06 Jul

La romanización de Hispania, un proceso fundamental en la historia de la península ibérica, puede contemplarse desde tres perspectivas clave:

  • Invasión Militar: La conquista y pacificación del territorio.
  • Contagio Político y Sociocultural: La adopción de las estructuras y costumbres romanas.
  • Romanización Jurídica: La extensión del derecho y la ciudadanía romana.

La Invasión Militar: Dos Siglos de Conquista en Hispania

Militarmente, Roma llegó a Hispania a raíz de las guerras mantenidas con Cartago, las conocidas Guerras Púnicas. Desde ese momento, comenzó su expansión por todo el territorio, culminando la conquista con la caída de los cántabros. Así, podemos distinguir, por cronología, cuatro etapas militares de conquista:

  1. Luchas entre Roma y Cartago por el Mediterráneo

    En aquella época, los indígenas de Hispania se dividían en íberos y celtas. De los dos, fueron los celtas quienes apoyaron a los romanos en sus luchas contra Cartago. Por eso, cuando Roma consiguió asentarse en el sur de Hispania, comenzó a contar con estos indígenas para su ejército. A estos hombres que acudían a luchar se les llamó Auxilia. No eran ciudadanos romanos, pero iban con ellos a la batalla, lo que influyó, como veremos más tarde, en la romanización cultural de Hispania.

  2. La Caída de Numancia (133 a.C.)

    Estamos en el 133 a.C. Se produce la caída de Numancia, la principal ciudad celtíbera. Es un momento importantísimo, porque con su derrota y casi eliminación, Roma ya tenía en su poder el 80% del territorio de Hispania. En este momento, comenzó ya a administrarse territorialmente, en algunas zonas, a la romana. Se dictó la Lex de Pronilius (133 a.C.) para generar esa estructura político-administrativa basada en las provincias.

  3. Crisis Política en Roma y su Impacto en Hispania

    Con casi toda Hispania en su poder, y con el Imperio ampliando conquistas, se desarrolló en Roma una fuerte crisis política que terminó en guerras civiles por el poder. Todos los problemas internos de la civitas se trasladaron también a Hispania, donde muchos senadores que no estaban de acuerdo con lo que sucedía en la metrópoli, venían hasta aquí, convirtiendo este territorio en un foco de resistencia a quienes gobernaban en Roma. Prueba de ello fue la instauración en Hispania de un Senado propio, con 300 senadores, que nada tenía que ver con el Senado de la civitas romana.

  4. Las Guerras Cántabras: La Conquista Final

    La conquista militar de Hispania por los romanos terminó con las Guerras Cántabras. Con la conquista de la cornisa cantábrica, único reducto hasta entonces sin conquistar por los romanos. Se habla de varias razones del porqué se decidieron a hacerse con la zona después de tantos años ignorándola. Y esos motivos se resumen en tres:

    • Afán de terminar de conquistar la totalidad del territorio.
    • Los saqueos que los cántabros llevaban a cabo en el resto de pueblos cercanos.
    • Las minas: Eran pueblos mineros y los romanos querían sacarles provecho. Como no tenían conocimientos de minería, permitieron que, una vez conquistados, los cántabros continuaran en las minas, pero trabajando para Roma.

Conquista de Hispania y Formas de Anexión

Esta conquista se prolongó durante siglos, en los que Roma puso en práctica diferentes formas de anexión, que ya había utilizado en su expansión por otras zonas del mundo.

Así, buscó el apoyo de tribus indígenas, aprovechando el malestar creado por la opresión cartaginesa. Para ello, se valió de pactos, los Foedera, de carácter militar que contenían condiciones muy ventajosas para los pueblos que habían ayudado a Roma. En el año 206 a.C., el Senado romano convierte Hispania en provincia, razón por la que los Foedera fueron sustituidos por diferentes estatutos jurídicos que dependían del mayor o menor grado de adhesión a Roma durante el conflicto. Y distinguimos los distintos tipos de ciudades:

  1. Civitates Vi Captae

    Fueron las ciudades que quedaron rendidas a Roma. Su territorio se convertía en romano, y después de la rendición, normalmente, Roma les concedía el derecho de disfrute de la tierra a cambio del pago de un canon que se llamó Vectigal.

  2. Civitates Stipendiariae

    Su nombre procede de Stipendium o tributo anual que debían pagar a Roma, a cambio de la tregua conseguida. Conservaban su libertad, pero su autonomía podía ser revocada por el Senado romano en cualquier momento.

  3. Civitates Liberae et Immunes

    No estaban sujetas al pago de ninguna carga fiscal y disfrutaban de un amplio margen de autonomía política. Su situación privilegiada podía proceder de un Foedus o del Senado romano.

Estos modos de urbanización fueron posibles en las regiones ciertamente organizadas, que ya tenían cierta estructura antes de la llegada de Roma. En las restantes regiones, todavía más tribales, Roma optó por otra vía de romanización social. Realizó traslados masivos de población a esos lugares para poder ejercer mejor el control sobre estos pueblos conquistados. Esta situación se dio, sobre todo, en el Norte de Hispania.

Romanización Social de Hispania

Junto a la incorporación política y militar, estuvo la social, en la que, precisamente, el ejército tuvo un papel fundamental. El primer contacto de los pueblos hispanos indígenas con Roma fue a través de sus militares. La necesidad de mantener a ese ejército siempre nutrido llevó a que llegara a Hispania un gran número de soldados romanos. Así, los campamentos que estos establecían se presentan como un importante elemento romanizador, al favorecer el contacto con los indígenas.

En tiempos de guerra, Roma reclutó tropas indígenas que se incluirían en sus propios ejércitos en calidad de Auxilia, y fueron estos hombres los que se empaparon de la cultura romana. Cuando volvían de las batallas, transmitían a sus familias nuevas costumbres, las costumbres romanas.

Las Colonias y los Municipios: Pilares de la Romanización Social en Hispania

Continuando con la acción romanizadora del ejército, esta se manifiesta también en la fundación de Colonias para el asentamiento de veteranos que habían finalizado su servicio militar. Tenían como objetivo recompensar a los veteranos de guerra y repartirles tierras para controlar el territorio. Al mismo tiempo, se produjo una emigración de colonos de Italia a Hispania, debido a la grave crisis de su país. Así, llegaron cada vez más ciudadanos romanos a la Península. Fue una gran política colonizadora impulsada por Julio César. Y, a través de núcleos urbanos y de grandes colonias, se impulsó la romanización social.

¿Qué ocurría con los pueblos que estaban antes y eran reconocidos libres? A estos Roma los llamó Municipios. La política colonizadora de Julio César no los dejó de lado, sino que contó con ellos y les otorgó la posibilidad de regirse por el derecho romano y, al hacerlo, conseguir la ciudadanía romana. Una condición muy apetecible, dado el enorme desarrollo social del Imperio.

Por último, y no menos importante, a la romanización social se sumó la romanización lingüística: la lengua hablada en Hispania fue el latín, y pronto desaparecieron las lenguas de tipo ibérico.

Romanización Jurídica de Hispania: El Legado del Derecho Romano

El Imperio Romano consiguió sobrevivir largo tiempo, y con él su ordenamiento jurídico. Algunos historiadores creen que el secreto de esta pervivencia radicó en que Roma, más que imponer su forma de gobierno y administración, permitía que cada lugar lo decidiera libremente. Sin embargo, el avanzado estado social y cultural de Roma, junto con los privilegios que suponía ser ciudadano romano, hicieron que casi todos los pueblos quisieran sumarse al modelo romano. Esto produjo un asentamiento de su ordenamiento jurídico que, en el caso de Hispania, perduró tras la caída del Imperio e incluso llega a nosotros en algunos términos hoy en día.

Así, el concepto de pueblo o de Populus Romanus es un concepto tan solo político-jurídico que se expande con facilidad porque no era impuesto, no buscaba reubicar a quienes vivían en un sitio determinado, y suponía, además, la concesión de privilegios, como no pagar impuestos, etc.

¿Cómo se Conseguía la Ciudadanía Romana?

Hasta que se realizó la concesión universal de ciudadanía romana a todos los miembros del Imperio, las primeras concesiones fueron de varios tipos, e intervinieron distintas figuras políticas de Roma. Así, vemos cómo se dio la ciudadanía romana como premio por participar en campañas bélicas, o si se llevaban más de 25 años como auxiliares.

El emperador Vespasiano, en el siglo I d.C., concedió la latinidad a toda Hispania. En el siglo I a.C. aparece la Lex Apuleia por la que se podía reconocer la ciudadanía romana a tres individuos por cada colonia. Más tarde, por la Lex Iulia de Julio César, se acordó conceder a todo el Lacio (la región que rodea a Roma) la ciudadanía y a los aliados de Roma también. A partir de Domiciano, ya no fue necesario conceder más latinidades porque toda Hispania ya había recibido ese derecho.

Llegamos así al año 212 d.C., en el que por la Constitución Antoniniana de Caracalla se concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio.

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