21 Oct
Contexto Socioeconómico y la Transformación del Diseño Gráfico en España (Años 60)
La Expansión Económica y la Sociedad de Consumo
Superada la crisis económica de los años 50, y con el primer Plan de Desarrollo en marcha, el país cambió radicalmente en los 60. Se había impuesto el desarrollo económico bajo un consumismo grosero y salvaje, visible en la rápida transformación de las ciudades, repletas de edificios en construcción. Además, llegó capital extranjero a través de empresas multinacionales, y el turismo propició grandes divisas al país al aumentar cada año la llegada masiva de visitantes. También jugó un papel relevante el capital en forma de ahorro que los emigrantes enviaron a España.
Los sesenta fueron años de constante expansión económica. La sociedad de consumo era, por primera vez en la historia, una posibilidad de futuro para España.
Evolución del Diseño Gráfico y las Artes Gráficas
En lo que se refiere al marco económico, en estos años comenzó la concentración de empresas. El sector de las artes gráficas experimentó una evolución importante, adaptando una estructura propia de la gran industria, y el diseño se consolidó como autonomía profesional.
Ya en los 70, aparecieron las letras transferibles, que transformaron el trabajo de los rotulistas en los estudios gráficos y modificaron la concepción gráfica del texto. El trabajo de los grafistas no fue tan artesanal como antes, y el diseñador disponía cada vez de más herramientas para desempeñar su labor.
Los clientes potenciales del diseño gráfico habían cambiado respecto al pasado, demandando soluciones más técnicas y menos artísticas.
El Panorama del Diseño Gráfico y la Publicidad
La Tecnificación de la Publicidad
Hacia 1965, la publicidad emprendió un proceso de tecnificación promovido por la incorporación creciente del marketing y las técnicas norteamericanas de ventas. El esquema tradicional se adaptó a la nueva situación, donde la nueva forma de comunicar de una empresa era responsabilidad de la agencia. De este modo, apenas quedaba espacio para la tarea creativa del dibujante o diseñador.
Así, en los estudios, más que diseñadores gráficos, había rotuladores, maquetistas y montadores. De este modo, la publicidad se vulgarizó y perdió calidad, ya que respondía más a técnicas de venta que a calidad gráfica o artística.
Además, la aparición de la televisión (TV) en España hizo que aumentaran los spots publicitarios, aunque no desplazó del todo a otros medios como la radio o la prensa.
Maestros del Cartelismo Español de Posguerra
Guillermo Pérez Bailo: Entre el Folclore y la Modernización Turística
El realismo franquista se imponía, impidiendo la normalización de una innovación estilística esbozada con anterioridad a sus respectivas llegadas al poder. Esto perpetuó hasta el límite las figuraciones que hicieron resaltar el brillo de buenos cartelistas como Guillermo Pérez Bailo.
Los esfuerzos de Guillermo en los años 50 en el tratamiento de algunos carteles turísticos no llegaron a cambiar el gusto por el estilo imperial-folclórico que prevalecía entre la clientela institucional y comercial, a pesar de los 50 premios nacionales e internacionales obtenidos en una práctica en la que fue maestro a lo largo de tres décadas difíciles para el diseño: de los 40 a los 60.
Precisamente a principios de los años 60, al amparo de la remodelación ministerial de tecnócratas y con el primer desarrollo de la industria turística, los paisajes se trataron también con técnicas fotográficas renovadoras y con audaces encuadres modernizadores.
Teodoro Delgado: El Cartelista de la Posguerra Oficial
La obra de Teodoro Delgado puede resumirse en el cartel de 1935 anunciador del diario vespertino Ya. La celebridad que le proporcionaron las colaboraciones en tiempos triunfalistas le acreditan como el mejor cartelista de la posguerra oficial.
Trayectoria Profesional:
- Sus primeros trabajos fueron carteles para agencias de publicidad, obteniendo el 2º premio en un concurso de cartelería, así como en otros concursos.
- Durante sus años de servicio militar, se trasladó a Barcelona y de allí a París y Buenos Aires, donde realizó su primera exposición de afiches.
- Vuelto a Madrid, obtuvo 4 primeros premios por los carteles realizados para las ferias de San Isidro.
- Durante la Guerra Civil Española, tuvo una destacada intervención en el cartelismo del bando nacional. Trabajó para Juan Cabanas en el Departamento de la Vicesecretaría de Educación Popular de Falange.
- El año 1950 marca una importante evolución en su carrera artística. Visitó Suiza y Caracas, donde expuso en el Centro Venezolano Americano.
Teodoro comenzó a relegar la ilustración para dedicarse a la pintura al óleo, continuando su colaboración como ilustrador con el diario ABC. Durante sus últimos años, se dedicó a la pintura y realizó numerosas exposiciones. Definía su arte como rabiosamente conservador, si bien aceptaba todas las técnicas nuevas.
Josep Artigas: El Último Cartelista Publicitario
Josep Artigas fue el cartelista por antonomasia después de la guerra. Aunque diseñara 2 carteles para sindicatos y agrupaciones obreras hacia el final de la Guerra Civil, su verdadera carrera profesional se inició en los tiempos difíciles de la posguerra. Artigas supo mantenerse puro y, cuando el ambiente de la expresión gráfica se le hizo irrespirable a su alrededor, no dudó en aprovechar la oportunidad que casualmente le brindó el destino: El ‘Cavail Bernat’ de Montserrat.
Desde 1955 a 1966, vivió y trabajó en Suiza y allí realizó la mayor parte de los 400 carteles comerciales y figurativos que le acreditan como el último cartelista publicitario. En ellos asoma el surrealismo, la caricatura y una cierta geometría característica del depurado grafismo suizo de los años 50.
El Cartel de Polil y su Significado Histórico
El magnífico cartel para Polil es una pieza antológica de la historia del cartelismo español y un elocuente símbolo de la tragedia de la posguerra española. Presumiblemente, aquel abrigo “mortalmente herido” podía ser uno de aquellos que vistieron las «sombras que se escurrían por las paredes y las esquinas, camufladas debajo de aquellos extraños abrigos largos y pesados».
Así fue inteligentemente interpretado por el Equipo Crónica en la serie La Parábola, cuyo protagonismo y escala le concedieron un valor indudable, lleno de resonancias ideológicas que la propuesta original no había ni siquiera imaginado. En efecto, para los que vivieron la dramática circunstancia de la posguerra española equipados con tarjetas de racionamiento con las que obtener los alimentos de primera necesidad, la principal fortuna era disponer de un par de zapatos, un colchón o un abrigo. En tal situación, la visión de un hombre mostrando un tabardo agujereado sin remedio por la polilla y recortado sobre un fondo de color amarillo tenía que ser terrible y apocalíptica, concitando sentimientos de solidaridad por la pérdida tan codiciada.
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