05 Sep

T7: Las migraciones exteriores

Las migraciones exteriores son los movimientos de población fuera de las fronteras del propio país. Las migraciones exteriores tradicionales estuvieron marcadas por la emigración. En cambio, las migraciones exteriores actuales se caracterizan por una reducida emigración y un elevado volumen de inmigración extranjera.

Las migraciones exteriores tradicionales tuvieron lugar entre mediados del siglo XIX y la crisis económica de 1975. En este periodo emigró de España un elevado volumen de personas con destino a ultramar y a Europa occidental. La emigración transoceánica tradicional se dirigió principalmente a América Latina y secundariamente a Estados Unidos, Canadá y Australia. En muchos casos fue una emigración permanente y asistida. Pero también hubo salidas temporales para trabajar en la construcción de grandes infraestructuras, y salidas estacionales para realizar tareas agrarias, en fechas complementarias con las de España. En la emigración transoceánica se distinguen dos etapas de auge y dos de crisis. La primera etapa de auge comprende desde mediados del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial (1914). Al principio de este periodo, la emigración hacia América, iniciada en el siglo XVI con la conquista, se había reducido bastante, debido a la política populacionista de los Borbones en el siglo XVIII, que puso trabas a la emigración, y a la independencia de las antiguas colonias a principios del siglo XIX. Pero desde 1853 la situación cambió debido a las siguientes causas:

  • Los países latinoamericanos necesitaban inmigrantes para poblarse, explotar sus recursos y construir grandes infraestructuras. Por ello, facilitaban la inmigración y llegaron a instalar en España a agentes reclutadores de emigrantes.
  • España limitó los obstáculos a la emigración, que se convirtió en una salida para el atraso agrario y el desempleo de las zonas minifundistas y unifundistas, que no podía ser absorbido por una industria muy escasa y localizada.
  • También influyeron el deseo de los jóvenes de evitar un servicio militar de tres años, y el efecto llamada de familiares y retornados sobre las oportunidades en ultramar.

La procedencia de la mayoría de los emigrantes era atlántica: Galicia, Asturias y Canarias. Su destino principal se encontraba en las actividades agrarias de La Pampa de Argentina, y en las plantaciones de azúcar de Cuba y de café de Brasil, donde se necesitaba mano de obra tras la abolición de la esclavitud. El perfil característico del emigrante era varón, joven, soltero, de bajo nivel de cualificación y dedicado a la agricultura. La emigración transoceánica decayó entre las dos guerras mundiales (1914-1945) a causa de circunstancias desfavorables.

T8: El casco antiguo o ciudad preindustrial

El casco antiguo o ciudad preindustrial comprende la parte urbanizada desde el origen de la ciudad hasta el inicio de la industrialización a mediados del siglo XIX. Por tanto, corresponde a la ciudad preindustrial. Ocupa una pequeña superficie de la ciudad actual, pero tiene un importante valor por su legado cultural. Por ello, muchos han sido declarados conjunto histórico-artístico y otros Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Toledo, Mérida, Segovia, Santiago.

Por su larga historia, el casco antiguo acumula elementos muy dispares desde el nacimiento de la ciudad hasta la actualidad.

La herencia de la época preindustrial

Los rasgos comunes de la herencia preindustrial

Los cascos antiguos de las ciudades conservan en parte la herencia preindustrial. En esta etapa, las ciudades eran muy variadas, pero solían presentar algunas características comunes. Casi todas las ciudades estaban rodeadas de murallas. Su finalidad era defensiva, fiscal (garantizar el cobro de impuestos) y sanitaria (aislar a la ciudad en caso de epidemia). El plano solía ser irregular con calles estrechas y tortuosas, típico de muchas ciudades antiguas y medievales-musulmanas o cristianas. No obstante, existían también planos radiocéntricos en ciudades alto-medievales (Vitoria), planos lineales en ciudades surgidas a lo largo de vías de comunicación, como el Camino de Santiago (Santo Domingo de la Calzada), y planos en cuadrícula, en ciudades de nueva planta romanas (Tarragona), medievales (Villarreal) o barrocas (La Carolina).

La trama urbana era cerrada, pues durante siglos las ciudades crecieron dentro de las murallas. No obstante, muchas casas y edificios poseían patios, corrales y huertos. La edificación predominante eran casas unifamiliares de baja altura. Además, había edificios destacados, que varían según el período histórico: iglesias, mezquitas, palacios, ayuntamientos, etc. Los usos del suelo eran diversos (multifuncionalidad): coexistían variadas actividades (talleres, comercios, almacenes y edificios públicos) y diferentes grupos sociales. Este hecho no impedía una cierta especialización en barrios para los distintos gremios de artesanos y comerciantes y cierta jerarquización espacial: el centro era el lugar más destacado, donde se localizaban los principales edificios públicos y vivía la élite política, económica y religiosa de la ciudad; los trabajadores vivían en los demás barrios, y las minorías étnicas y religiosas, en barrios aparte – juderías y morerías-.

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