18 Jul

TEMA:5  1

. CONTEXTO HISTÓRICO

Acabada la Guerra Civil en 1939, el panorama es desolador. García Lorca y Machado han muerto. Salinas, Cernuda, Guillén y Alberti se exilian. Miguel Hernández morirá en la cárcel en 1942. Los poetas exiliados, entre ellos Juan Ramón Jiménez, Prados, Altolaguirre o Garfias, emigran en su mayoría a América. Sus temas preferidos serán la indignación ante el régimen brutal que impide su vuelta y la nostalgia por la tierra perdida a la que anhelan regresar.  Mientras unos se muestran a favor del nuevo régimen y otros escriben a espaldas de la dictadura, Miguel Hernández muere en la cárcel. Su figura es el enlace entre la generación del 27, con quien está unido por lazos de amistad, y la del 36.  2.

LA GENERACIÓN DEL 36

La mayoría de sus miembros nace en torno a 1910 y se da a conocer en la década de la República. Se puede hablar de una generación dividida en varios grupos y debe hablarse con justicia de una “generación rota”.  El rasgo principal de su poesía es la rehumanización. Vuelven a dar valor al sentimiento y la intimidad y no pocos de ellos redescubren el mundo religioso. Después de las terribles experiencias abandonan el aspecto desenfadado, lúdico y estilizado de las vanguardias. Es tradicional dividir esta generación, siguiendo a Dámaso Alonso, en poesía arraigada y poesía desarraigada.

POESÍA ARRAIGADA

Para los poetas de esta vertiente, la vida tiene sentido. Se sentían serenamente “arraigados” en la realidad. Su poesía también tendrá ciertas dosis de angustia y dolor, pero para ellos este dolor tiene sentido y su expresión será mesurada, serena. El tono de sus versos estará impregnado de un fuerte aire religioso. También está presente el tema de España, sus paisajes, su grandeza histórica. Autores destacados: Luis Rosales (La casa encendida), Dionisio Ridruejo (Sonetos a la piedra), Leopoldo Panero (La estancia vacía).

POESÍA DESARRAIGADA

Esta poesía posee un enfoque existencial impregnado de ansiedad, dominado por la conciencia angustiada del “dolor frente a la muerte”, según un verso de Nora. La angustia esencial del hombre se unirá con una religiosidad en permanente conflicto, que denuncia duramente ante Dios las injusticias y el dolor del mundo. El estilo, en la órbita de Unamuno, buscará la fuerza emotiva más que el equilibrio estético. Autores destacados: Dámaso Alonso (Hijos de la ira), Vicente Aleixandre (Sombra del paraíso) y Blas de Otero (Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia).

3. LA POESÍA DEL EXILIO

La poesía del exilio se caracteriza, sobre todo, por abordar temas humanos y, a menudo, existenciales desde un sentimiento de lejanía y nostalgia. Los autores más destacados son: Emilio Prados:  Memoria del olvido, Jardín cerrado. Manuel Altolaguirre:  libros como Nube temporal o Fin de un amor. León Felipe: destaca el poemario Español del éxodo y del llanto4. LA POESÍA SOCIAL DE LOS AÑOS 50.
El punto de partida fundamental es la concepción de la poesía como instrumento de solidaridad, opuesta a la poesía pura y enemiga de toda neutralidad, utilizando un estilo claro, directo y comunicativo, con el afán de alcanzar el mayor número de lectores y dotar así de mayor utilidad al verbo poético. Dentro de la poesía social se pueden distinguir, al menos, tres grandes tendencias: Tendencia existencialista: predomina la reflexión sobre temas universales como la muerte, el desarraigo, la soledad…  Tendencia de lo cotidiano: presta especial atención a los sucesos diarios y elabora su crítica a partir de situaciones concretas. Tendencia combativa: se lleva a cabo una oposición frontal ante la realidad de la dictadura.

La poesía española durante la dictadura franquista vive diversas etapas, determinadas por las circunstancias histórico-sociales del momento. Tras la poesía claramente ideológica y propagandística que se cultivó durante la guerra, se pasa, durante la década de los cuarenta, a, por un lado, una poesía de exaltación nacionalista (“poesía arraigada”) y, por el otro, una poesía angustiada y centrada en temas existenciales (“poesía desarraigada”). En la década de los cincuenta triunfa la poesía social, centrada en la denuncia de las injusticias, con grandes poetas como Blas de Otero o Gabriel Celaya. En los sesenta, lo social decae y se impone lo individual, la experiencia y la subjetividad. Los setenta, con la poesía de los Novísimos,  propondrán una literatura esteticista y abierta a la cultura de masas. A partir de 1975, año de  la muerte del dictador, la diversidad será el rasgo principal, aunque se observa una tendencia  al abandono del esteticismo anterior en favor de una poesía más sencilla y directa.

Autores destacados:


Gabriel Celaya: Tras una etapa existencial –Tranquilamente hablando (1947)– se convierte en abanderado de la poesía comprometida con Las cartas boca arriba (1951. Cantos iberos (1955) es ya un libro plenamente comprometido, dedicado a la defensa de las capas populares y de la libertad. A este libro pertenece su célebre poema “La poesía es un arma cargada de futuro”. Blas de Otero: La segunda etapa de su poesía, anunciada ya en Ancia, se contiene en tres libros fundamentales: Pido la paz y la palabra (1955), En castellano (1959) y Que trata de España (1964). El poeta siente como suyos los problemas colectivos. Su petición de paz tiene que ver con el deseo de convivencia: la palabra significa libertad de expresión. José Hierro: En Quinta del 42 (1953) gira hacia la poesía social (aquí está su célebre poema “Canto a España”). Su tono social se prolonga con libros como Cuanto sé de mí (1957) y Libro de las alucinaciones (1964). Ambos retratan al poeta que descubre al propio yo derrotado por la existencia, en la que no ha logrado cumplir sus sueños5. LA “GENERACIÓN DE LOS 50”: POESÍA DE LA EXPERIENCIA. Se trata de un grupo de poetas casi todos nacidos a partir de 1925 e iniciados en la poesía social, aunque no les satisface su frecuente prosaísmo ni su retórica. El nombre de “poesía de la experiencia” les vendrá por su anhelo en recuperar sus recuerdos de infancia y juventud, sus amistades y vivencias eróticas, el mundo cotidiano en que les ha tocado vivir, siempre con una ironía y una carga crítica que subraya su soledad o su tristeza, y, desde luego, su inconformismo con la sociedadAutores destacados:
Jaime Gil de Biedma: Gil de Biedma es el mejor representante de la “poesía de la experiencia”. Junto con Luis Cernuda es el poeta más atractivo entre las nuevas generaciones y asombra comprobar que logró ese puesto con sólo 150 páginas, divididas en tres obras, Compañeros de viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968), reunidos en Las personas del verbo (1975). El paso del tiempo, el amor y los recuerdos son sus grandes temas. Ángel González: Su denuncia se va cargando de ironía en el enfoque de lo cotidiano, a la vez que aumenta su cultivo de lo íntimo. Obras: Sin esperanza, con convencimiento (1961), Tratado de urbanismo (1967), Procedimientos narrativos (1972). José Ángel Valente: La poesía es para Valente un medio de conocimiento de la realidad. Obras: La memoria y los signos (1966), El inocente (1970), Interior con figuras (1976), Estancias (1980). Claudio Rodríguez: La poesía es, para Claudio Rodríguez, “un modo peculiar de conocer”. Es una “poesía del conocimiento”, una poesía concebida como indagación para descubrir, en las realidades, en la vida, los sentidos más ricos e inesperados : Don de la ebriedad (1953), Conjuros (1958).  José Agustín Goytisolo. Combina el lenguaje coloquial con una ironía punzante. Sus acentos de denuncia social se mezclan con la presentación de la propia experiencia. Obras: Algo sucede (1968), Bajo tolerancia (1973) Sobre las circunstancias (1983).
6. LOS AÑOS 70: LOS “NOVÍSIMOS”. Son también conocidos como generación del 68 o “Novísimos”, debido a la publicación en 1970 de Nueve novísimos poetas españoles, una antología de José María Castellet, que marcó el inicio de este grupo. Su tiempo coincide con los estertores de la dictadura en España y los comienzos de la democracia. Se trata de un grupo nacido después de la guerra, sin recuerdos personales de la tragedia y que atisban las primeras libertades. Rechazan el marbete de poesía comprometida y proclaman la independencia de su poesía. Su vuelta a las vanguardias y a los irracionalismos tiene algo de ruptura con todo lo que signifique ideología para volver a enlazar con la poesía de los años 20.  El autor más destacado es  Pere Gimferrer, quien, después de tanta poesía realista, nos devuelve, con Arde el mar (1966), a la Historia, al lujo, a la cultura, a los libros. El culturalismo se desborda por alusiones a todo tipo de escritores, artistas y referencias culturales, en especial Venecia, que ostenta el valor de símbolo del movimiento. La muerte en Beverly Hills (1968) transcribe su fascinación por el mundo de Hollywood. Los dos libros fueron cruciales para la poesía española de la segunda mitad de siglo Otros autores
:   Manuel Vázquez Montalbán: Una educación sentimental (1967), Coplas a la muerte de mi tía Daniela (1973). Guillermo Carnero: Barcelona, mon amour (1970), El sueño de Escipión (1971). Leopoldo María Panero: Teoría (1973), Narciso (1979), El último hombre (1984). Ana María Moix: Call me Stone (1969), No time for flowers y otras historias (1971).

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