29 Dic

La Fundación de Buero Vallejo: Estructura y Simbolismo

La Fábula

La Fundación se presenta como una fábula en dos partes en la que Tomás, un preso político condenado a muerte, comparte con cuatro compañeros de celda la espera de la ejecución. La historia narra, no de forma cronológica, que Tomás, habiendo sido detenido cuando repartía propaganda, sufrió torturas y delató a sus compañeros de lucha, lo que provocó la caída y condena de los miembros más importantes de su organización, con los que ahora comparte la prisión.

Quiso suicidarse, pero Asel, su compañero, lo evitó. Después de esto, su mente entró en un proceso de alucinación mental para huir de la realidad, lo que le llevó a creer que residía en una Fundación en la que tanto él como sus amigos y su novia disfrutan de una beca para desarrollar sus investigaciones. La trama de la obra no sigue este orden argumental, por lo que algunos aspectos son desconocidos por el público hasta casi el final de la trama.

Los compañeros de Tomás intentan hacerle entrar en razón, pero al no conseguirlo y al no ser conscientes de la gravedad de su situación, le siguen el juego. Al inicio de la trama no se muestra la visión real de la sórdida cárcel en la que se desarrolla la historia, sino la perspectiva de la fundación que él imagina.

Temas Centrales y Alegoría

El espectador está en un efecto de inmersión, ve a través de los ojos de Tomás durante toda la obra. En su condición de fábula, este argumento es una alegoría que sirve para realizar una dura reflexión sobre la condición humana y para plantear al lector un conflicto básico de la existencia: el enfrentamiento entre realidad y ficción para obtener la verdad, que también se muestra en El Quijote y La vida es sueño.

En este sentido, La Fundación simboliza a cualquier sistema que produce la anulación de la personalidad individual y la visión de la vida como ilusión y como prisión. La lucha por el descubrimiento de la verdad ha sido la meta del teatro de Buero Vallejo. En este proceso, soñar tiene una perspectiva ambivalente: puede ser un desahogo estéril y engañoso o una actividad positiva.

A pesar de la condición de fábula, no se ofrece un planteamiento didáctico. Como en todo el teatro de Buero, se plantea una situación límite con sus problemas y sus opiniones encontradas para que el lector-espectador acceda por vía artística al conflicto, se integre y viva su solución. Es también una tragedia esperanzadora que denuncia comportamientos éticos, sociopolíticos y metafísicos censurables, que al final da la opción al lector de elegir la verdad o seguir en la fundación.

El Efecto de Inmersión

La Fundación, en su condición de fábula, es una alegoría y, por tanto, un planteamiento simbólico que sirve al autor para desarrollar el conflicto entre realidad y ficción para llegar a la verdad. Este enfrentamiento entre realidad e irrealidad es la clave formal bajo la que se desarrolla este drama.

Para ello, Buero Vallejo utiliza el efecto de inmersión, que supone que el lector vaya adquiriendo conciencia de la realidad a la vez que el protagonista. Buero hace participar al lector-espectador del mismo proceso de enajenación que sufre Tomás. Tomás imagina donde solo hay una cárcel, una idílica Fundación cultural. En la propia obra se utiliza el símbolo de los hologramas para aludir a este proceso de creación de una realidad ilusoria por parte de Tomás.

Tomás irá saliendo de este estado de enajenación mental que le permitía huir de una realidad que le parecía inaceptable, conociendo la verdadera historia de su vida y de sus compañeros al mismo tiempo que el lector-espectador. A este efecto de inmersión contribuyen:

  • Las largas acotaciones y la correspondiente puesta en escena que van marcando todos aquellos elementos que van mutando.
  • Los gestos, actitudes e insinuaciones de los compañeros de celda.
  • El personaje de Berta, que muestra el primer atisbo de claridad del subconsciente de Tomás.

Cuando el proceso de enajenación de Tomás termina, se plantea en la obra el calderoniano tema de la vida como ilusión o sueño.

El Espacio y el Tiempo

El argumento de La Fundación está situado en un país desconocido, y desarrolla en forma de fábula el conflicto entre la realidad y ficción para alcanzar la verdad. Para ello, utiliza los efectos de inmersión que intentan que el lector-espectador salga con Tomás del proceso de enajenación mental que sufre y despierte con él de La Fundación.

Por lo tanto, la objetividad narrativa queda suplantada por una serie de manipulaciones temporoespaciales que determinan el acceso del lector-espectador a la trama siguiendo la voluntad del autor.

Estructura Temporal y Escénica

El tiempo se basa en una estructura in media res en la que el pasado va siendo referido al lector en el momento más oportuno. La obra mantiene la unidad de lugar, ya que toda la acción transcurre en un único espacio, aunque este experimenta una serie de transformaciones de carácter físico y visual acordes con el proceso de recuperación de la razón de Tomás.

La institución se convierte en una celda. Estas transformaciones se manifiestan en los cambios del espacio escénico que aparecen en las acotaciones y en la propia expresión de los personajes. El paisaje exterior se describe primeramente como un locus amoenus; el espacio interior se recrea a través de elementos del escenario que adquieren un papel revelador conforme Tomás accede a la realidad (la cama en litera).

Con la aparición y desaparición de objetos se va desarrollando una concepción en perspectiva de la vida como algo engañoso. Con esta estructura circular y este final abierto, en el que Tomás y Lino son desalojados sin saber si van a ser fusilados o trasladados, y vuelve a aparecer en escena la visión idealizada de la Fundación, Buero obliga al lector-espectador a plantearse el problema de la verdad del mundo y de la vida.

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