prácticas sociales que complejizaban la estructura urbana.
Organización Inicial y Rol de Edificaciones Religiosas
- Organización Inicial: Cuadrícula de manzanas y calles ortogonales, centrada en la Plaza e Iglesia Mayor.
- Rol de Edificaciones Religiosas: La Iglesia y las órdenes religiosas tuvieron un papel jerárquico y una posición espacial relevante, configurando un «tejido conventual».
- Constituyeron elementos de control y desarrollo en la periferia y los bordes de la ciudad desde los siglos XVI y XVII.
- Monasterios: Otorgaron identidad a manzanas y calles, complejizando la estructura urbana (inicialmente en el centro, luego en las periferias).
Santiago como «Fuerte Militar»
En sus inicios, Santiago operó más como un campamento militar (concentrado en pocas manzanas) debido al aislamiento y frecuentes ataques. Las edificaciones religiosas destacaban en este asentamiento reducido.
Irregularidades de la Cuadrícula
Aunque se buscaba una regularidad estricta, los límites geográficos (cerro, río, Cañada) introdujeron deformaciones. La cuadriculación del territorio fue una hipótesis para el crecimiento futuro.
Transformaciones y Evolución Urbana de Santiago
Impacto del Cambio Institucional (Colonial a Republicano)
La transición de una lógica militar-religiosa-monárquica a una estatal-republicana detonó modificaciones en el trazado urbano y la definición de fronteras entre espacio público y privado.
«Refundación de Santiago» (Finales del Siglo XVII)
Se impulsó la ciudad después del terremoto de 1647, con impuestos para obras públicas.
El Plano de Frezier (1712) documenta esta fase, mostrando un orden de cuadrícula ortogonal con manzanas cuadradas y edificaciones cerradas al exterior. Coexistían 23 instituciones eclesiásticas. Se consolidaron manzanas y calles, lo que influyó en la organización espacial cerrada hasta el siglo XVIII.
Secularización y Apertura (Siglo XIX)
El Plano de Manuel de Sobreviela (1792) muestra una extensión de la modulación métrica colonial, disolviendo la condición de «ciudad fuerte». Se formalizaron espacios públicos (La Cañada, borde del Mapocho), y hubo crecimiento hacia el oriente (más allá del cerro Santa Lucía gracias a los Tajamares del río) y poniente (canal de regadío). Se produjeron choques entre la institucionalidad religiosa y las políticas estatales laicas a principios del siglo XIX. Muchos conventos fueron trasladados del centro para abrir calles y dar continuidad a la trama urbana (ej. Agustinas y Clarisas por Vicuña Mackenna a fines del XIX).
Plano de Santiago de 1910
Este plano es la manifestación más representativa de la ciudad moderna. Coincide con los límites de la actual comuna de Santiago. Se observa una alta división y subdivisión predial (casas patio, conventillos), así como viviendas de lujo (palacios, casas quintas) siguiendo la subdivisión ortogonal. Surgieron nuevos barrios, espacios públicos y centralidades que coexistían con el centro histórico.
Barroco Novohispano: Adaptación y Expresión en América Latina
Adaptación y Reinterpretación Local
A diferencia del Barroco europeo, el novohispano no influyó directamente en el movimiento contrarreformista, sino que se enfocó en fomentar las creencias católicas. Sus características no coincidieron necesariamente con las del Barroco europeo en tiempo y espacio, siendo el resultado de una realidad específica donde intervinieron la sociedad, la cultura, la historia, la economía, la política y el ámbito geográfico de cada lugar. Se desarrolló con una gran diversidad de formas y una innovadora libertad en la composición, partiendo de los cánones clásicos.
Influencia Andaluza
Una significativa emigración de andaluces a Nueva España desde el siglo XVI, muchos de ellos asentados en Puebla de los Ángeles, facilitó la transmisión de conocimientos y aportó ideas, resultando en una simbiosis cultural reflejada en la arquitectura poblana. Arquitectos y artistas formados en España, especialmente de Andalucía, aplicaron sus conocimientos en el Nuevo Mundo.
Características del Barroco Novohispano
- Uso Profuso de Ornamentación y Materiales Locales: Buscó la suntuosidad y generó ricas ornamentaciones que cubrían edificios tanto en interiores como en exteriores, creando una sensación de movimiento. Puebla, por ejemplo, poseía abundantes recursos naturales (canteras, suelos arcillosos, caleras) que permitieron una gran variedad de materiales constructivos y ornamentales, dando a su arquitectura características locales singulares. Se incrementó el uso de materiales como piedra, argamasa, ladrillo, azulejo y recubrimientos de cal.
- Expresión y Libertad Formal: El arte barroco se expresa con libertad respecto a sus antecedentes clásicos, introduciendo un lenguaje formal que irrumpe con los parámetros de la simetría y la proporción. Se caracteriza por la complejidad y el dinamismo de las formas, la riqueza de la ornamentación y el efectismo.
- Carácter Envolvente e Integral: El Barroco fue una manera integral de «hacer» que impregnó prácticamente todo, manifestándose en la creación de objetos utilitarios, mobiliario, vestimenta, orfebrería, y manifestaciones artístico-culturales como literatura, pintura, escultura y arquitectura, tanto civil como religiosa.
- Simbolismo y Temática Religiosa: En Nueva España, el fenómeno cultural barroco buscó fomentar y acrecentar las creencias y devociones católicas, siendo el templo una de sus principales manifestaciones. La temática religiosa fue fundamental, expresando contrastes entre lo carnal y lo espiritual, el pecado y el arrepentimiento, el éxtasis y la beatitud. También incorporó un cuestionamiento sobre la fugacidad de la vida y la vanidad de las cosas mundanas.
- Participación Indígena y Mestiza: Aunque la ideología y las técnicas eran europeas, la interpretación y el sentido que le imprimieron los indígenas, quienes elaboraron las obras directamente, influyeron de manera importante. Esto se reflejó en una paleta de colores ampliada, la reinterpretación de estilos clásicos y la recarga de la decoración con flora y fauna locales. Los criollos y mestizos, que eran la mayoría de la población tras la generación de los conquistadores, rivalizaban con los «gachupines» (españoles) e invirtieron grandes sumas en edificaciones suntuosas, buscando diferenciación.
- Urbanismo y Coexistencia de Estilos: La concepción del espacio barroco se introdujo dentro del sistema de la trama urbana renacentista, reinterpretando formas y usos, y aportando nuevos elementos. No se trataba tanto de crear una ciudad barroca a priori como de incorporar variaciones y articulaciones que la convirtieran en una expresión contemporánea de nuevas ideas. En América Latina, abundan los anacronismos, con estilos como el gótico tardío, manierismo, renacimiento y elementos indígenas coexistiendo contemporáneamente, a veces en la misma obra.
Elementos Arquitectónicos y Ornamentales del Barroco Novohispano
- Azulejo / Talavera poblana:
- Material ornamental. Se usó extensivamente en fachadas e interiores, a menudo combinado con ladrillo y cantería para crear efectos cromáticos y volumétricos. La modalidad de «tableros de azulejo» con diseños o escenas.
- Yeserías:
- Tipo de ornamentación utilizada en los interiores de edificios religiosos y civiles, elaborada con molduras de yeso. Su origen es probablemente andaluz y evolucionó de estilos manieristas a barrocos.
- Argamasas:
- Molduras hechas de una mezcla de cal y arena fina, empleadas en exteriores de muros, bóvedas, cúpulas y enmarcaciones. Se desarrollaron como una alternativa a las yeserías para su uso al aire libre.
- Cantería:
- El trabajo de la piedra, especialmente visible en las portadas o fachadas, que en Puebla mostró una clara influencia andaluza. Incluía el uso de piedra gris, piedra de «villerías» y alabastro («Tecali») para elementos decorativos y estructurales.
- Ladrillo:
- Utilizado de manera aparente para la ornamentación de paños en fachadas de arquitectura religiosa y civil, a menudo combinado con otros materiales como argamasas y azulejos para crear diversos efectos ópticos.
- Tejaroz:
- Solución arquitectónica de origen andaluz, consistente en pequeñas cubiertas colocadas sobre los vanos de los balcones para proteger del sol y la lluvia.
- Patios Porticados:
- Elemento arquitectónico de la arquitectura civil con influencia andaluza en Puebla, caracterizado por arcos de medio punto y columnas de cantería, formando parte de la solución de los patios interiores.
- Mopa-Mopa (Barniz de Pasto):
- Resina vegetal utilizada por artesanos «pintores barnizadores».
Ejemplos Destacados de Arquitectura en América Latina
En Puebla de los Ángeles, México:
- Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (1722).
- Casa de los “Muñecos” (siglo XVIII), notable por su fachada y el uso de azulejos.
- Templo de San José (concluido en este período).
- Fachada del Colegio de San Jerónimo (remodelado al estilo barroco).
- Fachada del Templo de San Francisco (remodelación entre 1743 y 1767, combinando azulejo, cantería y ladrillo).
- Templo de San Ildefonso (yeserías manieristas en cúpula).
- Iglesia de Santa Catalina (lambrines de azulejo).
- Capilla del Rosario (azulejos y yeserías).
- Templo de San Cristóbal (yeserías tempranas en el interior).
- Colegios Palafoxianos (visual de conjunto y decoración con ladrillo y azulejo).
- Casa de Alfeñique (ornamentación con argamasas, yeserías y tejaroz, con similitud visual a un producto de dulcería árabe).
- Portería del Convento de Santo Domingo y Convento de la Merced (ejemplos significativos de uso de argamasas).
- Templo de la Compañía de Jesús, Colegio de San Pantaleón y Hospital Real de San Pedro (uso aparente de ladrillo en fachadas).
- Convento de Santa Mónica, Iglesias de San Marcos y San Antonio (combinación de ladrillo y azulejo en fachadas).
- Cúpulas ornamentadas exclusivamente con azulejo: como la de la Capilla de Jesús Nazareno (anexa al Templo de San José), la de la Catedral de Puebla y el cimborrio de la Compañía de Jesús.
En Santiago, Chile (ejemplos urbanísticos y religiosos que moldearon la ciudad colonial):
- Plaza Mayor e Iglesia Mayor (ejes centrales de la fundación en damero).
- Convento e Iglesia de San Francisco (ubicado en la Cañada, enmarcando los límites visuales).
- Convento de Santo Domingo (límite norte de la ciudad colonial).
- Convento de La Merced (hacia el oriente, con importancia estratégica).
- Ermita de San Lázaro y Parroquia de Santa Ana (flanqueando los límites poniente de la ciudad).
- Iglesia de La Compañía y Convento de las monjas Agustinas y de los Agustinos (consolidándose alrededor de la Plaza Mayor y la Catedral).
- Monasterio de Santa Clara de la Cañada, Las Carmelitas y San Juan de Dios (a lo largo de La Cañada).
En la Ciudad de México:
Catedral Metropolitana de la Ciudad de México
Es un referente del Barroco colonial y una de las iglesias más grandes de América Latina. Su construcción prolongada resultó en una fusión de estilos arquitectónicos como el Renacentista, el Barroco y el Neoclásico. La fachada principal tiene una estructura monumental con columnas salomónicas, adornos elaborados y dos torres campanario. La portada principal es de estilo Barroco y destaca por su rica ornamentación.
El interior de la catedral alberga numerosas capillas, retablos y una gran cantidad de elementos decorativos, como frescos, esculturas y mobiliario de valor histórico. La cúpula central es una de las características más distintivas de la iglesia, destacando por su imponente presencia.
La catedral se ubica en el Zócalo de la Ciudad de México, sobre lo que originalmente fue el Templo Mayor de los aztecas, lo que le confiere un profundo simbolismo en relación con la historia prehispánica y colonial. Fue construida para ser la sede de la arquidiócesis y, desde la época colonial, ha sido un importante centro de culto religioso.
Basílica de Guadalupe
Su construcción comenzó en 1974 y culminó en 1976, y es conocida por su arquitectura moderna, en contraste con las tradicionales iglesias coloniales. La iglesia tiene una estructura circular que permite que todos los visitantes puedan ver la imagen de la Virgen sin obstrucciones. La edificación se caracteriza por una cúpula en forma de sombrero de charro, que es un símbolo de la cultura mexicana.
En su interior, la Virgen de Guadalupe está colocada en un altar elevado, y las paredes están decoradas con representaciones artísticas que honran su historia. Está ubicada en el Tepeyac, un sitio sagrado para la cultura mexicana desde tiempos prehispánicos, donde se dice que la Virgen se apareció a Juan Diego en 1531.
Palacio de Minería
Obra cumbre del Neoclasicismo en México, fue diseñado por Manuel Tolsá en el siglo XVIII. El edificio se caracteriza por su fachada austera y elegante, con un uso destacado de columnas jónicas, una gran escalinata que conduce al vestíbulo principal y una cúpula en su interior que se extiende sobre una gran sala central.
La planta del edificio está diseñada en un estilo cuadrado, con patios interiores que dan acceso a distintas salas de exposiciones y oficinas. Tolsá incorporó en su diseño elementos de la arquitectura clásica europea, como la simetría y el uso de formas geométricas, que reflejan la influencia de la Ilustración.
La Periodificación en la Historia del Arte y la Arquitectura
1. La Naturaleza de la Periodificación Histórica
La historia, aparentemente incoherente, es ordenada por el pensamiento a través de la construcción de «unidades históricas». Estas unidades permiten «ubicar los objetos estudiados en un contexto que haga posible su comprensión» y relacionarlos con la totalidad de la historia.
La necesidad de periodizar surge con la conciencia histórica, buscando «distinguir períodos, asignarles un significado, descubrir un papel en el devenir histórico». En la historia del arte y la arquitectura, esta práctica se hace evidente en el Renacimiento, con la distinción entre el arte moderno (renacentista), antiguo (grecorromano) y «viejo» (medieval), este último incluso recibiendo la valoración despectiva de «gótico» por Rafael.
2. Crítica a la Universalización de la Periodificación Europea
Se critica la extrapolación de las unidades históricas europeas a contextos no europeos. Se advierte que estas extrapolaciones, como hablar de una «Edad Media americana» o un «imperio maya» que no se corresponden con las realidades locales (feudalismo, emperadores), pueden «confundir» en lugar de «comprender». Para que una unidad histórica sea válida, debe «tener un sentido, una justificación» y basarse en «características que alcanzan para diferenciarla netamente de otras». Los límites de los períodos, a su vez, deben fijarse en los momentos en que se detectan «cambios y las causas que los han provocado». Por lo tanto, los conceptos de «causa» y «cambio» son fundamentales para la periodificación.
3. Inaplicabilidad del Modelo Estilístico Europeo a Latinoamérica
Los criterios de periodificación basados en el estilo, que son coherentes para la arquitectura europea con su desarrollo continuo de ideas y códigos, son «inaplicables a la periodificación de la arquitectura en el subcontinente [latinoamericano]».
Las razones principales son:
- Ausencia de Desarrollo Estilístico Coherente: «No se ha dado en América Latina un desarrollo estilístico coherente o que permita descubrir una continuidad en las ideas arquitectónicas».
- Ideas Transculturadas y Soluciones Terminales: La arquitectura latinoamericana se ha basado en «ideas trasculturadas, que se interpretaron, modificaron o transformaron de acuerdo con circunstancias histórico-culturales-tecnológicas locales». Los artífices locales rara vez pudieron «perfeccionar códigos y, posteriormente, de engendrar nuevas ideas a partir de sus soluciones», las cuales «casi siempre tuvieron el carácter de soluciones terminales».
- Intrusión Constante de Ideas Europeas: Esta falta de continuidad se debe a la «constante intrusión de nuevas ideas europeas adoptadas o impuestas por la situación de dependencia política y/o cultural».
4. Diferencias en las Causas y Circunstancias de Cambio
Las causas de los cambios estilísticos difieren profundamente entre Europa y América Latina. Mientras que en Europa son un «complejo haz de causas y circunstancias históricas y culturales», en América Latina la situación es «simplificada», con un papel preponderante del «condicionamiento político», así como las «circunstancias sociales y económicas», por encima de «sutiles cambios culturales» o el «desarrollo interior de las formas».
Waisman subraya la dificultad de identificar en Latinoamérica momentos de «elaboración de un nuevo código» o «actos críticos que conducen a desechar un sistema estructural», como sí ocurre en Europa. Las «circunstancias materiales y las pragmáticas prevalecen casi siempre sobre las orientaciones del pensamiento», impidiendo que el campo arquitectónico alcance una «trayectoria autónoma continuada».
Anacronismos en la Periodificación
Las ideas arquitectónicas europeas no llegaron a América en una secuencia cronológica ordenada, lo que llevó a abundantes anacronismos, con estilos como el gótico tardío, manierismo, renacimiento, y elementos indígenas coexistiendo contemporáneamente, a veces en la misma obra. Esto hace que una periodificación basada únicamente en criterios estilísticos resulte artificial para la arquitectura latinoamericana.
Preguntas Frecuentes sobre Periodificación Arquitectónica
¿Cuál es el problema de aplicar universalmente las unidades históricas europeas a otras regiones, como América Latina?
El problema radica en que las unidades históricas definidas para Europa a menudo se han extrapolado a otras regiones sin considerar sus particularidades. Esto lleva a anacronismos y confusiones, como hablar de una «Edad Media americana» en un continente sin feudalismo ni filosofía escolástica, o un «imperio maya» sin un emperador. Aunque las unidades históricas son construcciones del historiador, deben tener un sentido y una justificación basados en características distintivas de la región estudiada, en lugar de imponer modelos ajenos que no reflejen la realidad local.
¿En qué se basan los criterios de periodificación de la arquitectura europea?
Para la arquitectura europea, la periodificación se ha basado fundamentalmente en criterios estilísticos. Estos criterios son coherentes con un desarrollo continuo donde las ideas arquitectónicas evolucionan, engendran nuevas soluciones y dan forma a estilos definidos, que actúan como códigos con elementos combinables y normas sintácticas. La delimitación de los períodos se fundamenta en el estudio del inicio de la formación de un nuevo código, el proceso de cambio respecto al código anterior (cuando pierde vigencia) y las causas de estas transformaciones. El concepto de causa y cambio es central en esta determinación.
¿Por qué los criterios estilísticos europeos no son aplicables a la periodificación de la arquitectura latinoamericana?
Porque su arquitectura no ha seguido un desarrollo estilístico coherente o continuo. En su lugar, ha estado marcada por ideas trasculturadas, interpretadas, modificadas o transformadas según las circunstancias histórico-culturales y tecnológicas locales. Los artífices locales rara vez tuvieron la oportunidad de perfeccionar códigos y generar nuevas ideas de forma autónoma, ya que las soluciones a menudo eran «terminales» debido a la constante intrusión de nuevas ideas europeas, adoptadas o impuestas por la dependencia política y/o cultural.
¿Qué factores prevalecen en las causas de los cambios en la arquitectura latinoamericana, a diferencia de la europea?
En la arquitectura latinoamericana, las causas y circunstancias de los cambios difieren profundamente de las europeas. Aquí, el condicionamiento político, las circunstancias sociales y económicas asumen un papel preponderante. Estos factores prevalecen sobre los sutiles cambios culturales, la orientación del pensamiento y, especialmente, la impronta personal del creador o el desarrollo interior de las formas, que son más característicos de Europa. Esto se debe a que el pensamiento arquitectónico en América Latina no alcanzó una trayectoria autónoma continuada.
¿Qué particularidades de la llegada de ideas arquitectónicas europeas a América Latina complican la periodificación estilística?
Las ideas arquitectónicas europeas no llegaron a América Latina en una secuencia cronológica ordenada. Fueron traídas por diversos artífices con distintas procedencias y educaciones, lo que generó anacronismos. Es común encontrar en una misma época, e incluso en la misma obra, la mezcla de estilos como el gótico tardío, manierismo, renacimiento, plateresco, renacimientos italianos finos, resabios románicos y estructuras indígenas. Esta simultaneidad de estilos hace que una periodificación basada en criterios estilísticos resulte artificial para la arquitectura latinoamericana, señalando a lo sumo coincidencias temporales con períodos europeos.
Arquitectura Moderna y Post-Modernidad en Santiago (1930s-1990s)
Modernización y «Gran Ciudad»
La arquitectura moderna en Chile, asociada directamente a la producción del fenómeno urbano durante el siglo XX, llegó a Santiago a principios de los años 30. Se convirtió en una herramienta para transformar la ciudad en una «maquinaria productiva» y motor capitalista de la economía local, especialmente después de la crisis de 1930.
Inversión Pública y Privada
El Barrio Cívico de Santiago (1930s-40s) fue el proyecto más emblemático, configurando el entorno del Palacio de la Moneda. Edificios impulsados por capital privado, como el Edificio Oberpaur (1929-31) y el Edificio Santa María (1937-39), consolidaron la forma urbana tradicional y afirmaron nuevas concepciones de planta y fachada, mostrando las posibilidades de edificación en altura.
Equipamiento Público
La arquitectura moderna se consolidó como arquitectura pública, construyendo una nueva dinámica urbana a través de grandes obras del estado de bienestar para salud, educación y recreación, como hospitales y el Estadio Nacional (1938).
Vivienda Pública
Hubo un gran avance en la vivienda pública en Santiago con proyectos como la Población San Eugenio (1935), Vivaceta (1938), Pedro Montt (1938), y la Población Juan Antonio Ríos (1944-1958). Estas obras integraron innovaciones tipológicas con la configuración urbana tradicional, pensando «arquitectura y ciudad al mismo tiempo». La Unidad Vecinal Portales es otro ejemplo de grandes emprendimientos que dieron una escala metropolitana.
Crisis y Re-elaboración (1965-1990)
Este período marcó una «crisis de certezas» en la arquitectura moderna, llevando a una re-elaboración de sus ideas con sensibilidad hacia la geografía, el paisaje, y nuevas modalidades técnicas o materiales.
Transición Estilística
Obras de arquitectos como Emilio Duhart, con el edificio de la CEPAL (1960-66) en Santiago, que aunque adherían a la modernidad madura, ya incluían referencias a la arquitectura tradicional chilena. Su Ministerio del Trabajo (c. 1970) mostró una apertura hacia el brutalismo y una nueva conciencia urbana.
Nuevas Sensibilidades
La introducción del postmodernismo a mediados de los 70 desde núcleos culturales europeos influyó fuertemente en la práctica arquitectónica. Esto generó una «sensibilidad menos utópica y más amplia frente a la ciudad histórica y real», con mayor atención a la historia y la crítica teórica.
Ejemplos Tardíos
El Edificio Plaza Lyon (1981) en Santiago es un ejemplo maduro de esta nueva sensibilidad, recuperando la manzana-bloque tradicional y aportando a la construcción de la ciudad. La Municipalidad de Providencia, bajo Germán Bannen, también mostró una capacidad para generar programas de interés arquitectónico desde el sector público.
Etiquetas: Arquitectura Colonial, arquitectura moderna, Barroco Novohispano, Puebla, Santiago de Chile, urbanismo histórico
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