17 Nov
Las Reformas de la Administración Borbónica en el Siglo XVIII
Además de suprimir los fueros y las instituciones de la Corona de Aragón con el objetivo de centralizar y homogeneizar la Monarquía, los Borbones procedieron a una reorganización profunda de la Administración:
Ajustes en la Administración Central
- Las Secretarías del Despacho, antecedentes de los actuales Ministerios, sustituyeron a los Consejos, que desaparecieron o perdieron sus funciones.
- El número de Secretarías se estableció en 5 en tiempos de Fernando VI: Estado, Gracia y Justicia, Marina e Indias, Hacienda y Guerra.
- Los secretarios eran nombrados y destituidos por el rey, con el que despachaban por separado (no existía un Consejo de Ministros).
Reorganización Territorial y Local
- Se eliminaron los antiguos virreinatos (con excepción de los americanos) y se crearon demarcaciones provinciales.
- Al frente de cada demarcación se nombró a un Capitán General, que sería la máxima autoridad militar y civil, además de presidir la administración de justicia en su calidad de presidente de la Audiencia.
- Los corregidores castellanos se implantaron en todo el territorio.
La Figura del Intendente
La aportación más novedosa del nuevo modelo administrativo fueron los intendentes, una figura de inspiración francesa. Estos funcionarios dependían directamente del rey, gozaban de amplios poderes y tenían como misión la recaudación de impuestos y la dinamización económica del país:
- Controlar a las autoridades locales.
- Impulsar el desarrollo de la agricultura y las manufacturas.
- Realizar censos, etc.
Es a partir de 1718 cuando el territorio nacional queda dividido en Intendencias, adaptadas a las divisiones administrativas tradicionales; en Andalucía, por ejemplo, hubo cuatro, una en cada antiguo reino: Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada.
Reforma de la Hacienda
Se intentó reorganizar la Hacienda, procurando que todos los habitantes, incluyendo a los privilegiados (nobleza y clero), pagasen en relación con su riqueza.
Esto se había impuesto en la Corona de Aragón como resultado de la Guerra de Sucesión, pero cuando se quiso introducir en Castilla, mediante el Catastro de Ensenada (en el reinado de Fernando VI), fracasó por la resistencia de los privilegiados.
El Siglo de las Luces: La Dinastía Borbónica y la Ilustración
La dinastía que reinaba en España durante el Siglo de las Luces (siglo XVIII) era la Borbónica.
El Siglo de las Luces: Denominación y Concepto
El siglo XVIII es conocido con el nombre de «Siglo de las Luces» en referencia al conocimiento que el ser humano adquiere por medio de la razón (las luces de la razón frente a la oscuridad de la ignorancia).
El movimiento ideológico y cultural al que hace referencia es la Ilustración, que confía en la razón como fuente del conocimiento en lugar del principio de autoridad (la tradición, la Biblia, los Padres de la Iglesia).
Características de la Ilustración
- Los ilustrados son optimistas, afirman que las sociedades humanas, guiadas por la razón (difundida mediante la educación), pueden progresar y llevar a la felicidad (vinculada al bienestar material).
- Sin negar la existencia de Dios, los ilustrados se oponen al dominio ideológico de la Iglesia y a sus privilegios.
- Las ideas ilustradas supusieron una dura crítica al Antiguo Régimen en todos sus aspectos (el absolutismo monárquico, los privilegios de la nobleza y el clero).
- Muchos ilustrados colaboraron con los monarcas absolutos que introducían algunas reformas económicas y sociales (despotismo ilustrado).
El Despotismo Ilustrado
El despotismo ilustrado es una variante del absolutismo monárquico que se inspira en las ideas de la Ilustración. Los monarcas ilustrados se consideran servidores del Estado y trabajaban con el objetivo de mejorar el país (su economía, su nivel cultural) y llevar así la felicidad a sus súbditos.
Para ello acometieron reformas que afectaron a muchos aspectos de la sociedad y la economía, destacando la educación, especialmente la enseñanza de las materias que podían servir para la vida práctica, como las ingenierías; por eso se habla también de «reformismo ilustrado» para referirse a este modelo político.
La autoridad del monarca no se cuestionaba, por el contrario, el poder del rey se fortaleció, intentando someter a su autoridad a todos los estamentos sociales e instituciones, sobre todo a la nobleza y a la Iglesia, que se interponían entre el rey y el pueblo y frenaban el progreso; de ahí que el lema del despotismo ilustrado fuera: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo».
La Ilustración en España y Carlos III
El rey que representó el despotismo ilustrado en España fue Carlos III (1759-1788), que contó con la colaboración de políticos como Campomanes, el conde de Aranda o el conde de Floridablanca.
En España, los ilustrados fueron una minoría, la mayoría de ellos pertenecían a la pequeña nobleza o a la burguesía y ejercían profesiones liberales (abogados, médicos, escritores). Se agruparon en torno a las Sociedades Económicas de Amigos del País.
Salvo excepciones, los ilustrados españoles fueron reformistas, no revolucionarios, y apoyaron al monarca sin cuestionar su poder absoluto, conscientes del poder que tenían los sectores conservadores (riqueza, influencia económica e ideológica sobre las clases populares, puestos de responsabilidad en el ejército y en la administración).
Ejes y Medidas del Reformismo de Carlos III
Las reformas impulsadas por Carlos III y sus ministros tenían por objetivo cuatro ejes básicos:
- Abolir algunos de los privilegios de la sociedad del Antiguo Régimen; por ejemplo, se declararon honestas todas las profesiones.
- La reforma de la educación. Se fundaron escuelas de artes y oficios, se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria y se promovió la fundación de academias, como la Real Academia de la Lengua.
- La defensa del poder del Estado frente a la Iglesia (regalismo). Carlos III reclamó el derecho a nombrar los cargos eclesiásticos y a controlar a la Inquisición. En 1767 fueron expulsados los jesuitas, una orden muy poderosa que tenía un voto especial de obediencia al Papa.
- El crecimiento económico. Mediante la liberalización de la economía y la promoción de la iniciativa privada.
Reformas Económicas Detalladas
A. Comercio Interior
- Las aduanas interiores entre los antiguos reinos fueron eliminadas tras la Guerra de Sucesión (excepto en Navarra y las provincias vascas) pero no se suprimieron los peajes interiores (portazgos, pontazgos, barcajes), que estaban en manos de la nobleza.
- En 1765 se liberalizó el comercio de cereales, lo que provocó una rápida subida de los precios y tuvo como consecuencia el Motín de Esquilache.
- Mejora de la red viaria para favorecer el comercio: carreteras, puentes, canales. A pesar de los relativos avances, la red viaria siguió presentando importantes deficiencias.
B. Comercio con América
- En 1778 se puso fin al monopolio de Cádiz (que había sustituido a Sevilla en 1717), permitiendo que otros puertos españoles pudieran comerciar directamente con América, lo que redujo los costes de transporte.
C. Sector Primario (Agricultura y Ganadería)
- Se limitaron los privilegios de la Mesta, satisfaciendo así una vieja demanda de los agricultores castellanos.
- Se llevó a cabo la repoblación de zonas del sur bajo la dirección de Pablo de Olavide (las «Nuevas Poblaciones», como La Carolina o La Carlota, pobladas con colonos españoles y alemanes católicos).
- Se impulsó la elaboración de un proyecto de reforma agraria, que no prosperó.
Nota: Las reformas no solucionaron los problemas estructurales de la agricultura española: escasa productividad, abundancia de tierras vinculadas (mayorazgos de la nobleza) y amortizadas («manos muertas», tierras de la Iglesia y de los municipios), y la predominancia del minifundio en el norte y el latifundio en el sur.
D. Actividad Industrial
Siguiendo el modelo implantado en Francia, los Borbones impulsaron la creación de las Reales Fábricas, que no eran industrias modernas sino talleres artesanales de grandes dimensiones y con muchos operarios.
Las Reales Fábricas (o manufacturas reales) produjeron bienes con diversa finalidad: atender a las necesidades militares o recaudatorias del Estado (construcción de barcos, fabricación de armas, fábricas de tabaco o naipes), producir objetos de lujo para las clases altas (cristal, porcelana, tapices, etc.), o cubrir la demanda de productos textiles de las clases populares (tejidos de lana o algodón).
Sin embargo, a finales del siglo XVIII, la mayoría de estos establecimientos solo se mantenía por razones de prestigio. Por eso, con Carlos III se llevó a cabo una cierta liberalización del sector, impulsando la iniciativa privada:
- Valencia (industria de la seda).
- Provincias vascas (industria siderúrgica).
- Cataluña (industria textil del algodón, con la introducción de máquinas británicas que formaban parte de la llamada Revolución Industrial).

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