13 Jun
La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia (1975-1996)
Tras la muerte del General Franco el 20 de noviembre de 1975, España inició un difícil proceso de transición hacia la democracia y de reincorporación al ámbito europeo occidental. Este periodo fue liderado por el rey Juan Carlos I de Borbón y el presidente Adolfo Suárez, y culminaría en 1982 con la llegada al poder del PSOE.
El Inicio de la Transición y los Primeros Gobiernos
Juan Carlos I de Borbón fue proclamado rey el 22 de diciembre de 1975, según las previsiones de la dictadura franquista. Inicialmente, mantuvo como presidente del gobierno a Carlos Arias Navarro, nombrado por Franco. Este primer gobierno de la monarquía se enfrentó a una fuerte demanda de reforma política, impulsada por la necesidad de una democratización que permitiera una aproximación política y económica al entorno europeo occidental.
Sin embargo, los planteamientos reformistas de Arias Navarro resultaron insuficientes, provocando movilizaciones que reclamaban libertades democráticas, la amnistía para los presos políticos y mejoras laborales y sociales. Dada la voluntad de continuismo de Arias Navarro, así como la presión de la oposición, el monarca forzó su dimisión en junio de 1976.
Fue sustituido por Adolfo Suárez en julio de 1976. Aunque Suárez provenía del franquismo, asumió el cambio político y promovió la Ley de Reforma Política. Esta ley fue aprobada primero por las Cortes franquistas y luego en referéndum en diciembre de 1976, lo que supuso la desaparición de estas, la convocatoria de elecciones generales y la afirmación de la soberanía popular y los derechos fundamentales de las personas.
Varios decretos sobre libertad sindical, legalización de partidos políticos y una amplia amnistía prepararon el camino para las elecciones generales que se celebraron el 15 de junio de 1977. Una vez legalizado el Partido Comunista de España (PCE) en abril, participaron en ellas:
- Los partidos de izquierda que habían constituido la oposición franquista (PSOE, PCE, PSP).
- Grupos y partidos de tendencia nacionalista, especialmente en Cataluña y País Vasco.
- Sectores provenientes del franquismo, partidarios de un cambio limitado (Alianza Popular).
El propio Suárez, desde el poder, creó la Unión de Centro Democrático (UCD), la cual finalmente ganó las elecciones. Las primeras Cámaras (Congreso y Senado) iniciaron un rápido proceso de redacción de una Constitución democrática y de un consenso entre todas las fuerzas que buscaba consolidar la democracia y las libertades. Además, se inició un proceso de descentralización de España que supuso en algunos territorios la formación de gobiernos preautonómicos.
Desafíos de la Transición: Crisis Económica y Terrorismo
La transición hacia la democracia se desarrolló en un contexto de crisis económica internacional y de terrorismo contra el Estado. La crisis del petróleo, existente desde 1973, incidió en España en esos años, dando lugar a una elevada inflación, aumento del paro, déficit comercial y un incremento de las huelgas en las que se mezclaban las reivindicaciones económicas y políticas.
En octubre de 1977, se firmaron los Pactos de la Moncloa entre partidos y agentes sociales. Estos pactos contenían un plan de actuación jurídica y de reforma y saneamiento económico, suponiendo un paso importante para limitar la conflictividad social, consolidar la democratización y hacer frente a la crisis.
El terrorismo de la organización separatista vasca ETA realizó más acciones durante los años de la Transición, con un gran número de víctimas mortales, lo que desgastó a los sucesivos gobiernos democráticos. Otras organizaciones de extrema izquierda, como el GRAPO, o de extrema derecha, ejecutaron también atentados y asesinatos, como la trágica matanza de abogados laboralistas de Atocha en enero de 1977. Esta situación de acoso terrorista, que tenía su objetivo en las Fuerzas Armadas, aumentó la amenaza de involución militar, dado que la mayor parte de los altos mandos se identificaban con el franquismo.
La Constitución de 1978 y el Golpe de Estado del 23-F
A pesar de estas tensiones, el proyecto de Constitución democrática, elaborado por las Cortes, fue sometido a referéndum popular el 6 de diciembre de 1978 y aprobado por una amplia mayoría. La Constitución de 1978 definía a España como un «Estado social y Democrático de Derecho», basado en el pluralismo político, organizado como una monarquía constitucional y con una estructura territorial de carácter autonómico.
En las elecciones de marzo de 1979, la UCD volvió a ganar y Adolfo Suárez formó gobierno, mientras el PSOE se afianzaba como principal fuerza de la oposición. El nuevo gobierno tuvo que hacer frente a problemas como la crisis económica o la configuración del Estado autonómico. Tensiones internas y cierta paralización gubernamental provocaron una moción de censura del PSOE que debilitó al gobierno, mientras el terrorismo continuaba atacando.
En este contexto, se produjo la dimisión de Adolfo Suárez el 29 de enero de 1981 y un intento de golpe de Estado el 23 de febrero de 1981 por parte del teniente coronel Antonio Tejero, como parte visible de una trama más civil y militar, amplia y compleja, pero que no pudo subvertir el orden constitucional.
A Suárez le sucedió Leopoldo Calvo Sotelo. Su corto mandato estuvo marcado por el consenso en algunos temas, como la armonización del proceso autonómico y la Ley de Divorcio; las discrepancias en política exterior, como la entrada de España en la OTAN en mayo de 1982; o la complicada situación político-social debido al involucionismo militar, el envenenamiento por aceite de colza y el terrorismo de ETA.
Los Gobiernos Socialistas y la Modernización (1982-1996)
El presidente Calvo Sotelo convocó elecciones el 28 de octubre de 1982, y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Felipe González obtuvo una gran victoria con una mayoría absoluta. Esta victoria le permitió implementar una política de modernización social y económica y de transformación general del país, lo que le aseguró sucesivas reelecciones hasta que dejó el gobierno en 1996.
En sus primeros años, se tuvieron que adoptar medidas frente a la crisis y a los problemas estructurales de la economía española, y se consiguió un crecimiento económico sostenible entre 1985 y 1992, a pesar de las dificultades para remontar un paro estructural.
El legado de los gobiernos socialistas incluye:
- La reforma del Ejército, de la Administración, del Código Civil o de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
- La transformación del sistema educativo (LOGSE y LRU).
- El incentivo de una verdadera política social.
- La implementación de una reforma fiscal con nuevos impuestos (IVA) para mejorar el Estado del Bienestar.
En política internacional, España ganó en proyección con la entrada en la Comunidad Europea en 1986 y la participación activa en el proceso de construcción europea (Tratado de Maastricht en 1992), aceptando la permanencia en la OTAN tras un polémico referéndum en 1986.
El desgaste de los años de gobierno quedó patente cuando estallaron, durante los últimos gobiernos socialistas, diferentes casos de corrupción y arbitrariedad (Casos Guerra, Filesa, Luis Roldán, la guerra sucia de los GAL…), también presentes en otros partidos e instituciones. El terrorismo fue un lastre social y político durante las cuatro legislaturas.
El Fin de la Transición y el Cambio de Siglo
En las elecciones de marzo de 1996, el Partido Popular (PP), liderado por José María Aznar, consiguió la victoria. Heredero de la antigua Alianza Popular de la Transición, se había refundado en 1989 como un partido liberal-conservador que gobernó hasta 2004.
La Transición a la democracia en España (1975-1996) superó tensiones políticas, sociales y económicas, culminando con la Constitución de 1978. A pesar de desafíos como el terrorismo y la crisis económica, el país logró consolidarse democráticamente, con el PSOE liderando la modernización hasta 1996, cuando el PP asumió el poder.
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